Por ministeriosintegrale. Iglesia se sana en tu economía.
Ministrando sanidad a la economía de la iglesia, y a nuestra economía individual.
Prósperos para bendecir la obra de Dios. Introducción.
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma». 3ªJn. 2.
“Y por haber oído estos decretos, y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres.
Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría”.
Dt. 7:12-13.
«Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes;
Tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel;
Tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre.
Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado”.
Dt. 8:7-10.
“La tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.
La tierra a la cual pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo;
Tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin.
Si obedecieres cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma,
Yo os daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.
Daré también hierba en tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás”.
“Por tanto, los habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas.
Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
Visitas la tierra, y la riegas;
En gran manera la enriqueces;
Con el río de Dios, lleno de aguas,
Preparas el grano de ellos, cuando así lo dispones.
Haces que se empapen sus surcos,
Haces descender sus canales;
La ablandas con lluvias,
Bendices sus renuevos.
Tú coronas el año con tus bienes,
Y tus nubes destilan grosura.
Destilan sobre los pastizales del desierto,
Y los colados se ciñen de alegría.
Se visten de manadas los llanos,
Y los valles se cubren de grano;
Dan voces de júbilo, y aun cantan”.
Dt. 11:10-15(c/c Sal. 65:8-13).
“Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da”.
Dt. 28:8.
“Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.
Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.
Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y *****plas,
Y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles”.
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”.
Dt. 11-14(c/c Mal. 3:10).
“Te levantarás y tendrás misericordia de Sión,
Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado”.
Sal. 102.13.
“El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea *****plido pronto”.
Is. 60:22.
Uno de los temas más incomprendidos y mas exasperación entre la iglesia evangélica es lo tocante a lo económico, antaño se pensaba que el tema menos entendido era el tocante al ministerio profético, pero el tema sobre el cual hay más ignorancia e incomprensión, en gran parte porque el diablo se ha encargado de designar fortalezas que generan argumentos para que así suceda, es lo tocante a la vida económica, tanto individual como de la iglesia.
Muchos creen que para agradar a Dios hay que ser pobre y estar en la miseria, porque creen, influidos por los argumentos del diablo, que pobreza y escasez es sinónimo de humildad, cuando es todo lo contrario, ya que se puede ser pobre y orgulloso.
Hoy en día muchos cristianos proclaman victoria en todas las áreas y se jactan de tener grandes ministerio de liberación, sanidad interior y de guerra espiritual, pero dejan a un lado el tema de su vida económica, olvidando que Dios se interesa también en esta área, ya que Él es un Dios completo y cuando nos redime, redime todas las áreas de nuestra vida, inclusive nuestra economía.
Iglesia se sana en tu economía, para darle a Dios y bendecir su obra.
El libro de Deuteronomio se explaya extensamente en todas las bendiciones que vendrían sobre el pueblo al *****plir la ley de Dios. La mayoría de estas bendiciones está referidas a los económico.
Detalla cómo era la tierra y sus riquezas y recursos.
Dios te da una buena tierra(Dt. 8:7-10, 11:8-32, clave 9:7, 11:11-14).
Dios te da una tierra productiva, prospera(Ex. 3:8, Nm. 13:27, Dt. 8:8, 11:9, Jer. 2:7).
Dios levantó al profeta Hageo para que inste al pueblo a ocuparse de la Casa de Dios, para que diera y la reedificará.
El poder libertador de la redención en la economía.
El poder de la redención abarca todas las áreas de la vida del individuo, incluyendo la economía. La redención debe alcanzar también nuestra economía. De hecho, la redención es un concepto económico, pues el acto de redimir implica que otro paga la deuda de otra persona. Redimir es rescatar, Jesús nos rescata de la maldición del pecado, y una de las maldiciones del pecado es la pobreza(Gn. 3:17-19)
Cada septimo año, la ley mosaica requería que la tierra permaneciera sin cultivarse. Los esclavos debían ser liberados y las deudas canceladas, esto era el año sabático(Ex. 23:11, Lv. 25:4, Dt. 15:1, 31:10, Jer. 34:14).
El Año del Jubileo llamado también año de libertad(Lv. 25:10, 28, 27:17, Nm. 36:4, Ez. 46:17), ocurría al final de siete años sabaticos, es decir cada cincuenta años.
Este era un año de libertad absoluta. Se liberaban los esclavos, se cancelaban las hipotecas, y revertían los bienes raíces a sus dueños(excepto en ciudades amuralladas).
La tierra se dejaba descansar al igual que en el año sabatico ordinario. El propósito moral era el de unir al pueblo fraternalmente, para refrenar la opresión, y aliviar la pobreza. Entre los antiguos judíos, año sabático extraordinario(tras cada séptimo año sabático ordinario) celebrado cada 50 años. Durante el año de jubileo la tierra quedaba en barbecho, lo mismo que durante la anualidad sabática ordinaria(los años sabáticos ordinarios se celebraban cada siete años). Se perdonaban todas las deudas, las tierras que habían sido enajenadas eran devueltas a sus propietarios originales; y todos los judíos que, por la pobreza, se habían visto obligados a contratarse como sirvientes(Lev. 25) eran liberados de la esclavitud.
Redención(del latín redimere, rescatar), volver a adquirir algo que se había enajenado y en la antigüedad, conseguir mediante pago la libertad del esclavo o el cautivo.
Constituye uno de los dogmas centrales del cristianismo, que expresa la intervención de Dios en favor de la humanidad, para devolver a ésta su verdadero lugar en el plan divino. La redención se realiza a través de Jesucristo, quien por eso recibe el título de redentor.
El Dios de la productividad.
Es de destacar que Dios creó al hombre para que sea productivo(Gn. 1:28, 2:15). Este tema implica extendernos, ensancharnos y abarcar nuevos espacios, aceptando los desafíos y comprometiéndonos en sostener la obra de Dios y ser fieles en ello.
Cuando Jesús andaba en al tierra y sanaba a los enfermos, les devolvía, además, su productividad dándole la oportunidad para que puedan insertarse en la sociedad nuevamente. Productividad(Gn. 26:12, 41:47-48, Lv. 26:4, Dt. 14:22, 16:15, Sal. 67:6, 104:14-16, Ez. 36:30). Egipto produjo en abundancia para sustentar al pueblo de Dios; en lo mejor, en la tierra de Gosén.
Él no es deudor de nadie, todo lo que sembramos e invertimos en su obra nos vuelve multiplicado al ciento por uno.
El interés de Dios en nuestra economía.
Muchos creen que Dios no está interesado en su economía y se ocupa de batallar por ella, esto es un argumento generado por el diablo que está interesado en que no prosperemos para que no invirtamos en la obra de Dios.
Muchos que hablan de guerra espiritual y sanidad interior tienen puertas abiertas en lo económico y están siendo destruidos en esta área.
Muchos viven llevando sobre maldiciones generacionales en lo económico; nunca pueden avanzar, siempre que tratar de emprender algo sus planes se truncan y no pueden desarrolarse nada, es hora de poner un freno a esto, de ponerle un alto, Dios quiere que nos revelemos contra esta situación y batallemos en el nombre de Jesús que detectemos las fortalezas y las derribemos utilizando las armas que Él no da y a puesto en nuestra manos.
Tenemos que sacar la mentalidad de esclavo de lo económico; de aquel que se conforma, que se resigna, que no se proyecta, que no sueña, que vive dependiendo de lo que los otros le puedan dar.
Muchos cristianos se niegan a salir de la pobreza, porque tienen la mentalidad del esclavo, de aquel que espera ser mantenido, y que cree que los demás tienen la obligación de ayudarlos y suplirles sus necesidades. Si bien es cierto Dios no manda a tener en cuenta a los pobres y ayudarlos, también lo es que en su Palabra nos promete que nada nos faltará(Sal. 23:1).
Estas personas demuestran falta de madurez y crecimiento espiritual y son carnales en todo el sentido de la palabra. Están siempre esperando que otro haga por ellos, que otro les de; y no esperan en Dios sino en los hombres.
