Hechos 2:42. Los grandes hombres de nuestros países tuvieron la visión de construir grandes naciones. Pensemos, por ejemplo, en Simón Bolívar. El no sólo quiso dejar constituida la Gran Colombia, uniendo varios de los países actuales, sino que soñó con una gran confederación de toda América. Pero no le fue posible ver nada parecido, y murió triste diciendo: He arado en el mar.
Edificar cualquier cosa siempre es difícil, y edificar una iglesia tampoco es simple. Cómo fue construida la primera iglesia cristiana en Jerusalén es la historia que nos cuentan los primeros capítulos de libro de los Hechos. Allí encontramos el modelo de todo lo que necesitamos hoy para levantar una iglesia de acuerdo a la voluntad de Dios. No debemos movernos del fundamento que ha quedado establecido en la Biblia, que es la Palabra autorizada de Dios.
PROPOSICION
Hay tres elementos que se destacan en este versículo:
1.- DEBEMOS CONTINUAR EN LA DOCTRINA DE LOS APOSTOLES
Jesús llamó 12 hombres y los mandó a predicar el evangelio a todo el mundo. No se detuvieron ante nada; al contrario, en Hechos 5:18,19 leemos cómo fueron puestos en la cárcel. Dios envió ángeles que abrieron las puertas, y eso mostró a los líderes religiosos cómo Dios bendecía a los que le eran fieles. Les acusaron de llenar toda Jerusalén con su predicación. Quiera Dios que se nos pueda acusar de la misma manera en cada una de nuestras ciudades y países. Nosotros también debemos trabajar por el Señor, superando el ejemplo de los apóstoles.
Ellos tenían un solo mensaje: la persona de Jesucristo. Podemos hablar de cuántos capítulos tiene el libro de Joel, cuántos años tenía el rey David o aún sobre doctrinas como la creación o el Espíritu Santo, pero sólo es bueno si de alguna manera nos ayuda a dirigir la mirada a Cristo. Como en Hechos 3:15, hemos de decir directamente que Jesús murió y resucitó por nosotros, que también somos responsables de su dolor.
Se cuenta de un misionero que fue con un pastor africano a predicar a un rey de ese continente. Cuando terminaron, éste les dijo: “Yo siempre supe que había un Dios, pero nunca oí que me amaba”. Esa debe ser la reacción ante el mensaje de la cruz y la tumba vacía. Jesús es Emanuel, “Dios con nosotros”. Todo otro mensaje es un ardid de Satanás para desviar la atención de lo realmente importante.
2.- DEBEMOS CONTINUAR EN COMUNION CON EL PUEBLO DE DIOS
La iglesia primitiva crecía debido a que los creyentes se mantenían firmemente unidos. Los primeros 120 discípulos aumentaron a 3 mil y luego a 5 mil, pero eso no impidió que sus lazos fraternales siguieran siendo fuertes. La iglesia fue construida en base a un auténtico amor fraternal.
2.1.- Necesitamos demostrar ese vínculo de amor hoy: Los primeros cristianos seguían los pasos de su Maestro. Por ejemplo, ellos vieron cuando Jesús resucitó a Lázaro. En Jn.11 se nos dice que Jesús amaba a esa familia y cuenta cómo lloró al verla sufriendo. De ese modo, la gente comprobó que el Señor les amaba. ¿Qué es lo que ven en nosotros los que están alrededor? ¿Qué sienten nuestros hermanos cuando estamos con ellos?
2.2.- Necesitamos una fraternidad donde reine el espíritu de perdón: Nadie es perfecto, ni siquiera nosotros; de modo que, si no nos perdonamos, estamos perdidos. Toda raíz de amargura, todo resentimiento, todo mal recuerdo debe ser hecho a un lado.
Hace algunas décadas estaba muriendo un general español que había estado en muchas luchas políticas. El sacerdote que le confesaba le preguntó si había alguien a quien quisiera perdonar, y él dijo que no tenía enemigos. Cuando el cura le dijo que era difícil de creer, respondió: No, no tengo, los fusilé a todos. Por cierto que ese no es el camino del Señor.
2.3.- Necesitamos una fraternidad de servicio: La palabra koinonía (fraternidad) tiene la idea de una fraternidad en sentido completo, que liga a los creyentes entre sí en el deseo de ser útiles unos a otros, estando siempre disponibles. Sin duda, hoy mismo hay alguien que precisa de nosotros. Tal vez un anciano que no puede valerse por sí mismo. Tal vez se trate de una pareja que está pasando por una crisis. Tal vez es alguien deprimido por un fracaso. O quizás alguien a quien le hace bien que le reconozcamos cuando ha tenido éxito.
2.4.- Necesitamos una fraternidad de fe: No debemos dejar sus fundamentos. Debemos tener fe en las promesas de Cristo, alentar a los demás a seguir adelante en la tarea, a pesar de los problemas y luchas.
2.5.- Necesitamos una fraternidad que comparte: Todo este breve pasaje se destaca en cómo ellos lo compartían todo, siendo el dinero sólo uno de los aspectos. Por eso no había nadie que sufriera carencia de algo, y a su tiempo hubo dinero para sostener a los misioneros. Dios puede repetirlo si nosotros seguimos en los pasos de nuestros padres en la fe. Si lo hacemos, recogeremos en abundancia como ellos.
3.- DEBEMOS CONTINUAR EN ORACION
Esto también es indicado en estos versículos. Antes de ello, habían estado orando en Pentecostés.
3.1.- Debemos orar por poder: En Hechos 4:31 se nos dice que las paredes temblaron cuando ellos oraban, o sea que el poder de Dios llenó el lugar.
3.2.- Debemos orar por unidad: Notemos que todos ellos eran de un corazón, así como habían estado todos, unánimes, juntos, mientras esperaban la venida del Espíritu Santo. Recordemos el Salmo 133:1.
3.3.- Debemos orar pidiendo un verdadero espíritu de adoración: Hoy se habla mucho del tema, confundiéndolo con nuestro entusiasmo, más que con una búsqueda real de la presencia de Dios. Nos hacemos sentir nosotros, pero no nos cuidamos de dejar tiempo para que El nos hable. En los Hechos encontramos gente ferviente, alegre y a la vez temerosa de Dios y reverente.
3.4.- Debemos orar pidiendo crecimiento espiritual y numérico: Ya hemos visto cómo aumentaban los miembros de aquella iglesia y a la vez cómo progresaban en la madurez de su fe. Al hacerlo, naturalmente testificaban a otros del evangelio.
CONCLUSION
Esas marcas hicieron que la primera iglesia estuviera construida sobre fundamentos sólidos. Como son fundamentos bíblicos, son nuestro ejemplo para procurar la misma hermosa experiencia.
Por : Alberto Valderrama