Dios siempre está obrando. Él nos creó para tener sueños y metas, para alcanzar más en nuestra vida en Cristo. Cuando Dios le da un sueño, es cómo concebir: Usted concibe (piensa o imagina) una visión de “lo nuevo” que Él ha planeado para usted (lea Isaías 43:18, 19) y ahora tiene que pasar el embarazo y llegar al termino completo para dar a luz la realización de la visión.
Eclesiastés 5:3 dice: “Porque los sueños vienen de la mucha tarea…” Esta es la razón por la que muchas personas abortan sus sueños antes de que lleguen al término completo. Dios planta una semilla (sueño) en ellos. Pero cuando ellos se enteran de que tomara esfuerzo, será costosa y desagradable la preparación para darlo a luz, deciden que verdaderamente no era la voluntad de Dios después de todo y van y hacen algo más.
Le quiero animar a proseguir más allá de la dificultad porque si se da por vencido, nunca estará completamente satisfecho. Habrá una parte de usted que no se siente tranquilo y satisfecho.
Así que ¿cómo logramos pasar exitosamente por la preparación y dar a luz los sueños que Dios nos ha dado? A continuación menciono tres claves para ayudarle a lograrlo.
Hay poder cuando pone su expectativa en Dios
Cuando una mujer está embarazada, decimos que está “esperando”. Esto es parte de lo que tenemos que hacer para alcanzar y no darnos por vencidos o abortar el sueño que Dios pone en nosotros. Debemos seguir esperando, ser agresivos y hablar con Dios al respecto, preferiblemente todos los días porque el diablo es un ladrón y él quiere matar, robar y destruir los planes que Dios tiene para nosotros (lea Juan 10:10).
Es fácil caer en una actitud pasiva y decir: “Bueno, veremos qué pasa…”. Pero tenemos que evitar ser personas de este pensar. En su lugar, tenemos que enfocarnos en Dios y decidir esperar en Él como David. En Salmos 27:13, él dice: “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes”.
Esto es lo que significa esperar en Dios. No es un lugar quieto, pasivo en donde no hace nada. Es un tiempo en su vida en donde no está tomando las cosas por su cuenta, en sus propias manos tratando de hacer lo que sólo Dios puede hacer. Está esperando físicamente, pero está activo espiritualmente, buscando su rostro y poniendo su confianza en Él.
El beneficio de tener una buena actitud
Ninguna persona con una mala actitud agrada a alguien. De hecho, si murmura y se queja, la gente está probablemente cansada de escucharlo. Y si es sincero al respecto, a menudo cuando somos así, es porque queremos que los demás sientan lástima por nosotros, lo cual no nos beneficia en nada.
Sé que esto es cierto por experiencia personal. Yo solía ser muy negativa y sentía lástima por mí misma a menudo. Me quejaba con mi esposo, Dave, pero él me decía: “Joyce, sólo quieres que sienta lástima por ti y no voy a hacer eso porque no te hará ningún bien”. En ese momento me enojaba mucho, pero me alegro que él respondiera de esa manera porque tenía razón.
Finalmente aprendí la verdad que no importa lo que esté pasando en mi vida, puedo elegir tener una buena actitud. Si tiene una buena actitud, Dios le dará favor con la gente en las circunstancias de la vida. Si bien, no podemos elegir nuestras circunstancias, podemos elegir cómo reaccionaremos frente a ellas.
Cómo el morir a sí mismo nos lleva a una nueva vida
Muy a menudo nuestros sueños son acerca de nosotros y de lo que queremos para nuestra vida o lo que es mejor para nosotros. Pero Jesús, nuestro ejemplo de cómo vivir, dio su vida no para su beneficio pero para nuestro beneficio. Un poco antes de ser crucificado, Él estaba orando en el monte de los Olivos y dijo: “…pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (lea Lucas 22). Él vino del cielo a la tierra para darnos vida. Todo lo que hizo fue por nosotros.
Necesitamos morir a sí mismos, o al egoísmo, para poder verdaderamente vivir el sueño que Dios tiene para nosotros. ¿Cuáles son algunas cosas a las que debemos morir? Aquí están algunas: nuestro plan, tiempo, voluntad, reputación, recibir reconocimiento por lo que hacemos, la necesidad de tener el control y la necesidad de tener la razón.
Si usted entrega su vida a Dios como Cristo entregó su vida por usted, Dios hará cosas maravillosas en usted y por medio usted. No es fácil pero la recompensa vale la pena – ¡la realización del sueño que Dios le dio!
Por Joyce Meyer.