Como cualquier buena mamá, cuando Sofía supo que estaba esperando un bebé, hizo lo que pudo para ayudar a su hijo Michael de
tres años para prepararse para una nueva etapa en su vida.
Supieron que el nuevo bebe iba a ser una niña, y día y noche, Michael le cantaba a su hermanita en el vientre de su madre.
El estaba encariñándose con su hermanita aun antes de que la conociera. El embarazo de Sofía progreso normalmente. A tiempo
empezó su labor de parto, pronto los dolores eran cada cinco, cada tres y finalmente cada minuto.
Pero una complicación se presentó de repente y Sofía tuvo horas de labor de parto. ¿Requeriría una cesárea?
Finalmente, después de muchas horas de lucha, la hermanita de Michael nació, pero en muy malas condiciones. La llevaron inmediatamente en una ambulancia a la Unidad de Cuidados Intensivos, sección neonatal del Hospital de la ciudad.
Los días pasaron y la niña empeoraba. Los pediatras tuvieron que decirle finalmente a los padres las terribles palabras:
– «Hay muy pocas esperanzas, prepárense para lo peor».
Sofía y su esposo contactaron al cementerio local para apartar un lugar para su hijita. Ellos habían creado un cuarto nuevo para su
hija y ahora se encontraban haciendo arreglos para un funeral.
Sin embargo, Michael, les rogaba a sus padres que la dejaran ver a su hermanita.
– «Quiero cantarle», decía una y otra vez.
Estuvieron dos semanas en Terapia Intensiva y parecía que el funeral vendría antes de que acabara la semana. Michael siguió insistiendo que quería cantarle a su hermanita, pero le explicaban que no se permitía la entrada de niños a Terapia Intensiva. De pronto Sofía se decidió, llevaría a Michael a ver a su hermanita, la dejaran o no!
Si no veía a su hermanita en ese momento, tal vez no la vería viva nunca.
Ella le puso un overol inmenso y lo llevo a Terapia Intensiva. Michael parecía una enorme canasta de ropa sucia. Pero la jefa de
enfermeras se dio cuenta de que era un niño y se enfureció.
– «¡Saquen a ese niño de aquí ahora mismo! ¡No se admiten niños aquí!»
El carácter fuerte de Sofía afloró y, olvidándose de sus lindos modales de dama, que siempre la habían caracterizado, miró con ojos de acero a la enfermera, sus labios eran una sola línea y con firmeza dijo:
– «El no se va hasta que le cante a su hermanita.»
Entonces levantó a Michael y lo llevó a la cama de su hermanita. El miró a la pequeñita, perdiendo la batalla por conservar la vida.
Después de un momento empezó a cantar con la voz que le salía del corazón de un niño de tres años. Michael le cantó:
– «Eres mi luz del sol, mi única luz, tu me haces feliz cuando el cielo es gris…»
Instantáneamente, la beba pareció responder al estímulo de la voz de Michael, su pulso se empezó a volver normal.
– «Sigue cantando, Michael,» le pedía desesperadamente su mamá con lágrimas en los ojos.
Y el niño seguía:
– «Tu no sabrás nunca, querida, cuanto te amo, por favor no te lleves mi luz del sol…»
Al tiempo que Michael cantaba a su hermana, la beba se movía y su respiración se volvía tan suave como la de un gatito cuando lo
acarician.
– «Sigue cantando, cariño», le decía su mamá.
Y él continuaba haciéndolo como cuando todavía su hermanita estaba en el vientre de su madre.
– «La otra noche, querida, cuando dormía, soné que te abrazaba en mis brazos…», seguía cantando el niño la hermanita de Michael empezó a relajarse y a dormir con un sueño reparador que parecía que la mejoraba por segundos.
– «Sigue cantando, Michael». Ahora era la voz de la enfermera gruñona que con lágrimas en los ojos, no dejaba de pedirle al niño que continuara.
– «Tu eres mi luz del sol, mi única luz del sol, por favor no te lleves mi sol…»
Al día siguiente… el mismísimo día siguiente… la niña estaba en perfectas condiciones para irse a casa. Los periódicos lo llamaron: «EL MILAGRO DE LA CANCION DEL HERMANO».
Los doctores le llamaron simplemente un milagro.
Sofía le llamó: «EL MILAGRO DEL AMOR DE DIOS».
NUNCA TE RINDAS POR LA GENTE QUE DE VERDAD AMAS.
El AMOR ES INCREIBLEMENTE PODEROSO.