Están en la comodidad de quedarse en su situación, y transformarse en mantenidos de los demás, zánganos espirituales de la iglesia. Y cuando alguien quiere ministrarlos para que salgan de su situación, se enojan o reaccionan escondiéndose bajo un falso manto de espiritualidad y humildad, o esgrimen argumentos tales como “esta es mi cruz”, “es la prueba del Señor”, “el reino de los cielos es de los humildes o pobres”.
Pasa esto porque les gusta que los demás los mantengan, disfrutan de ser los pobrecitos, las víctimas, pero Dios no quiere eso, quiere que salgan de esa actitud que tiene su origen en argumentos generados por fortalezas demoniacas.
Esto pasa porque tienen la mente henchida –o llena, que es lo mismo- de argumentos, es lo que pasa cuando una puerta de madera se satura de humedad; se “hincha” y no se puede cerrar; o se pudre, lo mismo pasa con nosotros cuando somos llenos de estos argumentos, nuestra mente carnal se “hincha de ellos” y se empieza a contaminar, intoxicar y podrir, tergiversando los principios santos de Dios(Col. 2:18).
Otros en cambio(también bajo la influencia de la misma mente esclava, atrofiada y henchida, cuando se lanzan los proyecto económicos de la iglesia, exclaman: “hay que orar para que el Señor provea, vamos a esperar que se convierta algún empresario o negociante importante de la zona para que pueda ayudar, vamos a pedir colaboración a los empresarios, etc., etc., etc.,”; si bien es cierto que Dios levantó reyes gentiles para bendecir la obra de Dios(ejemplo de esto es Ciro, el persa), lo es también que Dios quiere que nosotros seamos quienes generemos los recursos para sostener su obra, el quiere prosperarnos no para que nos enriquezcamos y llevemos una vida de lujos y opulencias, sino para que nuestras manos se abran con liberalidad para sostener la obra de Dios; respaldando los proyectos, ofrendando, diezmando, dando nuestras primicias y compromisos de fe.
Vive por como como un pretexto.
Dios quiere darnos una mentalidad real, que se proyecta, que avanza, que sueña, que administra lo que Dios pone en sus manos y lo hace producir, que da frutos en cada área de su vida.
La necesidad de salvación afecta todas las demás, el dar afecta las necesidades fisiológicas, de protección y seguridad.
La salvación afecta el área económica de nuestra vida.
Él vino a darnos una vida de prosperidad y abundancia.
Si el diablo es el ladrón Jesús es el que vino a deshacer las obras del diablo, todo lo que nos fue robado se nos ha de reintegrar.
El enemigo vomitará lo que consumió, Dios nos restituirá aquello que fue dañado.
No tener temor al dar, aún en situaciones extremas.
Dar en situaciones extremas(1ª Re. 17:8-16). Muchos creen que las situaciones difíciles o de crisis son impedimento para darle a Dios, esto no es así, la viuda y su hijo estaban en el peor momento, una tierra asolada por el hambre, una gran sequía, sin cultivos, con escasez de agua y alimentos, los animales morían en el campo por falta de agua; y ella sólo tenía para un bocado, y aparece Elías y le pide todo lo que tenía, ¿Es que acaso no tenía misericordia? No, es que tenía la solución. Pero la decisión de obedecer estaba en la mujer, ella podía elegir entre hacer para ella y su hijo, y luego morir de hambre(Dios no la iba a juzgar por ello, estaba en todo su derecho), o se disponía a obedecer la palabra de Dios e ir en el sentido de esa palabra, y ella así lo hizo; y fue bendecida.
Es de destacar que Elías en ningún momento niega lo que la mujer le dice, es más sabía que era así, pero ante esa realidad le dice: “NO TENGAS TEMOR, PORQUE ASI DICE JEHOVÁ, EL ACEITE EN LA VASIJA NO MENGUARÁ NI LA HARINA DE LA TINAJA ESCASEARÁ HASTA EL DÍA EN QUE HAGA LLOVER SOBRE LA TIERRA”. Lo que Elías hace es soltar una palabra de fe y de esperanza, y le dice que no tema, que saque el temor del corazón; nosotros también tenemos que sacar el temor a la hora del dar.
Dios no responde a las necesidades, responde a la fe. Ariel Muzzopapa, anciano de jóvenes del centro Cristiano Nueva Vida.
Dios no responde a las necesidades, él responde sólo a la fe.
* Lc. 4:25-26.
Cuando Dios decide hacerte crecer te mete en un proceso.
Pasar el desierto, pues allí Dios nos prueba, es para que nos demos cuenta de cómo estamos.
El pueblo de Israel cuando salió de Egipto no se conocía(Dt. 1-3)
* 1ºRe. 17:8-16.
Elías fue enviado a una mujer extranjera, Jesús se ocupo de ella.
Dios le había dado una orden a la viuda.
Dios nos lleva a una situación en la que nos prueba, en la que hace que salga lo que hay dentro nuestro.
La clave: «no temer».
Elías era poseedor de la palabra de Dios.
Dios no pone carga sobre carga.
Dios prueba a su pueblo.
Dios quiere sacarnos a la batalla fuertes como su espada.
El que tiene fe toma la profecía.
Cuando uno se planta en guerra y se planta en fe no anda con niñerías.
La viuda le dio todo por el varón de Dios.
La viuda lo dio todo por Dios.
La unción vivía en la casa de la viuda.
Aquel que tiene fe Dios se hace cargo de él.
Que no pase la unción y te encuentre con las puertas cerradas.
La fe es una semilla. Ariel Muzzopapa, anciano de jóvenes del centro Cristiano Nueva Vida.
* Jn. 14:25-27, 23.
La fe es una semilla.
Cuando la Biblia habla de conocimiento nos habla del Espíritu de conocimiento, no es algo humano.
No todas las tormentas son del diablo, pues algunas son enviadas por Dios para hacernos crecer.
La paz que Dios da es paz con discernimiento, con conocimiento.
La fe no intenta ayudar a Dios.
La paz que da Dios no está sujeta a las circunstancias.
* 2ª Co. 12:7-10.
Cuando el diablo no te puede frenar te acelera con la soberbia y el orgullo.
El poder de Cristo reposa sobre él que se reconoce débil y se goza en él.
Dios no puede usar hombres vivos sino muertos.
La paz de Dios se consigue orando.
* Ro. 5:3-5.
Muchas veces Dios responde a nuestras oraciones y no nos damos cuenta, porque pedimos la paz que da el mundo.
Jesús pregunta sabiendo la respuesta.
La unción no tiene fecha de vencimiento, la unción no se acaba.
La paz de Dios tiene discernimiento, milagros, poder.
Dios quiere perfeccionarse en mi vida.
La paz del hombre quiere quedar bien con todos.
El que busca a Dios no busca amigos en el mundo.
Renunciar a la paz del mundo.
Aceptar la paz de Dios, una paz viva y activa.
Jairo era la persona más importante de la ciudad, pero se humillo ante Jesús.
Jairo iba delante, guiando a Jesús.
La paz de Dios es más poderosa y más fuerte que la muerte; llama las cosas que no son como si fuesen.
Cuando la vino la mala noticia Jesús empezó a guiar a Jairo.
La paz de Dios soluciona los problemas y levanta los muertos.
Cuando uno confía en Dios no hay nadie que se pueda burlar.
Antes que termine el año serán un conquistador.
Son miles de voces las que suena, pero sola una es la que dice la verdad.
Hay que rechazar la paz del mundo.
El diablo se encarga de matar los sueños por medio de la boca de otros.
Estar dispuesto a todo por Dios.
Dios quiere que tenga raíces profundas, que no depende de mis sentimientos.
Fui llamado por Dios, él hace realidad los sueños.
Dios quiere hacerme crecer.
La paz viene cuando Dios vive en mí.
En medio de nuestra imposibilidad él muestra su poder. Ariel Muzzopapa, anciano de jóvenes del centro Cristiano Nueva Vida.
Cuando Dios muestra su gloria se cambian nuestros planes. Nos introduce en situaciones en las cuales vamos a ver manifestarse con gloria y su poder, aunque estas situaciones casi siempre son contrarias a lo que nosotros esperamos, ya que se presentan sombrías y terribles, pero allí muestra su gloria.
En medio de nuestra imposibilidad él muestra su poder.
Ex. 14:1.
Dios cambia los planes.
Nuestra visión quiere lo cómodo.
