SE DESENCADENA EL DESASTRE

Por Ray C. Stedman.
El capítulo 9 de Apocalipsis nos presenta los juicios anunciados por la sexta y la séptima trompeta con los que nos encontramos en el capítulo 8. Estas dos trompetas también se relacionan con el primero y el segundo de los tres «ayes que caerán sobre la tierra. Quiero enfatizar que los juicios de este libro son reales. Son desastre terribles y espantosos y tienen tanto una dimensión literal como figurativa.



La semana pasada recibí en la ofrenda una nota que iba sin firma, que voy a leerles tal y como fue escrita: «Por favor, asegúrese de que su presentación del sermón resulte más entretenida y concisa.» Estoy seguro de que la nota era sincera y bien intencionada. Posiblemente muchos de ustedes sientan lo mismo acerca de mis mensajes. También yo me identifico y simpatizo profundamente con esos sentimientos. Me encantaría que hubiera alguna manera de hacer que estos sermones fuesen más entretenidos y aunque me esfuerzo por hacerlos concisos, es posible que pudiera mejorar en ese sentido. Pero quiero recordarles que estamos tratando ahora con lo que los profetas del Antiguo Testamento llamaron «el día grande y temible del Señor. Me cuesta trabajo hacer que estos sermones sean divertidos o entretenidos. ¡Me da la impresión que intentarlo sería equivalente a contratar a un comediante para entretener a los testigos en una ejecución pública! ¡Este no es un material escrito para entretener, se lo aseguro, pero es la verdad! Y en ocasiones nos tenemos mas remedio que enfrentarnos con la verdad por desagradable que sea.

Puede que algunos de ustedes también tengan problemas en cuanto a momento exacto de los diferentes acontecimientos de Apocalipsis. Me han preguntado: «¿Lo de los sellos, las trompetas y las copas de la ira de Dios son algo que sigue un orden cronológico o suceden de manera simultánea? Debo admitir que eso es difícil de determinar. Como hemos venido viendo hasta el momento, el apóstol Juan recibe esta visión de lo que habrá de suceder durante los últimos días, desde la posición celestial. Por lo tanto, está contemplando estos acontecimientos desde el punto de vista de la eternidad, y una de las más importantes características de la eternidad es que en ella no existe el tiempo y en el cielo no hay sentido del pasado ni del futuro. ¡Todo es presente, todo es ahora! Por eso es por lo que resulta tan tremendamente difícil en este libro decir exactamente cuándo tienen lugar los acontecimientos al intentar enmarcarlos en el concepto del tiempo.

Por lo tanto, aquí lo que estamos teniendo en cuenta no es tanto la cronología, sino el grado de intensidad. Es como si Dios no hiciese más que ahondar continuamente en los acontecimientos relacionados con los últimos días. Los juicios que tienen que ver con los siete sellos nos permiten realizar un viaje rápido por este período de siete años de duración que Daniel relaciona con los últimos días. Sin embargo, las trompetas regresan, por así decirlo, a una sección de la última semana y se presentan como una faceta diferente del juicio. Eso es lo que estamos viendo en los capítulos 8 y 9. Cuando lleguemos a las copas de la ira de Dios nos encontraremos con que la agonía de la tierra se hace aun mas profunda, pero resulta difícil encajarlo concretamente dentro de la secuencia del tiempo.

Esto resulta aun más confuso por el hecho de que hay ciertos períodos de separación, o interludios, como los he llamado, que se concentran en los sucesos de especial interés y que tienen lugar durante ese tiempo. Ya hemos visto uno de ellos en el capítulo 7 y nos encontraremos con otros al seguir adelante en el estudio de este libro. Podríamos comparar los acontecimientos de Apocalipsis con el lanzamiento de un misil desde Cabo Cañaveral. La cuenta atrás procede de modo normal y parece acercarse a su fin cuando de repente se produce un paro. La cuenta atrás se detiene mientras se realizan comprobaciones o reparaciones y luego continua exactamente en el punto en que se detuvo. Esa es también, en cierto modo, la estructura de este libro y tal vez esta imagen le sea de ayuda para entender esto.

