Dios transforma nuestras vidas

 

Por Fernando Alexis Jimenez.

Miguel Ángel Bounarroti tomó el martillo y un cincel pequeño, contuvo un instante la respiración para medir el alcance e impacto de los golpes y, segundos después, picaba despacio pero con inigualable precisión sobre el mármol. Lo hizo una y muchas veces. Parecía que sobre su mente tenía proyectada la imagen de lo que, meses después se convertiría en “La Piedad”, la escultura que representa a María sosteniendo en su regazo el cuerpo desmadejado del Señor Jesús tras su muerte en la cruz.

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