1. El rechazo tiene una influencia sobre tres áreas importantes: Autoestima, Seguridad básica y sistema de valores.
2. Personas que han sufrido rechazo experimentan mucha dificultad en su relación con Dios, porque piensan que Dios también les va a rechazar o sienten miedo de Dios o se sienten indignos de ser oídos por EL. Tienen dificultad con la fe.
3. Se le hace difícil creer que Dios les ama y les acepta.
4. El resultado principal del rechazo es el aislamiento, y como resultado de esto, viene la soledad. Y la soledad duele.
5. Estas dos cosas: soledad y aislamiento activan en la persona que ha sido rechazada una profunda necesidad de aceptación y de amor.
6. Cuando la persona se siente rechazada se aísla de todo tipo de relación: se aísla de Dios, se aísla de los demás y se aísla de sí misma, negando su propia humanidad.
7. La persona rechazada se siente que no vale nada, porque su autoestima tiende a ser muy pobre. Su nivel de tolerancia a la frustración es también muy baja. Por lo tanto es una persona que se colapsa ante los obstáculos y las demandas de la vida. La mínima crítica lo hunde en depresión y cuando no le atienden se aísla resentido.
8. La persona que ha sufrido experiencias de rechazo que le han marcado, se siente indigna y siempre se está comparando con los demás, asumiendo siempre una posición inferior a la persona con quién se compara.
9. Una de las cosas que hacemos cuando hemos sido muy rechazados es que nos acostumbramos a que nos rechacen y a veces inconscientemente provocamos que nos rechacen, para luego decir, ves… yo no le caigo bien a la gente.
Que el Señor le bendiga.
Dr. José Pérez, Ph. D.
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