Crecimiento humano Espiritual

Crecimiento humano espiritual. Crecimiento Espiritual – ¿Qué es?

El crecimiento espiritual es una decisión y es necesario para profundizar nuestra relación con Dios, el Señor Jesucristo, y el Espíritu Santo. Es hacer a Jesús Señor de nuestras vidas, sometiéndonos al poder de la guía y las bendiciones del Espíritu Santo. Crecer en nuestra espiritualidad es el deseo de ser rectos y parecernos más a Cristo en nuestras vidas cotidianas.

El crecimiento espiritual no es lo mismo que ser religioso. La religión viene de regímenes de tradiciones rígidas, ceremonias, y obras obligatorias. La obediencia a menudo está motivada por la culpa, originándose en reglas o leyes religiosas creadas por el hombre. La espiritualidad divina no proviene de lo que el hombre ha dictado, sino de los deseos fervientes y verdaderos del corazón.

Se crece espiritualmente, cuando una persona logra incorporar a todos los actos de su vida, valores como la tolerancia, la compasión, el desapego, la generosidad, el perdón, la discreción o todos aquellos que se hayan aprendido en cada etapa de la vida.

Y cuando se habla de todos los actos de la vida, quiere decir TODOS, principalmente los más pequeños y cotidianos: el trato con nuestra familia, la convivencia con nuestros compañeros de trabajo (ya sean jefes, subordinados, o ese compañero con quien nos estamos disputando un ascenso).
De nada sirve leer y aprender sobre  religiones y filosofía, si luego no aplicamos lo leído en nuestra conducta.

El concepto de crecimiento espiritual es muy relativo. Para algunos, puede significar aumentar los conocimientos sobre pintura, musica o literatura. Para otros, es la firme creencia de Dios y vivir conforme a ello.

Crecimiento Espiritual – ¿Cómo crecemos?

El crecimiento espiritual comienza primeramente con el creer y seguir a Jesucristo. Hacemos esto a través de la fe. Nuestra espiritualidad crece y madura a través de:

  • Oración (conversando regularmente con Dios).
  • Convirtiéndonos en estudiantes de Su Palabra y enseñanzas (siendo discípulos).
  • Compartiendo las bendiciones de nuestra espiritualidad con otros (evangelizando).
  • Dándole gloria y alabanza a Dios a través de nuestra conversación, comportamiento, y canciones (adoración).

La fe puede comenzar como una pequeña semilla. Nuestra fe crece cuando la ejercitamos.

Comprobémoslo con el plantar una semilla. La cuidamos, la fertilizamos (nutrimos), y crece. Necesitamos mantenerla lejos de las malas hierbas. Nuestra espiritualidad es muy parecida. El Espíritu Santo de Dios prepara nuestros corazones cuando la semilla de fe es plantada. Esa pequeñita semilla de fe es nutrida a través de la oración, el estudio de la Biblia, y el rodearnos con cristianos que piensen como nosotros.

A medida que crece, comenzamos a compartir con otros lo que Dios ha hecho por nosotros. Cuando no cedemos a la tentación de pecar, crecemos espiritualmente y nos acercamos más al Señor. Esto dará el fruto en nuestras vidas que Dios ha planeado para nosotros. Dios nos da un gozo y una paz en la vida que desafía todas las circunstancias.

Nuestro amor por Él y todo lo que ha hecho crece. Esto crea una relación más íntima y personal con Él y nos hace anhelar todo lo que Él tiene para nosotros. Es un mundo que a menudo nuestras mentes humanas no pueden entender; requiere confianza y fe en Dios. El Señor Dios nos da una paz mental, emocional, y espiritual que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7) Él tiene muchas más bendiciones para nosotros que nos son dadas a través del Espíritu Santo.

Crecimiento Espiritual – ¿Qué son las bendiciones espirituales?

El crecimiento espiritual y el cosechar sus bendiciones es un trabajo del Espíritu Santo. Pablo nos recuerda que existen dos clases de espiritualidad: la falsa y la verdadera. En 1ra a Corintios, capítulos 12-15, se nos habla acerca de la verdadera espiritualidad, y en particular, de los dones espirituales. Estas son cosas que Dios desea para cada uno de nosotros, y cada persona tiene al menos un don espiritual.

El propósito de estos dones es ministrar a las necesidades de otros creyentes. Cada uno de nosotros tiene un propósito en el servicio a Dios. Los dones espirituales están enumerados en 1ra de Corintios 12:7-11.

Ningún don es superior a otro, y todos vienen de Dios, con el propósito de edificar a la iglesia, para ayudar a que funcione más efectivamente, y para acercarnos más a Él. ¿Quiere lo que sea que Dios tenga para usted? Aún cuando no entendemos completamente, podemos recordar este versículo: «Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero. Y estamos en el verdadero — en Su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna» (1ra de Juan 5:20). Crea con fe. Crezca en su relación espiritual con Dios, y reciba bendiciones.

CRECIMIENTO HUMANO MODELO ESPIRITUAL

La filosofia dice que recibimos lo que damos: si damos Amor en cada acto, cambiamos nuestro comportamiento, la gente que comience a acercarse también lo hará, las circunstancias de nuestro vivir irán cambiando y todo lo brindado volverá multiplicado Lo importante es que cada uno de nosotros procure saber cual es su camino, ser consciente del significado de la vida.

Todo lo que vive en su exterior es una referencia para su interior. Y toda su fuente de conocimiento interior es la base para unas vivencias y experiencias externas.

El crecimiento espiritual no es una sustancia, sino el modo de ser propio del ser humano, cuya esencia es la libertad. Es la expresión más alta de la vida.

En esta acepción, espiritualidad es toda actitud y actividad que favorece la relación, la vida, la comunión, la subjetividad y la trascendencia rumbo a horizontes cada vez más abiertos. Al final, espiritualidad no es pensar en Dios sino sentirse así mismo de la mejor forma.

La espiritualidad es la forma de transcender al propio ego y reconocer que se necesita más poder del que nuestro ego pudiera estimular para dirigir nuestra voluntad.
El crecimiento espiritual mejora la forma de relacionarnos con lo que nos rodea.