Para estar firme hay que creerle a Dios.
Estar en el tiempo de Dios.
Hay temporadas espirituales.
Dios da una palabra Rhema(palabra especifica en un tiempo especifico).
Estar bajo una promesa.
Para hacerte libre Dios te enfrenta con el enemigo.
Dios te mete en situaciones para que crezcas.
Enseñando y aprendiendo a dar.
Provisión y prosperidad.
Hay dos conceptos que debemos tener en cuenta, provisión y prosperidad. El primero se da cuando Dios suple nuestras urgencias, pero el segundo es aquel cuando se sale de la necesidad, es ya comer del fruto de la tierra prometida, dejando atrás el maná, cuando dejo atrás las urgencias económicas.
Hay más de 3000 promesas en la Biblia y la mitad hablan de lo económico.
Este es un tema espiritual para quienes tienen una identidad nueve, una mente renovada y madurez espiritual, es para espirituales no para carnales. Sólo aquel que es espiritual puede comprender lo importante del dar.
Dios quiere prosperarnos(3ªJn. 2). En todos los aspectos, hoy en día muchos se encuentran con un desbarajuste en su ser, con un desequilibrio, ya que por un lado se ven bien, pero su vida económica esta estática, llegaron a cierto nivel y no pueden avanzar o salir de él(ya sea por conformismo o porque no pueden); o porque esta totalmente destruida y tomada por el enemigo, ya sea porque arrastran una maldición, o por tener alguna puerta abierta.
Dios es el Dios de la abundancia, por eso el nos da:
* Provisiones abundantes(Fil. 4:19).
* Promesas de abundancia(Lv. 26:5, Dt. 30:9, Sal. 132:15, Is. 30:23, Am. 9:13).
* Bendición abundante(Gn. 1:29, 24:35, Lv. 26:4, Dt. 8:18, 11:14, 28:2, 2ªSa. 6:11, 1ªRe. 3:13, Sal. 65:9, 68:19, 81:16, 127: 2, 136:25, Mal. 3:10).
* Prosperidad en abundancia(Gn. 39:3, Dt. 29:9, 1ªCro. 22:13, 2ªCro. 26:5, 31:21, Neh. 2:20, Sal. 1:3).
* Providencia proveedora y sustentadora en abundancia(Job. 38:41, Sal. 121:3, Mt. 5:45, 6:26, 10:29). Tenemos ejemplo de la providencia de Dios:
A Israel en el desierto(Dt. 2:7).
A Elías en tiempo de hambre(1ªRe. 17:6, 16).
A Elías en el desierto(1ªRe. 19:6).
Al ejercito de los tres reyes en el desierto(2ªRe. 3:20).
A la viuda del profeta(2ªRe. 4:6).
A Samaria en tiempo de hambre(2ªRe. 7:8).
A la multitud que seguía a Cristo(Mt. 14:20).
A los santos(Fil. 4:19).
Es destacable observar que cada uno de estos ejemplos nos hablan de una situación limite, o de una gran crisis, que requerían una respuesta inmediata para satisfacer una urgencia, ya que en eso consiste la provisión divina.
* El prepara para nosotros:
Una mesa abundante(Sal. 23:5).
Una fiesta de abundancia(Mt. 22:4). Respondamos a su invitación.
* En sobreabundancia(Jl. 2:24, Mal. 3:10, Mt. 14:20, Lc. 6:38).
Perseverancia y valor. Tadeo Kopistinski, Copastor de varones y finanzas del Centro Cristiano Nueva Vida.
Al comenzar a transitar por los principios bíblicos de prosperidad, muchos cristianos ignoran que el enemigo de las almas vendrá y tratará –por todo los medios- de apartarnos de ese camino.
La fe debe ser probada. 1ªPe. 1:7 dice: “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. Si las ventas de nuestros negocios bajan momentáneamente, si de pronto nos quedamos sin trabajo, si por alguna razón se desactiva una tarea, si surge un gasto grande e inesperado, si se reduce nuestro salario por una depresión en la economía, si se cierra la importación –y nuestro trabajo depende de ella-, la primera reacción de quien no ha madurado en la fe será dejar de invertir en la obra de Dios.
En tiempo de crisis NUNCA debemos parar de sembrar. Si nos comemos la poca semilla que tenemos sin separar para la siembra, JAMAS habrá una cosecha para nosotros. “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”(Sal. 126:5-6).
Si damos lugar en nuestra vida a la multiplicidad de problemas que puedan presentarse, la devaluación de la moneda, la inflación, el aumento del costo de vida, las cuentas a pagar, las deudas, etc., satanás pondrá temor en nuestros corazones. El temor es lo contrario a la fe. El miedo impedirá que le demos a Dios y la falta de semilla impedirá que él nos de una cosecha abundante. El libro de Eclesiastés 11:4 describe esta situación: “El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes no segará”. En épocas financieras difíciles la ORDEN de Dios es que continuemos plantando abundantemente semilla. Ecl. 11:6 dice: “Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si aquello, o si lo otro es igualmente bueno”.
En tanto que nuestras finanzas estén gobernadas por las circunstancias y no por la Palabra de Dios, satanás se encargará de que aquella sean cada vez más difíciles para que no sembremos. La consecuencia será que sin siega, nuestras vidas y la obra de Dios no pueden prosperar.
Dar a Dios no es superfluo. Es indispensable, es prioritario en tiempo de crisis.
La ley de la perseverancia nos enseña que dar y sembrar deberán ser actos continuos en nuestras vidas, independientemente de las circunstancias y que aún cuando aparezcan amenazadores nubes negras en nuestro horizonte natural, no debemos detener nuestra mano.
Motivación correcta de la prosperidad. Tadeo Kopistinski, Copastor de varones y finanzas del Centro Cristiano Nueva Vida.
El tema de la prosperidad ha causado mucha confusión y problemas en el cuerpo de Cristo. Algunos creen que la pobreza tiene algún mérito delante de Dios –lamentables enseñanzas de doctrinas falsas-, que las riquezas son intrínsecamente malas y que los ricos no pueden vivir consagrados al servicio de Dios. Otros han enseñado –porque ellos lo fueron- que ser prospero significa amasar fortunas, tener autos fantásticos y veloces, mansiones espectaculares… Los primeros olvidan o ignoran las enseñanzas bíblicas: recuerde a Job, Abraham, Isaac, Jacob, Salomón, José de Arimetea y tantos otros creyentes que manifestaron su consagración y amor a Dios a través de sus finanzas. Los segundos tienen propósitos egoístas. Sus vidas son egocéntricas; giran alrededor de sí mismos. Desean prosperidad para tener una promoción social que los haga respetables y envidiados: un auto más potente o lujoso que el del amigo o vecino, una mansión con la cual impresionar a sus invitados, un abrigo de piel “mejor” que el de “aquella”… Lo último que pasa por sus mentes es que Dios les ha dado el pode para hacer las riquezas con un propósito, y éste es que el Reino de Dios se extienda a través del Evangelio.
Dice Stgo. 4:3: “Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Si vamos a prosperar hasta el nivel que Dios quiere, deberemos demostrar nuestra capacidad como mayordomos, administradores(economistas, que es así como se traduce del original griego)de los bienes recibidos en custodia.
¿Cómo demostraremos nuestra fidelidad y capacidad? Empezando ahora mismo a ser fieles. No importa qué tan escasos sean sus recursos en este momento, debe empezar a sembrar de lo poco que tiene si desea que el Señor confíe más de Sus riquezas en sus manos.
Recuerde las condiciones que deberá reunir el mayordomo. Pues bien, él está buscando administradores fieles para confiable dinero y posesiones. Tal vez sea usted una de esas personas, aunque deberá examinar las motivaciones de su corazón. Todos deseamos prosperar, también los inconversos. Lo que diferencia es la respuesta a esta pregunta: ¿Para qué deseamos prosperar? La Biblia dice que Dios no puede ser burlado, aunque muchas veces se lo trate de engañar: “Bueno, Señor, ahora no puedo –estoy sin trabajo, tengo deudas, debo pagar los servicios, soy pobre… escondites, escondites- y no puedo invertir en Tu obra, pero cuando me prosperes… ¡Oh! Sí, daré grandes cantidades”. Dice Lc. 16:10: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”.
