Hay muchas formas de comunicarnos. Podemos enviar mensajes con código morse, el que se utiliza para los telegramas. Otra forma de comunicarnos es a través de los diferentes idiomas como el inglés, el italiano, el español, etc. También existe el lenguaje de señas y el lenguaje corporal. Ahora, en la era digital, nos comunicamos mediante otros códigos como los emoticones. Cuando intentamos transmitir lo que pensamos y sentimos, buscamos utilizar el lenguaje que mejor comprenda la persona con quien deseamos comunicarnos. Y hay un tipo de lenguaje que puede lograrlo, ya que rompe las barreras del idioma. Ese es el lenguaje de los regalos.
Recuerdo momentos cuando ese lenguaje marcó mi vida. Por ejemplo, para nuestra boda, mi esposa y yo recibimos tantos regalos que nos sentimos realmente amados. Al disponernos a cambiar algunos porque teníamos demasiadas cosas iguales, reparamos en un cojín que nos pareció buen candidato para cambiarlo por algo más. Al llevarlo a la tienda, descubrimos que era muy costoso y al ver quién nos lo había regalado, decidimos conservarlo, ya que era el obsequio de una señora que trabajaba hace mucho tiempo con la familia y el costo de ese cojín era el ¡50% de su salario mensual! Eso nos conmovió ya que con dicho regalo nos expresaba cuánto nos amaba.
El Señor ha sido bueno y me ha rodeado de personas que me demuestran su amor utilizando el lenguaje de los obsequios. También recuerdo cierta vez que un discípulo me llamó cuando estaba de viaje para decirme que me había comprado un regalo. Yo pasé emocionado e intrigado los días que faltaban para que regresara. Incluso fui a traerlo al aeropuerto y lo acompañé hasta que finalmente me dio el regalo que había comprado para mi. ¡Era una licuadora! Confieso que me decepcioné un poco, pero le dije: “Gracias, es lo que siempre soñé”. Claro que él comprendió la ironía y reímos de buena gana. Más allá del objeto que recibí, descubrí el poder del lenguaje de los regalos y la energía positiva e ilusión que provocan. Un regalo es portador de mensajes.
La Biblia nos habla de un presente que ayudó a que dos hermanos se reconciliaran. Jacob regresó a la tierra donde vivía su hermano Esaú, de quien había huido años atrás porque este lo acusaba de haberle robado la primogenitura. Al leer la cantidad de animales que Jacob le envió, vemos que realmente deseaba buscar la reconciliación1. Jacob utilizó este espléndido regalo para tocar el corazón de su hermano y lo logró, porque Esaú lo recibió con los brazos abiertos.
Cuando recibes un regalo que te agrada, buscas la forma de demostrar tu gratitud. Dios también es así. Cada vez que lo agradamos y le demostramos nuestro amor con los regalos que merece, tocamos Su corazón y busca la forma de retribuirnos. Al levantar tu mano para obsequiarlo, Él levanta la Suya para darte todo lo que tiene para ti, porque todo afecto tiene efecto. Si nosotros, siendo humanos, buscamos agradecer a quien nos bendice con un regalo, ¡cuánto más lo hace el Señor, inventor de la gratitud!
Con su regalo, Jacob logró calmar el enojo de Esaú. Entonces, pudo ver su rostro2 feliz y agradecido. Cada vez que ofrezcas un regalo, mira el rostro de la persona a quien se lo entregas y lo verás gozoso. El altar es un lugar de intercambio, donde verás el rostro agradecido de Dios. Recuerda que Jesús es nuestro intercesor y también es quien está junto al Padre presentándole nuestros regalos que hablan del amor que le tenemos. Imagino que le dice: “Mira, esto te lo ha dado aquel hijo que te ama”.
Cuando mi esposa y yo preparábamos nuestra boda, en Casa de Dios estábamos en el proceso de construir el templo en el que nos congregamos ahora. Mi esposa había ahorrado con paciencia durante mucho tiempo para poder comprar su ajuar de novia. Pero un día, entregó todo lo que había ahorrado porque se necesitaba dinero para comprar las sillas de la iglesia. Nuestra vida familiar ha sido así, siempre obsequiando a Dios quien también es generoso con nosotros y nos devuelve a manos llenas. El Señor nos ha dado primero, desde la vida hasta la salvación, así que nuestra responsabilidad es hablarle de agradecimiento con nuestros regalos.
No lo dudes, tus regalos provocan el agradecimiento del Señor quien te defenderá, te enviará ayuda, será tu sustento, y te sostendrá siempre3. Siembra afecto y cosecharás agradecimiento y alegría. Cuando das generosamente, activas tu fe porque demuestras que confías en la provisión que vendrá. Entregas lo que tienes para abrir los espacios que Dios llenará.
Dile al Señor que has decidido ser una persona que transforma rostros y los alegra con los regalos que ofrecerás. A partir de hoy, comunícate honrando con tus regalos, especialmente a Dios quien lo merece todo. Al dar con una mano, recibirás con la otra porque tu afecto tendrá un efecto positivo en tu vida y en la de quienes te rodean. ¡No lo dudes y demuestra tu amor con generosidad!
1 Génesis 32:11-16 cuenta sobre Jacob y Esaú: Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud. Y durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez borricos. Y lo entregó a sus siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y manada.
2 Génesis 32:20 continúa con la historia: Y diréis también: He aquí tu siervo Jacob viene tras nosotros. Porque dijo: Apaciguaré su ira con el presente que va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le seré acepto.
3 Salmo 20:1-2 dice: Jehová te oiga en el día de conflicto;?El nombre del Dios de Jacob te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario,?Y desde Sion te sostenga.
Por: Pastor José Putzu