A través de los siglos la música a desempeñado un papel de importancia en la vida del ser humano. El hombre ha podido plasmar sus ideales en canciones y ha expresado sus emociones en forma musical. Cada generación ha tenido el estilo musical que la identifica y así las diferentes culturas alrededor del mundo. La música tiene un poder motivador, puede despertar los sentimientos más sublimes así como puede impulsar a la violencia y a todo tipo de pasiones carnales. Nosotros mismos podemos reconocer que al escuchar alguna canción en particular, ésta nos trae recuerdos y nos hace volver a vivir eventos pasados en nuestra imaginación, y dependiendo de que si son recuerdos gratos o no, así también lo son las emociones que podemos sentir; tal es el poder de la música.
El propósito de la música dentro del contexto cristiano es primordialmente para alabar a Dios. Provee el medio para expresar nuestro sentir hacia Dios a través del canto, los instrumentos y aún la danza. En Efesios 1:11-12 dice que hemos sido creados para la alabanza de la gloria del Señor «En el asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al proposito del que hace todas las cosas segun el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperabamos en Cristo. » Alabanza, en palabras sencillas, significa exaltar las cualidades de alguien y en I Pedro 2:9-10 dice que fuimos llamados para dar a conocer los atributos o virtudes de Dios «Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nacion santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable». Fuimos sacados de nuestra antigua forma de vivir para exaltar las cualidades del Señor.
I Crónicas 15:15-16, 19-22, 28 narra la ocasión cuando David trasladó el Arca del Pacto a Jerusalén y describe la forma como los músicos y cantores estaban organizados para alabar a Dios con el júbilo que las circunstancias ameritaban y el mismo rey David danzaba alegremente delante del Arca. El rey David antes de morir preparó todos los materiales para el templo de Jehová que su hijo Salomón habría de construir y además organizó los grupos de personas que habrían de ministrar en el templo con música y cantos (I Cronicas 25:1-7). Este pasaje nos indica que habían músicos con instrumentos de cuerda y de percusión, cantores «instruídos en el canto para Jehová» (ver. 7) y aún una persona con el don de profetizar con el arpa. También en II Crónicas 5:12-13 y 7:6, narra la dedicación del llamado Templo de Salomón y de los músicos y cantores que ministraban en el Templo para la exaltación de Dios. Estas escrituras nos demuestran que los grupos musicales de alabanza en las iglesias tienen una razon de ser y un fundamento bíblico. No existen con el próposito de entretener a la congregación ni para *****plir un requisito dentro del patrón de la reunión dominical, sino para exaltar la grandeza de nuestro Dios.
El conocimiento del verdadero propósito de la música y el canto y la restauración que estamos viviendo en este aspecto, han permitido el desarrollo de grupos musicales y de cantantes en forma admirable y no solo eso, sino también se han levantado personas con mucha habilidad en el área técnica de sonido y grabación. Las producciones musicales así como las presentaciones en vivo son cada vez mejores, mas profesionales y de alta calidad. Ahora bien, este mismo «fenómeno» nos llama a reflexionar y a tratar de discernir a traves del Espíritu Santo de Dios si no nos estaremos extralimitando en darle demasiado énfasis a la forma externa de la música cristiana. El poder de la alabanza esta en el espíritu que la inspira y no en la forma en que es interpretada por los músicos y cantantes. Sin el propósito de ser muy conservador y legalista es importante que notar que en algunas ocasiones el cantante o el grupo musical por su renombre y calidad toma mas relevancia que el propósito de exaltar congregacionalmente el nombre del Señor, y facílmente podemos caer en el engaño de dejarnos guiar por la expresión externa, por la forma, en lugar de ser guiados por el Espíritu Santo, quien es el poder que da la vida a la alabanza para Dios.
En II Timoteo 3:2 el apóstol Pablo enseñó que los siervos del Señor deben ser «sobrios», que significa balanceados, centrados en su forma de pensar y de ser, por lo tanto nos corresponde a todos los siervos de Dios velar por los negocios de nuestro Padre y mantenernos en este caso dentro de los parámetros que las Escrituras nos enseñan en asuntos de la alabanza musical a nuestro Señor.
La Danza
El libro de los Salmos está lleno de referencias acerca de la forma como debemos alabar a Dios. Varias de ellas son bastante ruidosas y extravagantes como aplaudir, aclamar y danzar, otras son de quietud, como postrarse y arrodillarse, pero todas son bíblicas. Otros libros del Antiguo Testamento narran acontencimientos que podemos usar ahora como patrón de cómo alabar a Dios. El pueblo de Israel alabó y gritó exageradamente para hacer caer los muros de Jericó (Josue 6:20). Cuando el Rey David llevó el Arca del Pacto a Jerusalén danzó alegremente y con todas fuerzas, y hasta se quedó en ropa interior (efod de lino) en el proceso (2 Samuel 6:14-15). Cuando Salomón dedicó el nuevo templo hubo una expresión intensa de alabanza por cientos de personas y la gloria de Dios se manifestó (2 Crónicas 5:11-14).
El rey David fue un hombre con un corazón dispuesto para su Señor y Dios. Sus expresiones quedaron plasmadas en el libro de los Salmos y nos proveen el fundamento para alabar a Dios. La danza es una de las formas de alabanza mencionadas en los Salmos, es una expresión corporal de gozo que va ligada con la celebración por las grandes obras y proezas del Señor. El Salmo 149:3 dice «Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten», lo mismo que el Salmo 150:4 «Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas». La narración que provee 2 Samuel 6:14-15 acerca de la forma como David danzaba con todas sus fuerzas delante de Jehova es bastante clara para comprender que la danza es una forma de alabanza agradable al Señor.
En el Nuevo Testamento el apóstol Pablo recomienda a los efesios utilizar los Salmos como forma de alabanza (Efesios 5:19), también menciona que los corintios utilizaban los Salmos dentro de sus reuniones congregacionales (1 Corintios 14:26).
Otro ejemplo aparece en Exodo 15:20. Después que el pueblo de Israel cruzó el mar Rojo y que el ejército egipcio fue destruído, Moisés y los hijos de Israel levantaron un canto de alabanza por las maravillas de Dios, y María la hermana de Moisés y Aarón, tomó un pandero y todas las mujeres la siguieron y danzaron y cantaron en celebración.
En Jeremías 31:13 Dios le habla proféticamente a Israel acerca del gozo que él traerá a su pueblo: «Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor». El Señor mismo habla acerca de manifestar gozo y alegría a través de la danza, por lo tanto esta forma de alabanza no es invención humana ni una moda de la iglesia contemporánea.
Muchas de estas formas de alabar no encajan con nuesta idea de decoro, decencia y buenos modales o de cómo debería realizarse la adoración a Dios dentro de la iglesia, especialmente en lo referente a la danza. Las Escrituras dicen que todo lo que hagamos sea para la gloria de Dios, y si algo no le da gloria a El es mejor desecharlo, pero es importante hacer la diferencia entre nuestros gustos personales y lo que agrada a Dios. Mical, la esposa de David, lo menospreció porque él se comportó como un «cualquiera» cuando él danzó delante de Dios y como consecuencia ella fue estéril (2 Samuel 6:20-23). La respuesta de David fue «Por tanto danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez y seré bajo a tus ojos» (v. 21,22). Guardemos nuestros corazones de hacer juicios o comentarios de esa misma naturaleza.