La dicha de una vida perdonada

Quiero dirigir su atención en un pensamiento desarrollado que yo sé que va a bendecirles para el resto de este año. Yo le pido al Señor que me de la misma entrega y pasión por este mensaje que me dio esta mañana y que yo se los pueda compartir a ustedes también con efectividad. Salmo 32, vamos a la palabra del Señor. Dice:

“…Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre, la mujer, a quien Jehová no culpa de iniquidad… en otro pasaje de la Biblia dice a quién Jehová no inculpa, es decir, no le atribuye culpa aunque la tiene ─ a quién Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día, porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano. Se volvió mi verdor en sequedades de verano, mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije, confesaré mis transgresiones a Jehová, y tu perdonaste la maldad de mi pecado. Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciertamente, en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él.

Tu eres mi refugio, me guardarás de la angustia, con cánticos de liberación me rodearás. ─esto es una promesa del Señor, ─ te haré entender y ten enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo o como el mulo sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque sino no se acercan a ti. Muchos dolores habrá para el impío, más al que espera en Jehová le rodea la misericordia. Alegraos en Jehová y gozaos justos y cantad un júbilo todos vosotros los rectos de corazón…”

Bendiga el Señor su palabra. Es un hermoso salmo. La dicha de una vida perdonada. La dicha de una vida perdonada. Déjeme decirle el origen de esta meditación y de este texto.

De nuevo, como muchas veces hago, le estaba pidiendo al Señor una palabra para ustedes apenas arrancando el segundo domingo del nuevo año. Todavía me siento como que todavía estamos despegando para este nuevo año. Y se me ocurrió lo importante que es tener consejo de parte de Dios, tener dirección de parte de Dios, saber cómo obtener sabiduría y guianza en los caminos de la vida. En este año vamos a tener situaciones en que no sabemos qué hacer quizás, situaciones complejas, familiares, financiera, quizás hasta legales, relacionales, trabajo, muchas cosas. Tenemos que saber cómo recibir consejo de parte de Dios para hacer lo correcto.

Yo pensaba, okay, eso es lo que quiero siempre al Señor hablarle al pueblo, cómo recibir consejo de parte de Dios en el año venidero y en tu vida futura. Y me vino ese pasaje porque Dios tiene ahí tantas cosas en nuestro espíritu. Uno lee continuamente la palabra de Dios y como que esos textos están flotando para ser agarrados. Se habla de la nube, the cloud, en la computadora hoy en día, como que todo está en una nube ahí arriba. De vez uno extiende su mano y saca algo de la nube y la baja.

En mi nube espiritual había muchos… y me vino este texto a la mente. Yo le decía a los hermanos esta mañana, por eso es que es tan importante usted tener la palabra de Dios moviéndose dentro de usted. Cuando usted medita continuamente en la palabra del Señor, Dios siempre va a tener algo sobre qué apoyarse. Cuando usted tenga necesidad va a venir una palabra de Dios, un texto, un himno, un coro, una palabra que alguien le dio, algo que usted leyó hace tiempo y como que va subir a su mente, y esa va a ser la palabra de Dios para usted.

Me vino a la mente ese versículo que dice ‘te haré entender y ten enseñaré el camino en que debes andar’. Yo dije qué precioso eso. Ese es un buen texto para apoyarme para hablar acerca de consejo, dirección. Y eso fue uno de los últimos pensamientos que tuve anoche antes de dormirme, porque me vino mientras yo estaba listo para dormirme. Ya no quería perder el sueño así que lo dejé ahí en la cloud. Y esta mañana me levanté y busqué para preparar el mensaje.

“Te haré entender y te enseñaré el camino por donde debes andar”, fui al salmo 32 en la concordancia. Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Y que bella promesa de Dios para nosotros. Yo te voy a dar entendimiento y te enseñaré el camino en que debes andar.

Pero entonces cuando comencé a explorar me di cuenta que esa promesa está insertada en una serie de otros pensamientos, pre condiciones, es todo un sistema que hace posible esa promesa de Dios para nuestras vidas. Y entonces entendí que esa promesa es parte de toda una meditación acerca del perdón, de la confesión del pecado, del arrepentimiento, de traer nuestra carga y nuestras deudas delante del Señor.

Para que nosotros podamos recibir consejo, sabiduría, enseñanza, tenemos que estar claros, tener cuentas claras con Dios. Entonces, todo este salmo es una bella meditación sobre la confesión de pecados, sobre venir ante Dios y reconocer nuestras faltas, pedirle perdón al Señor y ser perdonado por Dios. Esa es la pre condición para una vida bienaventurada, por eso es que dice, bienaventurado la persona que su deuda, su pecado ha sido perdonado.

Yo quiero hablarles a ustedes, hermanos, acerca de eso, que para nosotros tener buena comunicación con Dios necesitamos primero tener una relación clara delante del Señor. Este es un salmo masquil, es un tipo de salmo que tiene que ver con sabiduría. Es un salmo de instrucción y este salmo nos está dando una enseñanza bien poderosa acerca de la importancia del perdón en la vida de los hijos de Dios, y de confesar nuestro pecado.

Entonces, el salmista comienza con un pensamiento general diciendo, que bendición, que suerte tiene, que afortunado es, que dichosa es la persona cuya transgresión ha sido perdonado y cubierto su pecado. El hombre o la mujer a quien Jehová no culpa de iniquidad. Eso es una cosa bien importante que tenemos que recordar.

