Pidan A Su Padre Celestial

Mateo 7:7-12

Pedid,
y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo
aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le
dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues
si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a
los que le pidan? Así que, todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto
es la ley y los profetas.

 

Cuando te detienes a considerar que Dios es infinitamente fuerte y que puede hacer todo lo que quiera, y que es infinitamente justo y solo hace lo que es correcto, y que es infinitamente bueno y todo lo que hace es perfectamente bueno, y que es infinitamente sabio y que sabe perfectamente que todo lo que hace es bueno y correcto, y que es infinitamente amoroso
y en toda su fuerza, su justicia, su bondad y su sabiduría él levanta
el gozo eterno de los que ama hasta lo más alto—cuando te detienes a
considerar esto, entonces las generosas invitaciones de Dios a que le
pidamos cosas buenas, con la promesa de que él nos las dará, son
increíbles.

La Tragedia de No Orar

Esto significa que una de las grandes tragedias en la iglesia es la
poca inclinación que tenemos a orar. La invitación más grande se nos
extiende a nosotros, e incomprensiblemente nos volteamos hacia otras
cosas. Es como si Dios nos enviara la invitación al banquete más
importante que se haya hecho y respondemos, “He comprado una hacienda,
y necesito ir a verla; te ruego que me excuses,” o,  “He comprado cinco
yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses,” o,
“Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir” (Lucas 14:18-20).

Una Nueva Inclinación para Orar

Bueno, eso era en ese entonces. Pero mi oración es que Dios utilice
este mensaje y estas palabras de Jesús en Mateo 7, y otras influencias
en tu vida, para despertar esta nueva inclinación para orar en el 2007.
Espero que le pidas eso a Dios mientras vemos este texto.

Haremos esto en dos pasos. Primero, veremos los ocho motivos para
orar en Mateo 7:7-11. Segundo, intentaremos responder a la pregunta de
cómo debemos entender las promesas que recibiremos cuando pedimos, y a
encontrar cuando buscamos, y a tener la puerta abierta cuando llamemos.

Ocho Motivaciones que nos da Jesús para Orar

Seis de estas motivaciones son explícitas en este texto y dos son
implícitas. Me parece claro que el propósito principal de Jesús en
estos versículos es motivarnos a orar. Él quiere que oremos. ¿Cómo nos
motiva?

1.  Él Nos Invita a Orar

Tres veces nos invita a orar—o, podrías decir que, si lo escuchas con amor, tres veces nos ordena orar— a pedirle lo que necesitamos. Es el número de veces que nos invita lo que captura nuestra atención. Versículos 7-8: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama,
se le abrirá.” La repetición quiere decir, “Yo quiero que hagan esto.
Pidan al Padre lo que necesitan. Busquen al Padre para la ayuda que
necesitan. Llamen a la puerta de la casa de su Padre para que Él abra y
les dé lo que necesitan. Pidan, busquen, llamen. Los invito tres veces porque realmente quiero que disfruten la ayuda de su Padre.”

2. Él Nos Hace Promesas Si Oramos

Aún mejor que las tres invitaciones son las siete promesas.
Versículos 7-8: “Pedid, y [#1] se os dará; buscad, y [#2] hallaréis;
llamad, y [#3] se os abrirá. Porque todo aquel que pide, [#4] recibe; y
el que busca,[#5] halla; y al que llama, [#6] se le abrirá.” Y luego al
final del versículo 11b [#7]: “¿Cuánto más vuestro Padre que está en
los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
Siete promesas. Te será dado. Hallarás. Se te abrirá. El que pide
recibe. El que busca encuentra. El que llama tiene una puerta abierta.
Tu Padre te dará cosas buenas. Seguramente, el punto de esta serie de
generosas promesas es decirnos: Motívense a venir. Oren a Él. No es en
vano cuando oran. Dios no está jugando con ustedes. Él responde. Él da
cosas buenas cuando oran. Motívense. Oren continuamente, oren
regularmente, oren confiadamente en el 2007.

