SOPORTAOS UNOS A OTROS

Por Rev. Julio. Hace algunos años se escuchaba una canción titulada: "¿De qué color es la piel de Dios?". Parte de la canción decía, " si amarilla, roja, blanca o negra es, todos son iguales a los ojos de Dios".  La filosofía de aquel tema era que nadie es más importante delante de Dios. Sobre esta posición de igualdad, es que la Biblia nos exhorta "soportaos los unos a los otros".

Hay cosas que no soportamos en nuestra vida diaria. Pueda que usted tenga un jefe a quien no soporta por su carácter y sus exigencias. Puede que haya un profesor a quien no  soporta en el colegio, sea porque no le gusta la materia, o por la forma como la imparte. A lo mejor usted no soporta el tener que ir al médico para algunos tipos de exámenes. A lo mejor no soporta el trabajo que hace porque tiene que levantarse tan temprano y finalmente no le pagan lo que usted se merece. A veces no soportamos los cambios climáticos. Hay dolores que no se soportan. Hay caracteres con cierto tipo de reacciones que no se soportan. Hay palabras y actitudes que no se soportan. ¡Y también es cierto que algunos no soportan la tentación de una rica torta de queso o un helado cubierto de chocolate! Es verdad que habrá  personas que no se pueden soportar, pero la Biblia nos dice que debemos "soportarnos los unos a los otros". Pueda que esto nos guste o no,  pero en el seno de la iglesia todos somos llamados a soportarnos. Aquí no tenemos la elección de querer estar bien con unos y mantenernos alejados de otros. Esta es otra orden bíblica  que nos emplaza  a aguantar las pruebas en las relaciones humanas en la iglesia sin llegar a contrariarnos o a impacientarnos. Bienaventurada la iglesia donde todos se soportan porque allí envía el Señor unidad y estabilidad duradera.

 

 

ORAICIÓN DE TRANSICIÓN: Descubramos los principios básicos para soportarnos los unos a los otros

 

 

I..VIVIENDO DE ACUERDO AL LLAMADO DIVINO v.1

 

La vida cristiana se traduce en un andar cotidiano. Pero no hablamos de una andar cualquiera, hablamos de andar "dignamente". El creyente anda, vive, como un peregrino y en ese andar, el testimonio, evidencia la realidad de su nueva vida ante los que le observan. En esta carta la palabra "andar" denota una realidad espiritual interior, de allí que se habla  de:  "andar dignamente" (4:1); "andar de modo diferente" (4:17);  "andar en amor" (5:2); y de "andar sabiamente" (5:15).  Antes de conocer a Cristo andábamos en un estilo de vida dominado por el pecado, conforme a los deseos engañosos de la carne y conforme al "príncipe de la potestad del aire". Se dice que éramos hijos de ira, alejados de la ciudadanía celestial. Una vida sin Cristo es una vida perdida, y eso éramos antes de conocerle. Pero ahora somos exhortados a andar como es digno de la vocación  con la que fuimos llamados. El cristiano forma parte de una sociedad redimida. El no puede darse el lujo de vivir contrario a lo que es. Hablamos de una vocación divina que incluye: 1.  Escogidos para ser santos (1:4) 2.  Adoptados para ser hijos (1:5) 3.  Aceptados en Cristo (1:6) 4.  Redimidos y perdonados en su sangre (1:7) 5.   Predestinados para alabanza de su gloria (1:11-12) 6.   Sellados por su Espíritu (1:13) 7.   Vivificados y resucitados con Cristo (2:5-6) 8.   Salvos por gracia (2:8) 9.   Hechura de Dios (2:10)  10. Cercanos a Dios por Cristo (2:13) 11. Pueblo de Dios (2:14) 12. Miembros del cuerpo de Cristo (2:14) 13. Conciudadanos y familia de Dios (2:21) 14. Morada de Dios (2:22) 15. Coherederos y Copartícipes con Cristo (3:6) Tal distinción nos hace ver a cada creyente procediendo de la misma fuente y siendo ciudadanos del mismo reino. Mi vocación cristiana me ha llamado a una comunidad conocida como el cuerpo de Cristo. Es allí donde construimos todas nuestras relaciones, únicas de un pueblo especial. Mi nueva naturaleza espiritual me lleva a soportar a mi hermano en la fe, comprado por la misma sangre y quien vive para la misma causa. Debo soportarlo aquí porque viviré siempre con él en la eternidad.