Ahora, aquí dice tres cosas, dice que tenemos que ser perdonados, nuestro pecado y que Dios no nos inculpe de iniquidad. Y yo creo que ahí hay una enseñanza que tenemos que tener en cuenta. Cuando Dios nos perdona, hay muchas cosas que se dan en nuestra vida.

Dice, cuya transgresión ha sido perdonada, es como que digamos una persona, que ha cometido un crimen y que debiera ser condenado por ese crimen, pero va donde un juez, y ese juez perdona el pecado de esa persona. se da una transacción judicial, ese juez dice, ¿Sabes qué? Deberías ir a la cárcel, pero estás perdonado. Y eso es lo que pasa cuando nosotros confesamos nuestros pecados delante de Dios, nuestras deudas delante del Señor. Lo primero que pasa es que esa deuda es borrada del record. Dios borra nuestras iniquidades cuando confesamos nuestros pecados delante del Señor.

Ya el diablo no puede venir y agarrarse de eso para atacarte, para criticarte, para hacerte daño. Dios ha dicho, tu estás perdonado. Esa persona, cuando es perdonada por la ley, ya su record está limpio otra vez.

Y segundo dice, aquella persona que su pecado ha sido cubierto, es decir, yo veo en esto, es como cuando uno ha pecado uno está en vergüenza con uno mismo, está en vergüenza con los demás muchas veces, está en vergüenza con Dios. es como una persona que está desnuda y desprovista de dignidad porque toda su desnudez está abierta. Pero viene alguien y le tira un manto por encima y cubre su desnudez y ya la dignidad de esa persona es restaurada.

Entonces cuando somos perdonados por Dios yo creo que eso quiere decir también, que somos libres para comparecer públicamente y para caminar en la vida sin un sentido de vergüenza. Podemos aceptar el perdón de Dios y vivir con una consciencia tranquila, podemos movernos en la vida, transaccionar diferentes cosas. No tenemos que tener esa cosa como persiguiéndonos continuamente, yo pequé, yo hice esto, yo hice lo otro. No, si Dios te perdonó, no mires hacia atrás, mira hacia adelante y vive la vida confiado de que ya arreglamos cuentas. Yo no tengo que estar otra vez visitando ese pecado, yo voy a seguir adelante ahora con una consciencia limpia delante de Dios. Dios encubrió, Dios escondió mi pecado.

Y en tercer lugar dice que buenaventura a quien Jehová no inculpa de iniquidad. Eso quiere decir, hermanos, cuando Dios perdona, Dios perdona. Cuando Dios perdona tu no tienes que sentirte como que no puedes volver delante de Dios. ya Dios te sanó, Dios te perdonó, ya Dios no tiene rencor contigo, ya tu puedes comparecer libremente delante del trono de Dios. Dios no está como recordando y estrujándote en la cara tu pecado. Dios es un Dios sencillo de corazón, cuando él te perdona, sigue adelante porque Dios ya está bien contigo y tu estás bien con Dios si hay arrepentimiento de corazón.

Ahora, ese la esencia que nosotros, hermanos, para poder vivir efectivamente la vida cristiana, nosotros tenemos que tener una vida de continuo comparecer delante de Dios y pedirle perdón al Señor por nuestras deudas, nuestros pecados y ser verdaderamente arrepentidos.

A mí me gusta este salmo porque este salmo te llama a ti, me llama a mí, a una vida muy consciente de que yo necesito continuamente la gracia de Dios en mi vida. ¿Saben qué? Mientras estemos sobre la tierra vamos a ofender al Señor inevitablemente, porque esa es la naturaleza de la vida humana, esa es la naturaleza de la condición humana. Pero por eso es tan importante que en nosotros haya siempre una actitud de continuo reconocimiento de nuestros pecados y de que yo necesito la gracia y la misericordia de Dios continuamente.

Yo creo que Dios quiere, hermanos, que nosotros continuamente estemos examinándonos a nosotros mismos. Pero yo quiero decir esto, que no es examinándonos con un sentido de paranoia, no es con un sentido como que de que yo estoy sucio, como esa gente que tiene una enfermedad neurótica compulsiva que siempre se están lavando las manos porque sienten que siempre tienen gérmenes. No, porque hay una forma de uno sentirse culpable que te debilita, te neurotiza y te frena y te impide vivir una vida feliz. Y eso es muy peligroso y el diablo muchas veces quiere que nosotros nos sintamos sucios y que siempre estemos como mirando por detrás para ver cuando Dios nos va a dar el próximo latigazo.

No, yo me estoy refiriendo, hermanos, a una actitud de humildad preventiva delante del Señor que reconoce que yo necesito la gracia de Dios 24 horas al día. Y que haya también una disposición en nosotros, hermanos, de agradar al Señor y de cambiar de estilo de vida.

Yo creo que uno tiene que vivir una vida arrepentida todo el tiempo. No me estoy refiriendo tampoco a una actitud donde, ah, ya Dios me perdonó, Dios es bueno, Dios es misericordioso y usted vive entonces como un sinvergüenza, como un chivo sin ley como dice Gregory muchas veces. Tampoco me estoy refiriendo a eso. No me estoy refiriendo como dicen por ahí a una gracia barata. No. yo me estoy refiriendo que yo creo que todos nosotros, si somos honestos, incluyendo a quien les habla, tenemos que estar continuamente conscientes de que hay cosas en mi vida que pueden mejorar, hay cosas en el año pasado, ayer, que hubiera podido vivir mejor delante de Dios y por eso es que yo necesito la gracia, la misericordia de Dios continuamente.

