Economía en tiempos de crisis

Por Mishelle Bernard. El infame evento, que le arrebató la vida a miles de personas también le quitó de cuajo la confianza a las economías del mundo que gravitan alrededor de Estados Unidos. La incertidumbre y el nerviosismo que se siente desde el atentado no es casual. La potencia económica más grande del planeta recibió dos certeros golpes en símbolos de su poderío militar y económico, exponiéndola como un blanco elegible para los grupos extremistas.

El futuro económico de los países latinoamericanos quedó marcado por el atentado terrorista que derribó las torres gemelas en Nueva York y destruyó parcialmente el Pentágono, en Washington, Estados Unidos. A partir de hoy, la historia económica del mundo se puede escribir en dos etapas: antes y después del 11 de setiembre del 2001.

El infame evento, que le arrebató la vida a miles de personas también le quitó de cuajo la confianza a las economías del mundo que gravitan alrededor de Estados Unidos. La incertidumbre y el nerviosismo que se siente desde el atentado no es casual. La potencia económica más grande del planeta recibió dos certeros golpes en símbolos de su poderío militar y económico, exponiéndola como un blanco elegible para los grupos extremistas.

La guerra contra el terrorismo que anunció el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, sembró temor en la población y más aun en los inversionistas alrededor del mundo. Los latinoamericanos no escapamos a ese latigazo.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), previó que para el año 2001 el crecimiento de la economía regional apenas sería de dos por ciento. En este momento los indicadores muestran los resultados. ¿Por qué esta variación en el crecimiento? Porque el principal comprador de la mayoría de los productos que exportan los países latinoamericanos —Estados Unidos de América— se sumirá en una recesión que según los expertos se prolongará hasta la mitad del año 2002.

¿Qué significa eso para nosotros los latinoamericanos? Ante la amenaza de guerra contra el terrorismo y la incertidumbre que esta genera, el consumidor estadounidense se vuelve más cauteloso, pospone sus compras y decide ahorrar para los tiempos venideros.

De este lado del mundo, el hecho de que el ciudadano estadounidense compre menos se traduce en fábricas cargadas de productos sin mercado para colocarlos. Ante la falta de clientela, las compañías latinoamericanas optarán, en muchos casos, por despedir personal para reducir sus costos y afrontar la crisis.Para nuestras familias, el que Estados Unidos no compre nuestros productos se traduce, en algunos casos, en desempleo y en otros, en menores ingresos para hacer frente a los gastos ordinarios.

Entonces, ¿qué se debe hacer? A continuación le presentamos un decálogo de acciones y criterios básicos para el inversionista o el pequeño ahorrante.

1. Elimine sus deudas. En la medida de lo posible rehuya comprar a crédito. Recuerde que aunque la persona que le ofrece el crédito parece querer ayudarlo, finalmente, lo que busca es que usted se endeude por un tiempo prolongado. Una vez adquirida la deuda, crecen también los intereses que usted deberá pagar por ese compromiso, ya sea tarjetas de crédito, compras a plazos, préstamos, etcétera. Trate de programar un esquema de pagos que le permita salir a la mayor brevedad posible de sus obligaciones financieras.

2. Ahorre. Ante la caída de las tasas de interés que los bancos y financieras pagan por los ahorros —en algunos países— ahorrar puede ser una alternativa poco atractiva. Pero definitivamente el ahorro constituye una decisión que en el futuro, nos permitirá hacer frente a la inminente inflación si se desata un conflicto de grandes proporciones. La decisión de ahorrar o no varía de país en país y según las características particulares de cada nación; sin embargo, el primer elemento que debe tomarse en cuenta a la hora de ahorrar es la seguridad que tendrá nuestro dinero. La prioridad es asegurar que nuestro capital esté en las manos correctas y libre de riesgos y/o especulaciones. Sospeche de quien ofrece demasiado, o al menos, más de lo que la mayoría ofrece. Pero no se conforme con quien le ofrece poco, ni con aquellos cuyos intereses ni siquiera cubran el aumento del costo de la vida. Recuerde que la solidez y la seguridad son criterios indispensables para escoger el lugar donde desea ahorrar.

3. Forme el hábito de ahorrar desde pequeñas hasta grandes cantidades. Por ejemplo, si cada día usted ahorrara el equivalente a cuatro dólares durante treinta años y le pagaran una tasa de once por ciento cada año, al cabo de treinta años podría acumular una fortuna de un cuarto de millón de dólares. Los cuatro dólares son sencillos: prefiera llevar almuerzo hecho en casa y ahorre el costo del restaurante. El dinero acumulado puede ayudarlo a sobrellevar un momento de apuro financiero.

