Batallando la Incredulidad de la Amargura

Romanos 12:17-21

Todos Tienen que Aprender a Tratar con la Ira

Esta semana mientras estaba en las reuniones de las juntas directivas
de mediado de año de la Conferencia General Bautista, un pastor me
confió que él se enfurece muy fácilmente y a veces tiene mucha furia
por dentro aun cuando su gente no se da cuenta por la manera en que se
ve.

 

El estaba hablando por muchos. Para algunas personas la furia está
sellada bajo una apariencia exterior de calma. Se fermenta donde nadie
puede verla. Otros estallan instantáneamente si se enfurecen. A otros
se les ruboriza la cara y se ponen a temblar. Otros se resienten y se
quedan silenciosos. Otros se hacen hirientes y cortantes con su lengua.

Pero todos tienen que enfrentarlo de una manera u otra—la furia es una
experiencia universal y la mayor parte no es buena. Yo estoy basando
esto en Santiago 1:19-20 que dice: “Sea tardo para la ira; pues la ira
del hombre no obra la justicia de Dios." Deberíamos de aprender a ser
tardos para la ira porque lo que viene con rapidez es por lo general
manchado por la falta de rectitud. Es ser simplemente humano en vez de
ser piadoso.

Pero nosotros sabemos que no toda la ira es mala. Jesús fue un hombre
sin pecado, sin embargo Marcos 3:5 dice: “Y mirándolos en torno con
enojo, entristecido por la dureza de sus corazones” Y el Salmo 7:11
dice: “Dios se indigna cada día." Y Pablo dice en Efesios 4:26 “Airaos,
pero no pequéis”. No toda la ira es mala. Alguna es buena y correcta y
necesaria.

Pero la Biblia nos advierte principalmente contra los peligros de la
ira. "Sea tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia
de Dios." (Santiago 1:19-20). "Desechad también vosotros todas estas
cosas: ira, enojo, malicia" (Colosenses 3:8). “Sea quitada de vosotros
toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia"
(Efesios 4:31). “Ahora bien, las obras de la carne son evidentes…
pleitos, celos, enojos…” (Galatas 5:20). “Todo aquel que esté enojado
con su hermano será culpable ante la cortea" (Mateo 5:22).

La Ira Es muy Peligrosa

Tu puedes ver de esa última advertencia que la ira es muy peligrosa. Si
toma raíz en tu corazón y se convierte en un resentimiento o en un
espíritu implacable, te puede destruir. Eso es el punto de la parábola
de Jesús en Mateo 18 acerca del siervo malvado: después de que su deuda
enorme fue perdonada por el rey, él se rehusa a perdonarle la deuda
pequeña de su consiervo. Así que el rey lo entregó a los la cárcel por
su falta de compasión. Jesús concluye la parábola con esta advertencia
en el versículo 35: “Así también mi Padre celestial hará con vosotros,
si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.”

La ira es muy peligrosa. Puede apoderarse de su corazón, convertirlo en
un resentimiento que perdura, o en un espíritu implacable, y el juicio
será el resultado. Jesús dijo muy claramente en Mateo 6:15: “Pero si
no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras
transgresiones.” Para sentir el peso de esta advertencia vamos a
dividirla en tres partes:

  1. Nadie va al cielo sin el perdón de Dios. El cielo es un lugar
    otorgado solamente a los pecadores que han sido perdonados
  2. El que no está dispuesto a ser misericordioso no será perdonado
  3. Nadie va al cielo si no es misericordioso.

Jesus trata a la ira de la misma manera en que trata a la lujuria. Si
no luchas contra la lujuria, no vas al cielo (Mateo 5:29). Si no
perdonas a los demás, no irás a la gloria (Mateo 6:15)

Una Batalla Contra la Incredulidad

¿Es ésta la salvación por medio de las obras? ¿Nos enseña esto que
tenemos que ganar nuestro pasaje al cielo? No. Porque por gracia habéis
sido salvados por medio de la fe (Efesios 2:8). Y lo opuesto de la
salvación, juicio, no es por gracia por medio de la fe, sino por obras
(lo opuesto de la gracia) a través de la incredulidad (lo opuesto de la
fe). Así que eso es lo que quiere decir Jesús.