Oiga hermano, porque hay mucha gente que yo creo que abusa de la misericordia y la gracia del Señor, no se examinan, no nos examinamos. Creemos que con venir a la iglesia y pagarle una ofrendita a Dios, como que ya todo está bien y no hay ese sentido interior, de corazón, Señor, ten piedad de mí. Yo necesito de tu gracia. Yo necesito de tu perdón.

Y que entonces podamos venir delante de Dios y recibir ese bálsamo de perdón y de gracia. Lo que el salmista aquí nos llama, hermanos, es a una vida de confesión, una vida de reconocimiento de nuestros pecados, nuestras faltas delante del Señor, no subestimar la santidad del Señor.

Yo creo que este año Dios quiere que tu y yo vivamos con un sentido renovado de reverencia ante la santidad de Dios y nuestra deuda, nuestro pecado delante del Señor. Dios quiere un pueblo acongojado por su pecado.

Pero de nuevo, es una paradoja porque por una parte sentimos congoja por nuestros pecados, pero por otra parte también sabemos que tenemos un Dios misericordioso que se apiada de nosotros. Para mí ese es un balance idóneo porque hay un tipo de cristiano y hay un tipo de iglesia legalista que siempre está azotando a la gente, y lo que tienen es un látigo con cuatro bolitas de bronce para darle a la gente y abrirle zanjas en la espalda, y no hay una medicina. Eso es malo.

Hay iglesias, por otra parte, que todo es gracia, gracia, gracia, no prediques nada que moleste a la gente, que los incomode con su estilo de vida, su situación, sus prácticas, porque Dios es Dios de misericordia y de amor y Dios te entiende, etc. y eso también es terriblemente irresponsable.

Y yo creo que hay un balance entre esas dos cosas de una iglesia, un hombre, una mujer, que reconoce su pecado, reconoce que necesita mejorar y está consciente de ello y está abrumado en un sentido y apenado porque sabe que uno siempre se queda corto delante de Dios y que confiesa su pecado y hace propósito sano y honesto de mejorar y de cambiar de estilo de vida, pero que también sabe que Dios es un Dios misericordioso y cuando le confesamos nuestras faltas él nos cubre, nos tira el manto de la bendición y dice, okay, vamos a comenzar de nuevo.

La Biblia está llena de esos ejemplos. Les remito a la parábola del publicano y el fariseo. El publicano era un sinvergüenza, un empleado de la ciudad o del gobierno que abusaba de su posición y era corrupto y hacía daño con su comportamiento y este hombre, dice, que viene a la casa de Dios, y hay otro al lado que es un tipo que se cree santo, perfecto, y no se ha arrepentido de corazón, no reconoce sus faltas, solamente está viendo dos o tres cositas. Yo diezmo, yo voy a la iglesia, yo hago esto, yo hago lo otro, y solamente ve las cosas grosso modo pero no ha visto de corazón todas las cosas que tiene podridas por dentro.

Dice que el publicano se golpeaba el pecho y decía, ten misericordia de mí, Señor, pecador. Había un reconocimiento radical de su pecado y yo asumo que había también un deseo de cambiar, porque dice la Biblia que Dios vio su actitud y él se fue justificado para su casa.

Y a eso es que yo me refiero, hermanos, es una actitud donde tu lloras por tu pecado, tu sabes que tu has fallado. Pero eso no te paraliza tampoco, te permite continuar viviendo porque tu recibes la misericordia de Dios, tu sabes que Dios te está perdonando y que tu vas a ser mejor, estás mejorando, estás progresando, estás haciendo todo lo que está de tu parte. Hay congoja en tu corazón por tu pecado.

Por eso es que a mí me gusta el salmo 51 que dice, al corazón contrito y humillado no despreciarás tu, oh Dios. Yo pienso en el Apóstol Pablo, el Apóstol Pablo era un hombre que servía al Señor, lo había perdido todo por Dios, había sacrificado tantas cosas en su vida. Dios lo había usado tan grandemente y sin embargo él decía, yo soy el jefe de los pecadores. Porque Pablo sabía que a pesar de todo lo que él hacía, siempre había algo que él podía todavía mejorar. Había drama en su vida.

Dice que Dios le permitió un aguijón en su vida, y él le pidió muchas veces al Señor, líbrame de esto, dice, es un mensajero de Satanás, un aguijón en su carne. Y le pidió al Señor que lo librara, y Dios le dijo, no, te lo voy a dejar ahí para que tu aprendas a ser humilde. Y él dijo, bueno, Señor, está bien, lo que tu quieras.

Es decir, que yo creo que todo hombre, toda mujer de Dios por más que haga y obre para el Reino de Dios, siempre debe saber que hay cosas que tu le debes a Dios y que solo por la misericordia de Dios él no te tira un rayo que te parte por mitad, y te manda al fondo del infierno. Porque Dios es misericordioso, y eso nos impide ser orgulloso, arrogantes, legalista, acusadores de los demás y asumir que somos la última Coca Cola en el desierto. Por más que nosotros le demos al Señor, siempre vamos a estar endeudados de Dios, hermanos, porque esa es la naturaleza humana.

Yo creo que cuando tu reconoces eso, eso te cubre, el diablo no te puede acusar. Porque cuando quiera acusarte, Dios le dice, no, hombre, pero si ya ese delató hace 10 años, mira aquí está, ya yo lo perdoné. Y tiene que irse con la colita entre las piernas a buscar otro pecado del cual acusarte, porque ya ese… mira, delátate continuamente delante de Dios ante que vengan y te denuncien a ti. Eso es lo mejor.

