Dios es Grande

La lucha contra el temor y la ansiedad

La paz y la prosperidad que existían en la vida de Adán y Eva antes de la Caída no eran metas que ellos habían procurado para sí mismos y de alguna manera no habían logrado alcanzar.

La comodidad y la abundancia no eran su destino final: una búsqueda intencional de circunstancias y condiciones de vida. No, la fuente de su confiada certeza era solo Dios, Dios mismo.

Siempre que tuvieran comunión con Él podían esperar que las bendiciones de Dios descendieran a sus vidas.

Él era su justicia, Él era su inocencia, Él era su sentido de identidad, Él era su dignidad y honor. Él era su paz. Él era su prosperidad. Él era la razón por la que no sentían temor.

Entonces, a pesar de que hoy estamos confinados en una zona de tiempo muy diferente de aquella donde Adán y Eva tenían sus relojes programados, antes de que la Caída tocara la hora trece y lo arruinara todo, la respuesta ganadora al temor y la ansiedad sigue siendo unidimensional por completo.

Deja un comentario