Ahora nos encontramos, en el capítulo 9, con la quinta trompeta, que aparece en los primeros 6 versículos:

«El quinto ángel tocó la trompeta. Y vi que una estrella había caído del cielo a la tierra, y le fue dada la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y fue oscurecido el sol y también el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra, y les fue dado poder como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les dijo que no hiciesen daño a la hierba de la tierra ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen el sello de Dios en sus frentes. Se les mandó que no los matasen, sino que fuesen atormentados por cinco meses. Su tormento era como el tormento del escorpión cuando pica al hombre. En aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero de ninguna manera la hallarán. Anhelarán morir y la muerte huirá de ellos.»

Este extraordinario pasaje comienza con la caída de otra gran estrella y en esta ocasión no cae al mar, como vimos en el caso de la tercera trompeta, sino a la tierra. Una vez mas es posible que esto se refiera a algo literal, a un gran meteorito que caiga de los cielos. En muchas ocasiones, durante el curso de la historia, han caído meteoritos a la tierra y han creado cierto grado de destrucción y de caos, pero en este caso cae una segunda estrella. Sin embargo, el texto indica claramente que no se trata solo de una estrella literal, sino que además es algo simbólico. Nos ofrece la imagen de una persona a la que se le hace entrega de una llave que usa para abrir las puertas del infierno, del abismo. En una ocasión en que Jesús visitó las orillas de Gadara, junto al Mar de Galilea, echó fuera a una legión de demonios de un hombre. Los demonios le suplicaron: «no nos mandes al abismo (la misma palabra que se usa aquí), si nos echas fuera envíanos a aquel hato de cerdos. Jesús se lo permitió y de inmediato los cerdos se lanzaron al mar y perecieron. Es un relato extraño, pero refleja el temor que tenía los seres endemoniados de ser echados en el gran abismo. En otros pasajes de las Escrituras nos enteramos de que estos demonios ya habían estado encarcelados en este abismo. En el libro de Judas se nos dice que hay ángeles que han estado «reservados bajo tinieblas en prisiones eternas para el juicio del gran día. Aparentemente aquí hemos llegado a ese gran día porque al abrir este extraño personaje el Abismo, de él sale una gran nube de langostas que parecen humo que llena los cielos. Una vez más, se nos presenta al mismo tiempo algo literal y simbólico.

Un verano, estando en Minnesota, cuando yo era niño, fuimos visitados por una gran plaga de langostas, que venía como si fuesen una nube que de hecho oscurecían el cielo. Recuerdo haberlas oído descender sobre los campos de grano y era como escuchar una tormenta de granizo. Al comerse a bocados la vegetación, el ruido era como cuando fluye un río. Iban destruyendo todo cuanto hallaban a su paso, dejando ese año a los granjeros sin cosecha. Lo que Juan contempla es algo por el estilo cuando suena la quinta trompeta.

Pero al mismo tiempo que cae sobre la tierra esta plaga de langostas, son liberados del pozo del infierno a la tierra los demonios invisibles. Debemos de preguntarnos, ¿quién es este poderoso personaje, al que se le permite desencadenar los poderes del infierno? Esto está íntimamente relacionado con lo que vimos sobre la tercera trompeta, cuando cayó la otra gran estrella. Se le reconoce como un poderoso dirigente político, que cambiaría su política en medio de la semana y, de ese modo, amargaría la vida a toda clase de personas. Si se trata de un dirigente político que «cayó de esa manera, entonces tenemos aquí a un dirigente religioso judío, que se vuelve apóstata y por ese medio, introduce en la tierra a las fuerzas demoniacas.

