¿Cuál
es el verdadero evangelio de Jesucristo? Aun la mayoría de los
incrédulos saben que la Biblia tiene cuatro narraciones del evangelio,
Mateo, Marcos, Lucas, y Juan. Así que, ¿cuál es la esencia de estos
evangelios, o “las buenas nuevas”? Cuándo los cristianos hablan del
evangelio de Jesucristo, ¿de qué están hablando?
Las Escrituras ofrecen varias definiciones de lo que es este evangelio.
Y debemos usar esas definiciones bíblicas para determinar sí el
verdadero evangelio de Jesucristo este vivo en su iglesia. Considera:
1. Jesús dice que su iglesia se trata
de negarse a sí mismo y una cruz.
El Señor le dijo a Pedro, “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame,�” (Mateo 16:24).
Claramente, pertenecer a la iglesia de Jesús significa mas que
meramente creer en él. Muchos cristianos hoy en día simplemente “Dan su
voto por Jesús.” Su actitud es, “Yo vote por Cristo. Eso me hace
miembro de su partido.” Pero una vez que dan su voto se alejan y se
olvidan de su Señorío sobre sus vidas.
Jesús dice que pertenecer a su iglesia va más allá que eso. Significa
comprometerse a seguirle; y eso conlleva una vida de negación propia y
tomar una cruz. “y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es
digno de mí.” (Mateo 10:38).
Nuestro Señor aclara: “Si estas en mi iglesia, entonces prepárate para
sufrir y ser perseguido por tu fe en mi. Prepárate para negarte toda
fama, aceptación y búsqueda de placer mundano. La gente te va a clavar
a una cruz de ridículo, a una cruz de condescendencia; a una cruz de
indiferencia o separación. Y lo harán porque tú tienes hambre y sed de
mí. Si tu perteneces a mi iglesia, con seguridad una cruz te seguirá.”
El hecho es que la iglesia de Cristo nunca fue aprobada o aceptada por
el mundo; y nunca lo será. Si vives para Jesús, no tendrás que
separarte de la compañía de los demás; ellos lo harán por ti. Todo lo
que tienes que hacer es vivir para él. De repente te encontraras
censurado, rechazado, te llamaran malo: “los hombres os odien, os
aparten de sí, os insulten y desechen vuestro nombre como malo por
causa del Hijo del hombre.” (Lucas 6:22).
Sin embargo, Jesús añade, este es el camino que lleva a verdadera
satisfacción. “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25).
En otras palabras: “La única forma que encontraras significado en la
vida es dejándolo todo por mi. Entonces encontraras verdadero gozo, paz
y satisfacción.” Cristo nos dice, “Mi iglesia no tiene mancha ni
arruga. Así, que cuando vienes a mí, debes estar dispuesto a rendir
todos tus pecados. Debes rendirlo todo a mí, morir completamente al yo,
a toda ambición impía y al ego. Por fe, serás enterrado conmigo; pero
yo te levantare a nueva vida.”
Piensa en lo que significa estar sin mancha ni arruga. Sabemos lo que
es una mancha. Pero, ¿qué es una arruga? ¿Alguna vez escuchaste la
frase, “una nueva arruga”? Significa añadir una nueva idea a un
concepto existente. Una arruga, en ese sentido, se aplica a aquellos
que tratan de mejorar el evangelio. Sugiere una forma fácil de obtener
el cielo, sin una entrega total a Cristo.
Ese es el tipo de evangelio que esta siendo predicado en muchas
iglesias hoy. Los sermones son dirigidos solamente para satisfacer las
necesidades de la gente. Pero, cuando leo las palabras de Jesús, veo
que esta clase de predica no funciona. No cumple la obra verdadera del
evangelio.
No me mal intérprete: No estoy en contra de predicar consuelo y
fortaleza al pueblo de Dios. Como un pastor del Señor, soy llamado a
hacer exactamente eso. Pero si solo predico a las necesidades de la
gente, e ignoro el llamado de Cristo a rendir nuestras vidas, entonces
las necesidades verdaderas nunca serán satisfechas. Las palabras de
Jesús son claras: nuestras necesidades son satisfechas al morir al yo y
tomar su cruz.
