Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la Ley mediante
el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de entre
los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5
Mientras vivíamos en la carne, las pasiones pecaminosas,
estimuladas por la Ley, obraban en nuestros miembros llevando fruto
para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la Ley, por
haber muerto para aquella a la que estábamos sujetos, de modo que
sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo
de la letra. 7 ¿Qué, pues, diremos? ¿La Ley es pecado? ¡De
ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco
conocería la codicia, si la Ley no dijera: «No codiciarás». 8 Pero el pecado, aprovechándose del mandamiento, produjo en
mí toda codicia porque sin la Ley, el pecado está muerto. 9 Y yo sin la Ley vivía en un tiempo; pero al venir el mandamiento, el
pecado revivió y yo morí. 10 Y hallé que el mismo
mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte, 11 porque el pecado, aprovechándose del mandamiento, me engañó, y por él
me mató. 12 De manera que la Ley a la verdad es santa, y el
mandamiento santo, justo y bueno.
Durante casi cincuenta años, Belén no ha construido ningún nuevo
espacio educacional (a no ser los cuartos de niños de la planta baja de
este edificio). En los últimos veinte años la iglesia ha crecido, de
una congregación de adoración de cerca de trescientos adultos mayores
con un grupo de ocho niños, a una pujante congregación de 2500 con
cientos de familias trayendo a ocho cientos niños a la Escuela
Dominical, y a cientos de adolescentes para el ministerio juvenil para
suplementar lo que los padres están enseñando en la casa. Es asombroso
lo que somos capaces de manejar con lo que fue construido en 1955
(junto con en arrendamiento del subterráneo que cruza la Calle Ocho y
los cuartos de niños de la planta baja).
La realidad del crecimiento, junto con la visión de educar cierta clase
de generación, trajo a existencia la visión llamada “Educación para
Exaltación”. Comenzamos la última década del siglo veinte construyendo
una habitación para la Exaltación (adoración). Pensamos que debemos
comenzar la primera década del siglo veintiuno edificando para la
Educación, no como un fin en si mismo (porque el simple conocimiento es
como un soplo), sino como una vía para más exaltación. Y no solo para
nosotros, sino para las naciones. Nuestro objetivo es desarrollar una
clase de educación que inflame una pasión sólida, profundamente
arraigada, e inteligente, por la supremacía de Dios, mediante
Jesucristo, en todas las cosas.
Me gustaría resumirles el significado de Educación para Exaltación:
- Primero, el significado en relación a las edificaciones;
- Segundo, el significado en relación al financiamiento;
- Tercero, el significado en relación al proceso;
- Cuarto, el significado en relación a Jesucristo y la Ley de Dios.
1. ¿Qué significa Educación para Exaltación, para la expansión de
las edificaciones?
Significa que hace casi un año atrás los ancianos recomendaron, y la
iglesia lo apoyó, que el antiguo edificio del santuario de la Calle Ocho
(que la iglesia compró en 1885 cuando nuestro primer edificio se
incendió en las cercanías de la propiedad Douglas) fuese demolido, y
reemplazado con el cuarto edificio educacional sobre ese mismo terreno.
Además, recomendamos que junto al edificio, al oeste y conectado al
mismo, utilizando algunos de los parqueos, se construyese un amplio
edificio multipropósito con un nivel subterráneo para los jóvenes, y
otro destinado a usarse como gimnasio, una habitación de congregación,
un área para facilitar la cena, y un espacio de adoración
suplementario.
La configuración de este edificio estaba ligada a una visión simultánea
que llamábamos “Creciendo sin Crecer”, significaba que no teníamos la
opción de dejar de ganar personas para Cristo, dejar de adjuntar nuevas
personas a la crianza bajo el cuerpo de Cristo, pero sí teníamos la
opción de no hacerlo todo en este templo a distancia, y una muy buena.
Así que nos dispusimos a “Crecer Sin Crecer”—es decir, sin construir un
santuario nuevo y sin multiplicar más los servicios. La idea era que
la habitación multipropósito podría ser una incubadora donde las nuevas
iglesias se formarían, adorarían juntas, construirían un equipo y un
pueblo dentro de nosotros, y después se mudarían a nuevas ciudades. De
esta forma, esperábamos crecer sin crecer. Se había acortado el tiempo
de que disponíamos y habíamos tenido que ir establecer tres servicios
como medida temporal.
2. ¿Qué Significa Educación para Exaltación, para el
financiamiento?
