Confianza en DIOS en las PRUEBAS. Debido a la situación que estamos viviendo en el mundo; muchas personas han perdido la esperanza, la fe, la confianza. Estamos viviendo ya en los últimos tiempos, guerras, hambres, terremotos, desastres por todas partes. Y nos preguntamos por que suceden todas estas cosas.
Nos encontramos en una generación llena de pecado y de maldad. El diablo anda como leon rugiente buscando a quien devorar. El vino solo para matar, hurtar y destruir. El está usando todos los medios posibles, y todas las técnicas para acabar con el ser humano. El va a usar problemas familiares, presión económica, estrés para que usted se desanime y pierda la esperanza, y pierda así el deseo de seguir adelante y hacer el bien.
Hebreos 10: 35- 37 “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.”
Muchos cristianos se han dejado herir por los dardos de satanás y han apartado. Han perdido la confianza en su Dios y se han olvidado en quien han creído. Muchos están ya cansados de luchar contra el desánimo, la maldad y quieren ya darse por vencidos.
Y es esta situación que podemos ver que se cumple la escritura en Mt. 24:12 que dice:
“que por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará’’
Pero hermanos, aunque vengan muchas cosas malas, muchas pruebas y tribulaciones, aunque veamos cosas que nos desanimen y nos hagan entristecer, NO PIERDA LA CONFIANZA. El Señor en esta noche nos dice:
“En el mundo tendréis aflicción, pero CONFIAD YO HE VENCIDO AL MUNDO.”
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;
Y esa es nuestra esperanza
Concepto de Confianza: fe, seguridad. Esperanza firme que se tiene en una persona o cosa.
1.- NO PIERDAS LA CONFIANZA.
Algo fundamental en la vida de todo cristiano es la fe y la confianza en Dios;
He. 11:6 “ Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan.”
En la Biblia podemos encontrar muchos ejemplos de hombres y mujeres que no perdieron la confianza…
Podemos ver a,
• Abraham.
• Jose.
Hebreos 11: 32 “ ~ V qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando… de hombres y mujeres que a pesar de muchas cosas no perdieron la confianza en Dios.
Estos no eran superhombres, ni superdotados, eran hombres y mujeres como usted y como yo, sujetos a las mismas pasiones y debilidades, pero con una gran convicción de que el Dios en que habían creído estaba a su lado como Poderoso Gigante.
Hebreos 11: 33-40 “…conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batalla, pusieron en fuga ejércitos extranjeros…”
Ahora podemos pensar que estos hombres vivieron tiempos mejores y claro siempre tenían la victoria y hacían proezas, pero en realidad no siempre su vida fue fácil, ellos no solamente hicieron cosas grandes y heroicas,
He. 11:36-40 “Otros experimentaron vituperios y azotes, prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada, pobres , angustiados, maltratados,de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y las caverna de la tierra …
Mas sin embargo NO SE DIERON POR VENCIDOS, NO PERDIERON LA CONFIANZA.
Dios permaneció a su lado diciéndoles no se rindan, no se den por vencidos, no pierdan la confianza, acuérdense que son herederos de un gran galardón. Ustedes son solo extranjeros y peregrinos en esta tierra porque su ciudadanía esta en los cielos.
Por lo cual, Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos
Se avergonzara Dios de nosotros?, de nuestra fe?…
Fe para sacarme de mi tribulación no es “fe en Dios”. La fe significa que, aunque me saque o no, seguiré creyendo en Dios.
La palabra de Dios dice que “El justo vivirá por la fe.”
A lo mejor nosotros tenemos muchos errores y muchas fallas, pero si creemos en Dios con todo nuestro corazón y tenemos fe y confianza, podemos vencer todo obstáculo, porque el creer y confiar nos da esperanza y animo de seguir viviendo, de seguir luchando sin desmayar hasta el final.
Yo pienso que nosotros vivimos un evangelio fácil comparado con los antiguos cristianos. Nosotros tenemos todas las comodidades y todos los medios para que trabajemos para el Señor; las pruebas y tribulaciones que vivimos se ven pequeños comparados con lo que pasaron los antiguos, y es que DIOS PROVEYÓ ALGO MEJOR PARA NOSOTROS.