2. La iglesia de Jesús es un lugar donde
pecadores se arrepienten de pecados,
con su corazón y su boca.
Jesús declara, “Mi iglesia es un lugar de arrepentimiento abierto y sin
vergüenza.” Ciertamente, el apóstol Pablo atestigua: “Cerca de ti está
la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que
predicamos: Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en
tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo,
porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación. La Escritura dice: “Todo aquel que en él cree,
no será defraudado,” (Romanos 10:8-11).
Sencillamente, entramos a la salvación a través de una confesión
abierta de arrepiento. Jesús declara, “porque no he venido a llamar a
justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Mateo 9:13). Y él dice,
a través del arrepentimiento es como somos sanados y restaurados: “Los
que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he
venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas
5:31-32).
Te pregunto: ¿Cuántas iglesias aun abren sus altares a un pueblo
azotado en el corazón para que pase al frente y se arrepienta? ¿Cuántos
pastores han dejado de hacer invitaciones para esta obra espiritual tan
importante? Y, ¿cuántos creyentes han perdido todo sentido de su
necesidad de confesar el pecado?
Así que, ¿Cuál es el mensaje central del evangelio de Cristo? Él lo
aclara a través de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En estos cuatro
evangelios, el nos dice, “Esto es lo que predico en mi iglesia. Este es
mi mensaje a todos los pecadores.”
Primeramente, “Jesús fue… predicando el evangelio del reino de Dios.
Decía: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado.
¡Arrepentíos y creed en el evangelio!» (Marcos 1:14-15). ¿Cuál fue el
primer mensaje de Jesús? Él predicó arrepentimiento.
Para algunos cristianos, esto puede sonar como un lenguaje duro. Ellos
pueden responder, “Bueno, ¿pero con que intensidad predicó Jesús el
arrepentimiento?” Lucas contesta eso en su evangelio. Jesús les dijo a
sus oidores, “… si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”
(Lucas 13:5).
Bienvenido a la iglesia de tristeza santa
Puedes pensar que el evangelio de Cristo suena deprimente. Pero Pablo
dice lo contrario. Un corazón arrepentido trae vida verdadera: “La
tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de
lo cual no hay que arrepentirse;…” (2 Corintios 7:10).
El arrepentimiento también estaba al centro del primer sermón después
de la resurrección de Cristo. Pedro le dijo a la multitud reunida en
Pentecostés, “Jesús Nazareno,… prendisteis y matasteis por manos de
inicuos, crucificándolo.” (Hechos 2:22-23).
Cuando la gente escucho esto, cayeron bajo gran convicción. La Palabra
predicada remordió sus corazones, porque el Espíritu Santo había
llegado en todo su poder. Y según Jesús, esa es precisamente la obra
del Espíritu Santo. Él dijo que el Espíritu Santo viene a “convencerá
al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” (Juan 16:8).
La multitud estaba tan conmovida que no podía moverse. De repente, ante
ellos estaban los asuntos mismos de la vida y la muerte. Así que
clamaron a Pedro, preguntándole que debían hacer. Él contestó,
“Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados,� Sed salvos de esta perversa
generación. (Hechos 2:38, 40).
Este pasaje ilustra el arrepentimiento al centro del mensaje de Jesús.
Si no hay convicción en el mensaje � ninguna verdad acerca del pecado y
culpa, ningún remordimiento del corazón � entonces sencillamente el
Espíritu Santo no está allí. Sencillamente, el no está presente en tal
predica.
Pienso en todos los predicadores �libres de convicción� quienes son
responsables de múltitudes de miles de cristianos. Sus congregaciones
están saturadas de pecado, y sus iniquidades crucifican a Cristo
diariamente. Es absolutamente trágico. Lo que esta gente necesita es un
mensaje de un predicador que no tenga temor de decirles, “Ustedes han
pecado contra Cristo.” Pero solo sucede lo opuesto. La gente son
afirmadas en sus pecados por pastores comprometidos.
Ezequiel dice de tales predicadores, “Por cuanto entristecisteis con
mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y
fortalecisteis las manos del impío para que no se apartara de su mal
camino, infundiéndole ánimo,” (Ezequiel 13:22). El profeta esta
diciendo, “Ustedes han entristecido al justo con predicaciones
frívolas. Y han animado al sensual a que peque aun más, sin
culpabilidad. Les han dicho mentiras acerca de la vida eterna. ¡No!
