La gente que codicia lo de otros, es porque no se ha dado cuenta de lo que tiene. Pero los que sí se dan cuenta, viven felices con lo que tienen. La codicia genera envidia. Lucas 10:29
Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
Hay tres tipos de actitudes que tenemos a la hora de vivir y relacionarnos con los demás. La actitud de este ladrón fue tomar lo que no era de él, herir a la persona y dejarla abandonada. Normalmente, asociamos lo que Jesús dijo con asaltantes, gente que roba el celular, la billetera, ese tipo de violencia, pero lo cierto es que la mayoría hemos sido víctimas del ladrón que llevamos dentro, que es el conjunto de nuestros pensamientos y acciones que viven robándonos algo de nuestra vida. Ser haragán, impuntual, incumplido, son ladrones que te han asaltado durante toda una vida. Pensar en pequeño, la falta de estima, todo eso roba el potencial que llevas dentro. Te habla constantemente y te dice que no puedes, que no naciste ahí, que no eres de esa clase económica.
Ladrones que le roban a las personas y de igual forma, los deja heridos. Porque vienen y te roban, te cosen, te dan desinflamatorios, o te queda una cicatriz física. Pero, ¿qué hay de las cicatrices que quedan dentro cuando no hiciste lo que debías hacer, cuando te robaste a ti mismo una promesa porque no tomaste lo que Dios tiene para ti y llevas una vida creyendo que no puedes, que se te fue el tiempo, que no lo vas a lograr? ¿Cuántos se han asaltado a ustedes mismos? Vicios, hábitos que están robando continuamente lo que podemos llegar a ser. Tú mismo te robaste una oportunidad, te dio miedo, dijiste que no, no te animaste. Son ladrones que nos han dejado heridos por mucho tiempo.
Yo tuve un ladrón de niño: el rechazo. Fue algo con lo que tuve que aprender a vivir hasta que dije “ya no”. Yo tenía un perro que se llamaba Otelo, y llegué a creer que sólo él me amaba. Te pones a decir “nadie me comprende, nadie me ama”, pero ¿te comprendes tú? Si tú te entiendes, eso es lo que cuenta. Tú no te amas y quieres que te amen los demás; tú no te apoyas ni crees en ti y quieres que los demás lo hagan. Todas esas son mentiras que vivimos creyendo, confesando, dominan nuestra existencia y generan complejos. Estos malos hábitos provocan llevar una mala vida, y si a eso le agregas no tener a Cristo, luego paras culpando a todos los demás. Debemos enfrentar a esos ladrones y sacarlos en el nombre de Jesucristo. Otros ladrones son las mismas personas que te hablan, mal aconsejan, te rechazan, te intimidad. Nadie te puede hacer de menos sin tu consentimiento. A no ser que tú consientas eso que te han dicho, entonces te pueden hacer sentir de menos. Desarrolle un carácter en el Señor.
La primera actitud del ladrón es la siguiente: Lo tuyo es mío. La raíz era la codicia. Por eso, el Señor dijo: “No codicies nada de tu prójimo”. Yo le dije: “Señor, tu Palabra dice que no codiciemos”. Me fui a buscar una Escritura que diga que la codicia es mala, lo único que encontré fue donde dice que uno no debe codiciar lo que no es de uno. Dice: “No codicies la mujer de tu prójimo”. A tu esposo lo puedes codiciar, a tu esposa. Si no codicias lo que es tuyo, vas a codiciar lo que no es tuyo. En la universidad, nos enseñan sobre la competencia en el mercado. Ahora no se habla del servicio, sino de robarle el mercado a alguien más. La raíz del adulterio es la codicia. Hay millones de solteros y tú quieres el que ya tiene esposa. La primera actitud para con el prójimo es esa, que lo que es de alguien tiene que ser tuyo. Dicen: “Yo quiero la gerencia”, pero ya está ocupada. Tú trabaja bien y el día que se necesite un gerente, será a ti a quien elijan si lo haces bien. Pero no codicies el puesto del que está ahí.
¡Qué impresionante conducta deplorable tienen algunas personas diciendo que Dios les dijo que sería de él, cuando lo que hacen es codiciar lo que no es de ellos! ¿Cómo así? La codicia se mete muy sutilmente, es lo que sustenta esa actitud de “lo que tú tienes, es lo que yo quiero”. Tú puedes tener algo como lo que él tiene, pero no lo que él tiene. No debes codiciar lo que es de nadie, pues todos podemos tener lo mismo si se lo pedimos.
