Cuando pensamos en el rey David, enseguida nos viene a la mente las limitaciones. He aquí un hombre que logró grandes éxitos y lo hizo hasta lo más alto. Era un gran guerrero y el más extraordinario de los reyes. Sin embargo, hubo muchos que nunca vieron su potencial. En su juventud, no tenía la apariencia de un guerrero ni de un rey.
Era el menor de su familia y como un muchacho no recibía el apoyo de los que le rodeaban. Las extraordinarias batallas de David en sus primeros años no fueron contra el oso ni el león que mataba mientras protegía las ovejas de su padre. Sus mayores obstáculos se los crearon las personas que trataron de ponerle limitaciones. Mira cómo otros vieron y consideraron a David:
Su propio padre, Isaí, pensó que no tenía el potencial de rey (1 Samuel 16:6-7). La falta de valoración comenzó en casa. Ese hecho nos debe llevar a reflexionar cómo valoramos a nuestros hijos, y si los estamos levantando con mentalidad de ganadores o de perdedores. Los propios hermanos de David pensaban que no tenía el potencial de guerrero. Experimentó su rechazo (1 Samuel 17:28. Sus hermanos vieron en él nada más que un muchacho vagabundo, pero era en realidad un hombre con una misión.
El rey Saúl pensó que David no tenía el potencial de campeón (1 Samuel 17:32-33). Saúl trató de ponerle a David su armadura real. David no le permitió a Saúl que lo detuviera por sus pocas expectativas ni por su voluminosa armadura. Se enfrentó a Goliat tal y como era.
Goliat pensó que no tenía el potencial de oponente.
La afrenta final para David vino cuando Goliat lo vio avanzando para encontrarse con él en la batalla. El inmenso filisteo le echó un vistazo al muchacho y reaccionó negativamente. Las Escrituras dicen: “[El filisteo] le dijo: ¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos? Y maldiciendo a David en nombre de sus dioses, añadió: ¡Ven acá, que les voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo!” (1 Samuel 17:43-44).
Que nadie levante barreras para que usted avance
Goliat despreció a David e incluso creyó que el muchacho no era digno de un entierro adecuado y, con esas palabras, lo atacó. Uno puede con facilidad determinar el calibre de una persona a través de la cantidad de oposición que le hacen para desalentarla. David enfrentó una gran oposición. Todo el mundo le dijo a David que no tenía potencial, pero él fue capaz de: superar a su familia (limitaciones de relaciones); superar a los «reyes Saúl» (limitaciones de liderazgo); superar a los «Goliat» (limitaciones de habilidades).
Se quitó de encima todas las limitaciones que otros le pusieron y mató a Goliat. Y cuando lo hizo, des- pojó al ejército de Israel de sus barreras y derrotaron al ejército filisteo. ¡Su victoria personal se tornó en victoria para toda la nación!
Mientras damos la vuelta a la pista, pienso en lo joven que era David y cómo a pesar de que él, un hombre conforme al corazón de Dios que se convirtió en un gran rey, empezó de la nada, pero con esperanza y potencial. Rápidamente reaccioné ante esos pensamientos por el deseo de David de darnos las palabras finales de ánimo:
Las limitaciones no restringen a menos que lo permitamos. Aunque nadie, ni siquiera nuestra propia familia, crea en nosotros, no podemos doblegarnos por esa condición. Fuimos llamados a vencer, a ser ganadores, y no podemos menos que movernos en esa dirección. Quien va delante de nosotros y nos asegura la victoria, es Dios mismo.
Si no ha recibido a Jesucristo hoy es el día para que lo haga. Ábrale las puertas de su corazón. Puedo asegurarle que no se arrepentirá. Si tiene alguna inquietud, no dude en llamarnos al (0057)317-4913705 o escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com
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