Por consiguiente, cuando Jesús enseña que un espíritu implacable o la
amargura nos lleva hacia el juicio y no hacia la salvación, él quiere
decir que la amargura es una forma de incredulidad. Y la manera de
luchar contra ella es luchando la batalla de la fe. La batalla contra
la amargura en nuestros corazones no es un esfuerzo para ganar nuestro
pasaje al cielo. Es la batalla para creer en la Palabra de Dios, y
confiar en las promesas de su gracia.

En el pasado durante mi tiempo en el seminario, Noël y yo estabamos en
un tipo de grupo 20:20 con otras parejas. Una noche estábamos hablando
sobre el perdón y la ira y una de las mujeres comentó que ella no podía
ni quería perdonar a su madre por algo que le había hecho cuando era
una niña. Hablamos acerca de algunos de los mandatos bíblicos para
perdonar, y hablamos acerca de ser perdonados por Dios pero ella se
mantenía inflexible.

Así que yo dije: “¿Tu sabes, no es así, que estas en peligro mortal de
ser arrojada al infierno? Si no estás dispuesta a perdonar a tu madre
sus pecados contra ti, Dios no estará dispuesto a perdonarte tus
pecados hacia él. Ningunas personas que no perdonan estarán en el
cielo.” Pero ella no era el tipo de persona que se sometía fácilmente a
las Escrituras. Ella estaba impulsada por la emoción y la fuerza de su
indignación simplemente se justificaba a sí misma.

La razón por la cual estaba en peligro de perder su alma no es porque
no trabajaba suficientemente por Dios, sino porque ella no tenía
confianza en la disposición de él de trabajar lo suficientemente por
ella.

La batalla contra la amargura es una batalla contra la incredulidad. Y
la paz y el descanso y gozo que vienen en lugar de la ira y la amargura
son la paz y el gozo que Romanos 15:13 explícitamente declara que
vienen al creer en el Dios de la esperanza.

Cuatro Maneras de Combatir la Amargura al Combatir la Incredulidad

Esta mañana lo que quiero hacer es explicar las cuatro maneras para
combatir amargura al combatir la incredulidad. Si Dios ahora faculta su
Palabra, habrán grandes resultados: tu corazón será librado del peso de
la amargura; por lo menos pueden ser sanadas tus relaciones; un
obstáculo mas puede ser eliminado de un testigo autentico a Cristo, y
Dios será honrado enormemente por tu confianza.

1. No Ignora los Buenos Consejos del Médico

El primer manera para combatir la incredulidad de la amargura es muy
básico: a saber, considerar que el Doctor nos da buenos consejos. Si el
Gran Médico dice, “Quita tu ira”, no ignora su consejo. Guárdala en su
mente y resuelva conservarla. Eso es lo que haces si confías en tu
Doctor.

Escuche la historia de la lucha de Leroy Eims con la ira. Aquí está un
líder Cristiano que descubrió que el secreto estaba en escuchar las
órdenes del Doctor.

Poco despues de hacerme Cristiano, you fui… emplazado a hacer
aplicaciones personales como parte de mi estudio Bíblico semanal. Uno
de los primeros libros que estudié fue la carta de Pablo a los
Colosenses. Al estudiar el tercer capítulo, el Espíritu Santo me llamó
la atención con esto: “Pero ahora desechad también vosotros todas estas
cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, lenguaje soez de vuestra
boca” (Col. 3:8).

Yo traté de pasar por alto este versículo, pero el Espíritu siguió
regresándome a las palabras “desechad la ira” (KJV). En aquel tiempo yo
tenía un genio violento, y cuando estallaba yo golpeaba mi puño en la
puerta más cercana. A pesar del hecho que frecuentemente ensangrentaba
mis nudillos y en una ocasión, estrellé completamente un bello anillo de
diamantes y ónix que obsequió mi esposa, parecía que yo simplemente no
podía parar. Y aun así aquí estaba la Palabra de Dios: “Desechad la
ira.” Era obvio para mí que esto no solo era algún buen consejo que se
le dio al pueblo de Colossae hace siglos. Dios estaba hablándome a mí
en ese momento.