4. Sea sabio al decidir. En estos momentos, la tendencia de las tasas de interés a nivel internacional ha sido hacia la baja. El objetivo de esta reducción ha sido reactivar las economías incentivando la inversión; es decir, que la gente gaste más y ahorre menos, así las compañías tendrán más ingresos y eventualmente tendrán posibilidades de generar más empleos y riqueza a la población.

En este contexto, todo individuo y empresa deben considerar con sabiduría si este es el momento de ahorrar o gastar. Gastar no es malo, si se hace con prudencia y si los ingresos que se obtienen son necesarios para financiar esas compras. Ahorrar es bueno, pero si las tasas que le pagan sobre su dinero son muy bajas, prácticamente usted estará viendo cómo su dinero pierde valor. Imagine que tiene un billete de diez dólares y calcule lo que pudo haber comprado con él diez años atrás. Piense que lo guardó bajo su colchón y que nuevamente lo sacó para ir de compras, ahora considere qué podría comprar con esa misma cantidad hoy día. Ese efecto es lo que se llama inflación (el aumento del costo de la vida) y en algunos países el de la devaluación (el valor que pierde la moneda local frente a una divisa extranjera).

En los recuadros adjuntos le presentamos los posibles escenarios de ahorro y préstamos con tasas y plazos hipotéticos, para que usted tenga mejores criterios a la hora de decidir si invierte o ahorra.

5. Invierta a largo plazo. Los que han sido bendecidos con un trabajo estable durante años deben recordar que ese empleo no durará para siempre y que es indispensable asegurar los ingresos una vez que comience el retiro. Explore las alternativas disponibles en su país y escoja la que su ingreso mensual le permita, así cubrirá sus necesidades futuras. Tome en consideración los planes de retiro de las operadoras de pensiones, a través de ellas usted podrá acumular mes a mes la cantidad de dinero que usted defina, con la promesa de obtener un ingreso que financiará sus gastos durante su vejez. El empobrecimiento de nuestra población anciana es resultado de la falta de previsión financiera para esos años. Trabaje duro para el hoy, pero tome en cuenta que también están las necesidades del mañana.

6. Prepare un presupuesto. Esta herramienta es la que le permitirá controlar sus ingresos y gastos obteniendo un balance positivo para su bolsillo. Recuerde separar sus diezmos y ofrendas cada mes tal y como separa lo necesario para pagar el alquiler o pago de hipoteca de su casa, el combustible de su automóvil, o los comestibles para el hogar. El presupuesto es una guía indispensable para programar la mejor asignación de los recursos que recibe cada mes. Recuerde que en su presupuesto debe estar programado el pago de sus deudas, el monto de ahorro y la cobertura de sus gastos ordinarios y aun una ración para gastos extraordinarios.

7. Mantenga los pies sobre la tierra. No envidie ni quiera ostentar los lujos ajenos. A lo mejor el automóvil nuevo y la ropa de última moda de su vecino son atractivos, pero su precio —¡más si fueron compradas a crédito!— podrían estar ahogando al dueño.

8. Hágase responsable de su dinero. Cuando se trate de su dinero, no renuncie a su responsabilidad de manejar sus finanzas y busque la mejor asesoría.

9. ¿En dónde está el negocio? Tomando en cuenta los acontecimientos de los últimos meses, por ejemplo el atentado terrorista contra Estados Unidos de América en setiembre del 2001, uno de los sectores que más se vio afectado fue el de las aerolíneas. Como los consumidores están menos dispuestos a viajar y permanecerán más tiempo en casa, los negocios que se verán positivamente afectados con esto serán, obviamente, los de entretenimiento y las compañías telefónicas. ¿Alguna idea? Los clubes de vídeo, las ventas de discos compactos y aquellas actividades que incentiven la permanencia en casa serán las ganadoras según un estudio de www.patagon.com

10. El dinero no compra la felicidad, pero… Recuerde siempre que el dinero no compra la felicidad, pero puede aliviar penurias económicas si es bien administrado. No olvide pedir la guía de Dios y someter a él sus finanzas. 

Por Mishelle Bernard.

Referencia: https://es.scribd.com/document/16588867/Economia-en-tiempo-de-crisis

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