Por Noel Rojas
El tema de la Música Rock ha causado gran controversia en el medio Cristiano. Las posiciones varían desde un punto de vista conservador, que sostiene que la música Rock es satánica en sí misma porque proviene del culto vudú y por lo tanto hay que rechazarla de plano; a un punto de vista liberal, que afirma que «todo nos es lícito» y que no hay que preocuparse, puesto que el Rock es simplemente un estilo de música contemporánea, y es totalmente inofensivo como cualquier otro género musical.
El «Rock Seminar» y los mensajes subliminales
Si mal no recuerdo, fue por allá por el año 1.989 cuando vi por primera vez el video del «Rock Seminar» (Seminario del Rock). La intención de dicho video era mostrarnos cómo la música Rock tiene influencias satánicas. Creo que lo que más nos impresionó a todos los que lo vimos, fue la parte final, en la que se hablaba de los «mensajes subliminales». Los mensajes subliminales son palabras, frases y hasta textos completos que sólo se pueden escuchar tocando la cinta o el disco al revés. Resulta que al colocar algunas canciones de Rock en sentido contrario, se escuchan mensajes que exaltan al diablo, o incitan a la adoración a Satanás, o al consumo de drogas, u otro tipo de perversiones. Por ejemplo, la famosa canción del grupo Queen, «Another one bites the dust» («Otro que muerde el polvo»), escuchada al revés, dice claramente: «Start to smoke marihuana» («Comienza a fumar marihuana»). El grupo The Beatles, cuya irreverencia al Cristianismo era mundialmente conocida, tiene una canción con una frase que dice «Jesucristo… tú eres el diablo». Y la canción más famosa de la historia del Rock, «Stairways to Heaven» («Escaleras al Cielo») del grupo Led Zeppelin, colocada en reversa, es toda una oda de adoración a Satanás. Los autores del Seminario del Rock dicen que los mensajes subliminales no son captados por el consciente, sino que pasan directamente a la parte subconsciente del cerebro, son asimilados sin posibilidad de resistencia y posteriormente generan reacciones en la conducta que no tienen aparente razón lógica, como por ejemplo – en el caso del Rock- el uso de símbolos como esqueletos y calaveras, o el deseo de tatuarse el cuerpo o de usar ropa negra, y en casos extremos, cometer actos de violencia, delitos y hasta el suicidio, para mencionar algunas (no es por casualidad que el índice de suicidio entre los rockeros sea tan alto). Según el Seminario, esta técnica no sólo es usada por los artistas del Rock, sino también en el medio de la publicidad, para aumentar el consumo de determinados productos.
Mensajes al revés vs. Mensajes al derecho
Si bien el uso de los mensajes subliminales en la música Rock constituye una reprobable técnica de manipulación, es un procedimiento bastante complejo, y los rockeros sólo logran, a lo sumo, enviar frases muy cortas (el caso de «Stairways to Heaven» es la única excepción que conozco). Por esta razón, pienso que, en lo que al Rock se refiere, es más preocupante el mensaje que algunas canciones transmiten al derecho que los que puedan ser enviados al revés. Y es aún más preocupante la indiferencia con la que algunos de nuestros jóvenes Cristianos aceptan y toleran este tipo de mensajes, sin discernir ni reflexionar sobre lo que escuchan.
Como no quiero sólo teorizar, voy a tomar como ejemplo una canción de uno de los grupos rockeros más populares de la actualidad: el grupo Maná (por cierto, es curioso el hecho de que muchos grupos de Rock derivan sus nombres de elementos bíblicos. ¿Pura coincidencia?). La canción a la que voy a referirme se llama «Hechicera». Voy a citar una porción de su letra:
«Hay una mujer hermosa, la más primorosa de ojitos negros, de piel gitana
Es, es una hechicera que domina al hombre con sus danzares, con las caderas…
Una seductora, es una hechicera, una seductora…»
Analicemos un poco su contenido. La Biblia enseña claramente que la hechicería, la brujería, la magia y toda clase de adivinación, son actividades que Dios aborrece. En Deut. 18: 10-12 dice: «No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas». En Hechos 19 se narra la historia de un avivamiento en Efeso. Los versículos 18 al 20 nos muestran cuál fue una de las señales más notorias que caracterizó a este obrar del Espíritu Santo: «Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos…Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor». Y Apoc. 21: 8 nos dice cuál es el destino de quienes practican la hechicería: «… los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda». Más claro, imposible.
Otro aspecto que toca la canción es el de la seducción. Voy a dejar que la Palabra de Dios hable por sí sola, citando el libro de Proverbios, capítulo 7: «Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía, vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la casa de ella, a la tarde del día, cuando ya oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche. Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón…se asió de él y le besó. Con semblante descarado le dijo: Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos; por tanto he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado. He adornado mi cama con colchas…he perfumado mi recámara…Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores… Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al punto se marchó tras ella, como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para ser castigado; como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su corazón…Camino al Seol es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte».
