Mujer eres excepcional, no temas

El Espíritu Santo nos revela cosas poderosas acerca de la mujer, como lo favorecida que es. La Palabra del Señor en Lucas 1: 26 dice: “Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.”

Regularmente, la gente cree que sólo María es muy favorecida porque quedó esperando al hijo de Dios. Por supuesto que llevar al hijo de Dios en el vientre es único, madre de Jesús hay una sola. Pero las demás mujeres también son favorecidas cuando quedan esperando. Todas las mujeres son favorecidas porque tienen la oportunidad de estar embarazadas y dar a luz a sus hijos.

Hay eventos en la vida que al parecer han hecho creer a la mujer y aún al hombre, que no están siendo favorecidos con un embarazo. Puede ser que el embarazo haya venido en circunstancias adversas, como antes de casarse o que sea producto de un adulterio o fornicación. Pero haciendo a un lado ese pecado, el hecho de que una criatura vaya a venir y que Dios le haya dado la vida, tiene que hacernos muy favorecidos.

Cuando Dios le da la vida a alguien es por que tiene un propósito para él en esta tierra. Y si Dios tiene un propósito para el hijo que has llevado o llevas en tu vientre, es porque estás siendo favorecido.

La mayoría de padres cuentan con un problema: el descubrir cuál es el propósito por el que está viniendo al mundo su hijo. Los padres deben de saber cuál es el propósito de Dios para sus hijos porque ellos son los encargados de revelárselo.

Los padres siempre le piden a Dios muchas cosas con respecto a sus hijos, por ejemplo: el aspecto físico que desean que tengan, si desean que sea un niño o una niña. Pero rara vez le piden al Señor que les revele el propósito que tiene para la vida de ellos.

Quizás no comprendas que estás siendo favorecida con el hijo que tienes o que vas a tener, y dentro de tu ser lo has rechazado de alguna manera, nunca has hablado de ellos y no te han ministrado, pero debes comprender que si el Señor tiene un propósito para ese ser, estás siendo favorecida de parte de Dios.

Hoy en día, muchos hombres y mujeres han sido engendrados en una circunstancia aparentemente no favorable.
Si tú eres de las personas que constantemente voltean a ver el día y la condición en que fuiste engendrado, el barrio donde naciste y creciste, el apellido que llevas, quiénes son tus padres y cómo se dieron todas esas circunstancias; estás determinando tu fracaso ti mismo.

Sólo hay una cosa en la que debes fijarte: que Dios te dio el soplo de vida y te hizo nacer con un propósito. Cuando por fin aprendas a ver eso, tu mente y tu corazón van a cambiar; porque el Señor no puede obrar en alguien que no cree que Él lo puede hacer.

Cuando nosotros vivimos repasando todas las circunstancias adversas que sucedieron y arrastrando todo nuestro pasado, estamos bloqueando las bendiciones que Dios nos quiere dar. Debes dejar de pensar que eres un infeliz por lo que haya sucedido antes, porque al hacerlo te dices a ti mismo que eres un fracasado en la vida. Debes dejar todo tu pasado atrás y vivir feliz por lo que Dios quiere hacer en tu vida. Todos aquellos que hemos creído que Dios tiene un propósito en nuestra vida, y hemos dejado a Dios tratar con nosotros hemos salido adelante.

La forma en que tú salgas adelante en la vida, va a determinar en gran manera lo que piensas de ti mismo. El sacar a tus hijos adelante va a determinar fuertemente lo que tú piensas que son tus hijos. Si tú piensas que tus hijos son un estorbo, te van a estorbar, pero si tú crees que tus hijos son una bendición, los vas a educar para que bendigan a muchas personas.

Hace algunos días, cuando yo me encontraba en el gimnasio, una mujer se me acercó y me dijo. “Pastor, disculpe que lo interrumpa, pero quiero decirle que en el servicio en el que habló de que las mujeres son muy favorecidas, tuvimos una sanidad familiar con mis hijas. Y a partir de ese día, yo veo a mi pequeña y le digo: “Eres mi oportunidad”.

Tus hijos son la oportunidad que Dios te da para poner tu sello en una persona, son la oportunidad que tú tienes para estampar en una persona tus pensamientos, tu forma de expresarte y de creer. Deja que tus hijos lleven un buen sello en la vida.