Guarda cuentas cortas con Dios. Desde que tu descubres algo en tu vida que no está correcto delante del Señor, tírate a los pies del Señor y llora hasta que te salgan los mocos y pídele perdón, arrepiéntete, levántate y ahí restaurado y sigue adelante con un propósito mayor de servir a Dios.

Mire lo que dice el salmista, “mientras callé se envejecieron mis huesos, en mi gemir todo el día…”

Mientras callé, acerca de qué? De mi pecado. Hay gente por ahí que callan acerca de sus pecados y creen que si callan Dios no se va a dar cuenta, y el diablo tampoco. Y ese es el error más grande de todos. Dios siempre se da cuenta porque es Dios y el diablo porque es viejo y ya lleva muchos años en la tierra, tiene sus espías por ahí.

Sabe que mientras uno calla, mientras uno disimula su pecado, mientras uno lo llama otra cosa, oh, eso es una debilidad que yo tengo, eso es un defecto que me viene de mis padres, eso es de familia, no, es que yo soy honesto. No. no es que eres honesto, es que eres duro de boca, es que eres cruel con la gente, es que eres abusador de palabra. No lo llames honestidad. No disimules tu pecado, no disfraces tu pecado, no calles tu pecado, no lo escondas, no mires a otros peores supuestamente que tu, para entonces sentirte tu mejor que los demás.

Muchas veces los confinados en la cárcel tienen un sistema, las personas por ejemplo, que son abusadores de niños, los tratan malísimo en la cárcel porque los confinados dicen, no, eso sí que es algo que no se perdona. Eso es tontería, eso es para ellos sentirse mejor que el otro. Ah, no, yo por lo menos no abuso de los niños. Sí, yo maté a 17 mujeres pero abusar de un niño jamás. Es el hombre tratando de encontrar siempre algo para esconder su pecado y no mirarse a sí mismo.

Ah, no yo no soy como esa gente en la iglesia que vienen y están al frente, y levantan la mano, y están llorando, no, yo soy sincero con Dios. Mentira. Tu estás diciendo eso para no admitir que tu tienes un pecado que tienes que confesar delante del Señor. Esos hipócritas por allá. No, confiesa tu pecado, no te fijes en los demás. Mírate a ti mismo y reconoce dónde estás tu conforme a Dios y no estés mirando alrededor, no mires a nadie más para sentirte mejor que nadie ni tampoco peor que nadie. No te compares con nadie. Tu y Dios. No escondas tu pecado, reconócelo delante del Señor. Confieso.

Por eso digo que este salmo me llama a mí a una vida de confesión saludable donde yo sé que yo le debo al Señor. Yo nunca voy a poder ser perfecto para con Dios pero me voy a arrepentir, voy a reconocer, voy a confesar y voy a hacer un sano propósito de seguir adelante, porque si no lo hago, eso va a ser como una uña que va hincar y se va a meter adentro de mí, una uña que no quiere salir. Sabe lo que pasa? Que hinca la carne, perdonen lo gráfico. Un tumor que quiere salir, hay cortarlo, hay que sacarlo porque está obstruyendo un nervio, está obstruyendo el flujo de la sangre, está obstruyendo algo, una respiración.

Y en el pecado inconfeso es así. Muchos de nosotros vivimos un estilo de vida pecaminoso, hermanos. Y eso es un tumor que se va aumentando, va creciendo. Lo disimulamos y cuando se pone demasiado grande, le cortamos un pedacito para que salga un poquito de respiración, pero no lo cortamos completamente. Y a veces lo cortamos un poco más pero le dejamos la raíz porque queremos que vuelva a surgir otra vez. No se engañe. Dios conoce. Dios sabe a qué me refiero.

Yo he bregado mucho con mi propio pecado para no ser buen psicólogo del pecado. Yo sé cómo son los juegos que nosotros jugamos con Dios, hermanos. Mi Dios lo que quiere es una operación radical. Hay cosas en tu vida y en mi vida que vamos a tener que entregárselas a Dios para arrancarlas de raíz, porque si no la arranca de raíz el cáncer vuelve a brotar otra vez. Oiga, y te va doler.

Ese demonio principal que está ahí en el fondo va a chillar como una chincha cuando se la quieren arrancar de la carne, va a chillar, pero tienes que hacerlo, tienes que confesar, tienes que entregar tu vida, tienes que decir, Señor, radicalmente me arrepiento y voy a vivir una vida…

Yo les animo este año, así como me animo a mí mismo, que sea un año de, Señor, ya, corta el tumor, córtalo de raíz. Confieso mi pecado. Porque cuando tu no lo confiesas, cuando tu no te arrepientes de corazón, mira, dice, mis huesos se envejecieron, hay decadencia. La mano del Señor pesa, se agravó sobre ti, como que Dios está poniendo presión sobre ti. Esa presión te está debilitando espiritualmente. Cada día te estás hundiendo más en el pecado.

Dice, se volvió mi verdor en sequedades de verano. Sabe lo que pasa? Cuando la grama no se le echa agua y el sol comienza a brillar sobre ella y a quemarla, se pone saca, pajosa, estéril, rala, y el pecado inconfeso, el pecado con el cual no bregamos, el pecado del cual no nos arrepentimos conduce a la esterilidad espiritual, conduce simplemente a vivir en la superficie de la espiritualidad pero no ir hondo en el Señor, porque hay cuentas que pagar, hay cosas que arreglar.

El salmista dice, mientras yo callé no reconocí, disimulé, le proyecté mi pecado sobre otros, le eché la culpa a otros de los que yo hago, no reconocí mi comportamiento, permanecí en un estilo de vida inadecuado, la mano del Señor se agravó sobre mí. Mi vida se fue secando dentro de mí.

