EN BÚSQUEDA DEL DESCANSO

El examen para la tensión, de Holmes-Rahe, desarrollado en la Escuela de Medicina de la Universidad Washington (University of Washington Medical School), lista muchos ejemplos de situaciones tensas de la vida y los clasifica en una escala del 0-100, clasificando la muerte de un (a) cónyuge con 100 puntos. El divorcio está clasificado con 73 puntos y la separación marital con 65 puntos. Un término de prisión, muerte de un miembro familiar, o enfermedad personal con 65 puntos, y la jubilación con 45 puntos.



La gran palabra T que consume y agita a la sociedad moderna es ¡TENSIÓN! Las

personas alrededor del mundo tratan, lo mejor que pueden, de resolver, escapar y sobrellevar la

tensión en sus vidas con gastos de vacaciones, máquinas para hacer ejercicios, hidroterapia y

saunas. Las personas continúan tratando de resolver la tensión de sus vidas.

Algunas de las causas de tensión es consumo del tiempo, causas físicas y causas

psicológicas. El conflicto causa mayor tensión. La diferencia entre lo que debería ser y lo que

realmente es crea una situación conflictiva. Las causas espirituales de la tensión son el pecado y

la culpabilidad no resuelta. Estos dos son enormes elementos de tensión. Cuando sabemos que

debemos hacer algo y terminamos haciendo algo muy diferente nos produce enorme tensión en

nuestras vidas.

Entre algunos de los síntomas comunes de la tensión encontramos los problemas del

corazón, la alta presión arterial, el dolor intestinal, la taquicardia, la enfermedad frecuente, el

insomnio, y la fatiga persistente. Otros síntomas incluyen irritabilidad, morderse las uñas y

deseo excesivo por las golosinas.

Hay muchas cosas comprobadas que ayudan a disminuir la tensión; como el ejercicio,

adecuado descanso, y adecuados hábitos de comida. Pero la mejor cura para la tensión es la

oración y ordenar sus pasos en el camino del Señor. Cuando estamos en armonía con Dios

nuestro conflicto con el cielo y la tensión con el Señor es reducida.

“Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios

en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que había hizo”

(Génesis 2:1-2).

Dios descansó. Él no tenía que descansar, pero lo hizo para que fuera un ejemplo para

nosotros. El sábado, o día séptimo, fue un día santo y sagrado para el pueblo judío. Cuando

Jesucristo vino, Él definió nuevamente el significado del sábado y las regulaciones del sábado.

Jesús enseñó, oró, sanó, ministró y libertó a las personas en el día sábado. También estableció el

hecho de que Él era nuestro sábado espiritual.

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo

11:28).

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor

Jesucristo” (Romanos 5:1).

En Jesucristo el conflicto entre Dios y el hombre es removido. La tensión de nuestra

alma es removida porque lo que se ha interpuesto entre Dios y nosotros ha sido removido. El

Cielo será un lugar de descanso. En nuestra búsqueda por descanso debemos recordar que el

cielo será un lugar para que el preocupado descanse eternamente.

“Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante

los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque

sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:3).

El descanso eterno es probado por el Espíritu de Dios en nuestras vidas “porque en

lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el

reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír” (Isaías 28:11-12).

Podemos terminar con nuestra búsqueda del descanso ahora, caminando con Jesús en

nuestras vidas. “Nuestras almas no tienen descanso hasta que encuentran el descanso en ti

(Augustine).

Usted puede estar en búsqueda del descanso en este momento. Mire a Jesús y Él será su

sábado. Él calmará el conflicto de su corazón con Su perdón.

Pastor Billy Wilson

 

 

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