Deberemos entender que el propósito de Dios, su prioridad, es que MILLONES escuchen el Evangelio y sean salvos. Para lograr esto se necesitan recursos financieros en abundancia. Y si no se lo proporcionamos nosotros, dice Su Palabra en Pr. 13:22: “… pero la riqueza del pecador está guardada para el justo”. Esta es la Palabra de Dios. Deje de envidiar a los pecadores que prosperan, arregle sus prioridades y Dios comenzará a hacer transferencia, a tomar dinero de los injustos y ponerlo en manos de aquellos que han demostrado ser fieles administradores. Cuando le damos a Dios lo que reclama entonces comprobaremos que además nos queda suficiente para satisfacer los deseos de nuestro, corazón(Sal. 20:4).
Anímate a ser fiel en lo muy poco… y comprobarás la fidelidad de nuestro Dios.
Lluvia temprana y lluvia tardía.
Israel era una nación que en gran parte dependía del cultivo de la tierra, como tal sabía la importancia de las lluvias; los israelitas conocían dos períodos de lluvia, la temprana y la tardía(Dt. 11:14, Jl. 2:22-27, Os. 6:3). La lluvia temprana era la que le daba la fuerza a la semilla para que germinará y creciera, la tardía, que se daba antes de la cosecha, era la que permitía completar el proceso de crecimiento.
Si alguna de éstas faltaba, o se retrasaba la cosecha de ese año corría peligro de perderse o retrasarse, trayendo esto hambre, pobreza, miseria, escasez y muerte.
Cada diezmo y cada ofrenda del pueblo de Dios sanará la tierra y bendecirá la nación, y esto no es una utopía, es realidad; es verdad.
La semilla. Tadeo Kopistinski, Copastor de varones y finanzas del Centro Cristiano Nueva Vida.
Frecuentemente el Señor Jesús enseñaba por parábolas.
Viviendo un tiempo especial. El mundo está convulsionado. La maldad aumenta. La violencia es notoria. La crisis nos muestra su cara feroz. Aquello que nos parecía tan distante y lejano, no lo era tanto… Pero ¿para quién? ¿No son estos asuntos de la carne? Situaciones del mundo, mas nosotros no somos de él. No permitamos que nuestra vida sea sacudida ocupándonos de estos asuntos, pues hemos sido llamados a atender las cosas del Espíritu y en ellas encontrar vida y paz.
Dice el apóstol Pablo: “Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios”. Sigue diciendo: “Sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”.
Debemos entender que el Señor hace una clara diferencia en ellos, los carnales, y nosotros, espirituales. No vivimos según la carne, ligados a la realidad natural, sino según el Espíritu…
San Pablo agrega: “…si el Espíritu de Dios mora en vosotros”. Déjeme decirle: Sí, mora en nosotros, aún cuando muchas veces nos dejamos llevar por la corriente del mundo deberemos corregir el rumbo y “navegar confiados” en dirección de la Palabra de nuestro buen Dios y Señor.
Kathryn Kuhlman predicaba la fe en un Dios grande. Ella decía que si servimos a un Dios al que lo limita la economía, entonces estamos creyendo y sirviendo a un dios equivocado. Esto transcurría en el año 1933, pleno apogeo de la “Depresión” en Estados Unidos; los negocios cerraban, multitud de personas quedaban sin trabajo y aún las iglesias luchaban por permanecer abiertas, pero Kathryn creía firmemente en un Dios grande, cuyos recursos no tienen limite… Me pregunto: ¿lo cree usted?
El 29 de diciembre del 2000, la Palabra Profética que Dios nos daba a través del pastor José Satirio Dos Santos de Cúcuta, Colombia, nos adelantaba: “Aún cuando el país sufre inclemencia y batalla uno y otro día con su economía y con los problemas de la naturaleza y la reforma que deben sufrir los hombres de la política, la iglesia será la brújula, la que va guiando y orientando, la que marca, porque en el territorio en el que el pueblo de Dios habita y ocupa, se siembra una semilla y se cosecha a ciento por uno. Y el pueblo tendrá, porque para el pueblo, en la crisis, serán multiplicadas sus ganancias y sus bienes, y serán enriquecidos”.
La palabra profética se *****ple. Y no hay *****plimiento parcial. Dios dice, Dios hace. Sembrador: crea. Es interesante advertir que el Señor ha utilizado la semilla, la siembra y la cosecha… el fruto, para enseñarnos muchas verdades bíblicas que nos exhortan a vivir una vida de victoria, basados en los milagros de Dios. Muchas veces nuestra mente nos juega la mala pasada de evaluar todo conforme a nuestra visión humana, limitada e imperfecta. Dios te empuja a creer, a aceptar su divina intervención, aún en asuntos que jamás hubieras pensado que Dios estaban interesado. Y claro, nos preguntamos… ¿Lo hará? ¿Querrá hacerlo? ¿Le importo? ¿Escuchará mi oración? Mi semilla, ¿será acepta? ¿Dios la considerará?
Déjeme explicarle algo acerca de las semillas, en sí, particularmente qué lo que las hace germinar. Una semilla tiene el germen de una nueva planta, con su primera raíz y su primera yema y la reserva alimenticia suficiente para nutrirla en las primeras fases de su vida. Para que la semilla germine ha de recibir humedad, oxígeno y suficiente calor, e inmediatamente después, luz para aportarle la energía que necesita para elaborar el alimento. Todos estos factores trabajan en forma conjunta para movilizar las reservas almacenadas dentro de la semilla… verdadero “milagros de la naturaleza”.
Dice el salmista: “Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: grandes cosas ha hecho Jehová con estos. Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres”… Y para vos sembrador: “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”.
Sembrador: no temas. Suelta tu semilla. A tus pies está la buena tierra. Y rendirá a treinta, a sesenta y a ciento por uno. Es tu tiempo. El mejor. No temas porque tu Dios es un Dios grande.
La ofrenda de los santos posee un valor diferente a los ojos de Dios. No representa el mismo valor espiritual un billete de cincuenta pesos ofrendado por una persona que posee un millón en una cuenta bancaria que el billete –o las monedas- ofrendado sacrificialmente por alguien que sólo posee pesos para hacer frente a sus necesidades.
El Evangelio de Marcos 12, versículos 41 al 44 ilustra cabalmente este principio. Jesús, sentado frente al arca de las ofrendas ene l templo de Jerusalén, observó cómo daba el pueblo.
Deseo hacer notar esta última expresión: “cómo”, no cuánto daban, sino cómo ofrendaban.
Dice el texto que “muchos ricos echaban mucho”. No reciben ninguna alabanza de parte del Señor. Sin embargo, “una viuda pobre” dio dos blancas –la moneda de más pequeño valor que en aquella época circulaba- y Jesús, conmovido, llama sus discípulos y les explica que esta mujer había dado “todo lo que tenía, todo su sustento”. La viuda sembró en medio de pobreza y necesidad.
En el Antiguo Testamento encontramos el mismo principio: El profeta Elías viaja a Sarepta y encuentra a una mujer viuda que está preparando el último puñado de harina que le queda. Lo mezcla con las últimas gotas de aceite y se dispone a hacer una torta para compartirla con su hijo y acostarse a esperar la muerte –era época de sequía y hambruna-. Veamos la historia completa en 1ªRe. 17:8-16).
La viuda no murió de hambre, tampoco su hijo, sino que la HARINA DE LA TINAJA NO ESCASEÓ, NI EL ACEITE DE LA VASIJA MENGUÓ.
Usted puede advertir en estas dos historias que cuando estamos en escasez, satanás va a moverse para poner temor en nuestro corazón y tratar de que nos comamos las semillas de la bendición que Dios ha puesto en nuestras manos. Obviamente, no toda la semilla posee igual valor, no es lo mismo dar “de lo que nos sobra” que dar de aquello que necesitamos. El rey David dijo: “Porque no ofreceré a Jehová holocaustos que no me cueste nada”(2ª Sa. 24:19-25). Lo que va a dar valor a nuestra semilla es la medida de nuestro sacrificio. El caso de las dos viudas que hemos visto, otorga un valor superlativo a la semilla, puesto que fue dada en medio de gran escasez y con gran sacrifico. En nuestra mente humana carnal y no renovada, lo lógico, en medio de una situación de estrechez económica, sería ahorrar hasta el último centavo. Pero estamos diciendo: mentes renovadas. Hoy, en Cristo, deberemos reemplazar los pensamientos lógicos y de plena sabiduría humana, por los pensamientos del Señor.
