Régulo Alberto Montero.
Toda la información que nuestro cerebro procesa proviene de nuestros sentidos. Todos nuestros sentidos son importantes ya que cada uno de ellos tiene una función específica, sin embargo hay dos que usamos con mayor frecuencia: la vista y el oído. Son tan importantes estos dos sentidos que para asegurar que el proceso de enseñanza – aprendizaje se lleve a cabo con éxito cada vez es más frecuente el uso de los llamados “Recursos audiovisuales”. De esta manera cuando se entiende se puede actuar de la mejor manera posible, con mayor seguridad, con mayor certeza y probabilidades de actuar en función de alcanzar resultados esperados.
Podemos decir entonces que hay tres variables importantes que entran en juego para poder entender con exactitud la información que recibimos:Nuestro sentido de la vista, nuestro sentido del oído y nuestra mente. Así, las tres han de estar limpias y sanas a fin de no distorsionar y actuemos equivocadamente lo que impediría alcanzar lo que deseamos. Caso contrario, con uno o varios de estos factores involucrados con problemas, el
procesamiento de la información será erróneo y consecuentemente la acción y finalmente el resultado de tales acciones.
En una reunión sostenida con algunos líderes religiosos de su época en la ciudad de Roma, durante su detención, el apóstol Pablo quiso darles algunas instrucciones sobre el plan de Dios, pero tales líderes no pudieron entender lo que Pablo quiso transmitirles. Por lo cual Pablo, citando al profeta Isaías, quiso explicarles la razón por la que no entendían (Hechos
28:26-27:). Esta razón era que tanto sus sentidos como su mente estaban afectados negativamente.
En primera instancia oían y veían, pero no entendían ni percibían porque su mente estaba llena de grasa (Hechos 2:26), estaba obstruida por la grasa por lo cual la información proveniente de los sentidos no podía llegar a ella. En tales condiciones la información no podía ser procesada como debía y no podía haber capacidad de razonamiento ni de acción.
En segundo lugar, los sentidos estaban afectados, no podían captar el mensaje claramente, por lo cual la información que llegaba a la mente era difusa, no clara, distorsionada, de manera que tampoco había un buen procesamiento de la información (Hechos 28:27).
Las dos situaciones anteriores traían como resultados dos cosas: No había conversión (cambio) ni sanidad (unan vida mejor) (Hechos 28:27). Lo anterior nos muestra entonces que para poder obtener una vida mejor necesitamos hacer cambios; pero para hacer estos cambios debemos entender bien la información que nos viene del exterior, pero para entender bien esa información tanto nuestra mente como nuestros sentidos han de estar limpios y sanos.
Mucha de la información que hemos recibido durante algún tiempo, que posiblemente fue buena en alguna oportunidad, hoy puede haberse convertido en grasa, suciedad, escombros, una barrera que no nos permiten recibir otro tipo de información que sea la que realmente necesitamos para nuestro tiempo y nos conduzca a resultados mejores. Esa información nos debería llevar a hacer cambios para una vida mejor, para mejores oportunidades de éxito. No obstante esas oportunidades pueden perderse por esas barreras mentales que se han construido a través del tiempo. Y como no podemos recibir claramente la información la desechamos, no la podemos entender, se nos hace difícil y
preferimos seguir viviendo con la información que resulte mas fácil de entender para nosotros, aunque no sea lo mejor.
Adicionalmente, puede ocurrir que nuestros sentidos estén tan afectados por cosas que hemos visto y escuchado que nos han defraudado, decepcionado, frustrado que nos sintamos sin deseos de seguir intentándolo, por lo cual nada de lo que veamos u oigamos nos resulta interesante o motivador. Nuestros sentidos están bloqueados. La información no llega bien a nuestra mente. No hay capacidad de procesamiento de la información, no hay entendimiento y por lo tanto la oportunidad para cambios y ajustes en nuestra vida se pierden, así como las oportunidades de para una vida mejor, llena de oportunidades y posibilidades de éxito.
Estamos en un tiempo de revisiones, evaluaciones, revisiones y ajustes para lo que será un próximo año lleno de oportunidades de éxito, pero para lograrlo debemos empezar a limpiar nuestros sentidos y nuestra mente para que nuestra capacidad de entendimiento sea tal que podamos ser más eficaces y efectivos en nuestro desempeños y resultados. Revisemos nuestros sentidos, revisemos nuestra mente y empecemos a limpiarlos desde ya para de esta manera asegurar que la información llegará correctamente, será bien procesada y consecuentemente habrá respuestas adecuadas la cual producirá ajustes y cambios para asegurar que nuestra vida será mejor reaccionando adecuadamente a las diferentes situaciones que se nos presenten.
Según la ley dada a Moisés no se podía comer nada con grasa ya que esto afectaba la salud. Por el contrario debía ser quemada delante de Dios (Levítico 3:17; 4:31). La grasa sola para nada sirve, pero quemada se transforma en energía. Si llevamos ante Dios lo que no sirve el la puede transformar en energía para hacernos más fuertes, dinámicos y exitosos.
Llevemos a Dios todo lo que no sirve Él sabe como usarla mejor que nosotros en función de nuestro bienestar. Dios es experto en hacer de lo que no sirve algo exitoso. Este debe ser el primer paso en nuestro proceso de preparación para un año mejor.
Régulo Alberto Montero
Director del Ministerio Cristiano Bienaventurados
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