Estoy convencido de que es judío por las claves que se mencionan en este pasaje. A estos demonios les fue dicho que no hiciesen daño «a la hierba de la tierra ni a ninguna cosa verde ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen el sello de Dios en sus frentes. Está claro que la hierba, los árboles y las plantas representan a la gente, como ya vimos en el capítulo 7, y simbolizan en especial al pueblo de Israel. Sin embargo, hay un grupo determinado, el de los 144.000 que fueron sellados por Dios, que son guardados y protegidos de este control demoniaco de la mente. A las otras personas no se les permite destruirlas, pero sí atormentarlas durante un período de cinco meses.

Lo que estamos viendo aquí es, sin duda, a ese personaje al que se refiere Pablo en su segunda epístola a los Tesalonicenses y al que llama «el Hombre de Pecado, que se sienta en el templo como si fuese Dios, exigiendo la adoración de Israel y de toda la tierra. En otras palabras, aquí tenemos al gran anticristo de los últimos días, que muchos de los pasajes de las Escrituras nos han venido anunciando.

Aquí se describe su propaganda con la figura de la «picadura del escorpión; ese será el efecto causado por su enseñanza, en el caso de aquellos que le crean. Viene a ser como la picadura de un escorpión, que produce una gran agonía en la mente y en el corazón. Yo estuve en Vietnam en 1960 y una tarde, me tumbé para echarme una siesta corta y al hacerlo me di cuenta de algo que corría por la parte superior de la puerta. Corrió por el lateral del marco y después por el suelo y entonces me di cuenta de que era un escorpión negro, de unos dieciséis centímetros de largo. Se posó sobre sus patas traseras, mirándome a la cara de manera desafiante, con el rabo retorcido sobre su cabeza, dispuesto a picarme. Busqué algo con lo que golpearle, pero se movió rápidamente y desapareció. No volví a verlo, ¡pero nunca mas volví a sentirme cómodo en aquella habitación! Les pregunté a mis amigos vietnamitas que hubiera pasado si me hubiera picado y me dijeron que hubiera sufrido un increíble dolor durante 24 horas, añadiendo que nada hubiera aliviado el dolor. Hasta una medicina contra el dolor hubiera servido solo para empeorarlo. Hubiera tenido que soportar el dolor durante 24 horas hasta que fuese desapareciendo gradualmente. Así son las picaduras del escorpión y aquí se usa para ofrecernos la imagen de un terrible tormento mental.

Hace unos años teníamos clases de estudio bíblico en mi casa, aquí en Palo Alto y una mujer joven, que asistía me dijo que cuando ella y su compañero habían estado en Alaska enseñando, se pusieron a buscar algo que les ayudase a pasar los largos meses del invierno. Comenzaron a entretenerse con una tabla Ouija, pensando que no era más que eso, una distracción, pero eso les llevó a leer los horóscopos y la astrología. Después de varias semanas de hacerlo, comenzó a escuchar voces en el interior de su cerebro por las noche y esas voces insistían en que se levantase a escribir cosas obscenas y palabras sucias, sobre un pedazo de papel. No sentía el menor alivio hasta que se levantaba de la cama y lo escribía. Tenía que escribir durante varios minutos y luego regresaba a la cama y se dormía, pero las cosas fueron de mal en peor. Las sesiones se volvieron más y más largas hasta que de hecho se tenía que pasar horas enteras escribiendo antes de poder sentir algún alivio, convirtiéndose en una angustia casi insoportable. Esto es algo que aun estaba sucediendo en su vida en California y me preguntó qué podía hacer al respecto. Le leí el pasaje de la posesión demoniaca en las Escrituras y estuve orando con ella, cosa que hicimos en varias ocasiones y me complace comunicarles que se vio liberada de esta obsesión. La he visto desde entonces y me ha dicho que se ha visto permanentemente liberada, pero esa es la clase de angustia mental que se describe aquí, este horrible tormento que se apodera de las mentes de las personas que abren la puerta a lo oculto y, sin darse cuenta, permiten la intrusión de las fuerzas demoniacas en sus vidas.