 

 

II. CON UN CARÁCTER HUMILDE v.2

 

Cada vez que hablamos de la humildad y el ser humildes, creemos que hay una modestia falsa y hasta presunción con lo que queremos expresar. Si llegáremos a decir que somos humildes lo veríamos como jactancia propia. Pero la el propósito de la humildad es para que  reconozcamos que no somos suficientes por nosotros mismos, que necesitamos depender de Dios y de la ayuda de nuestros hermanos en Cristo. Esta virtud  es una de las características de un auténtico cristiano, pues está imitando al que dijo: "aprended de mí que soy manso y humilde de corazón". La humildad es la que me lleva a no tener un concepto más elevado de mí mismo que me lleve a estar por encima de los demás. Ella nos confronta con nosotros mismos. El escritor Barclay, hablando de la humildad, ha dicho: "La humildad cristiana se basa en la visión de uno mismo, en la contemplación de Cristo y la comprensión de Dios". Si nuestro carácter es medido con el "metro" de la humildad, entonces, estamos en la capacidad de soportarnos los unos a los otros, porque  la humildad nos previene de exaltarnos sobre los demás, además que nos ayuda a tener concepto correcto de los miembros del cuerpo. La humildad describe una "justa estimación de sí mismo sin orgullo ni arrogancia con relación a los demás". La humildad juega un papel muy importante en el soportarnos unos a otros porque ella estima a los demás de igual valor delante de Dios. Johon R. Stott ha dicho que "hasta la venida de Jesucristo no se conoció la humildad verdadera". De modo, pues, que los que están marcados por la humildad no piensan en su gloria persona, sino en aquellos que Cristo ama. ¿Nos cuesta soportarnos los unos a los otros? La humildad hará la diferencia.

 

 

III. UN ESPIRITU MANSO v. 2

 

La palabra "mansedumbre" también se traduce como "gentileza". Esta palabra es todo lo opuesto a la rudeza y al mal humor. También puede traducirse como "dulzura".Se ha dicho que el hombre verdaderamente manso se aira cuando hay  razones para ello, pero  que nunca se aira por los insultos e injusticia que el mismo tenga que soportar. Se es manso, cuando se sabe que uno tiene el potencial para ser áspero y no lo es (Proverbios 15:1) Como alguien dijo, el hombre manso es un "auténtico caballero de Dios". Esta virtud cristiana es inquebrantable al momento de soportar a otros. Una vida llena de mansedumbre refleja el carácter de su maestro quien tenía para cada hombre y mujer una palabra de dulzura, aun cuando los hombres fueran los peores pecadores. Con los únicos que fue duro en su trato fue con los hipócritas. No toleró su arrogancia ni su hipocresía, especialmente  en la forma como querían aplicar la ley de Dios.. En la vida espiritual debemos ser gentiles en nuestro trato con nuestros hermanos, pero fuertes contra el pecado dela hipocresía; aquella que está adornada por una falsa  piedad y religiosidad. El cristiano que practica la mansedumbre  no tiene muchos problemas para soportar las flaquezas de los débiles.

 

 

 

IV. UNA ESPECIAL PORCIÓN DE PACIENCIA v. 2

 

La palabra  para paciencia en griego es "makrothymia" y significa “capacidad para sufrir largamente o anchura de ánimo”. Describe al espíritu que nunca cede y  que al final cosechará su recompensa. En este tema de "soportarnos los unos a los otros", la paciencia se manifiesta como una actitud de tolerancia amorosa hacia los demás. La recomendación bíblica es que seáis pacientes para con todos. Nuestro texto dice "soportándoos con paciencia los unos a los otros". La paciencia que necesitamos para soportarnos es la que viene dada por el fruto del Espíritu. Esa es real, duradera y trae buenos resultados. Ese tipo de paciencia es la que se requiere para no abandonar a otro cuando es débil o cuando falla. Una persona impaciente no puede tolerar las fallas y fracasos de otros. La actitud de una persona impaciente se ve  en la forma como califica a alguien que no está a la altura de sus propias exigencias. Para soportarnos los unos a los otros debemos dejar que la paciencia sea parte activa en nuestros corazones.  Tenemos departe de Dios toda su paciencia "pues él no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pe.3:9). Y a nosotros se nos dice: "También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis paciente para con todos" (1 Te. 5:14)

 

 

V.  EN AMOR (La mejor manera para soportarnos) v.2

 

Hay personas que se soportan porque no hay más remedio frente a alguna situación de conveniencia. Por ejemplo, una pareja decide seguir juntos por causa de sus hijos, aunque entre ellos se haya perdido el amor. Se puede dar el caso de algún trabajo donde muchas veces hay que soportar hasta humillaciones porque se requiere del trabajo, aunque se deteste a la persona para quien se trabaja. Pero la Biblia dice, en el caso de nosotros, que debemos soportarnos en amor. El amor finalmente es la joya más valiosa de todas las virtudes. Por amor Dios decidió enviar a su Hijo único al mundo. Por amor Jesucristo, desde la cruz, estando en su más densa agonía, pudo decir: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". En el cuerpo de Cristo nos soportamos, no porque no nos queda otra alternativa, sino porque nos amamos los unos a los otros. Barclay dijo sobre esto, lo siguiente: "Si tratamos a una persona con "ágape" (amor), nada de lo que esta persona pueda o quiera hacer nos hará desistir de buscar sólo su mayor bien; aunque nos injurie, nos lastime y nos insulte jamás sentiremos hacia ella otra cosa que bondad". El amor cristiano es la única manera que me ayuda a querer y aceptar a los demás exactamente como son, y no como yo pienso que deberían ser.

 

 

 

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