Ahora, gloria a Dios, que el salmista no se quedó allí. El salmista va a otra cosa, y dice, mi pecado que declaré, es decir, él se dio cuenta lo que estaba pasando en su vida y entonces fue donde el Señor finalmente, fue al templo, fue a donde un amigo, y le confeso, vamos a orar juntos. Clamó delante de Dios. dice, te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije, confesaré mis transgresiones al Señor.

En otras palabras, eso es lo que tenemos que hacer cada día, hermanos. Venir delante de Dios, reconocer nuestros pecados, confesárselos al Señor, arrepentirnos de corazón, arreglar cuentas con Dios y mire lo que pasa cuando usted hace eso: y tu perdonaste la maldad de mi pecado.

Yo puse una notita aquí al lado de mi Biblia, dice, no hay resistencia, Dios está dispuesto. En otras palabras, desde el momento en que él reconoce su pecado, Dios le dice, y tu perdonaste la maldad de mi pecado.

Mire, en el momento en que usted se sincera con Dios enseguida la misericordia de Dios está lista para fluir otra vez. Por eso le digo a la gente, no tenga temor, no juegue juegos con Dios por que no se puede jugar con Dios. y en segundo lugar, es porque cuando tu eres honesto con Dios enseguida Dios arregla cuentas contigo y él ya todo terminó allí. Ya dice, okay, vamos, sigamos adelante. Ya, todo está arreglado. Dios está dispuesto a perdonar cuando hay arrepentimiento de corazón.

Porque sino la alternativa es el estancamiento. Recuerdan el hijo pródigo? Se fue a un lugar lejano, lleno de orgullo, lleno de altanería, carnalidad, gozo en las cosas del mundo y no en las cosas de Dios y dice, que un día volvió en sí y dijo, sabes qué? Voy a volver donde mi padre y le voy a pedir perdón. Y su padre enseguida se lanzó sobre él desde que lo vio y no solamente lo restauró a la condición de un mero empleado de su casa, como él pensaba que iba a hacer, sino que le devolvió toda su dignidad, le puso el manto de realeza otra vez sobre él. Lo restauró a su condición de hijo, le devolvió todos sus bienes, su posición.

Porque así es que Dios es. Por eso es que yo les digo, hermanos, todos nosotros debemos siempre estar listos para venir delante del Señor y mantener nuestras cuentas claras delante de Dios, alegrarnos cuando descubrimos que hay algo que tiene que ser tratado por el Señor, porque si tu le pides al Señor, él te va a ayudar a seguir adelante.

Y entonces el salmista dice, por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado. En otras palabras, dado el hecho de que Dios está tan dispuesto a tratar con nosotros y a perdonarnos, por eso es que debemos orar delante del Señor, por eso debemos confesar nuestros pecados. No titubear y traer nuestras necesidades y nuestra condición delante del Señor.

Y entonces viene ahora una lista de beneficios adicionales, que vienen como consecuencia de esa vida de confesión preventiva y de reconocimiento continuo de nuestra falta y de nuestras necesidades delante del Señor.

Mire lo que dice, ciertamente, la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él, tu eres mi refugio, me guardarás de la angustia. Uno de los beneficios de ser perdonados por el Señor, es que Dios siempre estará contigo para rescatarte en el día de la angustia. Cuando tu estás claro delante del Señor, cuando tu sabes que tu nunca vas a ganarte la justicia de Dios por tus propias obras, entonces ahora Dios queda libre para socorrerte a ti cuando tu estás en apuros y en pruebas. En el día de la angustia el Señor te va a sacar adelante.

Yo les decía a los hermanos el domingo pasado, hermanos, yo no les prometo un año libre de pruebas, pero sí les prometo un año lleno de victorias. Las angustias van a venir, quizás van a venir pruebas a tu vida, yo no sé lo que te espera por delante, ni lo que me espera a mí, pero una cosa yo sé, es que si yo estoy bien con Dios, si mi vida está clara delante de Dios, aunque yo caiga en el hoyo, el Señor me sacará de allí.

La Biblia dice, muchas son las pruebas del justo, pero de todas ellas le librará el Señor. El salmista dice, pacientemente esperé a Jehová y me sacó del hoyo de la desesperación, del lodo cenagoso, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos. ¡Aleluya!.

Cuando tu estás bien con Dios y cuando Dios está libre, porque tu has arreglado cuentas con él previamente, y tu te has cubierto con la sangre de Jesús y tu estás deseoso de agradar al Señor, entonces ya tu estás libre para que Dios siempre te saque de los problemas que puedan venir a tu vida.

Este año tu puedes estar seguro de que Dios, si te encuentras en una situación apremiante, aunque dure un día, 10 días, tres meses, seis meses, el Señor te va a sacar porque él vela sobre sus hijos. Pero es importante que tu estés claro delante de él y que tu hayas arreglado cuentas con él.

Dice aquí también, con cánticos de liberación me rodearás. Sabe, hermano, la persona que está bien con Dios y su iniquidad ha sido perdonada, es una persona que siempre está celebrando una victoria u otra. Siempre tiene una palabra de alegría para darle al Señor, siempre tiene un testimonio de algo que Dios hizo y lo sacó adelante. Cánticos de liberación.

Yo podría decir tantas cosas que Dios… tantos cánticos de liberación… esta misma semana el viernes comenzó con una cantidad de cosas y problemas y retos de la construcción y otras cosas, y cuando terminó la tarde, ya todo eso estaba resuelto. Increíble. Cánticos de liberación.