Debemos de tomar ejemplo de estos hombres y mujeres que siendo humanos igual que nosotros pudieron realizar tan grandes proezas y soportar tan terribles situaciones, que perdieron todo, pero no perdieron la confianza en su Dios, ni la esperanza de una vida mejor en los cielos.
Hebreos 12: 1-3. “Por tanto ,teniendo alrededor nuestro tan grande nube de testigos,
– despojemonos de todo peso y del pecado que nos asedia.
– corramos con paciencia.
– puestos los ojos en Jesus.
– considerad a aquel que sufrió…, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
Galatas 6: 9. “No nos cansemos pues, de hacer el bien, porque a su debido tiempo segaremos sino desmayamos.
Hebreos 12: 12. “Por lo cuaL..,
– levantad las manos caidas.
– y las rodillas paralizadas.
– haced sendas derechas.
– seguid la paz y la santidad.
2.- TENEMOS GRANDE GALARDÓN.
No hay nada que la agrade más a Dios sino el ver que sus hijos confian y esperan en él.
Y es por eso que nuestra confianza tiene un gran galardón, un gran premio que el Señor nos dará. Una corona de vida que recibiremos allá en el cielo, donde no habra mas llanto, ni mas tristeza, ni mas dolor.
Es necesario que tengamos paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengamos la promesa.
1 Cor. 2: 9. “Cosas que ojo no vio, ni oido oyo, son las que Dios ha preparado para los que le aman.”
3.- LA PROMESA ES QUE ÉL VENDRÁ Y NO TARDARÁ.
“… porque aun un poquito v el que ha de venir vendrá y no tardara.”
Apoc. 22: 12. “He aqui Yo vengo pronto, y mi galardón conmigo…”
Esa es nuestra confianza que Jesus vendrá otra vez y nos llevará a morar con él por toda la eternidad.
Conclusión:
“No perdais pues vuestra confianza…”
A pesar de pruebas y tribulaciones,
Rom. 8:35-39 “Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Si usted siente que ya no puede más, venga a Dios, eche toda su ansiedad sobre
él y confie.Levantémonos como el pueblo de Dios y echemos fuera toda duda y desánimo.
Salmo 37: 3-5. “ Confia en Jehova y haz el bien, Deleitate asimismo en Jehova y él te concedera las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehova tu camino, y confia en él, y él hará.”
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NO PIERDA LA CONFIANZA
¿Porque debemos poner nuestra confianza en Dios?
¿Cuál es el mayor problema que tenemos los cristianos? Que hablamos muchísimo de Dios, pero no lo conocemos. En nuestro criterio, Dios es conforme lo imaginamos, de acuerdo con nuestra propia perspectiva. Y ahí está el error. El Señor en el que creemos es muy distinto del real, el Dios de poder que transforma, hace milagros y cambia las circunstancias.
Recuerde lo que enseñan las Escrituras: “Pues el Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación..”(Salmo 100:5. Nueva Traducción Viviente)
¿Qué debe mediar? La revelación del Señor. Dios debe revelarse a nuestra vida. ¿Y cómo lo logramos? Mediante intimidad con Él. La oración y el estudio sistemático de las Escrituras es un camino apropiado para conocerle como realmente Él es?
Cuando le conocemos en Su plenitud, podemos confiar en Él. Comparto con usted cinco razones para confiar en Dios que nos enseña el reverendo Charles Stanley:
Basándonos en el carácter de Dios, ¿de qué podemos estar seguros?
- Dios nos impartirá su misericordia.Al enviar a su Hijo a morir en nuestro lugar, el Padre celestial demuestra su amor por nosotros (Salmo 100:5; 1 Juan 4:10).
- El Señor nos ayudará a hacer lo que Él requiera de nosotros.Nos dará no solo la sabiduría espiritual para que podamos realizar las tareas que nos ha asignado, sino también el poder para llevarlas a cabo (Hebreos 13.21).
- Dios pondrá un límite a las tentaciones y a las presiones que permite en nuestra vida.Como artesano de nuestras vidas, Él sabe cómo moldearnos a la imagen del Señor Jesús (2 Corintios 4.8).