Ustedes están robando a esta gente de la vida eterna. Ustedes han
vuelto la gracia de Dios en lascivia.”
Pablo dice que un día de juicio viene pronto. Y por esa razón, debemos
predicar el evangelio con más convicción aun, mientras el día se
aproxima. Debemos exhortar y reprender, y hacerlo con toda paciencia y
amor. Ciertamente, el día viene cuando cada pastor estará ante el Señor
y dará cuenta por todo lo que predico. ¿Entristeció al justo?
¿Fortaleció las manos de los impíos? O, ¿llevo una palabra sin temor,
bajo una unción santa?
El hecho es, Pedro no estaba interesado en ofender al gentío en
Pentecostés. Su único propósito era mostrarles la verdad. Y cuando el
Espíritu Santo revela la verdad, convence. Va profundo y arraiga cada
área de nuestro corazón.
Tristemente, esto no esta sucediendo en muchas iglesias hoy. No solo
que el Espíritu Santo no está presente en tales iglesias, el no es
bienvenido. Nuestro ministerio recibe cartas tras carta que hace eco
del mismo refrán: �Tengo un vecino al cual he testificado por meses. El
esta pasando por un divorcio…ella tiene problemas con el alcohol…el
tiene un aventura…
“Así que los lleve a la iglesia, esperando que ellos escuchen una
palabra acerca de su condición, y su necesidad por el Señor. Pero mi
pastor nunca menciona una palabra acerca del pecado. Nunca hay una
palabra que trae convicción, que deletrea la necesidad por una limpieza
de Jesús, del poder libertador. Así que mi vecino sale aun más cómodo
en su pecado.” ¡Que tragedia! Que triste debe ser para Dios que más
gentes son afirmadas en sus pecados dentro de la iglesia que fuera de
ella.
Otros escriben, “Yo voy a una iglesia amiga del pecado, pero no lo
soporto más. Cada semana, nos dan una encuesta, preguntando como nos
gusto el servicio. Ellos quieren saber, si el volumen de la música
estuvo muy alto. Si la sátira o parodia fue muy larga. Si el sermón fue
gracioso.� Pastor David, yo voy a la iglesia a encontrar esperanza para
mis familiares perdidos. Pero en vez de eso, me piden que de mi opinión
del entretenimiento.”
Según Jesús, nadie puede ser libertado del pecado � nadie es
confrontado con la verdad � sin la presencia y el poder convencedor del
Espíritu Santo.
3. La iglesia de Jesús es un lugar donde
escuchas un mensaje duro y molesto.
Considera la escena, mientras Jesús habla a sus seguidores: “Este es el
pan que descendió del cielo; no como vuestros padres, que comieron el
maná y murieron; el que come este pan vivirá eternamente. Estas cosas
dijo en Capernaúm, enseñando en una sinagoga. … muchos de sus
discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo
Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo:
¿Esto os escandaliza? (Juan 6:58-61).
Nota que Cristo estaba hablándoles a creyentes aquí. ¿Cuál fue la
palabra dura a la cual ellos reaccionaron? Fue, “deben comer mi carne y
beber mi sangre, sino no tendrán vida. Mi carne es comida, y mi sangre
es bebida. Y la vida eterna solo viene a través de consumirlas.”
Ahora bien, el evangelio �amigo del pecador� dice, “No puedes predicar
esa clase de cosa. Los pecadores nunca lo entenderán. ¿Beber su sangre
y comer su carne? Pensaran que somos salvajes. Tenemos que cambiar las
palabras para hacerlas más agradables. De lo contrario va a ofender a
la gente, especialmente a los inconversos.”
En la verdadera iglesia de Cristo vendrán palabras ofensivas. Si, en
esta iglesia escucharas un mensaje de las buenas nuevas, un evangelio
de amor, misericordia, gracia y paciencia. Pero en la iglesia de
Cristo, también hay mensajes los cuales no debes falsificar. Y esos
mensajes incluyen la predicación de la sangre de Cristo y su cruz.