3. Dios Está Disponible en Diferentes Niveles

Jesús nos motiva no solamente a través de un número de invitaciones
y promesas, sino también por tres promesas diferentes. En otras
palabras, Dios está listo para responder positivamente cuando lo
encuentras en diferentes niveles de accesibilidad.

Pide. Busca. Llama. Si el padre de un niño está presente, él le pide
lo que necesita. Si el padre de un niño está en la casa pero en un
lugar desconocido, él busca a su padre para lo que necesita. Si el niño
busca y encuentra a su padre detrás de la puerta cerrada de su estudio,
él llama a la puerta y recibe lo que necesita. El punto parece ser que
no importa si encuentras a Dios inmediatamente cerca de ti, casi que lo
puedes tocar, o si es difícil de ver y aún con obstáculos de por medio,
Él escuchara, y Él te dará las cosas buenas porque lo buscaste a él y
no a otro.

4. Todo El Que Pide, Recibe

Jesús nos motiva a orar cuando explícitamente dice que todos
los que piden, reciben, no solamente algunos. Versículo 8: “Porque todo
aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá.” Cuando añade la palabra todo en el versículo 8, el
quiere que superemos nuestro temor e indecisión de que de alguna manera
funcionará para otros pero no para nosotros. Claro que Él está hablando
de los hijos de Dios aquí, no de todos los seres humanos. Si no tenemos
a Jesús como nuestro Salvador y a Dios como nuestro Padre, entonces
estas promesas no aplican para nosotros.

Juan 1:12 dice, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen
en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Para ser
hechos hijos de Dios, debemos recibir al Hijo de Dios, Jesucristo,
quien nos da la autoridad de la adopción. Para éstos son las promesas.

Para aquellos que reciben a Jesús, cada uno de ellos que
piden recibe cosas buenas de su Padre. El punto es que ninguno de los
hijos es excluido. Todos son bienvenidos e invitados a venir. Martín
Lutero vio la forma en que Jesús motivaba aquí:

Él sabe que somos tímidos y miedosos, y que nos
sentimos indignos de presentar nuestras necesidades a Dios… Nosotros
pensamos que Dios es tan grande y nosotros tan pequeños que no nos
atrevemos a orar… por eso es que Cristo quiere alejarnos de esos
pensamientos tímidos, quiere remover nuestras dudas, y quiere que
vayamos confiada y valientemente.” (El Sermón del Monte, traducido por Jaroslav Pelikan, Vol. 21 de Las Obras de Lutero, [Concordia, 1956], p.234.)

5. Vamos Hacia Nuestro Padre

Lo hemos dicho implícitamente, ahora digámoslo explícitamente con toda
su fuerza: Cuando vamos a Dios a través de Jesús, vamos hacia nuestro Padre. Versículo 11: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Padre no
era nada más un nombre a expresar para Jesús. Es una de las verdades
más grandes. Dios es nuestro Padre. La implicación es que Él nunca,
nunca nos dará lo que es malo para nosotros. Nunca. Él es nuestro
Padre.

6. Nuestro Padre Celestial Es Mejor Que Nuestro Padre Terrenal

Entonces Jesús nos motiva a orar al mostrarnos que nuestro Padre
celestial es mejor que nuestro padre terrenal y que por mucho nos dará
mejores cosas que las que aquellos nos dieron. No hay maldad en nuestro
Padre celestial, a diferencia de nuestro padre terrenal.

Versículo 11 otra vez: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

Tengo entendido, y Jesús lo entendía aún mejor, que nuestros padres
terrenales son pecadores. Por eso es que la Biblia repetidamente nos
muestra, no solo las similitudes entre nuestros padres terrenales y
nuestro Padre celestial, sino también las diferencias (Hebreos 12:9-11;
Mateo 5:48)

Así que Jesús va más allá de motivarnos con solo decirnos que Dios
es su Padre, y nos dice que Dios siempre es mejor que nuestro padre
terrenal, porque todos los padres terrenales son malos y Dios no. Jesús
es contundente y muy directo aquí. Es un ejemplo claro de que Jesús
creía en el pecado universal de los seres humanos. El asume que todos
sus discípulos son malos—él no utiliza una palabra más suave (como pecadores o  débiles). Simplemente dice que sus discípulos son malos (ponēroi).