Este engaño se describe de manera metafórica en los versículos del 7 al 12:

«El aspecto de las langostas era semejante a caballos equipados para la guerra. Sobre sus cabezas tenían como coronas, semejantes al oro y sus caras eran como caras de hombres. Tenían cabello como cabello de mujeres, y sus dientes eran como dientes de leones. Tenían corazas como corazas de hierro. El estruendo de sus alas era como el ruido de carros que con muchos caballos corren a la batalla. Tienen colas semejantes a las de los escorpiones, y aguijones. Y en sus colas está su poder para hacer daño a los hombres durante cinco meses. Tienen sobre sí un rey, el ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadon y en griego tiene por nombre Apolion. El primer ay ha pasado. He aquí vienen aun dos ayes, después de esto.»

Esto describe la naturaleza de la propaganda que utilizará este dirigente con el mundo y el efecto que ejercerá sobre las mentes humanas. Como es lógico, aparece en forma de símbolos, como en gran parte del libro de Apocalipsis, pero no son difíciles de interpretar. Las «coronas de oro representan a la autoridad. Cuando las personas escuchen las enseñanzas y las declaraciones de este dirigente carismático, les impresionará con su gran autoridad y poder. Los «rostros humanos nos hablan de la inteligencia. La enseñanza parecerá razonable y dará la impresión de ser inteligente, haciendo que resulte atractiva para la mente. El «cabello de mujer describe lo que resulta seductor y atractivo. Muchos se creerán la propaganda porque parece ofrecer muchas ventajas personales.

Pero será además como «los dientes de un león, un símbolo de lo que es penetrante, cruel y que produce terror. Eso es lo que les empieza a pasar a aquellas personas que comienzan a su*****bir a sus enseñanzas y a sus engaños, que se encuentran con que se convierten en algo cruel y vicioso. Las «corazas de hierro hablan acerca de la insensibilidad del corazón. Los poderes demoniacos serán despiadados, sin misericordia alguna. Una vez que comienza el tormento no hay nada que lo pueda aliviar y no hay escapatoria posible y además aparecerá con un sonido sobrecogedor. Eso nos habla acerca de algo que es muy popular. La gente ejercerá una enorme presión sobre otros para que crean en esta enseñanza, de manera que sea irresistible y abrumadora. Las «picaduras producidas por sus colas nos hablan acerca de los espantosos efectos posteriores, del tormento mental que sigue a esta terrible enseñanza. A continuación se nos dice claramente que todo ello se producirá bajo el liderazgo de un rey demoniaco invisible, que es el mismísimo ángel del Abismo. Como es natural, esta es una figura del propio Satanás. Todo este relato es una imagen de la intromisión de las fuerzas demoniacas sobre la tierra, bajo el liderazgo del mismísimo Satanás durante esos terribles últimos días. El mundo fue testigo de algo semejante en los días de Hitler y del nazismo. Las personas que en nuestros días ven películas acerca de las frenéticas arengas de Hitler al pueblo alemán se quedan asombradas de que pudiera haber personas que fuesen capaces de creerse las cosas que decía. Sigue siendo un fenómeno inexplicable de la historia que toda una nación se dejase arrastrar y engañar por las extrañas enseñanzas de un hombre engañado y demente, pero no fue mas que una mera visión anticipada de lo que va a pasar. Pablo advierte al joven Timoteo en su primer epístola: «…en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañosos y a doctrinas de demonios. Está claro que esto nos lo han anunciado por adelantado en otras partes de las Escrituras. Esto es algo de lo que estamos contemplando mediante visiones anticipadas en nuestra propia época. En la década de los 60 se produjo una especie de terrible penetración del mal en el mundo, logrando introducirse extrañas y demoniacas enseñanzas y las personas comenzaron a tirar por la borda costumbres y principios morales que venían obedeciendo toda su vida. Hemos visto muchos movimiento revolucionarios que han afectado a los hombres. Tal vez incluso hoy estamos siendo testigos de mucho de lo mismo en las enseñanzas de lo que se conoce como el Movimiento de la Nueva Era. Hay algunas cosas que son buenas y atractivas acerca de ella, pero una gran parte de este movimiento es un retorno a las prácticas ocultistas, a ser controlados por los espíritus, que se supone que son maestros de la verdad. Nos están diciendo que los amos de las mentes de los hombres del pasado están ahora a nuestra disposición por medio de esta clase de enseñanzas, pero si se empiezan a seguir estas enseñanzas, tienen unos resultados terribles, llevando por fin al que las sigue a la más pura desesperación y al tormento mental. No es, como es natural, lo que se describe aquí ya que esos poderes están enormemente limitados en la actualidad, pero lo que va a suceder será mucho peor y será algo a lo que se le permitirá una gran expresión sobre la tierra.

