¿Es verdaderamente mejor dar que recibir?

Hay dos mares en Palestina. Uno es de agua fresca en donde viven abundantes peces. Sus orillas son verdes y cubiertas de hermosos arboles verdes. Todo a su alrededor vive y crece. A los niños les gusta jugar en sus orillas.
El otro mar, sin embargo, no tiene peces. A su alrededor nada es verde. No hay nidos de pájaros cerca. Los niños muy raramente juegan en sus orillas y el aire se siente pesado.

El Río Jordán fluye hacia los dos mares, pero estos hacen cosas muy distintas con el agua que les llega. El Mar de Galilea recibe agua y la da, gota por gota. Agua fluye hacia este mar en la misma cantidad en que fluye de él. El otro mar, sin embargo, acumula su agua. Cada gota que recibe, la acumula. El nombre de este mar es el Mar Muerto.

Hay dos clases de personas en este mundo, de la misma manera que estos mares Palestinos. Al igual que el Mar de Galilea, algunos dan libremente, trayendo amor, gozo y esperanza a aquellos a su alrededor. Otros, como el Mar Muerto, acumulan para sí debido al egoísmo y codicia.

Aprendiendo de los muertos vivientes Primera de Timoteo 5:6 nos advierte acerca del egoísmo, diciendo: “Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta”.

Hay personas en el cuerpo de Cristo que viven de esta forma. Creo que se les puede llamar los muertos vivientes porque verdaderamente se puede ver muerte en ellos. Ellos pueden tener cosas buenas, pero parecen no disfrutar de ellas. Están constantemente quejándose. No importa cuánto se haga por ellos, nunca están satisfechos. Sus oraciones siempre son para ellos. Ellos viven con lastima propia.
Creo que usted puede pensar en algunas personas que llenan esta descripción. Pero la verdad es que todos tenemos problemas con el egoísmo. El ser humano por naturaleza quiere cuidar de sus necesidades antes que las de los demás. Es por eso que la Biblia nos enseña que tenemos que luchar contra el espíritu del egoísmo.

Veamos lo que dice la Biblia acerca de este tema.

Aprendiendo del dador de la vida

Marcos 8:34 dice: “…Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.

Entre más estudio las Escrituras, más me convenzo de que nuestra cruz no es la pobreza o el desastre o la enfermedad o los problemas. Es simplemente dejar de pensar en nosotros mismos y rendir nuestras vidas.

¿Le puedo decir algo? Si quiere vivir para Dios, él le va a pedir que deje algunas cosas. Todos tenemos un ministerio. Cada uno de nosotros podemos traer reconciliación entre otra persona y Dios. Podemos afectar nuestro mundo de una manera positiva. Pero para hacer eso tenemos que olvidarnos de nosotros mismos y estar un poco incómodos. Necesitamos aprender a vivir profundamente.

Para ser franca, No puedo pensar en nada más retador que hacer eso. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (ver Filipenses 4:13).

Cómo cambiar una vida hoy

Creo que Dios le ha hablado algunas cosas a usted. él ha puesto algunos sueños dentro de usted. Pero hay un precio que pagar para tener una vida ungida. Usted no puede permanecer en contienda. Usted no puede vivir en un estado de falta de perdón. Usted no puede quedarse lleno de orgullo.
Nuestras vidas van tan deprisa. Necesitamos utilizar nuestro tiempo en la tierra para hacer el bien.

Marcos 8:35 dice: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Si quiere una vida superior, tiene que dejar la vida inferior. Si quiere tener una vida espiritual, tiene que dejar su vida carnal.

¿Cómo exactamente se hace eso?

Cada día antes de levantarse de la cama, pregúntese a sí mismo: ¿Qué quiere Dios que haga hoy? ¿Quién necesita una palabra amable? ¿Quién necesita ser animado? ¿Tengo algo que alguien más necesita?

Creo que se dará cuenta que la respuesta para disfrutar la vida abundante es dando lo que Dios le pone en su corazón…gota por gota. Busque a alguien que este sólo y sufriendo. Usted puede cambiar una vida hoy.

Por Joyce Meyer.

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