El costo de esos dos edificios, concebido actualmente, está estimado en
9 millones de dólares—una cantidad que todos acordamos estaba más allá
de nuestros medios normalmente. Así que la llamamos “La Aventura del
Gedeón” —una aventura de tales probabilidades (el ejército de Gedeón de 300 soldados contra 120,000) que ocurriría solo con una extraordinaria obra
de Dios.
La deuda de este edificio fue pagada en 1996. Como iglesia no tenemos
deuda. Los ancianos piensan que Dios nos está llevando a construir el
próximo edificio sin tener que contraer deuda alguna. El plan ha sido
hacer un llamado a comprometernos, no con efectivo, a alcanzar los 9
millones de dólares bajo compromiso de palabra, la mitad debe ser
pagada antes de que se comience el edificio, y el resto debe pagarse
cuando se termine. El compromiso fue de no avanzar con la construcción
del edificio hasta que los 9 millones completos no estuviesen
garantizados. No se pediría ningún dinero hasta que no estuviese
garantizado que se podía pagar todo. Cualquier cambio en ese plan debía
ser aprobado por la congregación. La primera meta fue tener todos los
compromisos para el pasado mes de octubre. La segunda fue tenerlos para
hoy. Tenemos 6.55 millones entre el efectivo y los compromisos (ya que
algunas personas han dado efectivo aunque no se les ha pedido).
Nuestra esperanza y nuestro ruego (incluyendo cuatro horas juntos el
viernes por la noche) era que hoy, Dios nos llevara a los 9 millones,
cuando los nuevos compromisos llegasen.
3. ¿Cuál es el procesopara avanzar hasta este punto en la Educación
para Exaltación?
Contaremos los nuevos compromisos esta semana, y los ancianos se
reunirán el lunes, 7 de mayo, para preguntarle al Señor cómo proceder.
Les informaremos tan pronto como sea posible, qué fue lo que
recomendamos. Llamaremos a la iglesia a ayunar y orar ardientemente el
lunes 7, cuando busquemos el plan del Señor en estas cosas. Cualquier
cambio significativo en el plan será sometido a votación por la
iglesia. Estamos consientes de que los compromisos financieros que
algunos han hecho son tan enormes, que deberían ser dueños de este plan
y estar excitados acerca del futuro de la Educación Para La
Exaltación.
4. Finalmente, ¿Cuál es el significado de Educación para Exaltación
en relación con Jesucristo y La Ley de Dios?
Así llegamos a nuestro texto en Romanos 7:7-12. Pablo está defendiendo
la Ley. Versículo 7: “¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De
ningún modo!”. Pablo está defendiendo la Ley, porque ha dicho algunas
cosas acerca de la misma que son impactantes para algunos de sus
lectores. En esencia, ha dicho: si hacemos de la ley el medio decisivo
para alcanzar la justificación o la santificación (ser declarados
justos, o ser transformados en justos) encontramos que su efecto será
exactamente el opuesto.
- La Ley no justifica el pecado; lo revela. Romanos 3:20, “por las
obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de El; pues
por medio de la ley viene el conocimiento del pecado”. Si
tratamos de hacerla un medio de justificación, se convierte en un medio
de condenación. - Tampoco santifica; la Ley produce aún más tentación de pecado.
Romanos 7:8, “Pero el pecado, aprovechándose del mandamiento, produjo
en mí toda clase de codicia; porque aparte de la ley el pecado está muerto”.
La Ley revela el pecado y produce aun más tentación. Por tanto, el
mandamiento santo, justo, y bueno de Dios no es el medio decisivo para
alcanzar la justificación o la santificación. No es la vía principal y
decisiva para estar a bien con Dios, ni para llevar fruto para Dios.
En lugar de ella, Pablo dice —inesperadamente— que, si vamos a llevar
fruto para Dios, debemos morir a la Ley. Romanos 7:4: “Por tanto,
hermanos míos, también a vosotros se os hizo morir a la ley por medio
del cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, a aquel que
resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”.
Si usted quiere llevar fruto para Dios, tiene que morir a la Ley y
unirse al Cristo viviente. De nuevo, Romanos 7:6: “Pero ahora hemos
quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo
que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la
letra”.
En otras palabras, Pablo está diciendo que en primer lugar, como
pecadores indignos (si anhelamos estar bien ante Dios, y después
aprender a servirle y a llevar fruto para él como un pecador
justificado), debemos buscar a Dios de una forma totalmente nueva y
diferente; de una forma que tiene que ver con el Espíritu del Jesús
resucitado, no en el arcaísmo de la letra —Las escrituras, la Ley
escrita en la piedra. Para volvernos cristianos y ser como Cristo
(justificación y santificación —la declaración y la transformación)
debemos buscar a Dios forma la Ley no sea el medio decisivo o el agente
de cambio.