Jesús vio que la gente estaba asombrada por sus palabras. Así que les
pregunto, en esencia, “¿Ofendí sus sentidos?” “¿Están molestos porque
digo la verdad?” Luego él declara, “Las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida.” (Juan 6:63). Él aclaró como el cristal: “La
misma cosa por lo que ustedes son ofendidos es lo que trae vida.” ¿Cómo
respondieron sus seguidores? “Desde entonces muchos de sus discípulos
volvieron atrás y ya no andaban con él.” (6:66).
¿Qué esta diciendo Jesús acerca de su evangelio aquí? Sencillamente, él
esta declarando que el mensaje acerca de su sangre y su cruz es
ofensivo. Sin embargo, es el único evangelio que lleva a vida eterna.
Aun así, algunos no lo van a aceptar. “Pero hay algunos de vosotros que
no creen…” (6:64).
Las palabras de Jesús que aparecen aquí son sacadas de muchas iglesias
hoy en día. Increíblemente, algunas congregaciones han quitado toda
referencia a la sangre de Cristo de sus servicios de adoración. Hay
pastores que no lo mencionan en sus sermones. Himnos acerca de la
sangre han sido quitados de la iglesia. Todo es considerado demasiado
ofensivo.
Pero Jesús advierte, “No importa cuan ofensivas te parezcan mis
palabras. Tu no puedes cambiarlas. Mis palabras producen vida; y tienes
que consumirlas como lo harías con alimento y bebida, para hacerlas la
misma fibra de tu ser. Por lo tanto, no debes suavizar lo que he dicho.
Si sacas la sangre y la cruz de tus predicas, estas quitándole la única
esperanza de vida eterna a los que buscan.
“El mensaje de salvación a través de la sangre solo puede ser entendido
a través del Espíritu. Pero debe ser predicado aunque sea mal
interpretado. Así, que párate con audacia y predica mi evangelio, sin
importar la reacción que recibas. Es la única Palabra que salva.”
Vemos una escena similar en Mateo. “Vino a su tierra y les enseñaba en
la sinagoga de ellos,… Y se escandalizaban de él.” (Mateo 13:54, 57).
Hasta el circulo mas cercano a Jesús fueron a el diciendo que su
mensaje era ofensivo: “¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando
oyeron esta palabra?” (15:12). En esta escena, no era la gente que
estaba ofendida, eran los lideres religiosos. Aparentemente, la
multitud recibió lo que Jesús dijo; pero los pastores estaban airados.
Si nosotros pertenecemos a la iglesia de Cristo, vamos a escuchar
mensajes fuertes y convincentes que ofenderán nuestra carne. Si tú
estas en la iglesia de Jesús, entonces mensajes duros saldrán del
Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque el Espíritu gime dentro de nosotros
contra todo lo que pensamos, decimos o hacemos que proviene de la
carne. Jesús dice, “… porque del corazón salen los malos pensamientos,
los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15:9).
Sin embargo, la señal de cada verdadero seguidor de Jesús es que se
rinde a cada palabra de Cristo. A este siervo le gusta ser exhortado
por lo que produce en su corazón. Él ve el cambio que trae y él sabe
que es vida para él.
En lo más profundo, esa es también la razón por la cual el pecador
viene a la casa de Dios. No es tan solo para ser contado como un numero
mas en una congregación grande; es para ser encontrado por Dios, porque
en su corazón él sabe que esta perdido. Su alma no descansa, y él ha
pasado largas noches sin dormir. Él quiere respuestas, verdad,
verdadero cambio; porque él sospecha que va camino al infierno. Y el no
necesita que un creyente o ministro le diga que esta bien.
Por supuesto, si este pecador escucha el evangelio de Cristo, puede que
se ofenda. Puede airarse y salir del lugar; pero no olvidara lo que
escucho. Y el Espíritu Santo lo usara para revelarle la verdad.
Todos fuimos enseñados que Cristo es el ángulo de su iglesia. Pablo
dice que esta piedra es una roca de ofensa. “Como está escrito: He aquí
pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída; y el que crea en él,
no será defraudado.” (Romanos 9:33). Pedro también llama a Jesús una
roca de ofensa: “ha venido a ser la cabeza del ángulo y: Piedra de
tropiezo y roca que hace caer. Ellos, por su desobediencia, tropiezan
en la palabra.” (1 de Pedro 2:7-8).
