Todo en la vida tiene un momento. Hay tiempo para ir a la maternidad de un hospital a felicitar por el nacimiento de un bebé y también hay tiempo para ir a un funeral. Hay momento para hablar y también para callar1. Quien sabe reconocer el tiempo correcto, sabe disfrutar las bendiciones que el Señor le regala. La niñez es un tiempo hermoso. Incluso es lindo revivirla con nuestros hijos, pero con los años, la superamos para llegar a la juventud. Por eso es desagradable ver a un adolescente comportándose como bebé, con berrinches. La juventud también es hermosa y hay que aprovecharla porque pasa, y viene la edad adulta que también debemos aprender a disfrutar. Aceptar que todo tiene un tiempo nos da paz y buena disposición para disfrutar lo hermoso de cada momento.
Algunas personas quieren adelantarse y otras se retrasan, por eso, debemos estar atentos para que no nos suceda. ¿Cómo podemos reconocer los tiempos de Dios? Debemos mantenernos alertas, como al hornear un pastel, si lo sacamos antes del horno, la masa quedará cruda, pero si lo sacamos después del tiempo, se quemará. Así que hay que estar atentos al reloj, a lo que podemos ver a través del vidrio del horno. Si estás esperando con atención, seguro de que la bendición vendrá, reconocerás el momento oportuno.
Esto nos habla de la paciencia como una actitud de espera y también de acción para provocar lo bueno. Dios pide que aprendamos a reconocer el momento porque quiere que disfrutemos y gocemos lo bueno que desea darnos. Así como Dios hizo y hace en el momento correcto, ha ordenado todo en temporadas. Cuando Noé bajó del arca, el Señor dijo que no cesarían las estaciones y así es, no solo en la naturaleza sino también en nuestra vida. Sabemos que hay un invierno, un verano, un otoño y una primavera que vienen y van. Lo mismo sucede en otros ámbitos. Vivimos temporadas, a veces estamos llenos de energía, somos productivos, entonces decimos: “Es verano”. Pero no será así todo el tiempo, vendrá el invierno cuando veamos todo gris y sombrío. Entonces, si comprendes que hay épocas, te tranquilizarás, porque sabrás que solo debes tener paciencia, ya que pronto llegará la primavera. Así sucede también en el matrimonio. Cuando pasas un verano todo es alegría y cariño, con tu pareja vives hermosos momentos que debes aprovechar porque seguramente vendrá un invierno. Entonces, tómate fotos, deja registro de esos bellos momentos de los que podrás echar mano para revivir la llama cuando se acerque el tiempo del frío en los corazones. Lo mismo pasa en las finanzas. Hay momentos de abundancia cuando es necesario guardar para tener durante los tiempo de escasez.
Si para todo hay un tiempo y debemos aprovechar nuestras temporadas, significa que es importante comprender y aplicar la paciencia, la virtud de saber esperar el momento oportuno, y tener paz mientras ese momento llega. Tener paciencia es asumir una actitud proactiva, estar listo para actuar en el momento que sea necesario. Por lo general somos impacientes, ¡queremos las bendiciones ahora!, pero hay promesas tan grandes que toma años alcanzar. Lo bueno es que a mayor paciencia, mayor es la obra. ¿Recuerdas al gracioso burro de la película Shrek quien decía, ansioso por llegar al Reino Muy Muy Lejano: “¿ya merito?”? Pues muchas veces asumimos esa actitud desesperada y desesperante que nos aleja de la posibilidad de alcanzar mayores bendiciones.
La paciencia hace una obra, provoca que heredemos las bendiciones de Dios, pero es necesario que aprendamos a enfrentar las pruebas con una buena actitud2. Dios nos enseña paciencia mediante procesos. Cuando te promete algo, lo primero que piensas es que la promesa se cumplirá pronto, pero nuestro Padre es Dios de tiempos que no siempre son los nuestros. Entonces, si la promesa tarda en cumplirse, te enfrentas a una prueba de fe. Cuando logras vencer esa actitud, dejas que la paciencia haga su obra y te preparas para recibir bendiciones mayores. ¡El Señor necesita tu paciencia para hacer grandes obras contigo! Todo lo bueno y consistente, lo que vale la pena toma tiempo. Si quiere sembrar frijolitos en algodón, seguramente en tres días saldrá el tallo, aunque se marchitará en dos semanas. Al contrario, si quieres un bosque de robustos robles, te tomará décadas que crezcan, sin embargo, serán eternos. Lo mismo sucede con un buen hogar que no se levanta en días, sino en años de sacrificio, amor y dedicación. Dios quiere lograr grandes cosas en tu vida, por eso necesita mucha paciencia de tu parte. ¡Gózate en las pruebas, porque son la antesala, el proceso de formación de tu carácter para a la bendición que viene! Cuando ya adquiriste paciencia, podrás tener un día malo que tienes la certeza de que pasará, de que llegará la noche y el día siguiente será mejor, ya que cada mañana son nuevas Sus misericordias.
La paciencia trae muchos beneficios. El primero es que aprendemos a reconocer las temporadas, para saber en qué momento debemos actuar de cierta forma. Cuándo debemos guardar y cuándo podemos disfrutar de lo que guardamos. La paciencia también nos ayuda a formar personas. Un jefe paciente se convierte en mentor de sus empleados y les apoya para que superen sus errores. Ser pacientes también nos ayuda a tener domino propio y tranquilidad para no actuar por desesperación, sino convencidos de que las cosas tienen un momento. Pídele al Señor que forme tu paciencia para lo que vendrá.
A veces decimos que debemos tenerle paciencia a Dios y esperar el momento cuando nos bendiga, pero realmente es Él quien nos tiene una paciencia eterna, porque siempre nos perdona y espera a que estemos listos para obtener lo que anhela darnos. Las bendiciones vendrán, el tiempo llegará, pero debemos tomar la decisión de actuar con paciencia. Si estás en la universidad, eres tú quien se tarda en obtener el título, porque tu Padre lo tiene listo desde que te inscribiste. Si guardas algún rencor en tu corazón, eres tú quien debe tomar la decisión de perdonar, porque Dios hace tiempo que tiene lista la sanidad para tus heridas. ¿Cuántos pasteles se te han quemado porque has dejado pasar el momento de sacarlos del horno? Dios es paciente y espera que estés listo con el carácter para recibir. Dale gracias por Su infinita bondad. Dile que estarás listo para cuando llegue el día de Su obra. Por eso, confiesa que Él es Señor de tu vida. Pídele que te ayude a actuar pacientemente para ser digno de recibir todo lo que tiene para ti.
Citas
1 Eclesiastés 3: 1-11 dice: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
2 Santiago 1:2-4 explica: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Por: Pastor Rodolfo Mendoza
Cashluna.org