No limites tu entendimiento de la Paternidad de Dios a la experiencia
de tu propio padre. En vez de ello, date cuenta de que Dios no tiene
ninguno de los pecados y limitaciones y debilidades que tu padre tiene.

Y el punto que Jesús resalta es: Aún los padres caídos y pecaminosos
usualmente tienen suficiente gracia común para dar cosas buenas a sus
hijos. Hay padres terriblemente abusivos. Pero en la mayor parte del
mundo, los padres se esfuerzan por el bien de sus hijos, aún cuando no
tienen claro lo que es bueno para ellos. Pero Dios siempre es mejor. No
hay maldad en Él. Por lo tanto, el argumento es fuerte: si tu padre
terrenal te da cosas buenas (¡o aún si no te las da!), cuánto más tu
Padre celestial te dará las cosas buenas—siempre cosas buenas a
aquellos que piden.

Y hay algo implícito aquí que subraya la motivación #4 de arriba—la palabra todo—“Todo
aquel que pide recibe.” Y si Jesús le dice a sus discípulos, “Ustedes
son malos,” entonces las únicas personas que pueden acercarse a Dios en
oración son los hijos malos de Dios. Tú eres un hijo de Dios.
Y tú eres malo. En otras palabras, aún después de que eres adoptado por
Dios en su familia, el pecado se queda en ti. Pero Jesús dice, todos recibirán—¡todos los hijos malos de Dios! Veremos el por qué en un momento.

7. Podemos Confiar En La Bondad De Dios Porque El Ya Nos Hizo Sus Hijos

Aquí hay otro motivo implícito de porque orar: Dios nos da cosas buenas como a sus hijos porque ya nos dio el regalo de hacernos sus hijos.

Este pensamiento vino de San Agustín: “Porque, ¿Qué no daría Él ahora
mismo a sus hijos cuando piden, si ya les ha dado precisamente eso,
esto es, que sean sus hijos?” Ya vimos que ser un hijo de Dios es un
regalo que recibimos cuando venimos a Jesús (Juan 1:12). Jesús dijo a
los Fariseos en Juan 8:42, “Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me
amaríais.” Pero Dios no es su Padre. Ellos rechazan a Jesús. Así que,
no todos son hijos de Dios. Pero si Dios libremente nos ha hecho sus
hijos, ¿Cuánto más nos dará lo que necesitamos?

8. La Cruz es el Fundamento de la Oración

Finalmente, implícita en estas palabras está la cruz de Cristo como
la base de todas las respuestas a nuestra oración. La razón por la que
digo esto es porque Él nos llama malos pero también nos dice que somos
hijos de Dios. ¿Cómo puede ser que la gente mala sea adoptada por un
Dios completamente santo? ¿Cómo podemos asumir ser hijos, y pedir y
recibir, y buscar y hallar, y llamar a la puerta y esperar que se nos
abra?

Jesús dio la respuesta muchas veces. En Mateo 20:28, Él dice, “El
Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar
su vida en rescate por muchos.” El dio su vida para rescatarnos de la
ira de Dios y nos pone en la posición de hijos que solamente reciben
cosas buenas. Y en Mateo 26:28, Él dice en la Última Cena, “Esto es mi
sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de
los pecados.” Por la sangre de Cristo nuestros pecados son perdonados
cuando confiamos en Él. Por eso es que aunque Jesús nos llama malos, podemos ser hijos de Dios y contar con que Él nos da cosas buenas cuando le pedimos.

