Para obtener lo que deseamos necesitamos tener certeza de lo que queremos, proclamar con nuestra boca que lo recibiremos, además de tener virtud, conocimiento y certeza.
La medida de fe que Dios te dio puede crecer si la cuidas. Es como la semilla de mostaza que llega a ser un árbol frondoso porque sabe que tiene la capacidad de lograrlo a pesar de estar diseñada para ser un arbusto. Lo mismo sucede con nosotros cuando aprendemos de la fe a través de la Palabra. Hay elementos que nos ayudan a incrementar nuestra fe. Son como ingredientes para cocinar la receta perfecta.
Debes conocerlos para buscarlos y además, poder explicar a quien te pregunte en qué cosiste la fe y cómo se puede obtener.
Valiente, esforzado y con certeza
El primer elemento es ser valiente y esforzado. Hebreos 11 nos recuerda que la fe es certeza de lo que se espera y convicción de lo que no se ve. Además, está marcado como el testimonio de quienes creyeron y demostraron que se puede recibir un milagro. Moisés, Abraham, Josué y David recibieron el consejo de ser valientes y esforzados. En su concepto original, el hombre valiente es “el justo que cree”, no es el impulsivo que pelea sin razón.
Sólo quien espera algo puede buscar certeza. ¿Qué quieres específicamente de Dios? ¿Una casa, un carro, un viaje, una boda? El que no espera nada, no obtiene nada porque es imposible tener convicción y certeza de que se cumplirá un deseo que no existe. Asegúrate de saber claramente lo que anhelas y decírselo al Señor. La palabra “certeza” significa: “plena posesión de la verdad correspondiente al conocimiento perfecto”. Para obtener por fe debes saber perfectamente lo que esperas y tener plena certeza de lo que quieres.
La fe provoca que el conocimiento nos alimente, por eso es importante conocer las promesas del Señor. Los que quieren una casa, deben buscar una foto y ponerla frente a su cama para verla y desearla todos los días al levantarse y acostarse. Si deseas ir de viaje a ver a tu familia, pon frente a tu cama una foto de ellos y del lugar donde están con la convicción de que pronto los verás.
Certeza que viene de la sabiduría del Señor
1 Corintios 2:3-5 dice que nuestra fe debe estar fundada en la sabiduría y poder de Dios. Si deseas tener certeza de tu fe debes convencerte de que no obtendrás bendiciones por tu profesión, dones o capacidad sino por la bondad del Señor. Solamente la sabiduría que viene del conocimiento de la Palabra da certeza.
Al organizar la cruzada en New York, visitamos a los pastores anfitriones que nos llevaron a un auditorio con capacidad para unas 3,000 personas. Yo les dije que deberían creer por más y con cierto temor nos llevaron a conocer un lugar con capacidad para 20,000. Finalmente ejercitamos nuestra fe y juntos la hicimos crecer hasta tener la capacidad de ver ese auditorio abarrotado de gente bendecida por el poder de Dios. Tenemos un reto y lucha que implica valentía, esfuerzo y certeza.
Certeza que provoca hablar bendición
2 Corintios 4:13 nos de otra clave al decir que debemos hablar lo que creemos. Cuando se trata de hablar bendición, tenemos derechos a ser bocones llenos de fe. Si le crees a Dios y estás fundamentado en la sabiduría y el conocimiento de las Escrituras, habla, siente y ve con ojos de fe el carro, el viaje y la casa que ya tienes en el futuro. Deja de ya las quejas y maldiciones porque las palabras de temor no agregan conocimiento ni valentía.
Conoce las promesas de Dios para tener de qué hablar. Si no sabemos que por Jesucristo que murió y resucitó al tercer día somos salvos, no podemos ejercer la promesa de la salvación. Si no sabemos que Él se hizo pobre para hacernos ricos, no podemos ser bendecidos de forma sobrenatural. Lee la Palabra y créela para tener el conocimiento de la fe.
Virtud que hace crecer la fe
2 Pedro 1: 5 aclara que debemos añadir virtud y conocimiento a nuestra fe para superar la adversidad. Virtud es poder interior que permite al hombre llevar a término las decisiones correctas en las situaciones más adversas para cambiarlas a su favor.
Pídele al Señor que incremente tu fe y te lleve a una dimensión sobrenatural. Sé valiente y esforzado para confesar al mundo y al mismo Satanás lo que obtendrás de Dios. Él no envía pruebas para reforzar tu fe. Las dificultades simplemente son tu oportunidad para creer y demostrar que estás listo para recibir. Nuestro Padre Celestial nunca desea mal para Sus hijos. Él te desea lo bueno, ¡ejercita tu fe para ver Sus maravillas!
Por: Pastor Raúl Marroquín
Cashluna.org