Permaneciendo con Dios

2 Cro 16:1-12
Cuando las posibilidades estaban en su contra en la batalla con los etiopes, el rey Asa reconoció su dependencia en Dios y él le dió la victoria (14:11-12). Después de esto, Dios les prometió paz; siempre y cuando fueran obedientes, le buscaran de todo corazón y continuaran dependiendo en él (15:2). El rey y el pueblo respondieron a la promesa, y vivieron corréctamente por muchos años.



Ahora, en el año 36 de su reinado, Asa enfrentó una prueba más fuerte. Baasa, rey de Israel, estaba construyendo un fuerte que amenazaba tanto la paz como la economía de Judá. Asa vió una salida, y sobornó al rey de Syria para que rompiera su alianza con Baasa y luchara contra él. El plan trabajó muy bien, pero no era la manera de Dios. El Señor le confrontó por medio del profeta Hanani (16:7-9)

Asa respondió en ira y rebelión, encarceló al profeta y se desquitó con el pueblo. Rehusó la corrección de Dios y admitir su error a él. Su mayor falla fué perderse lo que Dios pudo haber hecho con su vida, si tan solo se hubiera humillado. Su orgullo arruinó la salud del reino, y nunca se arrepintió de su pecado (16:12-13).

El versículo central de esta sección es… (16:9) Otras versiones lo ponen de la siguiente manera…

“Los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para traer ayuda, consuelo y apoyo fuerte, a aquellos cuyo corazón es perfecto, leal y verdadero hacia él.”

¿Qué lecciones podemos aprender del rey Asa?

I. TIEMPOS FÁCILES PUEDEN CAUSAR QUE NOS OLVIDEMOS DE
DIOS Y DEPENDAMOS EN NOSOTROS MISMOS. (16:1-3)

EXP Asa había derrotado a los etiopes en batalla. Pero su confianza en Dios había resbalado. En una próxima ocasión, buscó una solución humana para su problema.

¿Acaso es esto pecado? ¿Usar medios humanos para resolver nuestras dificultades? No. Pero es pecado confiar en ellos más que en Dios; pensar que son mejores que Sus caminos, y dejarle complétamente fuera de la equación.

Dios quiere estar envuelto, tomar parte, tomar control, de cada área de tu vida; de cada decisión, cada detalle, él quiere que le consultes y dependas de él. No hay nada en tu vida, de lo cual él no se interesa, y anhela que pidas su ayuda.

¿A quien te tornas para ayuda? La Biblia nos dice a quién priméramente debemos tornar. (Salmo 121:1-2)

Puede usted decir: “Mi ayuda viene del Señor que hizo los cielos y la tierra.” Cualquier otra cosa es rebelión, y Dios reprende a aquellos que se rebelan contra él.

II. SI DIOS HA ESTADO CON NOSOTROS HASTA HOY, ESTARÁ
CON NOSOTROS MAÑANA. (16:7-8)

EXP Dios está buscando nuestra total confianza y obediencia; una actitud correcta que vé la realidad de quien él es y lo que él puede hacer por aquellos que le aman. (1 Cor. 2:9)

Problemas enormes pueden parecer invencibles, pero podemos obtener la victoria, si nuestros corazones permanecen correctos, comprometidos y leales a él.
A través de las Escrituras Dios habla mucho del corazón. ¿Porqué? Porque en el corazón es que tomamos decisiones, deseamos; en él están nuestras pasiones, pensamientos, entendimiento; nuestra voluntad. Es en el corazón donde nos encontramos con Dios, y sin duda, para confiar en él, necesitamos Su fortaleza. ¿El calificador? Un corazón comprometido, totálmente leal y verdadero a él; que confía en el mañana, porque está conmigo hoy. (16:9)

III. LA REBELIÓN SOLO NOS ALEJA MÁS DE DIOS.
(16:11-13)

EXP Asa no tenía ninguna razón para rebelarse con Dios. No fué que Dios le había fallado anteriormente (esto sabemos que no sucede; Dios nunca falla) o que esperó largo tiempo en oración para que Dios interviniera y no lo hizo. El, tan pronto se presentó la dificultad, tomó el asunto en sus propias manos, e hizo lo que quiso hacer. En palabras sencillas, Asa se rebeló contra Dios.

ILL Alguien definió rebelión como, “el reservar para mí, el derecho de tomar la decisión final.” Y hermano, cuando usted y yo entregamos nuestra vida a Cristo como Señor y Salvador personal, renunciamos a ese derecho. La decisión final acerca de un asunto en mi vida, no la tomo yo, ya Dios la tomó. Solo necesito clamar por su guianza y hacer lo que me muestre. (Isa. 65:2)

Lo último que usted quiere hacer, es rebelarse contra Dios. Obedézcale; y si se rebela, acepte su corrección y arrepiéntase de su pecado.

No sea como el rey Asa, que teniendo la oportunidad de arrepentirse y aceptar la corrección de Dios, en su enfermedad no le buscó a él si no a los médicos. Murió enojado, en rebelión contra Dios, y segó lo que sembró.

CONCLUSIÓN

Hermano o hermana, si Dios le ha ayudado hasta hoy, mañana le ayudará. Confíe en él, dependa en él para cada detalle de su vida, y él hará grandes cosas. (Mt. 6:25-33)

OREMOS

“DIOS AYÚDAME A PERMANECER CONTIGO.”

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