No veas en tus hijos un problema, sino que una oportunidad. Si crees que eres favorecida teniéndolos, así los vas a levantar.

En el versículo 29 del capítulo uno de Lucas dice: “Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios”.

La primera cosa que tuvo María al tener la visitación del ángel fue miedo. Cuando ella conoció el motivo por el cual el ángel Gabriel le visitaba, sintió temor. María tenía miedo de ser madre.
La Biblia nos enseña que el Señor conoce los temores que puedes llegar a tener en tu corazón, antes de que los demuestres.

La mayoría de mujeres, al igual que María, tienen miedo de ser madres. Pero, el tener hijos, les da miedo a todas las personas porque es una responsabilidad muy grande.

Grandes bendiciones conllevan grandes responsabilidades. Dios no da una bendición sin delegar la responsabilidad. Si Dios te da un hijo, es una gran bendición que lleva la responsabilidad de cuidarlo. Tus hijos son una bendición de Dios, pero la encargada de criarlos y educarlos eres tú.

La primera cosa que da miedo cuando vas a tener hijos es la responsabilidad. Junto con la ilusión del embarazo, llega el miedo de poder perderlo. La probabilidad de tener temor llega al corazón de una madre cuando no sabe qué va hacer o qué va a pasar con sus hijos. Mientras más bendecidos crees que tus hijos serán, más grande es la responsabilidad que tendrás.

El Señor quiere decirles a todas las mujeres que aún no han inclinado su oído para escucharlo, que son muy favorecidas y que no teman, porque sus hijos saldrán adelante porque cuentan con su bendición y cobertura.

Las Escrituras nos dicen que María encontró gracia delante del Señor. Quizás tú te has preguntado en algún momento si también has encontrado gracia delante de Dios. Todos tenemos gracia delante del Señor, porque todos venimos con un propósito, y si tenemos un propósito, poseemos gracia.

En estos tiempos, el temor que tienen los padres de que sus hijos se pierdan es mayor, ya que con el simple hecho de encender la televisión, da miedo pensar en lo que pueda pasarles. Pero debes dejar por un lado ese temor y enseñarles a tus hijos que son luz y que no hay que preocuparse por el ambiente que les rodea.

Nosotros debemos enseñarle a nuestros hijos que ellos son luz del mundo, pero ¿cómo vamos hacerlo si le tenemos miedo a las tinieblas? No hay razón para tener miedo a las tinieblas, porque la Biblia dice que si tú crees en el Señor, serás salvo tú y tu casa.

Regularmente, los padres tememos de lo que pueda sucederle a nuestros hijos, sentimos temor de que puedan perderse. Ese temor es natural.

La situación en que vivimos en estos tiempos es difícil, y con el simple hecho de encender la televisión, uno teme de lo que pueda sucederle a sus hijos.

Existen padres que inscriben a sus hijos en colegios cristianos por temor a que éstos puedan perderse por el ambiente que les rodea. Pero eso no está bien, porque nosotros como padres debemos enseñarles que son luz en las tinieblas.

Los padres debemos enseñarles a nuestros hijos que ellos son la luz del mundo. Pero, ¿cómo vamos hacerlo si nosotros mismos le tenemos miedo a las tinieblas?

Tus hijos no se van a perder porque está escrito que si tú crees en el Señor, serás salvo tú y tu casa (Hechos 16:31).

La Palabra del Señor también nos dice que los hijos que se han descarrilado volverán a los caminos del Señor (Proverbios 22:6).

Cuando los hijos hacen cosas nuevas, da temor. Pero la Palabra de Dios en Jeremías 31:15-17 dice: “Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra”.

Las mujeres nacieron para ser madres de santos del Señor. Dios nunca ha pensado en darle la vida a un ser para que se pierda. Nunca ha pensado en que tu hijo sea un drogadicto, un alcohólico, una lesbiana o un homosexual. Él siempre tiene planes de bien para la vida de tus hijos. Dios siempre ha pensado que tú serás madre de un siervo o una sierva de Dios.

El plan de Dios para la vida de tus hijos nunca ha sido que se pierdan. En su Palabra está escrito que Él tiene planes de bien y no de mal para tu vida. Y con esa fe tienes que ver a tus hijos.