- Dios nos fortalecerá y protegerá para que no tengamos que claudicar o rendirnos.Aunque somos débiles, Él sabe cuán fuertes podemos ser cuando su poder está en nosotros (1 Corintios 10.13).
- Nuestro Padre celestial perdonará nuestros pecados.Él está listo para recibir nuestra confesión, perdonarnos y limpiarnos de toda maldad cada vez que acudamos a Él (1 Juan 1.9).
Además de estas bendiciones durante el tiempo que vivamos en este mundo, tenemos también bendiciones futuras de las que podemos estar seguros. Podemos tener la confianza de que la vida no termina cuando nuestro cuerpo terrenal muere (2 Corintios 5.8); que viviremos en el cielo para siempre; y que Jesucristo volverá un día.
La vida tiene, sin duda, experiencias dolorosas (Juan 16.33). Pero cuando los problemas nos opriman, pensemos en todas las razones por las que podemos depender de Dios.
Razones para confiar en Dios
¿En qué Dios hemos confiado? En nuestra amada Colombia hay dioses de yeso o de barro en el que confían las personas; en México algunos serán devotos de santa muerte o la guadalupana y creen que les ayudará; en Europa algunos creen en el poder del ocultismo y ese es su dios, mientras que en el Caribe hay quienes depositan su confianza en mayombé o changó.
Cabe entonces preguntarnos nuevamente: ¿En qué Dios hemos confiado? En la medida en que desarrollamos intimidad con el Señor, no solamente podemos conocerle sino, además, desarrollar confianza en Él. Es un proceso que se afirma progresivamente: intimidad con Dios asociada a conocimiento de Él.
El revendo Charles Stanley enseña cinco razones para confiar en Dios, que comparto con usted:
En nuestro mundo aquejado de problemas, las injusticias, los crímenes y la falsedad es lo que abunda en las noticias.
Sin embargo, tenemos un Dios cuyas acciones son perfectas y que es fiel a toda promesa que ha hecho. Recuerde que, como dicen las Escrituras, Él es el mismo “ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13.8). Podemos tener absoluta confianza en el Señor, porque Él es:
- Omnisciente.Nuestro Padre celestial sabe lo que le está sucediendo a cada persona en todo momento (Lucas 12.2, 3). Su conocimiento es total; no hay ninguna circunstancia que le sea desconocida, ni pensamiento que Él no discierna.
- Omnipotente. Diostiene poder absoluto sobre todas las cosas; nada está fuera de su control. Él usa su poder para hacer su voluntad perfecta. Ninguna autoridad en el cielo o en la Tierra puede frustrar sus propósitos (Job 42.2; Mateo 19.26).
- Omnipresente.La totalidad del espacio y del tiempo están al alcance de su mirada (Salmo 139.7-12).
- Veraz.Dios no puede mentir; Él dice siempre la verdad. Podemos confiar plenamente en su Palabra y en sus respuestas a nuestras oraciones.
- Amoroso.Podemos también tener confianza en las intenciones del Señor, porque su carácter es el amor absoluto (Romanos 8.28; 1 Juan 4.8).
La naturaleza de Dios no es afectada por el tiempo, el lugar, las personas o las circunstancias. Él nunca se equivoca en lo que dice o hace, porque su conocimiento es perfecto. Su soberanía es total, y todo está al alcance de su mirada. Cada promesa está garantizada en Jesucristo (2 Corintios 1.20). Él es Aquel en quien podemos contar cada día de nuestra vida. ¡Aleluya!
Pasos para confiar en Dios
Para confiar en Dios, debemos empezar por ver lo que dice acerca de sí mismo.
Desde que somos muy jóvenes, nuestros padres nos enseñan a no hablar con extraños. ¿Por qué? Porque los padres saben que mientras algunas personas pueden tener buenas intenciones hacia sus hijos, otros definitivamente no. Sólo al momento en el que una persona ha demostrado su carácter bueno es que sabemos que podemos confiar en él.