Así que esa semana yo hice un pacto con Dios. El me había hablado
acerca de mi pecado de ira, y yo le prometí al Señor que iba a ocuparme
en ello…

Mi primer paso fue aprenderme el versículo de memoria y estudiarlo
diariamente por un numero de semanas. [El consejo del médico no es
ignorado. Lo tomas en serio si confías en él, absorbiendolo en tu
cabeza y en tu corazón.] Yo oré y le pedí al Señor que me recordara
este versículo cuando la situación se presentaba donde yo pudiera ser
tentado a enfurecerme. Y le pedí a mi esposa que orara por mí y me
recordara de ese pasaje si me veia fallar en mi promesa al Señor. Asi
que, Colosenses 3:8 vino a ser parte de mi vida y Dios me quitó ese
pecado gradualmente. (The Lost Art of Discipleship, pp. 78f.)

De modo que el primer manera para batallar la amargura al batallar la
incredulidad es creyendo que son buenos los consejos del Doctor. Si
confías en su consejo, entonces te empeñaran en absorberlo en tu cabeza
y corazón. No lo vas a ignorar o descartar.

2. Valora Ser Perdonado por Dios

El segundo manera de batallar la incredulidad de la amargura es al
valorar verdaderamente el perdón de Dios. Subrayen la palabra valora.

Pablo dijo en Efesios 4:32: “Sed más bien amables unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os
perdonó en Cristo." En otras palabras, el perdón de Dios debe tener un
efecto poderoso en nosotros como personas que perdonamos, y no
guardamos rencores y no somos amargos.

¿Cómo siendo perdonado lo hace a usted una persona que perdona?
Nosotros contestamos: por medio de la fe en nuestro perdón. Al creer que
somos perdonados.

Pero aquella mujer hace 18 años que se rehusaba a perdonar a su madre
creía que ella estaba perdonada. Ella no permitía que el pecado de su
rencor sacudiera su seguridad.

¿Qué es el problema aquí? El problema es que ella no sabía lo que es la
fe verdaderamente salvadora. La fe salvadora no solamente es creer que
tu eres perdonado. ¡La fe salvadora significa creyendo que el perdón de
Dios es una cosa impresionante! La fe salvadora mira al horror de los
pecados y luego mira a la santidad de Dios y cree que el perdón de Dios
es una belleza asombrosa y una gloria inefable. La fe en el perdón de
Dios no solo significa confianza de que ya me salvé. Significa la
confianza de que es la cosa más preciosa en el mundo. Por eso uso la
palabra valorar. La fe salvadora valora el perdón de Dios.

Y ese es el vínculo con la batalla contra la amargura. tú puedes seguir
guardando rancor si tu fe solo significa que usted está libre de
responsabilidad. Pero si la fe quiere decir estar maravillado de ser
perdonado por Dios, entonces tú no puedes seguir guardando rencor. Tú
te has enamorado de la misericordia. Es tu vida. Así que batallas la
amargura al pelear por la fe que se maravilla del perdón de Dios de tus
pecados.

3. Confía Que la Justicia de Dios Prevalecerá

La tercer manera de batallar la incredulidad de la amargura es de
confiar que la justicia de Dios prevalecerá.

Una causa de la amargura es sentir que tú has sido ofendido por
alguien. Han dicho mentiras acerca de ti, o te robaron, te han sido
infieles, o te desilusionaron, o te rechazaron. Y tú sientes que no
solo tú no debería de haber sido herido, sino que ellos deberían de ser
castigados. Y puede que esté correcto.

Y al sentir que estás correcto te aferras a la injusticia de eso. Lo
repites una y otra vez en tu mente, y te carcome el interior. Tú piensas
en cosas que podías decir para ponerlos en su lugar. Tú piensas en
cosas que podrías hacer para mostrarles a otros sus verdaderos colores.