La gente que codicia lo de otros, es porque no se ha dado cuenta de lo que tiene. Pero los que sí se dan cuenta, viven felices con lo que tienen. La codicia genera envidia. Si tú prosperas un poco, ya todos te envidian y hablan cosas de ti. ¿Por qué la nación judía es una de las naciones más ricas del mundo? Yo creo que el pueblo más rico del mundo debería de ser el pueblo de Jesús, pero tú no lo crees. Estás de cola cuando deberías de estar de cabeza, por esas falsas humildades que se nos pusieron en la cabeza, en lugar de ejercer una fe pura.
El segundo tipo de actitud: Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
La primera actitud es “lo que es tuyo es mío”. Segunda, “lo que es mío es mío”. La primera actitud la tienen la mayoría de los seres humanos. Pero la segunda, la tienen hasta los religiosos. Dice que llegaron, se acercaron al lugar y siguieron su camino. ¿Cuándo entramos en esa etapa de la vida? Es la etapa en que están muchos jóvenes en este momento. Cuando empiezas a trabajar, cuando te graduaste de la universidad, cuando por fin tienes el carro que querías, cuando con tu dinero compras tu televisor y lo pones en tu cuarto, cuando das algo para tu casa. Dices: “Lo que me ha costado es mío”. Es la actitud que tenemos cuando oímos la primera vez sobre los diezmos y ofrendas. ¿Y qué tal los jóvenes cuando se casan? Dicen: “Mi salario es mi salario y el tuyo es tuyo”. No sabes cuántos problemas matrimoniales tendrás por eso.
Todavía no somos cristianos como debemos ser. Hay cosas que no nos dejan salir adelante y vivir la vida que Cristo quiere que vivamos. Debemos de aprender a vivir.
Bailar no es malo, con qué bailas es el problema. ¿Qué música vas a bailar? No es una prohibición, es algo que se hace por principios. Ya viene Semana Santa y espero que tu calzoneta diga “santidad” y no “cuerpo disponible”.
El religioso dijo “lo mío es mío”, nadie lo toque. Esa es la actitud que normalmente tenemos para los demás. La gente llega al trabajo, no se comunica con los demás, no les importa lo que les pasa. Debemos de tomar una actitud diferente para con los demás. Tú has sido tentado a vivir así por las heridas que han quedado en tu corazón. Dices “yo no me meto con nadie”, pero ahí ya te estás deformando, negándote a tener una vida plena. Nadie puede vivir solo, necesitamos los unos de los otros.
Verso 33 Pero un samaritano que iba de camino vino cerca de el y viéndole, fue movido a misericordia.
Se dan cuenta que la gente religiosa se acercó al lugar y no a la persona. Tú no puedes acercarte al lugar, sino a la gente. Bendito Dios, alguien se acercó a Él. Si tú quieres poder tener misericordia, te debes acercar, ver y mover. Tú te mueves cuando has visto, cuando te has acercado. ¿Sabe por qué se les olvidan a los líderes el banco de alimentos? Porque hace tiempo no tienen contacto con alguien que no tiene qué comer, pero cuando lo hagas, vas a ser movido porque hay algo dentro de ti. O te mueves por lo que has visto o porque tienes una convicción, eres una persona con valores. Yo he aprendido a moverme por lo que creo, la convicción que se tiene de algo. La Escritura me muestra que el samaritano vio y se movió.
Verso 35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
El Señor dice: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?” Cuando este hombre se acercó y vio las heridas que tenía, sacó de su aceite y de su vino, le dio vino y puso aceite en las heridas. Eso es figura de Jesucristo. Después de eso, vino y lo puso en su cabalgadura y lo llevó al mesón.
Una de las cosas por las cuales oro para que tú prosperes, es porque no es lo mismo ese samaritano sin cabalgadura, sin aceite, sin vino y sin denarios, ya que no tendría para pagarle al mesonero. No es lo mismo tener para ayudar que no tener. Debemos desear una mejor economía para poder ayudar al que le falta. ¿Cuánto son dos denarios? Era el jornal de dos días de trabajo.