La confianza es una dependencia asegurada en el carácter, habilidad, fuerza o verdad de algo o alguien. Para poder formar una dependencia asegurada en alguien, esa persona debe probarse a sí mismo por medio de experiencias con nosotros a través el tiempo.
Confiar en Dios trabaja un poco de la misma manera. Cuando primero escuchamos de Dios, no estamos seguros de que es sincero sobre sí mismo. No estamos seguros si su carácter es verdaderamente bueno (después de todo, cosas malas suceden en el mundo todo el tiempo) o si realmente quiere lo mejor para nosotros.
Sencillamente, no sabemos si Dios es capaz de cuidar de nosotros en la manera en la que queremos ser cuidados. Necesitamos que Dios se gane nuestra confianza.
¿Se Puede Confiar en Dios?
Para empezar, debemos saber lo que Dios dice acerca de sí mismo. Los cristianos creen que Dios le dio la Biblia al mundo, la cual revela su carácter a cualquier persona que quiera conocerlo.
En ella, de acuerdo con el autor Tim Chester, Dios declara cuatro verdades fundamentales sobre sí mismo. Dios dice que es grande, glorioso, bueno y misericordioso. Si decidimos creer que Dios realmente es todas esas cosas, afectará nuestra capacidad de confiar en él.
Si creemos que Dios es grande, podemos confiar en él para que esté en control porque es poderoso. Si creemos que Dios es glorioso, podemos confiar en que no tenemos que buscar en otra parte para tener satisfacción porque él satisface todas nuestras necesidades. Si creemos que Dios es bueno, podemos confiar en que podemos soltar nuestras preocupaciones porque él se preocupa por nosotros. Si creemos que Dios es misericordioso, no tenemos que probarnos a nosotros mismos porque él nos acepta.1
Obstáculos al Confiar en Dios
Ciertamente es más fácil decirlo que hacerlo. No todo el mundo aborda la vida con la convicción de que Dios es grande, glorioso, bueno y misericordioso. ¿Por qué es eso?
El centro de la cuestión es que simplemente no creemos lo que Dios dice acerca de sí mismo—o inclusive que Dios existe. Cedemos a la duda.
Pero esto no es nada nuevo. La gente ha tenido dificultad en confiar en Dios por un largo, largo tiempo. La Biblia dice que esto es debido a Satanás, también conocido como el diablo.
De acuerdo con la Biblia, en el principio de los tiempos, Satanás vino a Eva—la primera mujer que Dios creó—en la forma de una serpiente. Quería provocarle duda sobre el carácter de Dios, “así que le preguntó a la mujer: ‘¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?’”2
Por primera vez, el escepticismo sobre la veracidad y la bondad de Dios fue arrastrado a la mente de Eva. Ella respondió: “Podemos comer del fruto de todos los árboles—respondió la mujer. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: ‘No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.’”3
Eva relató las instrucciones de Dios—pero además agregó una de sí misma. El mandato de Dios era que no comieran del fruto; Eva se encargó de añadir que ni siquiera debían tocar el fruto. Ella intentó establecer por lo menos la ilusión de control sobre su situación al agregar más de su propia cosecha en los límites que Dios había dispuesto.
Satanás continuó; él jugaba con las dudas que se formaban en la mente de Eva al mentirle sobre el carácter de Dios. Él quería que ella se cuestionara la bondad de Dios, y preguntara, ¿Podría Dios retener algo de mí?
“‘¡No es cierto, no van a morir!’ la serpiente le dijo a la mujer. ‘Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.’”4
Así que Eva decidió creer a Satanás en lugar de creer a Dios: “La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.”5
A través de este proceso, la duda, el pecado y la muerte entraron en el mundo. Hoy seguimos los pasos de Eva. Elegimos no creer lo que Dios dice acerca de sí mismo, sino escuchar lo que otros dicen.
Poniendo la Confianza a Prueba
Entonces, ¿cómo podemos avanzar hacia creer lo que Dios dice sobre sí mismo—hacia confiar en él? Bueno, para empezar, debemos simplemente probarlo. Puede ser un poco desconcertante o causarnos cierta ansiedad, pero ¿qué pasa si tomamos lo que Dios dice acerca de sí mismo para probarlo?
