Conozco a un predicador cuyo hijo se enfermó de cáncer. él oró y creyó con todo su corazón que Dios lo sanaría. Pero su hijo murió. él se enojó con Dios y clamó a él diciendo: “¿Dónde estabas cuando mi hijo murió?
Una dama que trabajaba para mí, se divorció después de 39 años de matrimonio. Su esposo la abandonó. Un día ella se encontró una nota de él, donde le decía que se iba, sin haberlo discutido. Ella me dijo: “Joyce por favor ora por mí para no enojarme con Dios porque no tengo a mi esposo, no tengo nada”.
¿Alguna vez ha dicho o pensado: “Si verdaderamente eres Dios, por qué me está pasando esto? O sí verdaderamente me amas, entonces ¿por qué no me has sacado de este lío? ¡Si yo sé que tú puedes hacerlo! No creo que sea justo o correcto que esto me este pasando a mí. O quizás: “¿Por qué a mí, Dios por qué? ¿Hasta cuándo, Dios hasta cuándo?
La mayoría de nosotros hemos esperado y orado por algo que sucedería de cierta manera pero no sucedió así. Cuando esto paso tuvimos que tomar una decisión: reaccionar ofendidos con Dios o confiar en él de todas maneras.
Jesús dijo que la ofensa es un tropiezo. En Mateo 11:6 dice: “bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí”
El problema de estar enojado con Dios
Hay muchas personas en el cuerpo de Cristo quienes están ofendidos con Dios porque no recibieron algo que querían de la manera que ellos pensaron que debería suceder. Esta actitud es peligrosa porque el estar enojados con Dios causa que nuestra relación con él deje de progresar. Es absurdo estar enojado con el único que le puede ayudar cuando tiene problemas.
Yo sé lo que es estar enojado con Dios. Yo fui abusada sexualmente por muchos años cuando estaba creciendo y muchas veces durante esos años le rogué a Dios que me sacara de esa situación. Pero no lo hizo.
Recuerdo un día cuando él me dijo: “Quizás nunca lo puedas entender por completo. Entrégamelo a mí, confía en mí y verás lo que yo voy a hacer, te daré doble bendición por el dolor de tu juventud”.
Mi testimonio es que Dios ha usado todas las cosas horribles que me pasaron para hacer cosas grandes en mi vida y a través de mi ministerio. He aprendido a depender en él que es mi fuente de amor, paz, justicia y gozo de una forma que nunca hubiera experimentado si no lo hubiera necesitado tanto debido al abuso.
Cómo resistir la ofensa y continuar confiando en Dios
Confiar en Dios es la clave para ser libres de la preocupación, temor, ansiedad, resentimiento y la angustia que experimentamos cuando sufrimos desilusiones o somos maltratados. Yo sé que Dios es bueno aún cuando no entiendo o me siento lastimada. No tengo que saberlo todo porque conozco al que todo lo sabe.
Hay cinco cosas que necesita decir cuando es tentado a enojarse con Dios:
– Dios te amo y creo que tú me amas
– Yo confío en ti
– Tú eres bueno
– Me rehúso a sentir temor
– Todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. – tú harás que todo obre para bien si continúo confiando en ti.
No viva su vida cuestionando a Dios acerca de las cosas que no entiende. No caiga en la trapa de exigir saber el por qué de todo. La vida a veces puede parecer injusta y hay cosas que no tiene sentido, pero si tenemos la confianza y fe en Dios como la de un niño, podremos vivir libres de la ofensa, tener paz y gozo verdaderos en medio de todo.
Por Joyce Meyer.
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Joyce Meyer es autora de éxitos del New York Times y fundadora de los Ministerios Joyce Meyer, Inc. Ella ha escrito más de 80 libros, incluyendo La Batalla de la Mente y La Revolución de Amor (Hachette). Ella es anfitriona del programa de radio y de televisión, Disfrutando la Vida Diaria, el cual se transmite por cientos de estaciones alrededor del mundo. Para más información, visite www.joycemeyer.org.