Es importante evaluar el grado de influencia que ejercemos en los hijos
Fernando Alexis Jiménez
Con el paso de los años, el desempeño de los esposos ha comenzado a tomar mayor fuerza y no se circunscribe únicamente a proveer el sustento para la familia mientras que se la crianza quedaba en la esfera específica de la madre. En muchos casos eran ellas quienes tenían sobre sus hombros prodigarles cuidado, afecto, el desarrollo y la formación de los chicos en principios y valores. El panorama hoy es distinto de lo que fuera hace diez años y, tiempo atrás. Los progenitores están llamados a asumir un papel protagónico en todo el proceso.
La sicóloga, Vicky Phares, de la Universidad de South Florida, explicó que: “Gracias a una nueva línea investigativa en áreas de la psicología y la biología, se ha descubierto que el papel del padre en la crianza de los hijos es tan relevante como el de la madre. La influencia, claro está, puede ser positiva o negativa. Por ejemplo, los papás sanos disminuyen el impacto negativo de una madre depresiva en el niño. Al mismo tiempo, cuando un padre sufre de depresión, una condición que es más común de lo imaginado, su hijo tendrá un riesgo aumentado de padecerla de adulto.”(Revista Semana. Colombia. 16/06/2014. Edición digital)
Cada papá tiene en su haber la responsabilidad de orientar la formación de los hijos. Es una responsabilidad que no se puede eludir y sobre la cual Dios enseñó: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos.”(Deuteronomio 6:6-8. Biblia de Las Américas)
La influencia que ejercen los padres es muy grande, y como tal, se de tener en cuenta. “Los padres son importantes en la vida de los hijos de muchas maneras que los académicos y los expertos en crianza han subestimado”, asegura Paul Raeburn, un autor de textos científicos quien compiló las evidencias en el libro “Do Fathers Matter”. Está comprobado por estudios genéticos que “Estar al lado de los papás afecta su estado mental, la felicidad y el éxito en la vida”, dice el escritor.
Influencia a través del juego
“Jugar, patanear y retar a los niños son características emblemáticas de esa relación entre ellos y sus hijos en todas las edades”, agrega Raeburn. El juego rudo y la tolerancia hacia el riesgo les dan destrezas diferentes de las que brindan las madres.
Raeburn, además, encontró que la ausencia del papá puede incidir en el bajo peso o en el parto prematuro de sus hijos. En la adolescencia se ha demostrado que la presencia paterna protege a las niñas de tener un desarrollo temprano, y por lo tanto retarda el inicio de las relaciones sexuales y los embarazos en la juventud. Una posible explicación es que las feromonas del padre afectan el comportamiento y la biología de las hijas.
Otros expertos, como Sarah E. Hill, de la Christian University of Texas, dicen que los padres afectan la manera como sus hijas buscan sus parejas cuando son adultas. En sus estudios, Hill encontró que aquellas que recuerdan un incidente en el cual los padres estuvieron poco comprometidos con ellas durante la infancia tuvieron más comportamientos sexuales riesgosos en su etapa adulta. Está probado además que los hijos terminan asumiendo comportamientos muy similares a los de sus padres, reacciones que podrían parecer idénticas e, incluso, el vocabulario.
La Universidad de Carolina del Norte, demostró con estudios que las mamás –que son quienes pasan más tiempo al lado de los niños–, ajustan su lenguaje al de los pequeños, y les hablan en los mismos términos de ellos. Mientras tanto, los progenitores, que están menos en contacto con sus hijos por razones de ocupación laboral, les influencian con nuevas palabras, lo que redunda en beneficios para ellos pues el robustecimiento del vocabulario incide positivamente en su desempeño escolar.
Es tiempo de evaluar nuestro comportamiento en casa, sobre la base de determinar qué tipo de ejemplo—positivo o negativo—estamos brindando a nuestros hijos. De otra parte, hacer un alto en el camino y permitirle a Dios que gobierne su hogar. Si Cristo Jesús no ocupa el primer lugar en su vida, hoy es el día para que le abra las puertas de su corazón.