¿Cómo pues debe ser buscado? Pablo responde en dos niveles. Dice:
«busquen la justificación y la santificación mediante la fe, sin las
obras de la Ley». Ese es un nivel. «Y busquen la justificación y la
santificación en la novedad del Espíritu, no en el arcaísmo de la
letra». Este es el otro nivel. Morir a la Ley por la justificación y
morir a la Ley por la santificación. «Y en lugar de la Ley como una vía
para alcanzar la justificación o la santificación, pongan la fe en
Jesucristo y al Espíritu de Jesucristo». En
La Novedad Del Espíritu
Algunos preguntarán, “¿En qué es esto nuevo? ¿Cuál es la novedad del
Espíritu? ¿No estaba el Espíritu activo en el Antiguo Testamento,
ayudando y trayendo a la fe? Sí estaba (Salmos 51:11; Isaías 63:10s).
Pero aquí está la diferencia: El Espíritu no era conocido o
experimentado como el Espíritu de Jesucristo, el Dios-hombre encarnado,
crucificado y resucitado como el Sustituto, Mediador, Redentor, y
Señor. Y esto es importante, porque el propósito de Dios es salvar a su
pueblo de forma que se glorifique a Jesucristo el Encarnado, Perfecto,
Portador de los pecados, y Salvador.
Por tanto la función de la Ley no era atribuirse la obra de Cristo, o
la gloria de Cristo en la justificación y la santificación antes de que
él hiciera acto de presencia en la escena de la historia, sino señalar
hacia la obra de Cristo en la justificación y la santificación cuando
él viniera e hiciera acto de presencia en la escena de la historia. “si
la justicia viene por medio de la ley”, dice Pablo en
Gálatas 2:21, “entonces Cristo murió en vano”. Pero ese no era el
objetivo de la Ley. ¿Cuál era el objetivo de la Ley? Pablo nos lo dice
en Romanos 10:4, «porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a
todo aquel que cree» (esta es mi traducción literal). O, como dice
Pablo en Gálatas 3:21-22, “Porque si se hubiera dado una ley capaz de
impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido de la
ley. 22 Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la
promesa [de la justicia] que es por fe en Jesucristo fuera
dada a todos los que creen”.
Glorificando A Jesucristo
El propósito de Dios es que Jesucristo, el Encarnado, Perfecto,
crucificado, el Sustituto Portador de los pecados, resucitado, y
glorificado, sea el centro, y el que reciba la gloria por nuestra
justificación y nuestra santificación.
Por tanto, sí, el Espíritu de Dios estaba obrando en el Antiguo
Testamento. Pero no era conocido o experimentado como el Espíritu de
Jesucristo. Y el propósito de Dios es que Jesucristo sea honrado como
la base y el centro de la justificación y la santificación. No el
Jesucristo, incógnito en el Antiguo Testamento, sino el Jesucristo
crucificado, resucitado, conocido, digno de confianza, y atesorado.
Cuando Pablo habla de servir ahora “en la novedad del Espíritu”, no “en
el arcaísmo de la letra”, se refiere a la novedad de tener el Espíritu
como el Espíritu de Cristo. Vea un pasaje como conclusión para
demostrar lo que estoy diciendo, 2da a los Corintios 3:17-18: “Ahora
bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. 18 Pero nosotros todos, con el rostro descubierto,
contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo
transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el
Señor, el Espíritu”.
Este era el objetivo de la Ley: que pudiéramos llegar a ver la gloria
de Jesucristo, el Señor, como el fundamento y centro de nuestra
justificación y santificación. Y no solamente el fundamento
(proporcionando una justicia y un sacrificio perfectos), no solamente
el centro (proporcionando un objeto de fe todo suficiente), también el
medio por el cual se levanta el velo para que podamos verlo y
deleitarnos en él —es decir, “por el Espíritu del Señor”. Es por el
Señor que podemos ver al Señor.
Este es el propósito de la Ley, y es el propósito y la esencia del
evangelio, y es el propósito de Educación para Exaltación: generaciones
de niños, jóvenes, y adultos que estudian la Ley, no por amor a la
ley, y no como el camino fundamental y esencial para llevar fruto para
Dios, sino como un reflejo de una persona viva, a quién conocer (no
solo conocer acerca de él, sino conocerle), él es la vida eterna.
Si este no es el propósito de su vida y de sus esfuerzos, no queremos
un centavo de su dinero. Pero si lo es, trabajaremos con toda la
energía que Cristo inspira en nosotros para ser dignos de su confianza y
de la de sus hijos. Amén.
By John Piper. © Desiring God. Website: ministros.org