En el versículo 12 escuchamos a la trompeta emitir su sonido:

«El primer ay ha pasado. He aquí vienen aún dos ayes después de esto. El sexto ángel tocó la trompeta. Y oí una voz que salía de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: «Desata a los cuatro ángeles que han estado atados junto al gran río Eufrates. Fueron desatados los cuatro ángeles que habían estado preparados para la hora y día y mes y año, para que matasen a la tercera parte de los hombres. El número de los soldados de a caballo era de dos miríadas de miríadas; yo escuché el número de ellos.»

En ese momento Juan oye una voz procedente de los cuatro cuernos del altar de oro, acerca del cual leímos ya en el capítulo 8. Allí vimos el altar del incienso, sobre el cual se ofrecían ante Dios las oraciones de los santos que se encontraban entonces en la tierra. Un ángel cogía el fuego del altar y lo volvía a echar sobre la tierra y a él seguía el juicio. Lo que sucede ahora, después del sonido de la sexta trompeta, es una respuesta a las oraciones de los santos de aquel día.

Ya se nos ha dicho el motivo de esas oraciones. Se oye a una gran multitud de mártires que claman diciendo: «¿Hasta cuando, oh soberano Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre sobre los que moran en la tierra? Este segundo ay es la respuesta concreta dada por Dios a sus oraciones. Fijemonos en que la contestación adopta la forma de la liberación de cuatro poderosos ángeles caídos, que han estado atados durante siglos enteros en el río Eufrates, pero no pasemos tampoco por alto el control soberano de Dios. Es un acontecimiento que sucede en un momento muy concreto. Son liberados «en la hora, el día, el mes y el año que Dios había predeterminado hace tantísimo tiempo. ¡Y ningún poder humano ni demoniaco podría haber cambiado el momento en que debía suceder!

Todo esto se encuentra vinculado con el río Eufrates, que fue antiguamente la frontera entre el este y el oeste….El Eufrates fluye de las montañas de Armenia, descendiendo por las actuales tierras de Irak e Irá hasta el Golfo Pérsico. En el mundo antiguo formaba la frontera del este del Imperio Romano. Los romanos vivían con un miedo constante a las hordas de los partos, que vivían al otro lado del río. Con anterioridad, Israel también había vivido amedrentada por una invasión del otro lado del Eufrates debido a que tanto los asirios como y los babilonios habían enviado a sus ejércitos que descendiesen del norte, cruzando el río para introducirse en Israel.

