Génesis 2
Dios reposó recién cuando hubo acabado los cielos y la tierra. No halló descanso hasta haber puesto fin a todo su trabajo. El sábado, o reposo de Dios, significa perfecta satisfacción en lo que ha sido realizado. Él solo fue el obrador. Solo el suyo fue el descanso. Notemos:
I. El sábado ordenado. El día séptimo fue establecido por Dios como un tiempo de reposo y gozo para sí mismo y para toda la creación.
1- ES UN DÍA DE DESCANSO. No hay más obra que hacer. Él reposó, no porque estaba fatigado, sino porque toda cosa buena que podía ser hecha estaba hecha.
2- ERA UN DÍA DE BENDICIÓN. «Lo bendijo Dios». La especial predilección y deleite de Dios estaban en Él: veracidad y satisfacción.
3- ERA UN DÍA APARTADO. «Lo santificó Dios». Lo separó como su propia posesión y herencia porque manifestaba los resultados de su propia sabiduría, poder y bondad. Pero nótese más particularmente que:
4- ERA EL DÍA DE GRACIA PARA EL HOMBRE. Dios hizo al hombre en el sexto día, de modo que el primer día que amaneció sobre Adán fue el sábado de Dios, es decir, el hombre entró inmediatamente en el disfrute del reposo de su Creador. Dios acabó la obra; el hombre entra con Él en el descanso y disfrute de todo lo que Dios había hecho. ¡Oh, la gracia de Dios, al gozarse en introducir al hombre en una tal posesión!
II. El sábado destruido. Parece que el hombre no disfrutó por mucho tiempo del reposo de Dios. El tentador vino, el hombre fracasó, el reposo fue violado, Adán huyó de Dios.
El pecado arruinó al hombre de modo que no pudo disfrutar del descanso de Dios. En las edades que siguen el hombre parece haber olvidado que el sábado fue «hecho por causa del hombre», de manera que cuando la ley fue dada (Éx. 20:1-26) la palabra «acuérdate» fue significativamente antepuesta al segundo mandamiento.