No debes de pensar ni de creer que tu hijo está perdido, debes de tener fe y creer que tu hijo es un santo, es un siervo de Dios y que tus ojos algún día lo verán, pero que tu fe ya lo mira.

No existen motivos para sentir temor de que tus hijos se pierdan. Si el Señor te salvó a ti, va hacerlo con tus hijos. Debes sacar ese miedo de tu corazón, y creerle al Señor por ellos.

Algunos tienen miedo de que sus hijos en Cristo se vayan a desviar, se a enfriar o aburrir de Cristo, pero si Dios te rescató a ti, no va dejar que tus hijos en Cristo se pierdan. Solamente cree por ellos.

Yo pasé durante años rogándole al Señor para que mi mamá se convirtiera, y no sucedió hasta que le creí al Señor.

No tienes motivos para temer por tus hijos, ni preocuparte por si van a salir adelante en la vida o no. La Biblia dice que el justo deja por herederos a los hijos de sus hijos (Proverbios 13:22). Así que debes de creerle al Señor que tendrás para ti, para tus hijos y para tus nietos. Tus hijos sí van a salir adelante, sólo debes creerlo y empezar a verlo en la fe antes de tenerlo.

Si tú eres un hombre justo de Dios, no tienes de qué temer. Las riquezas no son cuestión de suerte. La prosperidad no es asunto de que Dios decidió darle a unos y dejar miserables a los demás. Debes de creer que has sido justificado delante de Dios con la sangre de Cristo y que Dios te da los principios para que salgas adelante y seas un hombre justo. Entonces, tus hijos saldrán adelante y tendrán un gran porvenir y un gran futuro. Pero debes de creerlo primero.

El problema con el que cuenta la mayor parte de personas es que quiere creer hasta que lo ve de una manera tangible, y eso ya no es fe, fe es creer sin ver y vivir como si uno está creyendo eso. Las cosas existen si tú las puedes ver. Si tú puedes ver con la fe, verás una generación próspera del Señor en tus hijos y en tus nietos.

Otro temor que tenemos hacia nuestros hijos es con quién se van a casar. La Biblia dice que herencia de Jehová es la mujer prudente (Proverbios 19:14). Dios tiene para tus hijos y para tus hijas un hombre y una mujer de Dios. Pero… ¿qué pasa cuando estás viendo que tus hijos o hijas van a unirse en yugo desigual con alguien y tú estás feliz y de acuerdo? Le estás diciendo a Dios que no has creído que Él tiene un siervo de Dios para ellos.

Hay esperanza para tu vida y la de tus hijos. No debes de temer por el futuro de tus hijos porque son hombres y mujeres prósperos del Señor. Debes creer que tienes el favor y la gracia de Dios, que eres un hombre justo que heredará a sus hijos. Debes renovar tu mente con la Palabra de Dios. Debes creer que puedes ser próspero.

Cuando Pedro comenzó a caminar sobre el agua, la tormenta ya estaba allí, sólo que él no se había dado cuenta. Cuando él se percató de la tormenta, se hundió. La diferencia cuando caminó sobre el agua y cuando se hundió es la manera en la que vio las cosas.

La manera de ver las cosas es lo que trae el miedo y hace que la gente se hunda. Las cosas como tales no traen el miedo, sino lo que tú piensas.

En la parábola de los talentos, un hombre enterró el talento argumentando que tuvo miedo. El miedo que usted tiene de que sus hijos salgan adelante es el peor enemigo para que lo hagan.

Acepta tus temores y véncelos. Si tú tienes temor por tus hijos, no les estás dando el ingrediente de la fe para que salgan a delante.

Las mujeres son más valientes de lo que creen. Dan a luz hijos y durante el día del parto tienen valor y son fuertes.

Cuando mi hija Ana Gabriela iba a nacer, sufrió mucho y mi esposa también. Mi hija venía enredada en el cordón umbilical, había aflojado esfínteres adentro del vientre de mi esposa. Para que naciera, tuvieron que hacer una operación cesárea de emergencia. Sonia tuvo valor y ahora están las dos acá.

Tú tienes la decisión de ser valiente por tus hijos, tú eres quien le debe creer a Dios para abrir brecha a tus hijos. Debes vivir confiando en que tus hijos están en las manos de Dios y que tendrán un gran porvenir y un gran futuro. 

 

 

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