Las tormentas no deben impedirte llegar al otro lado

En los últimos meses nuestro país, Guatemala, ha estado sometido a intensas lluvias y los pronósticos son malos. Entonces se hace necesario aprender que en tiempos difíciles hay que disciplinar nuestra mente, boca, comportamiento y actitudes.

Isaías 53:7 aconseja que imitemos al Señor que no abrió la boca para decir mal, incluso en medio de la aflicción. A veces en una situación de tormenta y tribulación dudamos y abrimos la boca para decir cosas negativas.

Marcos 4:35-40 nos recuerda que Jesús le dijo a Sus discípulos que “pasaran al otro lado” pero se levantó una tempestad, ellos tuvieron miedo y le pidieron que los ayudara. En esa situación hubiera sido mejor que cerraran la boca. Entonces, el Señor los reprendió porque la falta de fe es lo peor que podemos expresar. El Señor te saca de donde estás y te hace llegar al otro lado para darte bendición. Las dificultades generalmente te sorprenderán a medio camino, no al inicio. Cuando decides ir hacia “el otro lado”, cuando inicias una carrera universitaria, un negocio o un compromiso, debes asumir el riesgo de enfrentar las tormentas que te sorprenderán en el camino.

Ir al otro lado siempre significa avanzar. El Salmo 46 dice que en la tormenta y tribulación el Señor es pronto auxilio, refugio y fortaleza. Esto es verdad cuando tenemos fe y la usamos. En los momentos de tribulación no digas cosas que retarden la tormenta, profetiza tu futuro de bien o cierra la boca. Mi familia y yo afrontamos una tormenta en Cancún donde pasábamos unas vacaciones. Experimentamos lo que es vivir cinco días encerrados en un albergue con un grupo inmenso de turistas asustados. Al final, mi Padre celestial me hizo ver que estaba poniendo ángeles a mi servicio porque al llamar a la línea aérea, me dijeron que tenían órdenes de encontrarnos y ayudarnos. Nosotros fuimos los primeros de cuarenta y cinco guatemaltecos que retornamos sin necesidad de diplomáticos porque el pronto auxilio del Señor nos benefició. Así actúa Él cuando guardamos nuestra boca. Yo pude protestar pero me mordí la lengua antes de maldecir sobre mi vida. En tu tormenta di solamente cosas positivas.

Ezequiel 37:1-7 nos enseña que al profetizar, incluso los huesos se juntan, se cubren de tendones y carne. El Espíritu Santo es como un viento apacible que escuchas cuando usas bien tu boca. Cuando estés en medio de la prueba debes profetizar sobre tu futuro. No hay infidelidad, divorcio, engaño, deuda, enfermedad incurable que nuestro Dios no pueda vencer.

Zacarías 9:12 nos alienta a volvernos prisioneros de esperanza porque el Señor suplirá toda necesidad y nos restaurará el doble. En el libro de Job dice que la prueba arranca la esperanza con todo y raíz, por eso aconseja “vuelve a mi porque te restauraré”. Aprende a manejar tus pensamientos, boca y actitud ante la tormenta para no desesperarte y detener la bendición. Pídele al Señor que ponga freno santo a tus confesiones, que guarde tu boca y te enseñe a profetizar sobre tu futuro. Nunca pierdas la esperanza porque de allí viene la fe para lograr que la misericordia de nuestro Padre nos restaure. Entrégale tu vida, confiésalo como Padre y Salvador, ésa es la profecía más grande y la que te abrirá las puertas a una vida plena.

Por: Pastor Carlos Montúfar

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