En 2ª Co. 8:1-4 Pablo nos habla de iglesias de Macedonia que eran perseguidas y se hallaban atribuladas, viviendo en “profunda pobreza”. En esas condiciones, las iglesias hicieron lo siguiente:
1. Abundaron en riquezas y generosidad(v. 2).
2. Dieron con agrado(v.3). Se gozaron en hacerlo, no lo consideraron una carga.
3. Dieron aún más allá de sus fuerzas(v. 3). Más de lo que parecía humanamente posible.
4. No sólo que no hubo que pedirles que dieran, sino que ellos mismos pidieron a Pablo “con muchos ruegos” que los dejaran ofrendar(v.4).
5. Entendieron que era un privilegio la oportunidad de dar para los santos(v. 4).
6. Se dieron a sí mismos –ofrenda santa- para la obra de Dios(v. 5).
Dios desea que renuncies al temor y sueltes sobre tu vida Palabra de Fe. Deja que la semilla *****pla el propósito para el cual ha sido creada, que de tu mano extendida caiga a tierra y fecunde…
Hay promesa sobre tu vida y si siembras, se *****plirá.
Pan al que come y semilla al que siembra. Consumidor o productor, la diferencia.
El da pan al que come y semilla al que siembra(Is. 55:10, 2ªCo. 9:10). Éste último es mayor que el primero; ya que una vez que se consume el pan se acabo, pero el que tiene semilla tiene para sembrar y producir y generar recursos, y Dios quiere que nosotros tengamos semilla para sembrar y producir y generar recursos.
Tomar la piedra y derribar la pobreza, avaricia y la miseria, sacar el yo no puedo y el no tengo.
No conformarse a la situación.
Iglesia tienes que ser sana en tu economía. Una iglesia prospera es aquella que bendice a sus miembros y tiene para dar y repartir. De echo el pasaje de la mujer virtuosa es tipo de la iglesia trabajadora, prospera y bendecida(Pr. 31:10-25).
No se puede ministrar sanidad interior, que no actúa en el espíritu sino en el alma; si la fortaleza de la avaricia, de la miseria, el consumismo, la pobreza y la escasez te está enfermando el alma, es como querer curar una gripe, cuando hay un cáncer que esta creciendo por metástasis dentro del cuerpo; ¿Qué estamos ministrando? ¿Qué clase de “sanidad interior” estamos ministrando?
Ministremos sanidad en todas las áreas.
Una axioma: Dar a Dios es recibir de Él. Tadeo Kopistinski, Copastor de varones y finanzas del Centro Cristiano Nueva Vida.
Algunos han sido en con falsas ideas y afirmaciones incorrectas, aunque frecuentemente –debemos admitirlo- con buenas intenciones. Y esas ideas y afirmaciones les han hecho creer que debe darse a Dios desinteresadamente, que debemos hacerlo sin esperar nada a cambio.
Suena místico, muy espiritual, pero es falso. El Señor Jesús enseña en el libro de Lucas, capítulo 6 verso 38: “Dad y se os dará; medida buena, apretada y remecida y rebosando darán en vuestro regazo”. Un consejo: olvide las enseñanzas de otros, créale a Él. Es una ley espiritual que funciona con la misma eficacia que las leyes físicas que rigen el universo.
Hay leyes, como la de la gravedad, que afirma que si usted sube a la terraza de un edifico de veintiséis pisos e intenta caminar por el aire, lo más probable es que lo internen con lesiones múltiples(en el mejor de los casos). Usted puede aceptarlo por fe o intentar comprobarlo experimentalmente.
Del mismo modo, Jesús nos enseñó que si usted da, no podrá impedir recibir. Y le darán mucho más de lo que usted ofrendó. Dios dice que la cosecha que le será dada será: buena, apretada, remecida y rebosando. Él mismo da con la esperanza de recibir. Veamos Mateo 19:27 al 29, el apóstol Pedro le pregunta a Jesús: “He aquí nosotros le hemos dejado todo y te hemos seguido: pues ¿qué tendremos?”(Efectivamente ellos habían dejado todo: casa, barco(trabajo), familia… por causa de Jesús); el Señor Jesús le hace una maravillosa promesa: “cualquiera que haya dejado casa, parientes o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”.
Cuando damos, deberemos esperar multiplicado lo que sembramos. No esperar nada a cambio, no sólo que no es una muestra de espiritualidad, sino que denota absoluta IGNORANCIA respecto de los principios bíblicos.
Un texto muy interesante del Nuevo Testamento es Hch. 20:35. Allí Pablo afirma que debemos recordar las palabras de Jesús, que dijo: “más bienaventurado es dar que recibir”.
Jesús afirmó que los que dan son dichosos y felices, y lo son porque Dios, en Su multiforme Gracia, se encarga de que recibamos multiplicado lo que hemos dado.
Dar para recibir. Bendiciendo la obra de Dios.
Josué 1 encierra el secreto, Juan 12:24, nos muestra como es el proceso.
La clave es dar para recibir.
Con mi acción afirmo y respaldo lo que creo y marco la diferencia.
Al ofrendar doy tiempo y esfuerzo; esta combinación da como resultado vida; no es sólo dinero, es vida lo que damos.
Todos aquellos países que dieron para Dios y su obra(USA, Inglaterra, Suiza, Suecia, Finlandia), son países prósperos y bendecidos, que aunque no se aprueban sus actos presentes, pero que fueron bendecidos por darle a Dios.
Dios quiere bendecirnos económicamente para que nosotros bendigamos y sostengamos su obra.
El acto de dar implica renunciar a la idolatría y el amor al dinero ya que la idolatría de cualquier clase genera pobreza, ya que este no es un fin sino un medio.
Yo debo canalizar lo que tengo para bendecir la obra de Dios.
No es por mis fuerzas, es por fe.
Debemos derribar las fortalezas que generan argumentos para no darle a Dios.
Dependiendo de la promesa. “Jehová-Jireh”, el Dios que provee.
Dios le pidió a Abraham que le diera su hijo Isaac en sacrificio(Gn. 22:1-19), ese hijo que era todo lo que tenía; y que representaba para él su futuro, su esperanza, su porvenir. Dios hizo esto para que Abraham no dependiera solamente de la bendición, sino de la promesa, palabra de Dios sobre su vida, que había traído y desencadenado la misma.
Es interesante observar que cuando Isaac fue ofrecido tenía cerca de 16 años, esto quiere decir que él mismo acepto el pedido de Dios y que se subió sólo al altar para ser sacrificado, no hubo lucha ni resistencia de parte de él a lo que Dios quería, así debemos ser nosotros en cada área, y también en la economía, no debemos resistirnos a los que él nos dice y pide.
Al final podemos ver como Dios interviene proveyendo un sustituto, pero a pesar de que a nuestros ojos, Isaac no fue sacrificado, para Dios si lo fue, pues desde el momento en que Abraham acepto hacer lo que Dios le había pedido, y cuando Isaac se subió al altar, el sacrificio fue efectuado, porque hubo una actitud basada en la fe, su fe fue seguida de la obra de fe.
En esta historia se nos revela uno de los nombre de Dios, aquel que lo llama “Jehová-jireh” que quiere decir “Jehová provee”(Gn. 22:14).
“JEHOVÁ PROVEE, JIREH ES SU NOMBRE,
SU GRACIA ME BASTARÁ//…
LO QUE ME FALTA ÉL SUPLIRÁ,
CONFORME A SUS RIQUEZAS EN GLORIA;
MANDARÁ SUS ANGELES,
ME MINISTRARÁ;
//JEHOVÁ-JIREH ME PROVEERÁ,
AMÉN, LO HARÁ//…
JEHOVÁ-JIREH ME PROVEERÁ//”…
Dios de mi sustento.
El Dios que provee para las necesidades de su pueblo es él que está con nosotros, tal como lo estuvo y como estará.
