Por Pastora Yolanda Quiñones. Texto: Números 11:1
Introducción: El desierto es un terrible lugar para visitar y un devastador lugar para vivir. A veces vivimos en desiertos emocionales y espirituales sin darnos cuenta. Sentimos la seca y sin vida experiencia pero olvidamos conectarla con lo que realmente somos y cómo llegamos allí.
Son nuestras actitudes las que nos llevan a experiencias de desierto. Las actitudes son importantes, no sólo las acciones. A Dios le importan tus acciones y tus actitudes.
Desarrollo
Consideremos a los hijos de Israel. Salieron de Egipto y viajaron hasta el umbral de la Tierra Prometida. El viaje les tomó 18 meses y cubrió más de 300 millas. Doce de los 18 meses los pasaron en la base del Monte Sinaí recibiendo los 10 mandamientos.
Allí estaban a unos pocos pasos de la “tierra que fluye leche y miel”. A unos pasos de entrar a la bendición y al gozo que Dios había prometido y Dios les dice que no van a entrar, les dice que deben regresar al desierto y quedarse allí hasta que cada uno mayor de 20 años muera.
5. ¡Eso es un movimiento radical! Hacer desaparecer una generación entera de tus hijos. Dios nunca se enoja sin una razón. El no “pierde los estribos” y después se pregunta qué pasó. Este evento se registra en los Salmos, en los Profetas, en los Evangelios y en las Epístolas (1 Co. 10:5, Heb. 3:7-11,15-18 4:1-3) por lo que debió tener trascendencia y relevancia para nosotros hoy.
Números 13-14 recoge el por qué de esa acción radical de Dios:
a. Los doce espías fueron a la Tierra Prometida y llegaron con las noticias de regreso.
b. Diez regresaron llenos de temor y comenzaron a quejarse acerca de los ejércitos, de los gigantes y de los obstáculos
c.Josué y Caleb trajeron el informe de la minoría: fe y confianza para conquistar la tierra
¿Cómo respondió el pueblo? 14:10: “hablaron de apedrearlos”.
¿Qué reflejaba esto? Actitudes de falta de fe, una mala actitud.
¿Cómo respondió Dios? Núm. 14:11-12 Un Dios airado se reveló a sus hijos. Moisés interviene, pide misericordia, que no los haga desaparecer de la faz de la tierra y Dios lo escucha.
Pero Dios aún estaba molesto con las actitudes malvadas de sus hijos. Núm. 14: 26-29
Sólo Josué y Caleb entrarían, todos los demás morirían en el desierto. Ver. 31-33 “Ustedes dijeron que yo no los podía hacía entrar, tuvieron miedo de que sus hijos morirían, pues ellos no morirán pero ustedes sí”.
Ver. 34, Vagarían por 40 años, 1 año por cada día que espiaron la tierra, por cada día sin fe, por cada día de queja, por cada día de murmuración y por cada día de crítica.
Ver. 35 “Quiero dejar bien claro cómo me siento por esto”.
Podemos argumentar, pero Dios es un Dios de gracia, compasión y bondad, ¿qué puede empujarlo hasta esos extremos?
Las murmuraciones y las quejas de su pueblo. Núm.14:27
Cuando una palabra suena como es, se llama onomatopeya, por ejemplo: cuac, cuac, miau, miau, bla,bla, bla, yapi, yapi. Cuando nos quejamos eso es lo que escucha Dios, un sonido repetitivo y molestoso que “lo vuelve loco”. Dios aborrece, detesta esa actitud de contradicción, duda y rebelión. No la tolera.
Si decidimos o escogemos el murmurar y el quejarnos como nuestro estilo de vida, ¡entonces de regreso al desierto vamos!
Las malas actitudes hacen de la vida una experiencia seca, dura y sin gozo. ¿Se ha sentido alguna vez así? ¿Como si su vida está falta del gozo y la plenitud que usted desea? ¿Cómo que se está perdiendo de la clase de vida abundante que la Palabra de Dios promete?
Necesita recordar esta verdad: Aquellos que escogen la queja y la murmuración como sus estilos de vida pasarán sus vidas en el desierto.
Las malas actitudes después de reconocerlas hay que reemplazarlas con las actitudes que Dios ha diseñado para que puedas vivir en la Tierra Prometida. Identificamos una mala actitud y la desechamos, identificamos una buena actitud y la adoptamos.
1 Cor. 10:7-8 No adopten una mala actitud como ellos allá en el desierto o se les estarán uniendo en su peregrinaje.
¿Cómo comenzar a lidiar con mis actitudes?
a.decidiéndose a creer que las actitudes son críticamente importantes para tu vida
b.entendiendo que las actitudes son sumamente importantes para Dios
c.entendiendo que hay serias consecuencias de “desierto” para los que escogen actitudes incorrectas
d.decidiéndose a cambiar las actitudes que sea necesario cambiar
e.entendiendo que no puedo cambiar mis actitudes sin la ayuda de Dios
f.disponiéndome a estudiar la Palabra de Dios para aprender qué actitudes necesitan cambiar y cómo empezar a hacerlo
Todos nos quejamos más de lo que nos gusta admitir. Nos quejamos cuando expresamos resentimiento por las circunstancias que están más allá de nuestro control y por las cuales no estamos haciendo nada.
El quejarnos no cambia nada, sólo satisface nuestra naturaleza pecaminosa. El quejarnos libera “energía emocional negativa” en una manera que provee alivio momentáneo de una situación o circunstancia que quizás sea frustrante para nosotros.