Dios me dio la sabiduría, le puedo compartir un pequeño testimonio acerca de eso? Cánticos de liberación. Mire, queremos comenzar a poner ladrillos esta misma semana, a pesar de que es invierno y eso tiene unas complejidades, pero había una traba que necesitábamos ver lo más pronto posible a una persona, una autoridad de la Ciudad de Boston. Si esta persona no daba la aprobación no podíamos comenzar a poner ladrillos y parecía que había que esperar un tiempo demasiado largo. Hay unas oportunidades que tenemos que aprovechar ahora mismo, y el arquitecto me dijo, no, no se puede esta semana, sencillamente, no hay manera.

Yo me quedé callado y me frustré por dentro pero iba manejando hacia otra reunión y me entró una de esas cosas, que a veces me entra, y dije, ¿Saben qué? Yo voy a llamar a esa persona directamente. Ahí en la Ciudad de Boston, como la reina Ester cuando dijo, yo no puedo entrar ahí a ver al rey porque sino me cortan la cabeza. Yo dije, ¿Saben qué? Yo me voy a confiar a la gracia del Señor. Este es un hombre con quien a través de todos estos años de construcción, de vez en cuando, cuando he estado en un gran aprieto yo le he pedido misericordia a él y he ido en mi calidad de pastor y le he dicho, no estoy aquí como un profesional, estoy aquí como un pastor que estoy preocupado por mi iglesia y necesito que tu me des una excepción a esto.

Y ese hombre es dificilísimo de alcanzar. El arquitecto nunca lo consigue, pero por alguna razón yo siempre que llamo lo consigo. Es una cosa rara. Nadie lo consigue. La última vez hace como 3 años lo llamé y me dijo, how did you get me? Nobody finds me in this phone ever. Él estaba como molesto y frustrado de que yo lo hubiera pillado en el teléfono. Dice, nadie me consigue cuando llaman.

Y de hecho esa vez le presenté mi causa y él me dio gracia. Y esta vez dije, Señor, ni siquiera había formulado las palabras, pero dije, Señor, aunque no tengo claro lo que le voy a decir, si él contesta ya voy a tomar eso como una evidencia de tu gracia y le voy a hablar lo que me salga. Óigame, iba manejando, iba tarde a una reunión y suena el teléfono dos veces, hello? Ni voy a decir el nombre de quién es, y yo dije, gracias Señor. Y entonces procedí, y le dije, mira, yo sé que esto es algo excepcional, mi arquitecto tiene miedo de llamarte otra vez. Te dejó un mensaje pero necesito esto y esto. Estoy llamando como pastor, no estoy llamando como contratista ni como nadie. A veces tu has tenido gracia para conmigo y esto es lo que yo necesito. Tenemos una necesidad y es un aprieto, si no vamos a perder una gran oportunidad. Él dijo, no se preocupe, yo voy a llamar al arquitecto y vamos a resolver esto.

Cerré el teléfono y llamé al arquitecto. Le dije, espera una llamada de esta persona. y cuando estoy hablando con él me dice, aquí me está llamando ahora mismo, tengo que cerrar el teléfono. Era este hombre llamándolo. Cánticos de liberación.

Hermanos, porque Dios no lo hace todo fácil para tu vida, pero cuando tu confías en la gracia del Señor, yo sé que no soy perfecto, pero yo sé que tengo gracia ante Dios. él conoce mi corazón.

Entonces, cuando tu tienes esa confianza, tu te atreves a hacer cosas. Cuando estás en aprietos, tu dices, bueno, yo y mi Dios estamos bien, no es que yo no tenga pecado pero él sabe toda mi vida, él sabe que yo estoy tirado a sus pies y que yo estoy claro, soy transparente delante de él, no tengo nada escondido delante de él, tengo su amor, tengo su gracia, tengo su misericordia. Usted se mete al hoyo mismo del infierno y usted sabe que Dios está con usted.

Y eso le da autoridad. Muchas veces nosotros somos como Adán y Eva, tenemos nuestros pecados encubiertos, nos cubrimos con hojas y Dios sabe. Y cuando Dios quiere venir y hablar con nosotros, nosotros nos escondemos de él porque no tenemos autoridad. Cuando usted sabe que usted necesidad la misericordia de Dios y que todo lo que Dios le de es porque él es misericordioso, compasivo, tierno, perdonador y tolerante, eso le baja la guardia al Señor enseguida. A Dios lo que no le gusta es la gente arrogante, la gente deshonesta, la gente que cubre su pecado, la gente de doblez de corazón, pero cuando Dios ve un corazón contrito, humillado, transparente, sincero, sencillo, el Señor no sabe qué hacer para bendecir esa persona.

Por eso yo les pido, hermanos, seamos tiernos para con Dios. seamos transparentes para con el Señor, seamos humildes ante nuestros hermanos y ante nuestro Dios porque eso siempre hará que en nuestra vida haya testimonios, muestras del favor de Dios. Tendremos pelea, tendremos batalla, tendremos momentos de aprietos pero de todas ellas nos librará el Señor y siempre habrá un cántico de liberación en nuestra boca.

Y entonces, ahí está la promesa de la cual yo les decía, el Señor dice, te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Cuando tu estás recto delante de Dios, cuando tu corazón está claro delante del Señor, mire, Dios te da sabiduría, te da entendimiento y te enseña cada día el camino en el que debes andar. Cada día viene el consejo de Dios a tu vida.