Si lo traducimos a la moneda de este país, serían Q86. ¿Es mucho? No. Entonces viene una lección: Este hombre no era rico, pero la gente espera ser rica para poder ayudar. Vivimos haciendo promesas a Dios que son falsas. “Cuando me des…” Este hombre no dijo: “Quisiera ser rico para ayudar a éste,” sino que usó lo que tenía. Viene y le dice al mesonero: “Aquí hay dos denarios, cuídalo y todo lo que gastes yo te lo voy a pagar al regreso”. ¿A qué se fue? A trabajar para poder pagar. “Yo sé que no alcanza esto, pero voy a ir a trabajar para traerte lo que sea para que lo cuides”. Jesús es el samaritano que se acerca y toca el corazón de las personas, pero después las pone en manos de los mesoneros (nosotros), les dice “cuídalo, que me conozca y a mi regreso, yo te voy a pagar todo lo que has hecho por mí”.
¿Quién es el prójimo? Tú eres el prójimo de alguien. Dice la Biblia: “Y acercándose a él…” El más cercano fue él, se hizo una persona cercana al necesitado. Cuando te acercas a alguien, eres su prójimo. ¿Quién es el prójimo? Aquí eres el prójimo del que va a la par. Cuando vas a la universidad, eres el prójimo del estudiante, del profesor, del que te encontraste en el parqueo. Eres el más cerca a. Todos somos prójimos de alguien, empieza ayudando a tu familia, a tus seres queridos, en casa. Ahora que ganas, no digas: “Lo mío es mío” si durante años le dijiste a tus papás “lo tuyo es mío”. Pero cuando seas movido al amor, vas a decir “lo mío es tuyo”. La etapa gloriosa es cuando puedas decir “lo mío es tuyo”.
De tal manera amó Dios al mundo que dio a su único Hijo. El lo entregó. ¿No cree que podemos cambiar la actitud en Guatemala, que podemos compartir lo que tenemos con alguien más?
Hay un segundo mensaje breve y poderoso. ¿Qué del herido? ¿Sabes qué significa aceite? Autoridad, frescura, unción. Todos debemos volver a comenzar a veces. Este hombre tuvo que volver a caminar. A veces tenemos que volver a comenzar en la vida, muchas veces nos toca empezar de nuevo, y ese aceite es esa frescura. No podemos comenzar sin tener autoridad, estima, autoestima, amor a uno mismo. Para poder ver el comienzo, necesitamos ese aceite del Espíritu Santo, llenura, gozo, alegría. ¿Quién comienza sin gozo? Necesitamos de eso para volver a comenzar. Hay gente que te asalta, sé que la huella física es una, pero la espiritual, eso es diferente, pero ahí está el Señor para levantarte. Tú mismo te heriste a ti mismo, porque fuiste negligente, lo echaste a perder, bebe un poco del vino del Señor, del aceite que El tiene. A veces hay que empezar el hogar de nuevo, la empresa, el empleo, una relación, el noviazgo, tu vida en Cristo, el ministerio. Hay que volver a comenzar, no es fácil hacerlo.
Quiero contarles esta historia: ¿Saben que los pájaros construyen su nido como ningún constructor ha hecho en el mundo entero? Tú puedes construir su casa con muchos detalles, pero nunca le va a ganar al pajarillo. Los pájaros escogen cada pieza, no tienen manos, y con el pico entretejen el nido de amor de su pareja. Es impresionante. Es una belleza de construcción y ahí ponen su nido, pero ¿sabe que es el animal que más veces tiene que volver a construir su casa? Viene un depredador, talan el árbol, el ser humano, y tienen que volver a comenzar.
Pero tiene una particularidad: no importa cuántas veces tienen que volver a comenzar, sólo hacen silencio un momento y empiezan a cantar. Porque no importa cuántas veces tienen que volver a comenzar, siempre van a alabar a su Creador. No importa cuántas veces tengas que comenzar algo, nunca dejes de alabar a Dios, de darle lo mejor a El. No te quejes, quita la queja de tu boca, no te ayuda para avanzar. Pero si los pájaros lo pueden lograr, nosotros también. ¿Cuántas veces vas a comenzar algo? Lo ignoro, no te garantizo que esta se la última, pero la actitud que adoptes en medio de las pruebas, es lo que más te va a sacar adelante.
Apostol: Cash Luna – www.CashLuna.org