Fe para salir del proceso

1 Pedro 1:8-9 dice: a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

La Palabra nos revela que la fe tiene un fin a obtener.

En Filipenses 1:6 leemos: estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

La Biblia revela que la fe tiene un fin a obtener y también nos habla de obras buenas que se perfeccionarán. Toda obra es un proceso y cada uno pasa por muchos de ellos. El matrimonio, mantener una familia, salir de las deudas, obtener una promoción en el trabajo son procesos que vivimos.

Tipos de procesos

Éstos pueden ser de tres clases. Los de tiempo implican períodos que no se pueden acelerar aunque queramos. El embarazo, obtener un título universitario son buenos ejemplos. También existen los de madurez que concluyen cuando recibes la sabiduría y revelación necesaria. No dependen tanto del tiempo como de alcanzar el estado de conciencia ideal que te lleve al éxito. En tu trabajo sucede, puedes tener muchos años como empleado pero si no estás listo no te promueven.

Lo mismo en el colegio, tal vez ya pasó el año lectivo pero eso no implica que hayas ganado los cursos. El tercer tipo son los procesos de dimensiones. Hay niveles que debemos alcanzar para lograr el objetivo final. Para tener una cadena de restaurantes, primero debes abrir uno. Cuando llegamos a Orlando Florida hace 15 años, queríamos iniciar el ministerio a lo grande pero a nuestra primera asamblea llegaron 8 personas. Mi esposo se entristeció pero el Señor le dijo que para ser pastor de muchos tenía que iniciar con pocos. Así inició nuestro proceso de dimensiones.

Lo que necesitamos

Tanto para entrar en un proceso como para salir de él, requerimos fe e impulso. Cuando entraste en la iglesia iniciaste el proceso de restaurar tu vida espiritual. Los procesos deben concluir, no pueden durar para siempre, hay que alcanzar la meta que Dios puso en nuestro corazón y buscar otros retos.

Somos como esos cohetes que lanzan al espacio exterior. Para despegar, utilizan un propulsor que se desprende cuando ya ha cumplido su función. Luego, para salir de la atmósfera requiere otro que les hace tomar un segundo impulso. Dios puede darte ese segundo impulso tan necesario para salir de tu proceso y pasar a otro nivel de fe.

La manifestación de Dios

1ra. de Reyes 19: 1-4 cuenta: Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.

Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.

Elías era un profeta que estaba pasando un proceso de consolidación. Salió ileso de la prueba ante los 400 profetas de Baal porque Dios hizo que descendiera fuego del cielo y lo confirmó delante de todos. Lo mismo sucederá contigo porque el Señor no permitirá que nadie humille a un hijo Suyo. Te honrará para que tus enemigos sepan que eres un escogido.

Luego de ese gran logro ministerial, Elías entró en el proceso de huir de una mujer que lo amenazaba. Imagina que fue capaz de vencer a 400 hombres y le temía a una mujer.

1ra. de Reyes 19: 8-12 continúa: Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

Entonces Dios le envió una señal, pero no fue algo ostentoso, sino un suave susurro que llamó su atención. Muchas veces deseamos recibir grandes evidencias de que el Señor está con nosotros, pero su poder también se manifiesta en lo pequeño. Por atención porque la manifestación de la fuerza, impulso y fe que Dios quiere darte puede ser sutil aunque efectiva y solo la notarás si estás a Su lado.

Recuerda que Dios perfeccionará la buena obra que comenzó en ti. Si te permitió iniciar ese proceso por el cual estás pasando, ten la seguridad que te acompañará hasta que salgas victorioso y obtengas el fin de tu fe. Restaurar tu matrimonio, finanzas y familia, recuperar la salud y levantar tu iglesia son procesos que finalizarás con Su apoyo. No estás solo, Él es alfa y omega, principio y fin, el primero y último.

Bendición para muchos

1ra. de Reyes 19:13-18 prosigue: Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió:Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará. Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.

La victoria de Elías beneficiaría a otros. Concluir un proceso desata la bendición para más personas. Ruth desató a Noemí, Esther desató a todo el pueblo de Israel. Recibir fuerzas para alcanzar el fin de tu fe hace que muchos a tu alrededor reciban dones de Dios, así que tienes una gran responsabilidad porque culminar procesos es un compromiso que adquieres frente a quienes confían en ti. A veces nos arrepentimos de cosas que nuestros padres o jefes no han concluido porque ese proceso sin final nos afectó negativamente. No hagas lo mismo con tu familia, alcanza tus metas para evitarles sufrimientos.

Si eres como esos boxeadores que necesitan un segundo impulso y sacan fuerza de sus cuerpos lastimados para ganar en el último round, acércate al entrenador por excelencia y deja que te provea de Su voluntad sobrenatural. El fin exitoso de tu proceso de tiempo, madurez o dimensión está más cerca de lo que piensas. Cuando le entregues tu vida recibirás madurez y revelación, tendrás progreso acelerado y sin precedentes. Dale gracias porque te ayudará a finalizar todo proceso para que Su bendición se multiplique a tu alrededor.

Por: Pastora Omayra Font

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