Muchos comentadores han afirmado que este ejército de doscientos millones está formado totalmente por soldados procedentes de los países orientales, como la India, la China, el Japón e Indochina, etc. etc. Es cierto que la referencia al río Eufrates indica que se está eliminando una barrera, de modo que los ejércitos del este pueden llegar al oeste, pero no creo que los doscientos millones vengan del este . Pero en lo que no se han fijado los comentadores es en el hecho de que hay cuatro ángeles que quedan en libertad este relato. Cuatro es el número del gobierno humano mundial. Es, por lo tanto, una imagen de las cuatro direcciones de la tierra, norte, sur, este, oeste, y estos soldados proceden de todas estas direcciones. Sería prácticamente imposible que ninguna nación actual y ni siquiera varias de ellas (como pudieran ser las de la NATO) tuviesen lugar para un ejército de ese tamaño. No hay en nuestros días ningún ejército que tenga mucho más de quinientas mil tropas. El acampar en la tierra hoy un ejército de doscientos mil millones resultaría logísticamente imposible, incluso para China, pero no todos proceden del este, sino que vienen de todas las direcciones y se reunirán en un lugar. En el capítulo 16 se nos dice el nombre del lugar, el río Eufrates que vuelve a aparecer de nuevo y esta vez está relacionado con el Monte Megido, en Israel o Armagedón. Por lo que esta es la primera visión que tenemos en Apocalipsis, en relación con los grandes ejércitos del mundo, que vendrán de todas las direcciones, del este, del sur, del norte y del oeste y se reunirán en la planicie de Megido en la tierra de Israel para la gran batalla de los últimos días.

Esta reunión de los ejércitos se describe con más detalle a través de símbolos, del versículo 17 al 19:

«Y de esta manera, vi en la visión los caballos y a los que cabalgaban en ellos, que tenían corazas de color de fuego, de jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de sus bocas salía fuego, humo y azufre. La tercera parte de los hombres fueron muertos por estas tres plagas: por el fuego, el humo y el azufre que salían de la boca de ellos. Pues el poder de los caballos está en sus bocas y en sus colas. Porque sus colas son semejantes a serpientes, y tienen cabezas con las cuales hieren. ¿Qué puede ser esto? Recordemos que estamos leyendo un libro antiguo, en el cual se describen los acontecimientos que para nosotros aún forman parte del futuro. Lo que tenemos aquí es una guerra moderna, descrita en términos militares correspondientes a los tiempos de Juan. Las «corazas de diversos colores sugieren los carros blindados, es decir, los tanques, los lanza misiles y otros vehículos de guerra, que se camuflan con diferentes colores (o tal vez se les reconoce por sus colores nacionales, ya que se trata de un conglomerado de ejércitos que se reúnen). Las «bocas de los leones de las que sale el fuego y que despiden humo sugieren cañones y morteros, e incluso misiles nucleares, que matan por medio del fuego, de la radiación y de los gases venenosos. Las colas como de serpiente que hieren posiblemente sean una descripción de los helicópteros modernos y de sus cañoneras, que tienen un rotor en la cola, donde se encuentran además situadas las metralletas y los lanza misiles e incluso puede que sea una imagen de armas que aún no han sido inventadas. Reconozco que es difícil decir exactamente lo que significa todo esto, pero es evidente que se trata de una gran campaña militar, que produce como resultado una monstruosa carnicería de enormes dimensiones. Estamos siendo gradualmente informados de lo que está a punto de suceder, y veremos otras imágenes sobre estos mismos acontecimiento al continuar desenvolviéndose el libro.»

La escena final, que se produce después de sonar la sexta trompeta, es la reacción de la humanidad ante estas extrañas y desastrosas situaciones.

El resto de la humanidad, que no muere por causa de estas plagas sigue sin arrepentirse aún de la obra de sus manos, no dejan de adorar a los demonios, a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, ídolos que no pueden oír o caminar. Tampoco se arrepintieron de los asesinatos que habían cometido, ni de sus artes mágicas, de su inmoralidad sexual o de sus robos.