«Pero yo sólo lo hago para divertirme»
¿Ofrece esta canción un mensaje positivo, edificante, digno de que un joven Cristiano le preste atención? Sinceramente, pienso que no. Sin embargo, a estas alturas algunos podrían argumentar: «Yo sólo escucho la música para divertirme, y eso no significa que esté de acuerdo con lo que dicen las letras». Eso puede ser verdad, pero hay un problema con ese punto de vista: Suponer que hay «puntos de neutralidad» en la batalla entre la luz y las tinieblas. Recuerda que estamos en una guerra constante contra el reino de las tinieblas, en la que no hay tregua. Y el enemigo es astuto. Si hubiera una canción que dijera explícitamente «Hey, soy el diablo, ven y adórame, olvídate de Jesucristo» estoy seguro de que la rechazarías de plano. Pero en lugar de eso, él usa letras aparentemente inofensivas y divertidas para capturar tu mente. El exponerte continuamente a estos mensajes, en algún momento afectará tu manera de pensar. Sin darte cuenta, comenzarás a ver como buenas y aceptables cosas, razonamientos y actitudes que Dios condena. Por eso es que la Biblia nos enseña este principio: «No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto» (Ef. 4: 11-12).
¿Hay alguna alternativa?
Ahora bien, no se trata sólo de criticar sin ofrecer una respuesta positiva. Pienso que los Cristianos debemos ser personas que no sólo podamos discernir lo que está podrido y corrompido en este mundo, sino que debemos ser capaces de dar respuestas a los problemas. Por eso, quiero poner de ejemplo como contrapartida una canción de uno de los que, en mi opinión, es de los mejores grupos de Rock cristiano que he escuchado, Torre Fuerte. El tema se llama «Lo que tienes que hacer». A continuación transcribo parte de la letra:
«Ser hombre es respetar, ser hombre es esperar.
No es hombre el que sólo por placer lastima
y después se va»
«Ser hombre es algo más, es responsabilidad.
No es hacer lo que quieras, Sino lo que tienes que hacer»
«Tiene fuerza un hombre y grandeza sobre los demás
si moralmente puede resistir. Ser hombre es respetar…»
«Deja ya de ser niño y conviértete en hombre de verdad.
Deja ya de esconderte tras mamá, Es urgente que quieras… madurar.
¿Dónde están tus promesas que respaldan tus compromisos?
¿Qué pasó con aquella… integridad?»
«No es hombre aquel que pretende satisfacer a muchas mujeres,
sino aquel que es capaz de satisfacer a una sola,
en todas sus necesidades, en toda su vida»
«Ser hombre es respetar…»
¡Qué diferencia! Creo que el mensaje habla por sí solo, sin necesidad de mayores explicaciones. Este grupo, así como muchos otros grupos Cristianos, es de una excelente calidad musical, con un estilo muy actual, y sobre todo, transmite en cada canción un mensaje que resalta los valores Cristianos y que exalta al Señor Jesucristo de una manera fresca y original. Y lo más importante es que los tres miembros de Torre Fuerte son un ejemplo de lo que predican: hombres de integridad, fieles a sus esposas, dedicados por entero a sus familias y sobre todo, completamente consagrados al Señor y entregados a Su servicio.
Entonces, ¿toda la música del mundo es satánica?
Aunque respeto la convicción que otros puedan tener, no soy de los que piensan que toda la música del mundo es necesariamente diabólica. De hecho, tengo en mi casa algunos cassettes de grupos no cristianos que escucho de vez en cuando. Pero procuro ser cuidadoso y muy selectivo tratando de discernir el contenido de lo que transmiten. El Apóstol Juan nos exhorta: «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios» (1 de Juan 4:1). Y el Apóstol Pablo nos recuerda: «Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica» (1ª a los Corintios 10:23).
¿Entiendes lo que escuchas?
En un artículo anterior mencioné el ejemplo de Felipe cuando preguntó al funcionario etíope: «¿Entiendes lo que lees?». Esta vez, he parafraseado la pregunta de otra forma: «¿Entiendes lo que escuchas?». Joven Cristiano, la verdad es que muchos de los artistas famosos de hoy llevan vidas moralmente depravadas, entregados al alcohol, a las drogas o a la promiscuidad sexual. Aunque tienen mucho dinero, ellos no representan un estilo a seguir porque detrás de sus canciones se esconden vidas perdidas, infelices y sin respuestas. Por eso el mensaje de sus canciones no hace sino reflejar su esquema de valores torcidos y el gran vacío que hay en ellos. Pregúntate a ti mismo: ¿Vale la pena realmente que alimentes tu alma con esos mensajes?
El mejor mensaje
En cambio, tú conoces a Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida. Tú tienes en tu corazón a Uno que vale infinitamente más que todo el dinero que estos artistas puedan tener. Tú tienes la certeza de tu destino eterno. Y tienes el Mensaje que podría cambiar las vidas de esas almas desafortunadas: el Mensaje del Evangelio. Por eso, te exhorto a cuidar lo que escuchas, teniendo presentes las palabras del Apóstol Pablo: «Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Filipenses 3:8).