Una empresa sin obreros no es negocio. Una causa sin militantes no existe. Un ejército de disidentes no es milicia. Un movimiento sin doctrina no persiste. Una iglesia sin testigos agoniza.
Titubeo Invisible y Dudosa Creedora, son dos personajes que no merecen más que un artículo; y no precisamente para ponerlos como ejemplo, sino más bien, para despertar nuestras conciencias y exhortarnos a trabajar para el Señor.
¿Quiénes son Titubeo y Dudosa? Ellos son estudiantes universitarios, religiosos, que se dicen cristianos. Ambos alucinan con el cielo, las noches de alabanza y los congresos multitudinarios. Admiran a los predicadores de moda y repiten sus frases célebres, previamente memorizadas, en reuniones juveniles o en cualquier otro tipo de espacio que les haga sentir útiles. Habitualmente, a ellos no les basta el sígueme que el Señor Jesucristo les hace. Ellos son más espirituales. A menudo están esperando una palabra angelical (profética), un acto sobrenatural que les confirme si realmente deben hablar de su fe o hacer otra cosa.
Los años pasan y nuestros amigos prácticamente hacen nula contribución a la obra de Dios, quizás en uno de los espacios de mayor influencia de nuestra sociedad. Invisible y Creedora viven esperando aquel momento de luz. Intuyo que es como una excusa a un temor que no han podido superar. Lamentablemente, a ellos se les van los años de universidad, sin hacer mucho por la causa de Cristo y por quienes están a su alrededor.
Las razones que les han llevado a comportarse de dicha forma se desconocen; aunque, sospecho que podría deberse a la falta de liderazgo, convicciones y carácter.
La falta de liderazgo no se refiere a los personajes citados con anterioridad. Es un problema de sus guías espirituales. Y hasta cierto punto les exime de responsabilidad, ya que sus líderes no han mostrado suficiente competencia para desafiarles a tomar pasos de fe o riesgos mayores. De hecho, para Titubeo la opción de cambiar de iglesia siempre ha estado latente; mientras tanto Dudosa, quien se reconoce temperamental, ha cambiado en tres oportunidades de comunidad. La falta de liderazgo es un llamado de atención a quienes se niegan a evaluar y escuchar las voces de sus seguidores. Un voto de castigo para quienes piensan que la iglesia es saludable, siempre y cuando, se administre lo que ya existe y nada más.
Ahora bien, la falta de convicciones es un problema compartido. ¿Es responsabilidad del liderazgo? Me temo que sí. Pero yo diría también que es problema de Titubeo, ya que vive en función de prédicas prestadas y se queja cada domingo que el sermón no estuvo a la altura. Gran error, pues, si su argumento fuera que no le enseñan a estudiar la Biblia, sería más creíble. De cualquier forma Dudosa Creedora y su amigo Titubeo Invisible vacilan, porque sus tiempos con Dios son raquíticos, y rara vez toman un libro de apologética que muestre una fe inteligente a preguntas que les plantearán, en algún momento, sus compañeros de universidad en materias de ciencia, filosofía e incluso de religión.
El último punto se refiere a la falta de carácter, que es absoluta responsabilidad de Titubeo y Dudosa. La palabra carácter, según la Real Academia Española, es la señal o marca que se imprime, pinta o esculpe en algo; es decir, el conjunto de cualidades propias de una persona que la distingue por su modo de ser u obrar de entre los demás.
¿Es el sello del Espíritu Santo una marca registrada en tu corazón? ¿Eres la obra de arte que Dios quiere exponer? ¿Quién esculpe tu vida?.
Hay una responsabilidad personal que no podemos ignorar. El encuentro con Dios y la conversión significan una nueva vida en Cristo, una nueva humanidad. Dios mismo viviendo a través de nosotros. Un compromiso ineludible y un llamado irrevocable. ¿Puedes proveer un liderazgo renovador a tu generación? ¿Aceptas el desafío de equipar convincentemente a quienes te ven y siguen como un ejemplo? Acepta el reto, no vas solo(a).
“y ahora viven de manera diferente. En realidad, ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios su creador, y cada vez lo conocen mejor” (Col 3:10- BLS).
Por Christian Maureira.
(Columnista Invitado de Christian Post)
Sociólogo, graduado de la Universidad Veracruzana de México. Co-fundador de la Comunidad de Pensamiento y Acción Cristiana. Casado desde el año 2003 con Blanca Isabel, y fruto de este amor son sus hijos Santiago y Agustín.