Me gusta mucho como Pablo ora en Efesios 1:17 (NVI): «[porque yo siempre le oro a Dios] Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación [la comprensión de misterios y secretos] para que lo conozcan [profunda e íntimamente] mejor. »
La única manera de entenderlo a Él es teniendo una revelación de Dios mismo y de la obra que Él está haciendo en su vida. Por eso es tan importante orar para que Dios se le revele a la gente-es algo que sólo Él puede hacer. No podemos revelarle a Dios a los demás. Podemos ser testigos y hablar de Su amor y buenas obras, pero la gente no puede entender las cosas espirituales a menos que sus espíritus estén vivos.
Yo paso por entrevistas todo el tiempo. Algunas de ellas son cristianas, otras no. Y la gente siempre quiere saber cuál es el «fenómeno»-el ¿por qué la gente escucha mis mensajes y vienen a nuestras conferencias? Yo solía tratar con tanta fuerza de hacer que lo entendieran. Yo quería que ellos vieran que en realidad no era yo, o mis libros, o mi predicación. Entrevista tras entrevista he tratado de haceles que entiendan que es Dios obrando a través de mí.
Después de años de estas discusiones y tratar de convencer a la gente, por fin lo entendí. Yo entendí que ellos no lo entienden. Algunas personas no pueden entender lo que quiero decir, no importa de cuántas maneras se los diga, y entiendo el por qué: Ellos no entienden porque no han tenido una revelación de Dios.
Ahora, esto se puede aplicar a muchas situaciones más que a unas entrevistas, y me ha ayudado a entender de mejor manera el darle testimonio a otras personas.
Todo lo espiritual tiene un lado práctico, y creo que esa es una de las cosas más importantes que hemos perdido. Tratamos de decirle a la gente las cosas que flotan en la nube espiritual, pero entonces no se la bajamos a un nivel práctico en el que puedan hacer algo con ella en su vida cotidiana.
Dios me ha mostrado a través de los años que tenemos que saber quién es Él y experimentar Su amor para con nosotros. Él quiere que sepamos que no importa lo que hagamos o digamos, Él siempre nos amara. Pero para entender esta parte de Dios, tenemos que tener una revelación, no sólo información o conocimiento. En realidad, el conocimiento por si solo normalmente es lo que se interpone en el camino de nuestra fe y confianza en Dios. Y si la información no se convierte en la revelación, no le hará ningún bien.
Revelación va más allá del campo mental, sentimental o visual y saber que Dios es.
Es muy importante conocer a Dios a través de la revelación, y no sólo con el conocimiento o sus sentimientos, porque lo que pensamos y sentimos cambia con facilidad y esto nos puede engañar. Cuando esto sucede, si no nos sentimos con un calorcito o alegres, pensamos que Dios nos ha dejado. Cuando nos encontramos con una prueba o tribulación, nos preguntamos si Dios nos ama. Si Dios se demora con la respuesta de nuestra oración, nos preguntamos ¿dónde estará Él? y el por qué no está haciendo nada al respecto.
Juan 14:17 (NVI) dice: «El Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede aceptar (bienvenido, recibir en su corazón), porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes [constantemente] y estará en ustedes.»
Es imposible conocer a Dios sino es a través de la revelación, porque Él es un espíritu y su mente no puede entenderlo. Usted puede saber acerca de Dios con su mente, pero lo que sabe acerca de Él espiritualmente no es algo que usted pueda explicar. ¡Usted simplemente lo sabe!
Dios nos ha dado a todos nosotros la revelación en cierta medida, pero no todos la entienden. Eso es lo que hace que algunas veces se tan difícil el compartir el Evangelio, pero nunca se enoje con alguien porque no lo entienda. Para las personas que nunca han tenido una revelación de quién es Dios, puede que usted les esté hablando en un idioma extranjero. Mientras tanto, trate de llegar al nivel donde se encuentren, sin comprometer quien es en Cristo.
Tenemos que tener cuidado de no presionar a las personas cuando le testificamos-o presionarnos a nosotros mismo para hacerlo. Es muy importante que seamos guiados por el Espíritu Santo cuando compartimos el Evangelio con la gente, porque Él sabe exactamente lo que tenemos que decirles y lo que están preparados para escuchar. Cuando Dios le da la oportunidad de compartir acerca de Jesús, lo hacemos con un espíritu dulce, paciente, pero al momento en que cualquier tipo de tensión se eleve, de un paso atrás y salga de la situación.
En su lugar, ore por esas personas para que tengan «un espíritu de sabiduría y de revelación», porque cuando Dios les muestre la verdad, les quedara claro a ellos lo que necesitan. Entonces finalmente lo entienden, y me gusta mucho ver lo que sucede cuando lo hacen.
Por Joyce Meyer.