Observemos que lo primero que se menciona es la adoración a los demonios, que es la explicación de esta falta de arrepentimiento. Aquí tenemos a personas que han creído en una mentira satánica. Es lo que llama Pablo en IIª Tesalonicenses «un poderoso engaño una mentira del demonio. Han creído en ello, tal vez sin darse cuenta o inocentemente, adorando a los demonios. Vemos algo de esto en el aumento del satanismo en nuestros días y las autoridades de esta región están muy turbadas por los esfuerzos que oímos que se han realizado por secuestrar a los niños. Están preocupados no solo porque quieren protegerles, sino porque temen que los esfuerzos realizados por los satanistas para conseguir niños sea con el fin de ofrecerlos como sacrificios vivos; cosa que se ha demostrado que ha sucedido en varios casos.

Aquí se nos dice que la adoración a los demonios encuentra su expresión en los ídolos, que posiblemente adoptan la forma de medallas, de objetos o figuras rituales, tal vez incluso de cristal, que las personas llevan colgadas al cuello. Hay una nota de sarcasmo en las palabras «ídolos que ni oyen ni andan. Son objetos que nada pueden hacer por las personas, sea cual fuere su opinión de ellos. Esta sumisión supersticiosa a estas extrañas enseñanzas son características de los últimos días. Estas personas no cambian su estilo de vida ni siquiera bajo estos terribles juicios, sino que continuaron cometiendo asesinatos (que probablemente incluyan al aborto intencionado), ya que no parece que vayamos a progresar demasiado en este terrible y mortal aborto de bebés que con tanta frecuencia se lleva a cabo en la actualidad.

Además continúan practicando las «artes mágicas. De hecho, la palabra que se usa aquí es muy interesante. Es «pharmakeia de la cual se deriva nuestra palabra «farmacia y realmente quiere decir drogas. El terrible tráfico de drogas actual es inexplicable ¿verdad? ¿Por qué no podemos librarnos de él? No me cabe duda de que alguna vez se ha hecho usted esa pregunta. A la vista de la actual divulgación de advertencias sobre el tema y la revelación de lo perjudiciales que pueden ser ¿por qué se drogan las personas? ¿Por qué empiezan a consumirlas? Es debido a que las drogas son parte de las artes mágicas y forma parte de las brujerías de esta época y que aún habremos de presencia de forma mucho peor.

También continúan cometiéndose las inmoralidades sexuales. Una vez más, nos hemos visto sometidos a una explosión de ello como anticipo del tiempo que aún está por venir. Además y, como es natural, los robos, es decir, las malversaciones de fondos y los intentos por robar dinero para fondos de obligaciones. Estos acontecimientos llenan nuestros periódicos actualmente y todos estos acontecimientos son visiones anticipadas de lo que nos presenta Dios sobre los días venideros. No hemos llegado todavía a esos días, pero estos sucesos son advertencias que se nos hacen acerca de la naturaleza de las cosas que aún han de acontecer. Incluso después de que se produzca el enorme baño de sangre producido por la guerra nuclear, donde mueren una de cada tres personas, no se producirá un cambio de corazón.

A la vista de esta testaruda negativa a cambiar, hemos de preguntar ¿por qué el juicio? ¿De qué sirve el juicio si no consigue que se produzca un cambio? No olvidemos que el libro de Apocalipsis ya nos ha dicho que serán millones los que se arrepentirán. No hagamos caso omiso de esa «gran multitud que nadie puede contar de toda tribu, nación y lengua que han lavado sus vestiduras y las han enblanquecido en la sangre del Cordero. Salen de la gran tribulación y aparecen ante el trono de Dios y se han arrepentido durante los juicios. Han creído y han recibido la gracia de Dios.