Núm. 1:1, quejándose, murmurando, lloriqueando, refunfuñando y Dios envió fuego del cielo. Escogieron quejarse, o sea que escogemos nuestras actitudes. Ellas no nos escogen a nosotros, nosotros las escogemos, las seleccionamos a ellas. ¡Nuestro problema de actitud está frente al espejo!
Núm. 1:1, el pueblo, nuestros problemas de actitudes no los podemos adjudicar a nadie, no podemos excusarnos diciendo: “es la actitud de mi mamá la que heredé”, “es culpa de mi papá que yo sea así”, “es mi jefe”, “es mi vecino”, “son mis circunstancias”. Escogemos las actitudes a asumir frente a lo que nos rodea.
Los israelitas tenían buenas razones para no quejarse, tenían más que suficientes razones para estar agradecidos, sin embargo, escogieron la actitud de la queja.
¿Se acuerdan del informe de los espías? El pueblo escuchó el informe de la mayoría y el informe de la minoría, ¿y qué hicieron? Decidieron.
Hemos hablado de actitudes, pero no hemos definido lo que son actitudes:
a.actitudes son patrones de pensamiento- desarrollamos una manera de pensar acerca de las cosas , una manera de enfrentar la vida.
b.Actitudes son patrones de pensamiento que se formaron por un periodo de tiempo largo. Los israelitas súbitamente no comenzaron a quejarse en el desierto, se quejaron en Egipto mientras hacían ladrillos. Usted dirá: ¡pero su vida era difícil! Sí, pero muchos antes de ellos y después de ellos en circunstancias iguales o peores, han escogido no quejarse.
c.Las malas actitudes son maneras de pensar habituales y dañinas y a veces no nos percatamos que las tenemos. Nos acostumbramos a reaccionar de una manera específica que nuestras decisiones se vuelven automáticas y creemos que forman parte de nosotros, lo que no comprendemos es que trágicamente las consecuencias son automáticas también.
Al igual que los israelitas al umbral de la Tierra Prometida, usted y yo podemos estar más cerca de lo que creemos a un cambio dramático y que produzca vida y gozo, usted puede escoger rechazar la queja y confiar en Dios.
Una verdad crucial acerca de la queja es la siguiente: Quejarse es un pecado. Pecado es errar el blanco, es fallar en relación a las justas y santas demandas de Dios. Nuestra queja nos puede conducir a enojo, amargura y aún depresión.
Cuando nos quejamos, escogemos una respuesta que nos daña en vez de hacernos bien. Te dañas, te perjudicas tú primero. Dios te ama y no quiere que te hagas daño.
Cuando nos quejamos, herimos a Dios. Dios se afecta cuando escucha nuestras quejas y ve nuestras actitudes incorrectas, ¡porque el quejarnos cuestiona la Soberanía de Dios!
Al quejarnos estamos diciendo: !Dios, metiste la pata! Tuviste una oportunidad de llenar mis expectativas, pero no supiste hacerlo, no supiste manejarlo. Buen intento, Dios, estuviste cerca pero no lo suficiente.
Al quejarnos, herimos a las personas que nos rodean.
¿Cómo definimos queja? Expresar insatisfacción con una circunstancia que no está mal o equivocada y por la cual no estoy haciendo nada para enmendar o corregir.
Si hay algo de incorrecto y tú expresas insatisfacción, eso no es quejarse. Ejemplo: hacer piquete frente a una clínica de aborto, quejarte por la mala comida de un restaurante, etc.
Quejarse es refunfuñar acerca de cosas que no están equivocadas o incorrectas.
El no hacer nada por mejorar la situación es otro factor del quejarme.
La queja envuelve circunstancias, situaciones, la crítica envuelve a personas.
Volvamos a Núm. 1:1 Dios escuchó cada palabra de cada quejoso de los hijos de Israel. El estaba allí. Allí estaba la nube de día y la columna de fuego de noche. Dios estaba allí…escuchando y ellos lo ignoraron.
Una y otra vez se lee en la Escritura frases como éstas:
a.”y el pueblo se quejó…”
b.”¿Porqué no podemos tener más de esto?”
c. “¿Y cuándo vamos a tener más de eso?”
d. “¿Porqué no te das cuenta de que yo
necesito…?”
e. “Tú sabes…”
Escuche estas: ¿Porqué tengo que pasar por esto?, ¿Porqué tengo que soportar todo esto cuando la vida le va tan suave a ellos? Estoy cansado, ¿cuándo esto se va a acabar?¿Porqué mi vida no puede ser más como _________?
Esta continua queja, “bla,bla,bla, yapi, yapi”, sube hasta los oídos de Dios y El responde: ¿Se pueden retirar de Mí con esa queja crónica?
Si usted está vivo, enfrentará alguna medida de adversidad, esto parece sorprenderle a algunos. Tendrá la cantidad correcta de adversidad como para cumplir los propósitos de Dios en sus vidas.
Es nuestra decisión: regocijarnos por todas las buenas cosas que Dios ha hecho en nuestras vidas o quejarnos acerca de esa sola cosa, cualquiera que ésta sea.
Al quejarnos estamos rechazando la gracia que puede ayudarnos a través de esa situación.
Considera esto: Esa misma adversidad de la cual te quejas frecuentemente es lo que Dios quiere usar para mantener tu corazón cerca de El. En su gracia, permite la adversidad para atraernos cerca de El.
Lo malo no es la adversidad sino nuestra respuesta a ella. ¡Es nuestra actitud!
Conclusión
Dios oye nuestra queja y le desagrada. Nuestras quejas le rompen el corazón, le golpean Su rostro e insultan Su gracia.