Pero hay otro nombre cuyo significado es mayor y mucho más amplio, el que en nuestra versión de la Biblia se traduce como “Todopoderoso” u “Omnipotente”(Gn. 17:1, Sal. 91:1), pero que en hebreo es el “Shadday”; y que viene del vocablo que da la idea de la madre que amamanta a su hijo. Esta es una imagen muy adecuada, pues para el bebe no hay mejor cosa que ser amamantado por su madre, ya que recibe el cariño, el amor, el cuidado, el calor, la protección y todos los nutrientes, y anticuerpos que necesita para crecer y desarrollarse sanamente; pues la leche materna contiene todo lo que él necesita. Esto quiere decir que Él es el Dios capaz de Ser y Hacer TODO lo que su pueblo necesita, Él es nuestro Sustento, el sustentador.
Esto es muy bello, y es para cada área de nuestra vida, incluyendo nuestra economía, el quiere sustentarnos en lo económico.
“DIOS, TÚ ERES MI SUSTENTO,
A MI VIDA DA ALIENTO;
TU ESPÍRITU SE DEJA SENTIR COMO EL VIENTO,
LA FUERZA QUE ME LLEVA A LUCHAR CONTRA EL TIEMPO;
MI PROVISIÓN DEL CIELO,
EL DIOS QUE ME DESATA;
QUE REFRESCA MI ALMA,
AL PRONUNCIAR TU NOMBRE LA TEMPESTAD SE CALMA”…
La ofrenda como señal o sello del pacto.
Es interesante destacar que cada vez que en la Biblia se menciona un pacto o alianza entre Dios y el hombre, este se sella en la mayoría de los casos, con un sacrifico, de hecho el pacto de la salvación se selló con el mayor de todo los sacrificios, Jesús en la cruz del calvario, el altar más significativo de la historia, y que es el máximo exponente de lo que es dar. Él es nuestro ejemplo(Jn. 13:15). Dios es el mayor exponente y ejemplo del dar, ya que dio a su hijo en ofrenda.
Ministrando el dar a los nuestros.
Dar lo mejor(Mr. 12:41-44, Lc. 21:1-4). Dios no sólo mira lo que das, sino también lo que te queda, cuando vayas a darle a Dios, lo des sobras, da aquello que representa algo, no seas como lo ricos que daban de aquello que les sobraba, a pesar de que era mucho. Dar aquello que nos cuesta y representa.
Ejemplo de esto María de Betania que dio un frasco de alabastro de nardo puro, tan sólo el envase era carisimo, y el ungüento que en el se encontraba era el equivalente en valor al salario de todo un año del mejor obrero calificado.
La ofrenda debe ser realizada con gozo, es un sacrificio, debe ser dada de forma que sea aceptable(Lv. 19:5), este es un tema espiritual. En la Biblia podemos ver como debía ser presentada la ofrenda, no era algo tomado a la ligera; tenía un peso espiritual importante.
Debemos tomarnos tiempo para dar. Debemos meditar al dar, haciendo memoria de todo lo que hemos recibido de Dios, es un momento sumamente espiritual.
Debemos enseñar a los nuestros a dar, los pastores a sus ministros y ovejas, los líderes a los que están bajo su cobertura y los padres a los hijos.
Debemos ofrecer nuestra ofrenda de tal modo que sea aceptable(Lv. 19:5, 22:29).
Debe tener valor, debe ser significativa(2ª Sa. 24:24, 1ª Cro. 21:24).
Debe ser lo mejor, sin defecto(Lv. 22:18, Mal. 1:6-14).
La ofrenda debe ser voluntaria(Ex. 25:2, 35:22, 1ª Cro. 29:9, 2ª Cro 15:18, Esd. 1. 6, 2:69, 8:28, Neh. 7:70).
Nuestra ofrenda muestra nuestro afecto por la casa de Dios, por su obra(1ª Cro. 29:3-4).
Debemos honrar a Dios con nuestro bienes(Pr. 3:9, Mi. 4:13).
2ª Corintios 8 y 9.
Debemos dar con gozo y alegría(2ª Co. 9:7, 2ª Cro. 24:10).
Debemos dar incluso más allá de nuestras fuerzas. Deseo – motivación – acción.
El que siembra cosecha, esto es una ley espiritual fundamental.
Semilla al que siembra y pan al que come.
Debemos tomarnos tiempo para dar.
Debemos aprender y enseñar a batallar por nuestra economía.
Tomar autoridad.
Respaldar con la acción, la fe sin obras es muerta.
El darle a Dios es sello distintivo del pueblo de Dios(Ex. 25:2, 35:5, Nm. 31:50, 2ªSa. 8:10-11, 1ªCro. 29:9, 2ªCro. 15:18, Esd. 8:28, Pr. 3:9, MI. 4:13).
La iglesia tienen que aprender a dar, la iglesia debe ser ministrada para dar.
¿Cómo doy? ¿Con actitud? Con gozo, con alegría, el que no tiene gozo y alegría para dar, mejor que no de nada. No por obligación, sino por consagración(Lc. 21:1-4).
El momento de la ofrenda es sumamente espiritual, y no debe usarse para otra cosa.
La oración por la ofrenda no debe ser hecha a la ligera, sino sabiendo lo que se está haciendo y ministrando.
Se debe usar un tiempo para ministrar y orar por la ofrenda.
Se debe ser plenamente consciente de lo que se está haciendo.
Se debe ministrar las promesas de Dios para nuestra prosperidad(Pr. 11:25, 22:9, 28:7, Ecl. 11:1, Mal. 3:10, Lc. 6:38, 2ª Co. 9:6).
Hay abundancia y sobreabundancia(Lv. 26:5, Dt. 30:9, Sal. 132:5, Pr. 3:10, Is. 30:23, Am. 9:13, Zac. 8:12, Jl. 2:24, Mal. 3:10, Mt. 14:20, Lc. 6:38).
La ley del diezmo tenía como objetivo recordarles de donde Dios los había sacada y a dónde los había puesto, tenían que ser agradecidos, tenía como finalidad bendecir la tierra, la nación, el país(Dt. 12:22-29, 26:1-19).
Entre las bendiciones mencionadas en Lv. 26:4-5, Dt. 7:13, 28:4-5, 8, 11-12, se encuentran:
* Lluvias abundantes, cielos abiertos.
* Prosperidad.
* Saciedad.
* Producción, productividad.
* Bendición sobre el trabajo y las obras de sus manos, las empresas; y aquellas herramientas utilizadas para las mismas, artesas de amasar, graneros.
Una iglesia prospera es aquella en la cual sus integrantes son prosperados, una iglesia prospera es aquella que prospera a sus integrantes.
Hay que crecer, hay que madurar, no se puede vivir siempre de provisión, hay que prosperar.
No vivir esperando una «ayuda social», pasar al nivel de prosperidad, ya no ser consumidor, sino que hay que ser productor.
Dejar de ser «mantenidos» y pasar a sostener y mantener la obra de Dios, ser ayudador.
Es más fácil vivir en la provisión que en la prosperidad, ya que en esta tenemos que trabajar para producir.
Es más fácil vivir en la pobreza, la miseria, la escasez y la necesidad que vivir y moverse en la abundancia, porque esta representa trabajo y responsabilidad, implica ser libre y no esclavo.
Una de las cosas que como líder de niños les ministro a ellos y a sus padres; es que cuando llega el momento de la ofrenda no vayan a pedirle dinero para la misma, sino que les ministro que deben separar del dinero que sus padres le dan para la semana la parte que corresponde a Dios, dándole la prioridad y poniéndolo en primer lugar.
Una cosa que siempre ministramos es que si en ese momento no tiene para dar, que no se preocupen, que le pidan a Dios que les provea para que puedan dar. Y por último les ministramos a que oren bendiciendo a sus padres y sus trabajos, reclamando la prosperidad y abundancia y echando fuera la miseria y la escasez.
