El dinero no asegura la felicidad
Si algo le molestaba a Lucía era que su esposo se enojara desde muy temprano en la mañana. “Es de mal carácter”, solía repetir. Olvidaba que así era cuando lo conoció, y lo que veía ahora, era el fiel reflejo de un hombre sujeto al paso de los años, que no encontraba muchos motivos alentadores para quedarse en casa. Ese mal humor de su cónyuge y las constantes ausencias, llevaban a la joven mujer a perder el sueño, y esperarlo hasta altas horas de la madrugada…
Raúl tiene 21 años. Muy joven aún. Está terminando la universidad. Cursa ingeniería. Está lleno de energía, sueños y ganas de vivir. No obstante, cada vez que se encuentra próximo a un examen parcial, pierde la alegría y entra en depresión. Basta que mire el calendario y anticipe que vendrán las evaluaciones académicas, para experimentar desolación y la sensación de que los días son grises así el sol brille en lo alto.
Lucía y Raúl, cada uno en su propia situación, dependen de los demás o de las circunstancias para ser felices o infelices. Como ellos hay millares de personas en todo el mundo. Permiten que algún incidente o quizá el malentendido con alguien, los lleve al desespero, los arrincone y les quite las ganas de vivir.
El apóstol Pablo escribiendo a los creyentes de Filipos, recomendó a los primeros creyentes y a nosotros hoy, que no nos dejemos robar el gozo: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos!”(Filipenses 4:4. La Biblia de Las Américas)
Él nos enseña que el regocijo parte de caminar de la mano de Dios. Controlar nuestras emociones pero, al mismo tiempo, someter nuestras emociones a Dios, darle el espacio para que Él nos conceda la paz interior que necesitamos cada instante para que nada ni nadie nos roben la tranquilidad.
Tal Ben-Shahar, es un experto en psicología positiva, de 44 años, que viaja por todo el mundo enseñando principios para la felicidad. De hecho, ha escrito cuatro libros que alcanzan altos niveles de ventas. El compartir estrategias para ser felices no significa que no haya enfrentado momentos difíciles, por el contrario, desde su niñez vivió situaciones complejas. La diferencia estriba en que no permitió que las condiciones adversas lo marcaran e impidieran ver los buenos momentos que tiene delante de él.
Al ser interrogante sobre qué es felicidad, dijo: “Ser feliz es encontrar cosas que sean significativas y placenteras, en otras palabras, que dan un sentido de propósito y que uno disfruta… Uno puede llevar una vida feliz y todavía experimentar tristeza o ansiedad. La felicidad verdadera no se trata de que sea constante y esté siempre en alta, sino de tener una vida significativa y placentera en general.”(Citado en el artículo: “La felicidad se puede enseñar y aprender”. Autora: Flor Nadyne Millán. Diario El Tiempo. 04/06/2014. Colombia. Pg. 7)
Cuando los períodos de dificultad tocan a nuestra puerta, lo aconsejable es ir a Dios en oración y entregar ese obstáculo en Sus manos. Permitir que Él traiga paz a nuestro mundo interior. Y cuando no sentimos amenazas cerca, es importante que disfrutemos al máximo cada instante que el Señor nos regala. ¡Hoy es el día para comenzar de nuevo!
Si no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Le puedo asegurar que no se arrepentirá.
© Fernando Alexis Jiménez