Por que Dios no Acaba con el Mal

La forma clásica de este cuestionamiento ha estado en controversia a través de toda la historia. Es importante observar de qué manera la mente humana, sin apoyarse en la revelación de la Biblia, ha establecido o postulado las siguientes cuatro absurdas premisas:
1.- Dios es bueno.
2.- Él podría destruir el mal pues es todopoderoso.
3.- El mal no ha sido destruido.
4.- Por lo tanto, Dios no puede ser bueno.

El principal error de este silogismo se encuentra en suponer que, desde nuestra perspectiva humana, nosotros podemos identificar el mal. Es decir, que desde nuestros ojos mortales reconocemos al mal en una inundación, en un accidente, en un cáncer, en una muerte. Nada bueno podemos ver en todo eso pues no creemos que haya un propósito que valga la pena detrás de lo que nosotros llamamos malo.

Por ejemplo: Cuando Jesucristo murió en la cruz, las personas que estaban paradas al pie de ella no pudieron imaginarse que en esa tragedia se hallaba escondida la sabiduría de Dios. La muerte de Cristo fue lo más maravilloso que Dios hizo por la raza humana y nadie, en ese momento, lo pudo discernir, ni deducir. No podían comprender, ni actualmente muchos lo comprenden, como a través de esta tragedia puede haber algo bueno.

La Biblia lo describe con estas palabras:
«Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde este el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.

Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más, sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres»
(1 Corintios 1:18-25).

El error está en que los seres humanos no creen que haya un propósito bueno para las cosas que ellos no comprenden. Pretenden ser más perfectos y sabios que Dios y dicen: “Yo no puedo ver en esta crucifixión un propósito claro, si ese hombre, Jesucristo, dijo ser el Hijo de Dios, ¿por qué se dejó matar? ¿por qué no usó sus poderes para evitar tal derramamiento de sangre?”.

Una de esta personas fue el Dalai Lama, quien expresó: “Creo que Jesucristo cometió un error dejándose matar”.
Friederch Nieztche, el filósofo ateo alemán, negó a Cristo porque lo consideró un personaje débil, demasiado humilde y muy manso de corazón.

El creía que el éxito y la grandeza se encontraban exactamente en lo opuesto que Cristo manifestó.
Sin embargo, a través del tiempo Dios nos ha abierto los ojos, y dos mil años después, todos nosotros le damos gracias por la muerte de Jesucristo.

¿Por qué Dios no ha hecho nada para acabar con el mal?

La respuesta es que…. el mal no puede ser destruido sin que se destruya, al mismo tiempo, la libertad. Todos nosotros tenemos una característica que es la más grande que Dios nos ha otorgado a los seres humanos: la libertad. Esto significa que podemos escoger entre dos caminos: el bien y el mal. Si los seres que Dios creó, desde Satanás y los querubines, no hubieran tenido dos cursos de acción, no habrían sido creados libres.

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