La Muerte de Jesús es la base de todas las promesas de Dios y de todas
las respuestas a nuestra oración. Por eso es que decimos “en el nombre
de Jesús” al final de nuestras oraciones. Todo depende de Él.

En resumen, Jesús realmente nos motiva a orar. No hablaría así
acerca de la oración si su meta para nosotros en el 2007 fuera que no
oremos. Así que él nos motiva y nos motiva de por lo menos 8 formas
diferentes.

Una Pregunta Final

Una pregunta final: ¿Cómo entenderemos las seis promesas en los
versículos 7 y 8: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y
se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca,
halla; y al que llama, se le abrirá”?

¿Significa esto que todo lo que un hijo de Dios le pide es lo que recibirá?

Creo que el contexto aquí es suficiente para responder esta
pregunta. No, nosotros no recibimos todo lo que pedimos y no deberíamos
recibirlo y no deberíamos desearlo. La razón por la que digo que no es
porque nosotros en efecto nos transformaríamos en Dios si Dios hiciera
todo lo que le pedimos. No debemos ser Dios. Dios debe ser Dios. Y la
razón por la que digo que no deberíamos querer recibir todo lo que
pedimos es porque tendríamos que llevar una carga de sabiduría infinita
que no tenemos. Simplemente no sabemos lo suficiente como para decidir
infaliblemente cómo va a terminar cada decisión y cuáles serán los
siguientes eventos que en nuestras vidas, que sin contar la historia,
deberían ser.

Pero la razón por la que digo que no recibimos todo lo que pedimos
es porque el texto insinúa esto. Jesús dice en los versículos 9-10 que
un buen padre no le dará una piedra a su hijo cuando éste pida pan, y
no le dará una serpiente cuando pida pescado. Esta ilustración nos
lleva a pensar, “¿Y si el hijo pide una serpiente?” ¿Acaso el texto
responde si el Padre celestial la entregará?” Sí, sí responde. En el
versículo 11, Jesús muestra la verdad desde estos ejemplos: Por lo
tanto, cuánto más te dará tu Padre las cosas buenas cuando se las
pidas.

El Solamente Da Cosas Buenas

Él da cosas buenas. Solamente cosas buenas. El no da serpientes a
sus hijos. Por lo tanto, el texto en sí está lejos de la conclusión de
que Pide y se te dará significa Pide y se te dará justo lo que pides cuando lo pides de la forma que lo pides. No dice eso. Y no significa eso.

Si tomamos es pasaje completo, dice que cuando pedimos y buscamos y
llamamos a la puerta—cuando oramos como hijos necesitados alejándonos
de nuestras propias fuerzas a nuestro confiable Padre celestial—Él
escuchará y Él nos dará cosas buenas. Algunas veces justo lo que pedimos. A veces justo cuando lo pedimos. Otras veces en la forma que queremos. Y otras veces nos da algo mejor, o en un tiempo mejor, o en una forma mejor.

Y obviamente, esto prueba nuestra fe porque si pensamos que algo
diferente sería mejor, lo hubiéramos pedido desde el principio. Pero no
somos Dios. No somos infinitamente fuertes, ni infinitamente justos, ni
infinitamente buenos, ni infinitamente sabios, ni infinitamente
amorosos. Y por lo tanto, es una gran misericordia hacia nosotros y
hacia el mundo el que no recibamos todo lo que pedimos.

Creé En La Palabra de Jesús

Si recibimos las palabras de Jesús, oh cuántas bendiciones perdemos
porque no pedimos ni buscamos ni llamamos—bendiciones para nosotros,
nuestras familias, nuestra iglesia, nuestra nación, nuestro mundo.

Así que por favor únanse a mí en un nuevo compromiso de darnos un
tiempo de oración solos, en familias y en grupos en el 2007. Todo el
resto de esta Semana de Oración, con el panfleto preparado para
ustedes, es la aplicación extendida de este sermón.

 

By John Piper. © Desiring God. Website: ministros.org

 

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