Yo dependo de eso, como pastor, como padre, como esposo, como consejero, como administrador, como persona que está metida en tantos diferentes ambientes, yo continuamente, Señor, dame sabiduría. Dame un consejo. Cómo resuelvo esto? Mañana tengo que predicar y no tengo nada, Señor. No quiero predicar un sermón genérico porque eso lo puede hacer cualquiera, yo quiero una palabra profética. Dónde está tu palabra? Dónde está tu consejo?

Y yo dependo de Dios, hermanos, 24 horas al día. Yo no le puedo decir cuántas veces mientras voy manejando, Señor, tengo una cita, tengo alguien a quien aconsejar, algo que decir, una situación que resolver, una reunión importante. Dame la palabra, dame el consejo.

Y cuando tu tienes cuentas claras con Dios, todas las líneas están limpias. Tu puedes recibir, no hay interferencia. La palabra del Señor baja clara, no es como cuando tu estás en el túnel que tu oyes la voz entrecortada de Dios, el diablo está tirando todo tipo de interferencias y tu no sabes lo que él te está diciendo. No, cuando tu vida está clara el Señor te habla en high definition, es claro. Te llega perfectamente clara la palabra del Señor. Dios te da entendimiento. Tu recibes intravenosamente la revelación de Dios, el consejo de Dios para tu vida.

Tu vida es una vida de sabiduría, de decisiones bien hechas y de corrección, cuando te equivocaste el Señor dirige las cosas en una buena dirección. Te enseñaré, te instruiré, te haré entender. Óigame, qué cosa? Eso es algo global, te haré entender. en otras palabras, tu sabrás quién eres? Cómo es el mundo? Cómo es la vida, la muerte, la enfermedad, las relaciones humanas, las finanzas, el trabajo, el matrimonio, los hijos? te haré entender y te enseñaré el camino por donde debes andar.

Pero todo comienza con tener cuentas claras con Dios. Una vida de confesión, una vida de reconocimiento y una vida de sanos propósitos, honestos propósitos de mejorar la manera en que caminamos con el Señor. Te haré entender, te enseñaré el camino.

Y finalmente dice, sobre ti fijaré mis ojos. Que promesa más bella. Puede usted visualizar eso? Sobre ti fijaré mis ojos. Yo espero que tu sientas que cuando tu caminas los ojos del Señor te siguen dondequiera que tu vas. Porque si Dios está mirándote, hermano, todo está bien con el mundo.

David vivía perseguido por eso. Mire lo que dice el salmo 33, versículo 18, “…he aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia para librar sus almas de la muerte y para darles vida en tiempo de hambre…”

Yo les había dicho acerca de ese sueño que yo tuve del Señor en forma de león de la tribu de Judá, y lo que yo vi fue este león, Cristo, el león de la tribu de Judá, posando sus ojos sobre la Ciudad de Boston cubierta de un enjambre de espíritus demoníacos. Y cuando yo vi los ojos del Señor en ese sueño, eran ojos poderosos, ojos de autoridad, ojos de sabiduría y ojos de misericordia. Y yo sabía que simplemente el él mirar era suficiente para ejercer control.

Sabe que Dios es extremadamente económico? Dios no tiene que estar dando batazos y sacar una lanza y una espada y cortar… no, no, Dios simplemente mira y él con sus ojos él gobierna el universo. Él no tiene que inmutarse demasiado.

Así que si Dios está mirando sobre ti la protección del Señor está sobre tu vida, en control de Dios, la bendición de Dios. yo siempre digo, Señor, que tus ojos no se quiten de mi vida. Que tus ojos no se quiten de esta Congregación. Que tu siempre estés mirando sobre este pedacito de tierra en el 68 de la Northampton street, porque si tu estás mirando sobre esta comunidad, esta comunidad será prosperada y será bendecida.

Ahora, cómo te aseguras tu de que los ojos del Señor estarán sobre tu vida? Guarda cuentas cortas. Cuando tu ofendas al Señor, inmediatamente confiesa y has un propósito sano de ser mejor y no encubras tu pecado.

Hay un verso correctivo, dice, no seas como el caballo o el mulo sin entendimiento que han de ser sujetados con cabestro y con freno porque sino no se acercan a ti. qué quiere decir eso? No seas obstinado, no seas rebelde, no te empecines en tu pecado, sino se sumiso, se tierno para con Dios.

No seas rebelde. Hermanos, hay personas en el Reino de Dios y aún en esta iglesia que llevan años y siempre es la misma cosa. Nunca cambian. Es siempre lo mismo. Su temperamento no cambia, su carácter no cambia, su personalidad no cambia, sus prácticas no cambian y necesitamos cambiar de actitud. Hay cosas que están haciendo daño en tu vida, hay cosas que le están haciendo daño a tus seres queridos. Hay cosas que están impidiendo que la gracia del Señor fluya en tu vida y Dios dice, no me obligues a ser cruel contigo. No me obligues a ejercer disciplina porque sino no me obedeces.

Siempre tenemos que tratar de adelantarnos a Dios y confesar nuestros pecados delante del Señor, y cambiar. Yo quiero que en este año tu hagas un firme propósito de entregarle a Dios todas aquellas cosas que no le agradan. Tu sabes cuáles son. No les pongas un nombre diferente. Y recuerde que yo siempre estoy llamándoles a ustedes a ir bien hondo en esas cosas que desagradan al Señor.

