Somos hijos de Dios y debemos crecer espiritualmente porque la Biblia dice que nos anhela celosamente. Las personas que tienen hijos lo comprenden muy bien. Yo soy padre de familia y ansío relacionarme con mis hijos. Llego a casa buscándolos para cargarlos, abrazarlos y besarlos, me encanta que me cuenten sus cosas, lo que hicieron durante el día: “papi, ¡hoy metí un gol! … hice un dibujo en el colegio”.
Todos nos regocijamos de la relación con nuestros hijos porque después de Dios, no hay nada como sentirse honrado por ellos que son herencia divina.
Cuando mis hijos eran bebés, yo me moría porque crecieran para platicar con ellos y se lo decía a mi esposa. Entonces, imagina cuánto te anhela el Padre Celestial, cuánto desea tener una relación cercana contigo.
Desde el Génesis leemos que Dios se paseaba en el jardín del Edén y hablaba con Adán. Qué agradable es estar con los amigos y Él quiere ser el mejor de ellos. La gente más feliz es la que tiene buenas amistades y es querida por otros.
Para tener amigos hay que ser uno, inspirar confianza y compartir. Siembra amistad para luego cosecharla.
Las promesas de Dios
Hay promesas para quienes anhelan esa relación estrecha con Dios. Cuando pecamos y nos alejamos del Señor, Él se acerca a devolvernos esa relación y cambiarnos un corazón de piedra por otro de carne. Para lograr que sea tu compañero debes darte tiempo y comunicarte con Él. No dudes que te escucha.
Con un buen amigo tenemos muchas cosas en común y por ello, disfrutamos el tiempo que pasamos juntos. Dios quiere que lo conozcas para ser tu mejor amigo. Desea que le platiques todo el tiempo, incluso en medio de una reunión.
A veces, cuando estoy a punto de tomar alguna decisión importante en alguna reunión de negocios, me excuso y voy al baño a orar para pedirle que me de gracia, sabiduría y favor, le entrego la situación para que se haga Su voluntad que siempre será de bien. Entregarle el dominio de todo, trae cosas buenas. Dios quiere tener comunión y diálogo contigo, desea ser tu amigo y compañero.
Con quiénes tendrá esa relación
Salmo 25: 12-14 nos instruye: ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto.
El principio de la sabiduría es el temor a Jehová que no es miedo a un padre malo sino es amar lo que él ama y odiar lo que él odia. El temor a Dios es aborrecer lo que Él no quiere. Cuando le temes y eres obediente, heredarás la tierra con tu descendencia. Los amigos de Dios son aquellos obedientes que le temen y hacen Su voluntad incluso cuando la carne se resiste. La promesa de lograrlo es conocer Su pacto y verlo cumplido en tu vida.
Lo que le molesta a Dios
Proverbios 6: 16 enumera: Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.
Mientas más aborrezco el mal y el pecado, más cercana será mi relación con Dios. Él busca a quienes son moralmente honrados, tienen hambre de Su Palabra, viven en santidad y están a cuentas de sus faltas. Confiesa tu pecado y permite que te haga un hombre nuevo, libre del mal. Su misericordia es nueva todos los días y quiere dártela. Aunque nadie conozca tu situación, Él sí la conoce y quiere darte libertad para poder relacionarse contigo.
Gálatas 5: 16-26 nos dice claramente: Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Hay situaciones donde tu carne y tu espíritu están en contienda. Tal vez tienes frente a ti una mujer guapa pero el espíritu te dice que no la veas porque debes honrar a Dios y a tu esposa. Los que andan en el Espíritu son los que temen a Dios. Hay que tener disciplina y rechazar la tentación. El Señor nos ayudará porque no hay tentación más fuerte que Su poder para vencerla. Él puede darte ese poder para salir de cualquier tentación.
Gálatas 6:6-10 también aconseja: El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
A veces somos tentados para dejar de hacer el bien, pero Dios dice que no desmayes porque llegará el tiempo de la recompensa. Hacer el bien es fruto del Espíritu y es necesario beneficiar a nuestra familia en la fe con buenas obras.
Mateo 6 nos recuerda que debemos buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia para que todas las demás cosas nos sean añadidas. Podemos intentar por nuestras fuerzas pero es mejor pedirle prudencia y entendimiento para buscar primero el Reino para que todo lo bueno nos persiga. Dios quiere que seas un bendito de Él. Busca tener una relación íntima con el Padre, no te conformes con ir a la iglesia y servirle, entrégale completamente tu vida para que tome el control y hagas Su voluntad como Jesús lo hizo.
Dios es lo más importante
Lucas 10: 38-42 habla sobre lo que realmente es importante: Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Dios quiere que imites a María y le des la prioridad en tu vida. Marta se afanaba y preocupada, que en el original significa “distraída, dando vueltas en círculos”, no ponía atención a lo verdaderamente importante. No permitas que te suceda lo mismo y presta atención a Su voz. Si le escuchas, te sentirás seguro a pesar de las circunstancias. Además, te sentirás lleno de paz y podrás gozarte del éxito de todos porque la envidia no cabe en el corazón de los amigos de Dios.
Jesús nos enseña a darle prioridad al Padre. Él oraba de madrugada, tarde y noche, siempre se comunicaban y le enseñó a Sus discípulos a hacerlo también. Oraba en el desierto, en los montes, solo o acompañado, pero nunca dejaba de comunicarse con Dios. Esa debe ser también nuestra prioridad. Medita en la Palabra noche y día para que sea tu delicia. Cuando nos conectamos con Él y sentimos Su compañía, nos llenamos de paz y somos capaces de hacer proezas en Cristo. Somos llamados a hacer cosas grandes.
2 crónicas 7:14 promete: si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Búscale para que llene tu vida.
Job 22:21-22 aconseja: Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien. Toma ahora la ley de su boca, y pon sus palabras en tu corazón.
No tener relación con Dios provoca una vida tan insípida como comer un cereal sin leche. No le pierdas el buen gusto a la vida alejándote de Él que le da sentido. Tu existencia sin Dios será triste y amarga, no permitas que eso te suceda. El Señor quiere que lo pongas en primer lugar y que lo anheles para darte una vida de abundancia y perdonar tus pecados. Él es quien borrará la tristeza, te acompañará cuando te sientas solo y te dará confianza en medio del temor. Es el único que puede darte una vida extraordinaria.
Por: Pastor Juan Ramón Morales