Tomemos por ejemplo la historia de Adán y Eva. ¿Qué tal si, cuando la serpiente vino a Eva, ella habría respondido diferente? ¿Y si ella hubiera dicho, “Ni siquiera necesito pensar en el fruto de ese árbol porque Dios ya ha provisto todo para mí en otros árboles”? ¿Y si Adán hubiera respondido, “Dios únicamente ha sido bueno con nosotros—si necesitáramos comer esa fruta, él nos hubiera dicho”?
La historia completa habría resultado diferente.
¿Cómo serían nuestras vidas si viviéramos sin la creencia de que Dios es grande, glorioso, bueno y misericordioso? ¿Qué pasaría si dejamos a Dios estar en control, si encontramos satisfacción en él, si tuviéramos la certeza de que él hará el bien para nosotros y que no sintiéramos la necesidad de probarnos a nosotros mismos para él o para otros?
Así es como se vive una vida confiando en Dios. Sin embargo, de la misma manera en la que no podemos confiar en un extraño de la noche a la mañana, tampoco ocurre tan rápido que podamos confiar en Dios.
Confianza y Fe
Por ejemplo, considera a Pedro el buen amigo de Jesús. Cuando Jesús instruyó a multitudes de personas que había venido para darles una imagen de cómo era Dios, Pedro estaba con él. Igualmente, cuando Jesús alimentó a más de 5 mil personas con sólo cinco panes y dos pescados, Pedro estaba con él.6
Pedro escuchó a Jesús cuando declaró ser grande, glorioso, bueno y misericordioso. Entonces vio las interacciones de Jesús con la gente que lo rodeaba—incluso a los que la sociedad había despreciado y rechazado. Vio que las acciones de Jesús correspondían con sus palabras.
Pedro llegó a conocer a Jesús. Y cuando llegó el tiempo de Pedro para confiar en Jesús, fue capaz de hacerlo—al menos por un tiempo.
Una noche, Pedro y otros discípulos de Jesús estaban en un barco en medio de un lago; Jesús se había quedado atrás para orar. Antes del amanecer, Jesús caminó sobre el lago hacia el barco. Los discípulos pensaron que estaban viendo a un fantasma, y tenían miedo.
“Pero Jesús les dijo en seguida: ‘¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.’ ‘Señor, si eres tú—respondió Pedro—mándame que vaya a ti sobre el agua.’”7
Pedro estaba dando la oportunidad a Jesús de probarse a sí mismo. Quería confiar en él. ¿Lo complacería Jesús? ¿Cómo respondería?
“‘Ven’—dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.”8
¿Viste eso? Cuando Pedro creyó a Jesús fue todo lo que decía ser, fue capaz de caminar sobre el agua. Pero la historia no ha terminado. Pedro no mantuvo sus ojos en el premio—Jesús—por mucho tiempo.
“Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ‘¡Señor, sálvame!’ En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: ‘¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?’”9
Jesús quiere tanto que nosotros creamos que él es quien dice ser. Él quiere hacer cosas asombrosas en las vidas de aquellos que creen en él. Y él quiere rescatarnos de nuestra duda si tan sólo clamáramos por su ayuda.
Confiamos lo que Conocemos
¿Qué tenemos que perder? Si nos basamos en lo que Jesús afirma ser, como Pedro lo hizo, quién sabe lo que podría y va a hacer en nuestras vidas. Y si tenemos un momento en el cual dudamos de él y comenzamos a hundirnos, él nos salvará.
Pero sólo podemos crecer para confiar en un Dios que llegamos a conocer. A medida que pasamos tiempo con Dios y le damos la oportunidad de demostrarnos que es grande, glorioso, bueno y misericordioso como afirma ser, él puede o no ganarse nuestra confianza.
Si no estás seguro de cómo empezar, considera hablar con alguien que conozcas que tenga una relación con Dios. La oración y el estudio de Biblia son buenas formas para iniciar. Habla con Dios e interpreta lo que tiene que decir sobre sí mismo. Lleguen a conocerse mutuamente y decide por ti mismo si Dios es digno de confianza.