Porque muchas veces pensamos que yo no soy adúltero, yo no le estoy robando a nadie, yo no he matado a nadie, yo no ando por ahí dándole patadas a las viejitas en la calle, no les robo los dulces a los niños. Hay cosas, hay otras actitudes, hay cosas profundas en nuestro corazón, hay orgullo, hay rebeldía, hay malas actitudes, hay abuso verbal, hay rencores que no hemos soltado. Hay cosas que son actitudes que no son pecados grotescos, pero igualmente son tumores que hacen daño en nuestra vida.

Y yo creo que verdaderamente el hombre, la mujer de Dios llega a la madurez cuando deja de preocuparse por las cosas graves y serias y feas y entra a esa área ética de la vida. Esos pecados decentes y elegantes, pero que son siniestros y son destructivos y son igualmente de dañinos para el crecimiento espiritual. Entrégale esas cosas al Señor también, confiesa tu pecado para que la disciplina de Dios no caiga sobre tu vida.

Y entonces tu podrás tener todos esos beneficios de los cuales Dios habla. Yo soy el primero que tengo que decirle, Señor, ayúdame a ser honesto y transparente contigo, ten misericordia, ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia, conforme a la multitud de tus piedades, borra mis rebeliones, lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado porque yo reconozco mis rebeliones y mi pecado está siempre delante de ti, contra ti solo he pecado y hecho lo malo delante de tus ojos, para que seas reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio.

He aquí, en maldad he sido concebido y en pecado me concibió mi madre, he aquí, tu amas la verdad en lo íntimo y en lo secreto, me has hecho comprender sabiduría. Unifícame como hisopo y seré limpio, lávame y seré más blanco que la nieve, hazme oír gozo y alegría y se recrearán los huesos que has abatido.

Hermanos, esa es la actitud. Léase el salmo 51 para su devocional esta semana. Esa es la actitud que Dios quiere 24 horas al día, 60 minutos por hora, 60 segundos por minuto. Un corazón contrito y humillado, misericordioso, tierno para con Dios, reconocedor de que desde que tu te levantas, es más, mientras estás soñando ya estás pecando y necesitas que Dios siempre esté cubriendo tu maldad.

Y cuando tu vives así, el diablo no sabrá qué hacer contigo. La misericordia de Dios te cubrirá una y otra vez, quiera Dios que esa sea la actitud de esta Congregación.

Vamos a ponernos de pie, vamos a entregarle al Señor. No seamos rebeldes. No seamos soberbios delante de Dios. Humildes, sumisos, tirados al piso delante de la presencia del Señor, confiando en su misericordia, cada día. Eso es lo que yo deseo para mi pueblo, es lo que yo deseo para mí mismo. Este sermón yo tengo que meditar en él 10 veces, yo primeramente.

Nos toca a todos, hermanos. Dios desea que le entreguemos nuestra vida al Señor. Si tu no has entregado tu vida a Cristo en este día, deja ya de jugar con Dios y refúgiate en los brazos del Señor. Quiero invitar, si alguien no ha entregado su vida a Jesús todavía, y lo quiere hacer en este día, si tu quieres levantar tu mano, yo quiero orar por ti y ponerte en las manos del Señor.

Habrá alguien que no haya dado su vida a Cristo Jesús todavía y que no haya confesado sus pecados delante del Señor? Dios te bendiga, mi hermana, amén, amén. el Señor conoce tu corazón, y ahí comienza la justificación. La justificación comienza con un reconocimiento de pecado. De eso no hay que avergonzarse. Al contrario, que privilegio poder despojarnos de ese manto feo y sucio y recibir el manto de justificación que Dios quiere poner sobre nosotros.

Habrá alguien más que le diga al Señor, Señor, yo me arrepiento de mis pecados y entrego mi vida a ti. Amén, Dios te bendiga, hermana. Amén, Dios te bendiga. Aquí también, manos que se levantan. Gloria al Señor. Manos levantadas en señal de arrepentimiento.

Arriba quizás alguien también? puedo pedirles que pasen aquí al frente rápidamente. Vengan acá un momentito. Yo quiero orar por usted y entregarle su vida al Señor. Alguien que acompañe a esas vidas. Vengan por acá, no se preocupen. Esto es entre tu y Dios solamente. Ven. Quiero ponerte en las manos del Señor y presentar tu vida y quiero que tu camines así de esa manera, como hemos dicho, honestidad, honestidad, sinceridad delante del Señor. Pasen por acá.

Que esta sea la consigna este año para ti y para mí. Sinceridad delante de Dios. Transparencia delante del Señor. No encubras tu pecado. Muere, este el año de morir, este es el año de definir, este es el año de decidir. Este es el año de claridad delante del Señor. Defínenos, Padre, de una vez por todas.

Te entregamos todo lo que tenemos y todo lo que somos. Sinceridad dice el Señor, sinceridad, transparencia delante de mi, dice el Señor. Entréguenme todo y confiésenme todo y yo estoy más que dispuesto para caminar con ustedes. Yo nunca los voy a rechazar, nunca los voy a azotar, nunca los voy a regresar de mi trono, avergonzados. Si ustedes se acercan a mí contritos y humillados, siempre mi mano de misericordia se va a extender sobre ustedes. Y mi perdón siempre estará sobre ustedes.

Yo no les condeno. Si hay arrepentimiento yo no les condeno, dice el Señor. Camina con Dios este año. Camina con Cristo este año. Esto que tu haces de pasar aquí al frente, séllalo en tu corazón. Escríbelo en alguna parte, pon un papel en tu dormitorio, en alguna parte que tu lo veas todos los días. Señor, yo te di mi vida, yo te entregué mi corazón, yo reconocí mi pecado delante de ti. Ahora, quiero vivir en esa honestidad.