Ahora, Dios no está complacido con esta amargura. Y la razón que no lo
está es porque viene de la incredulidad en la certeza de que la justicia
de Dios prevalecerá.

Romanos 12:19 dice: “Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino
dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: mía es la venganza, yo
pagare, dice el Señor.”

Lo que dice este texto es que Dios ha hecho una promesa que el mismo
pagará todos los agravios en medida perfecta. Su justicia prevalecerá.
Ningún agravio ha escapado su vista. Él mira su mal mucho mejor que tú.
Él lo detesta mucho más que tú. Y el reclama el derecho de tomar
venganza.

¿Tú crees esta promesa? ¿Confías en Dios para ajustar cuentas por ti
mucho mas justamente que tú pudieras ajustarlas? Si lo crees, este texto
dice, tú dejarás de saborear la venganza. Tú se lo dejará a Dios, y tú
serás libre de regresar bien por mal y bendecir a los que te
persiguen. (Romanos 12:14, 20).

La batalla contra la amargura y venganza es una batalla contra la
incredulidad en la promesa de Dios para vindicarnos en el tiempo debido y
hacer que prevalezca la justicia (Salmo 37:6). Si creemos que él lo
hará, y lo hará mejor que nosotros, entonces haremos lo que 1 Pedro
2:23 dice que hizo Jesús.

Nadie fue agraviado peor que Jesús. Nadie fue tan perjudicado como lo
fue él. Nadie fue más abusado. Nadie fue más rechazado. Y nadie fue tan
inocente. Así que fue lo que hizo cuando su corazón se llenó de
indignación moral?

Cuando él fue denigrado, él no denigró a cambio; cuando el sufrió no
amenazó; pero el confió en aquel que juzga justamente.

Es decir, el le entregó su agravio a Dios. ¿Por qué? Porque él se había
convertido en uno de nosotros y nos estaba enseñando que la venganza es
de Dios y que la justicia prevalecerá. Con esa confianza Jesús nunca
permitió que ninguna amargura pecadora naciera en su corazón. Y
nosotros tampoco deberíamos.

La manera de batallar la amargura es creer que la venganza le pertenece
al Señor y que él la devolverá. Si mantienes un rencor, tú dudas al
Juez.

4. Confíe en el Propósito de Dios de Cambiarlo por Tu Bien

La manera final de batallar la incredulidad de la amargura es de
confiar en el propósito de Dios de cambiar la causa de tu ira para tu
propio bien.

1 Pedro 1: 6-7 dice: “En lo cual os regocijáis grandemente, aunque
ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con
diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el
oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en
alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo."

En otras palabras, Dios permite pruebas en nuestras vidas que pudieran
hacernos muy iracundos. Si no pudieran, no serían pruebas. Pero la razón
que lo hace es para pulir nuestra fe de la manera que el oro es pulido
por el fuego.

Esto significa que la batalla contra la amargura en medio de la prueba
no es la misma batalla contra la incredulidad. ¿Veremos a la bondad
soberana de Dios y creer que él tiene buenas intenciones hacia nosotros
en el fuego pulidor? ¿O nos entregaremos a la incredulidad y dejar que
crezca la amargura?

Resumen

Permíteme resumir nuestros cuatro puntos acerca de como batallar la
incredulidad de la amargura:

  1. Cree que lo que el Gran Medico dice es buen consejo. Si él dice:
    “Quita tu ira”, no ignora su consejo. Guárdala en su mente y resolve
    conservarla.
  2. Cree que eres perdonado, y que ser perdonado por un Dios
    infinitamente santo es una cosa maravillosa.
  3. Cree que la venganza le pertenece a Dios, que el le pagará a
    aquellos que hacen mal.
  4. Cree que el propósito de Dios en todas tus pruebas es de cambiar
    la causa de tu ira para tu propio bien.

By John Piper. © Desiring God. Website: ministros.org

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