Esto ha cosecha varios testimonios: por ejemplo el de Lucas Roldan, un niño de 9 años; que había pedido oración desde principio de año porque no tenía zapatillas y para poder comprarse un libro costaba cerca de $40. El recibió la palabra que se le ministraba, y a pesar de no ver nada, empezó separar su dinero en la semana para traerlo a la espiga(célula y/o grupo de crecimiento de niños de la misma edad); al tiempo trajo el primer testimonio, una de sus docentes le regalo el libro que necesitaba –un libro nuevo, sin uso-, pero esto no termino allí, ya que seguíamos orando por las zapatillas, Lucas continuo dando, y a pesar de que en un momento como que se desalentó un poquito siguió batallado, cuando el pastor lanzó el proyecto para comprar una camioneta para evangelismo; en ese momento juntó con su mamá y sus hermanos dieron para el desafío, al otro día cuando fueron a visitar a un tío –que no sabía nada de su necesidad de zapatillas- este le regalo un par de zapatillas nuevas, justo como las que el quería, pero esto no quedo allí porque también en la escuela la docente le regalo otro par más, Lucas está prosperado y bendecida para la gloria de Dios. Y este sólo es uno de tanto testimonios de prosperidad.
También yo he visto la mano de Dios prosperando y supliendo mis necesidades, desde encontrarme un monedero lleno de dinero, hasta comprarme un saco cuyo costo era de $362 a $89,90; o el hecho de haber ofrendado $0,25 y conseguir un trabajo donde por semana ganaba $100 –como maestro particular a 3 cuadras de mi domicilio- o recibir bolsas de mercaderías provenientes de otra provincia.
No consideremos esto una carga o como algo gravoso. No sintamos culpa en nosotros por enseñar el darle a Dios. No pendemos que el pueblo es demasiado pobre como para enseñarles este tema, ya que si lo hacemos en vez de cuidarlos los estaríamos dañando. Con respecto a esto, Guillermo H. Prein, Pastor del Centro Cristiano Nueva Vida tiene una experiencia de hace más de 20 años: Cuando empezó su ministerio; era pastor de una iglesia ubicada en una villa de emergencia, lugar en cual imperaba una pobreza paupérrima, si apenas la gente tenía para comer. Al ver la condición de la gente él optó por no ministrar el tema del dar para no poner un peso en la gente.
Luego de un tiempo, su pastor, el hermano José Manuel, le dijo –y casi lo obligo- que debía ministrar el tema del dar, enseñando a los suyos el tema de la ofrenda y los diezmos; y muy a su pesar ministro este tema. Y los hermanos de la iglesia comenzaron a prosperar de una forma impresionante; a tal punto que hoy esa zona es una de las más prosperas, y esa iglesia tiene un templo enorme.
Uno de los testimonios más impactantes de esos días es el de un niño de unos 8 años de edad, el cual era canillita(vendedor de periódico y/o diarios); este niño se levantaba todos los días a las cuatro de la mañana para ir a trabajar aún en invierno, para ayudar a su familia y darles de comer. Uno de los anhelos era el de comprarse un par de pantalones para no tener frío, fue en ese momento que el pastor empezó a ministrar el tema del darle a Dios.
En ese momento el niño se encontró con una decisión tremenda; darle el diezmo a Dios, ya que si se le daba a Dios no podía comprar el par de pantalones, pero él le dio a Dios. En esa semana mientras él hacia su reparto llegó hasta la casa de una señora, cuando le hubo dado el diario; esta lo llamo y lo hizo pasar –ella era dueña de una fabrica de pantalones- y le dijo que eligiera –no uno- sino diez –uno por cada tipo de tela que utilizaban-. Dios había sido fiel, ese niño aprendió y recibió la ministración; sembró y cosecho en abundancia.
A esta altura, estarás diciendo: “¡Guau, qué tremendo, qué bárbaro!”; pero hay algo más de esta experiencia que te quiero compartir; luego de haber ministrado el tema del dar y que todos empezaron a recibir milagros económicos; un día una hermana de la iglesia fue a verlo para decirle algo. “Tengo algo contra usted, pastor”, le dijo ella; “¿Qué?”, le preguntó él, pensando que podía ser.
“Si usted sabía que Dios quería bendecirnos y por eso deseaba que diéramos, ¿por qué no nos ministró antes el tema del dar? Porque si lo hubiera hecho antes, mi familia no hubiera tenido que pasar hambre y dormido en el piso; por eso estoy enojada con usted, porque no nos ministró antes”.
Esto fue tremendo para él; y desde ese día ministra el darle a Dios con poder, sabiendo que es la voluntad de Dios, y una responsabilidad.
Esto nos enseña que nosotros tenemos que ministrar este tema a como de lugar, sin poner excusas ni condiciones, debemos ministrar a los nuestros el darle a Dios.
Les tenemos que enseñar a orar por sus economías pidiendo milagros y a batallar por ella.
Tomar el ejemplo de David, quien dijo que no ofrecería a Dios sacrificio que no le hubiera costado…
“NADA TE OFRECERÉ A TI QUE NO ME HALLA COSTADO,
Y LAS PRIMICIAS TE DARÉ NO LO QUE ME HAYA SOBRADO;
MI OFRENDA SUBIRÁ HACIA TI COMO EL PERFUME DE UNA FLOR,
QUIERO VERTE SONREÍR, SEÑOR”…
Debemos aprender y enseñar a batallar por nuestra economía.
Tomar autoridad.
Respaldar con la acción, la fe sin obras es muerta.
De nada sirve reprender, ni orar si cuando llegamos al momento de la acción, por temor o duda, no nos movemos en el sentido de lo que Dios nos está diciendo. Oremos para actuar, batallemos, pero luego activemos en base a aquello en que Dios nos ha ministrado.
No conformarse a la situación.
Salir a buscar trabajo, si no se lo tiene, orar por el asenso, ir por los mejores puestos, capacitarse, preparase, creer que se consigue lo mejor.
En el tiempo del desierto Dios nos da el maná, nos provee para satisfacer nuestras urgencias, no podemos vivir siempre de maná. Cuando entramos en la prosperidad tenemos que sembrar y cosechar, producimos, conquistamos y poseemos la tierra prometida, comemos espigas nuevas, el maná no es para siempre(Ex. 16:35, Jos. 5:11-12).
El darle a Dios debe ser un acto natural y espontaneo de aquel que ha sido transoformado y redimido por Cristo, es sello disitintivo del pueblo de Dios(Ex. 25:2, 35:5, Nm. 31:50, 2ªSa. 8:10-11, 1ªCro. 29:9, 2ªCro. 15:18, Esd. 8:28, Pr. 3:9, MI. 4:13).
Reglas bíblicas acerca del dar:
* De acuerdo a los ingresos(Dt. 16:17).
* Sin ostentación(Mt. 6:3).
* Libremente(Mt. 10:8, Lc. 6:38, 12:33).
* Con sencillez(Ro. 12:8).
* Regularmente(1ªCo. 16:2).
* Alegremente(2ªCo. 9:7).
* De acuerdo a la capacidad(Lv. 14:30, 27:8, Dt. 16:17, Esd. 2:69, Neh. 5:8, Hch. 11:29, 2ªCo. 8:12).
* Dar generosamente(Nm. 7:13, 1ªRe. 3:4, 8:63, 10:10, 2ªRe. 5:5, 8:9, 1ªCro. 28:14, 29:3, 2ªCro. 1:6, 5:6, 7:5, 9:9, Esd. 6:9, Mr. 12:43, 2ªCo. 8:3).
* Dar diezmos(Gn. 14:20, 28:22, Lv. 27:30, Nm. 18:21, Dt. 12:6, 14:28, 26:12, 2ªCro. 31:5, Neh. 10:38, 12:44, 13:12, Mal. 3:10, Mt. 23:23, Lc. 18:12).
* Dar lo que tienes en tu mano(Ex. 4:2).
¿Qué damos? Guillermo H. Prein, Pastor del Centro Cristiano Nueva Vida.
a. Diezmos.
El 10% de nuestras entradas o ganancias. Su propósito: poner a Dios primero en nuestras vidas(Dt. 14:22-23).
El diezmo es de Dios(Lv. 27:30, 32).
