Una de las plagas que destruyen la familia es el exceso de compromisos y
el agotamiento físico.
Estamos involucrados en tantos
compromisos, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en la
iglesia, en el deporte, en los negocios, que nos agotamos físicamente y
no tenemos tiempo para nuestra familia.
¿Qué debemos hacer para vencer a este
asesino?
Establecer prioridades en nuestra vida. La
familia debe ser una prioridad, y por eso, debemos separar el tiempo
para compartir con ella. Hay personas que tienen muchos compromisos y
trabajan tanto que cuando se sientan a la mesa, no disfrutan ese tiempo
con la familia ni la comida.
“1Si Jehová no edifica la casa,
en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad, en
vano vela la guardia. 2Por demás es que os levantéis de madrugada y
vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores, pues que a su amado
dará Dios el sueño”. Salmo 127.1, 2
¿Cuáles deben ser nuestras prioridades de acuerdo al orden
bíblico?
Nuestra
relación con Dios. Antes de ir al trabajo, al negocio, a la
escuela, debemos tener un tiempo de oración con Él, hablar con Él,
porque de esa manera, nos dará la fortaleza para hacer todo en menos
tiempo. Cuando ponemos a Dios en primer lugar, Él nos da la gracia para
hacer el resto.
Nuestra
relación con la familia. Después del Señor, debemos tener tiempo
de calidad para compartir con nuestro cónyuge e hijos. Si la relación
con ellos no se cultiva, no podremos sostener nuestro matrimonio.
La iglesia. Cuando hayamos
cumplido con los dos anteriores, la siguiente prioridad es la iglesia:
asistir, servir y contribuir con los dones, los talentos y el dinero,
entre otros.
El trabajo. Desafortunadamente, para la mayoría de las personas, su prioridad es el
trabajo; y por esa razón, todo está al revés en su vida; no existe un
orden de prioridades en el hogar, y por esta causa, muchos hogares están
destruidos.
Por: Apostol Guillermo Maldonado – www.elreyjesus.org