Aún cuando no lo sienta, Dios está con nosotros

Por Fernando Alexis Jiménez
Las primeras sombras de la noche que poblaron el horizonte, despertaron en los tres náufragos la extraña sensación de que no pasarían unas cuantas horas antes de que el mar se los tragara por completo. Con el paso de los minutos el oleaje aumentaba y nada hacía prever que llegaría ayuda.
Cerca de la medianoche vieron a lo lejos las primeras luces que les anunciaron el arribo de la comisión de rescate. Eran tres lanchas…


Al día siguiente, mientras analizaban las causas que llevaron la nave a zozobrar, les explicaron que gracias al localizador sabían el lugar aproximado en el que se encontraban.

–Aunque sintieron que se encontraban a la deriva, sin ningún tipo de apoyo, siempre estuvimos atentos y la demora se explica por un error del operario que no supo identificar el sitio exacto—dijeron los técnicos.

Dios está allí, aunque no podamos palparlo

Esta historia ocurrida cerca del puerto colombiano de Buenaventura me llevó a meditar en la facilidad con la que los seres humanos tendemos a sentir que estamos solos y a creer que Dios nos abandona en medio de las crisis.

Hay quienes aseguran que no reciben respuesta a sus oraciones. “Pareciera que el cielo fuera de pedernal y mis oraciones no subieran a su presencia”, suelen repetir.

Es la misma situación que experimentaron los israelitas en el desierto, cuando su líder, Moisés, subió ante Dios en el monte Sinaí.

La historia la hallamos en el capítulo 32 del libro del Éxodo. Cuando no vieron señales ni del Señor ni de su guía, entraron en pánico. “Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y le dijeron: Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!”(versículos 1, 2. Nueva Versión Internacional).

Sin embargo estaban en un error. Dios no sólo sabía dónde se encontraban y qué necesitaban, sino que también estaba con ellos al tiempo que dialogaba con Moisés, porque El está en todas partes. Incluso allí, junto a usted. Así sienta que alrededor todo luce ensombrecido, el Todopoderoso lo acompaña.

Pero hay otros elementos que vale la pena considerar:

Los demás no deben tomar nuestras decisiones

Es frecuente hallar personas que piensan y actúan influenciados por lo que piensan y hacen quienes les rodean. Pierden su capacidad decisoria. Se convierten en la fiel copia de los demás y con el paso del tiempo, conforme evidencian su flaqueza, terminan constituyéndose en títeres de todos cuantos se les acercan.

Eso fue lo que ocurrió a Aarón, quien no asumió el papel protagónico y de orientador que le correspondía, para terminar sometiéndose a la voluntad de la mayoría: “ Aarón les respondió: Quítenles a sus mujeres los aretes de oro, y también a sus hijos e hijas, y tráiganmelos. Todos los israelitas se quitaron los aretes de oro que llevaban puestos, y se los llevaron a Aarón, quien los recibió y los fundió; luego cinceló el oro fundido e hizo un ídolo en forma de becerro. Entonces exclamó el pueblo: «Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!» Cuando Aarón vio esto, construyó un altar enfrente del becerro y anunció: Mañana haremos fiesta en honor del Señor.”(versículos 2-5. Nueva Versión Internacional)

Un principio de vida que debe asumir desde hoy es orar a Dios en procura orientación cuando deba tomar una decisión. No permita que otra persona lo maneje a su antojo. Es hora de que tome control de su existencia y de que no abra las puertas para que otros lo controlen.

No debemos olvidar la fidelidad de Dios

Puede que la crisis que atraviesa le lleve a sentir profunda soledad e incluso, a experimentar la sensación de que no recibirá respuesta del Señor.

En momentos así, deseche todo pensamiento derrotista y no ceda a la inclinación que primó entre los israelitas: “En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se entregó al desenfreno.”(versículo 6).

Nunca olvide la fidelidad de Dios en otras circunstancias. En esas situaciones difíciles vio la respuesta de Dios a sus oraciones y nada debe llevarle a pensar que no ocurrirá igual en esta ocasión.

Piénselo detenidamente

Es probable que en medio de la tormenta que le rodea, haya pensado alejarse de Dios. Sin embargo es hora de reflexionar y dejar de lado cualquier inclinación a volverle la espalda a Aquél que ha estado con usted no solo en los buenos momentos, sino en los difíciles. Aquél que sin duda responderá en el momento oportuno a su clamor.

A nuestro amado Señor no es necesario palparlo para saber que está ahí. El nos acompaña, nos oye y jamás nos deja solos. Piénselo detenidamente: nuestro Creador ha sido fiel y nada puede llevarnos a pensar que no lo seguirá siendo…

Ps. Fernando Alexis Jiménez – Website www.demiami.org/mensajesdepoder

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