Diezmo = obediencia. Es una forma de santificar nuestros bienes(también con las ofrendas y promesas). Hay quienes dicen: “Yo no doy el diezmo porque eso es parte de la Ley, y yo vivo en la Gracia”. Sin embargo, el diezmo es anterior a la Ley. Abraham dio sus diezmos(G, 14:18-20); Jacob también lo hizo(Gn. 28:22). Aún Jesús habló del diezmo en la gracia(Mt. 23:23). La verdad es que no dar el diezmo es una “desgracia”. Nueve décimos con la bendición de Dios rinden más que diez sin ella(Mal. 3:8-12).
b. Ofrendas.
Las ofrendas también son de Dios(Mal. 3:8), pero están por encima del diezmo. El diezmo es una ordenanza –“se paga”-; la ofrenda es voluntaria –“se da”-(Ex. 25:2). Ofrenda = fidelidad. Es agradecimiento puro hacia Dios(Ex. 35:22, 1ªCro. 29:3, 9).
Cuando aumenta ésta, aumenta la bendición, pues Dios da también más allá de las bendiciones del diezmo.
c. Promesas de fe.
Las promesas de fe van más allá de nuestras posibilidades(2ªCo. 8:3). Es proponerse a dar algo y esperar que Dios nos lo provea para poder darlo. Promesa = fe. Si has prometido algo al Señor; cuando lo recibas, dáselo. Serás usado por Dios como un canal de provisión sobrenatural para su obra.
d. Primicias.
En el Antiguo Testamento los israelitas consagraban a Dios los primeros frutos de la cosecha o las primeras crías de ganado(Dt. 26:1-15). Una de las fiestas anuales celebradas por los israelitas era la Fiesta de Pentecostés. En ella se consagraban a Dios las primicias de la cosecha de trigo(sustento de pueblo). Por un lado se expresaba gratitud, ya que la cosecha recordaba el *****plimiento de las promesas de Dios de darle una tierra a su pueblo, pero también era el reconocer que su sustento venía de Jehová. Primicia = Consagración. Hoy, nuestras primicias son los primeros frutos de nuestro trabajo(primer sueldo), negocio, o algún nuevo emprendimiento económico. Es consagrar a Dios el instrumento que Él usará para proveernos.
Cuando lo hacemos, Dios nos bendice con abundancia(Pr. 3:9).
Derribando los argumentos y las excusas.
Muchos argumentan que el tema del dar es del “antiguo pacto”, que es vivir en “la ley”, que como estamos en la gracia eso ya fue y no tiene validez, ignorando, en forma involuntaria, o no; ya sea por no leer la Biblia, o porque nadie les ministró, o porque ellos han decidido hacer oídos sordos, que el apóstol Pablo se explayó en lo tocante de darle a Dios en forma extensa(1ª Co. 16:1-4, 2ª Co. 8, 9:1-15, Fil, 4:10-29).
Otros sostienen, argumentados por fortalezas que el diablo les ha puesto, que no pueden darle a Dios porque no tienen, o porque no les alcanza, y que si le dan a Dios no van a poder cubrir sus necesidades, ya que Dios es bueno los va a comprender, etc., etc., etc., excusas, excusas y más excusas. Pero para ellos y para nosotros sigue activo y vigente el mensaje de Hageo(1:1-15). Dos estrategias que el diablo utiliza: avaricia y consumismo. Con lo primero la persona cierra su mano para darle a Dios, y por medio de la segunda gasta más de lo que debiera en cosas que no sirve(Is. 55:2).
No es que Dios sea malo, ni que nos maldiga, somos nosotros mismos los que abrimos la puerta a la maldición o a la bendición(Mal. 3:6-10).
Pero si obedecemos lo que el dice, nos bendecirá(Hag. 2:15-19), y Él mismo reprenderá al devorador(Mal. 3:11).
Si honramos a Dios con nuestros bienes, Él nos honrará a nosotros(Pr. 3:9-10),.
Promesas de abundancia(Dt. 7:21, Sal. 132:15, Is. 30:23, Ez. 36:30, Am. 9:13, Zac. 9:13).
Consagrar nuestros bienes al Señor(Mi. 4:13).
La prosperidad es producto de obedecer su palabra, e ir en el sentido de su palabra(Lv. 26:3-6, 30:9, Dt. 28:1-6, 8, 11-12).
Un mensaje de atención importante(Dt. 8).
Dios te da el poder para hacer las riquezas(8:18).
Dios nos ha puesto en una tierra bendecida, en cuyo lugar nuestra siembra dará fruto, porque el cielo esta abierto sobre ella, y Dios cuida de ella siempre(Dt. 11:8-15).
Dios pide el diezmo, ese 10% traerá bendición al 90% restante(Dt. 14:22-29, 26:1-19).
Dios le da recursos a su pueblo, aunque para eso tenga que despojar al impío, sus riquezas se pasan a las manos del pueblo de Dios para utilizarlas para bendecir y sostener la obra de Dios(Gn. 15:14, Ex. 3:21-22, 11:2, 12:35-36, Pr. 13:22, Ecl. 2:26, 5:19, Is. 45:14, 60:5-7, 10).
Nuestro trabajo dará fruto(Is. 65:21-23).
Dios tiene promesas para los que dan generosamente:
* Llenura(Pr. 3:9-10).
* Prosperidad(Pr. 11:25, 22:9, 28:27, Ecl. 11:1).
* Medida buena(Lc. 6:38, 14:14).
* Dios ama al dado alegre(2ª Co. 9:7).
* Dios es el que sana la tierra(2ª Cro. 7:13-14).
Dios quiere que mi vaso rebose más allá y que no sólo tenga para mi, o para suplir mis necesidades, sino para bendecir a otros, y para bendecir y sostener su obra, él es la fuente que nos sacia, y en la cual todos lo que anheles y deseas está, y aún hay más, pues el quiere que nos extendamos hacia lo porvenir que es mayor. Él prepará para nosotros bendiciones rebosantes y abundantes(Sal. 23:5).
“ME ACERQUE A LA FUENTE DE VIDA, AL AGUA QUE QUITA LA SED;
FUI SACIADO Y REBOSA MI VASO PARA DAR…
ME ACERQUE A JESÚS SANADOR,
QUE LIBERTA, RESTAURA Y DA PAZ;
Y AL INSTANTE MI VIDA CAMBIO,
Y MI CASA ES AHORA SU HOGAR…
-CHORUS-
YA NO SOY EL MISMO,
JAMÁS PODRÉ SERLO YA;
UN SOLO MOMENTO Y SU MANO EXTENDIDA ME TRANSFORMO…
NO QUIERO VOLVER ATRÁS,
ME EXTIENDO A LO PORVENIR(A LO QUE VENDRÁ);
MI CULPA EN LA CRUZ CON SU SANGRE LIMPIO,
UNA NUEVA PASIÓN POR SU NOMBRE ME DIO;
ÉL ME TRANSFORMÓ…
ÉL ME TRANSFORMÓ”…
La riqueza de Abraham era el resultado de la bendición de Dios(Gn. 13:2, 24:35, 26:12-13).
El impío te envidiará, pero no temas de él(Gn. 26:14).
Dios corona de bien nuestra vida; y nuestra economía(Sal. 65:8-15).
Dios de mi sustento(Sal. 104:27-30).
Dios da la oportunidad para que el pueblo se involucre y de(Ex. 25:1-9, 29:38-46, 35:4-9, 2ªRe. 12:4-16, 2ªCro. 24:4-14).
La actitud que produce bendición(Ex. 35:20-29, 36:2-7. 2ªCro. 31:2-12). Pero hay una actitud contraria que acarrea destrucción y ruina(2ªCro. 24:15-20).
Mentiras y verdades. Tadeo Kopistinski, Copastor de varones y finanzas del Centro Cristiano Nueva Vida.
Una de las mentiras clásicas de satanás es la siguiente: “Dios destinó a unos para ser ricos y a otros para ser pobres, y nada de lo que hagas podrá cambiar tu situación”. Hay otro dicho que expresa: “Unos nacen con estrella y otros nacen estrellados”. Sin importar cuán popular sea el proverbio, es falso. Tener esa actitud es admitir a los astrólogos y a los que escriben horóscopo. Ellos dicen que los planetas controlan tu vida. Que el momento y el lugar donde naciste determinan tu destino. Dios repudia»
Por: Tadeo Kopistinski, Copastor de varones y finanzas del Centro Cristiano Nueva Vida.