Pedro te puede decir por experiencia lo que sucede cuando tratas de
deshacerte del mensaje de la cruz. El se ofendió cuando Jesús predijo
su muerte contándole a los discípulos. Así que, “Entonces Pedro,
tomándolo aparte, comenzó a reconvenirlo, diciendo: –Señor, ten
compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto te acontezca!” (Mateo
16:22).
Pero Jesús le respondió con estas palabras punzantes: “Pero él,
volviéndose, dijo a Pedro: –¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me
eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en
las de los hombres.” (16:23).
Aquí tenemos un claro ejemplo de cómo Satanás puede sembrar engaño aun
en un pastor piadoso y amante de Cristo. Y puedes estar seguro que
Pedro nunca olvido las palabras de su Maestro. Igualmente hoy, cada
ministro y creyente debe poner atención a la advertencia de Cristo: “Mi
cruz y mi sangre te pueden ofender. Pero si estas avergonzado de mi
mensaje, o tratas de suavizarlo, entonces tu eres una ofensa para mi.”
No representas mi Palabra ni mi iglesia.”
4. ¿Cómo crees que Jesús comenzaría
una iglesia en tu pueblo o ciudad?
Lo primero que Cristo haría seria tomar una excursión de llanto por
toda tu ciudad. Las escrituras nos dice, “Cuando llegó cerca de la
ciudad, al verla, (Jerusalén) lloró por ella, diciendo: –¡Si también
tú conocieras, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Pero
ahora está encubierto a tus ojos.” (Lucas 19:41-42).
¿Qué hizo llorar a Jesús? Comenzó con una caminata por la ciudad
que quebranto su corazón. Él fue abrumado con tristeza al ver que los
llamados religiosos no tenían paz. Esta gente había rechazado la verdad
por fábulas. Y ahora esta siguiendo una religión muerta. Eran ovejas
sin verdaderos pastores.
Ahora bien, yo no estoy para juzgar a ningún ministro. Pero quiero
preguntarle a todo aquel que este leyendo este mensaje: ¿Puedes
imaginarte a tu pastor conduciendo por tu pueblo y llorando por él? Que
imagen tan diferente nos ofrece Jesús de los tantos planos y planes que
están edificando iglesias hoy en día. Estos hombres van de puerta en
puerta, haciendo encuestas, preguntándole a la gente que quieren en una
iglesia: ¿Cuan largo te gustaría que fuera el sermón? ¿Quince minutos?
¿Diez?
Jesús fue testigo de una forma de esto en su día. Mientras el
caminaba por el templo, el vio mesas de cambistas, ministros que
comercializaban las cosas de Dios. No había verdadera oración, ningún
temor del Señor. Y Cristo lloro por todo eso, gritando, “diciéndoles:
–Escrito está: “Mi casa es casa de oración”, pero vosotros la habéis
hecho cueva de ladrones.” (Lucas 19:46).
Te pregunto: ¿Lloraría Jesús por lo que el ve en tu iglesia hoy?
¿Encontrara a tu pastor angustiado por las almas perdidas? ¿O, lo
encontrara sacando ganancia de cosas que son santas a los ojos de Dios?
¿Encontrara Cristo a su pueblo orando? ¿O, los encontrara ocupados en
mucho quehacer y programas, enfocados en sus propios intereses?
Una vez que Jesús termina su excursión de duelo por tu ciudad,
¿elogiara al pueblo? ¿O, traerá esta advertencia: “Ustedes están ciegos
a los tiempos.” El juicio esta a la puerta, pero ustedes se parecen al
mundo más que nunca. ¿Por qué no están orando, buscándome por fortaleza
y sabiduría para redimir el tiempo?”
Dios nos ayude a nunca suavizar su evangelio. Si tienes un pastor
que predica el verdadero evangelio de Jesucristo, te insto, anímale y
ora por él. Da gracias al Señor que tu pastor no depende de
personalidades para atraer la gente.
Y agradece que la presencia del Espíritu Santo esta permitida para
que haga su obra verdadera en tus medios. Cuando el evangelio de
Jesucristo es predicado con convicción, el cielo se abre y el diablo
huye.
Por David Wilkerson.
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