Pero aquí tenemos a un gran número a los que el juicio no les ha afectado de ese modo. El juicio no consigue que escuchen porque han endurecido sus corazones. Son los que no se han arrepentido, los que no son capaces de creer. No pueden prestar ya atención porque han rechazado la gracia de Dios y esa es una clase de endurecimiento del corazón. Dios no esperó nunca convertir al mundo mediante el juicio y eso es algo que sabe bien. Lo que consigue el juicio es que escuchemos a su gracia. Hace que nos tomemos en serio lo que Dios nos está ofreciendo como camino para escapar. En estos terribles juicios vemos el poder, la majestad, la potencia y lo ineludible de Dios y no nos queda más remedio que preguntarnos: «¿qué debo hacer? Ese es el efecto que produce el juicio. ¿Cómo puedo escapar? ¿No hay escapatoria posible? Lo que ofrece entonces Dios a los que sienten su peligro es un mensaje de gracia porque no es cuando nos amenaza el juicio cuando nos volvemos a Dios. Es cuando vemos el amor sufrido, que se entrega por nosotros, que carga con el dolor, el sufrimiento y la agonía, eso es lo que hace que se nos parta y se nos derrita nuestro corazón orgulloso, lo que silencia nuestras excusas y abre la puerta a la salvación, pero el rechazar esa gracia, cuando se entiende claramente que nos ha sido ofrecida, el darle la espalda, es hacer de nuestros corazones algo inexpugnable y hacer del arrepentimiento algo imposible y ese es, precisamente, el mensaje de Hebreos 6.

Este pasaje nos deja en este punto y quiero dejarlo precisamente aquí. He estado escribiendo un comentario acerca del libro de Hebreos y me he sentido impresionado por una pregunta que hace el autor en el segundo capítulo, que es realmente el tema de Hebreos. Pregunta «¿cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande? Dios no desea juzgar a los hombres, no le gusta tener que hacerlo. Eso es algo que vimos la semana pasada, pero es todo lo que queda en el caso de aquellos que rechazan el camino de escape, que es la gracia y la misericordia que Dios suple.

Esta mañana hemos estado cantando algo que resulta muy apropiado, sobre la misericordia y la gracia de Dios. Cantábamos:

Pienso en que Dios no escatimó ni a su Hijo,
le envió a morir, cosa que apenas comprendo,
que en la cruz, de buen grado llevase su carga,
sangrando y muriendo, para quitarme mi pecado;
entonces mi alma te canta a ti, mi Salvador,
¡cuan grande es El, cuan grande es El!

Eso es increíble, ¿no es cierto? Vemos lo inmensamente tierno que es, lo lleno de gracia que es Dios, lo mucho que desea que las personas se libren del juicio, pero al final tenemos que preguntarnos «¿cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande? Puede que haya aquí entre nosotros, algunas personas que lleven viniendo meses y años y que no hayan recibido nunca la gracia de Dios recibiendo a Jesucristo como su Señor y Salvador. A la vista de juicios como estos, que se están manifestando incluso en nuestra tierra hoy, juicios que hablan elocuentemente de cosas mucho peores que todavía van a suceder, debemos de enfrentarnos con la siguiente pregunta: «¿cómo escaparé si descuido una salvación tan grande? Dejo esa pregunta en sus mentes y en sus corazones para que la contesten personalmente en sus propias vidas.

Oración

Padre, nos sentimos solemnes ante estas revelaciones de las cosas que aún van a suceder en el mundo. Hemos contemplado algo acerca de tu santidad, de tu poder, de tu majestad, de tu desaprobación del pecado humano y, a pesar de ello, siempre teniendo todo ello en cuenta, contemplamos tu maravillosa gracia, ofreciendo un camino por el que poder escapar. Oramos por todos los que se encuentran aquí en esta mañana, para que abran sus corazones a la gracia salvadora de Jesús. Pedimos que sea impartida vida de lo alto a estas personas, que puedan conocer las maravillosas promesas de la gracia que puede llenar nuestra vida de gozo y que puede poner un cántico en nuestros labios y hacer que nos regocijemos por un destino que será totalmente diferente al que aquí se describe. Te pedimos ahora que nos ayudes y nos fortalezcas para que vivamos a la luz de estas revelaciones en este día. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amen.



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Nº de Catálogo. 4201

Apocalipsis 9:1-21

Decimotercer Mensaje

11 de Febrero 11, 1990



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