Por Yeszenia Gulloso.
Texto: Juan 12:1-8. Marcos 14: 8-9.
INTRODUCCIÓN: Sacrificio: quiere decir acto abnegado, que requiere renuncia o privación, inspirado por un ideal o un afecto.
Todos conocemos la historia mas contada en el mundo, la de un hombre que hizo un sacrificio de amor tan grande por la humanidad. “ Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en el cree no se pierda mas tenga vida eterna.” Jn. 3:16.
El Apóstol Pablo trata de explicarnos el porque el precio de este sacrificio es tan especial, y nos dice:
Rom. 5:7-8. “ Ciertamente , apenas morirá alguno por un justo, con todo pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros.” Y damos gracias por la vida nueva y salvación que el nos ha dado.
Pero en la Biblia también existe otra historia de un sacrificio de amor con un precio sumamente alto, que el mismo Señor Jesús ordeno que donde quiera que fuera contada su historia de amor, su evangelio, también se contara acerca de lo que hizo aquella mujer para memoria de ella. Marcos 14:3-9.
Y acerca de esta historia es que me voy a referir en esta noche.
Es la historia de Maria y de cómo quebró el vaso de alabastro o de perfume mas costoso en aquel entonces para ofrecer un sacrificio de amor y ungir a su Señor. Una humilde mujer que presentó un carísimo perfume, en un momento rodeado del más costoso sacrificio, de la más costosa gratitud, de la más costosa decisión y del más costoso amor. No era rica, sin embargo tenia que haber ahorrado aproximadamente 300 denarios ósea el equivalente al salario de un trabajador por todo un año para poder comprar semejante perfume.
¿Qué hizo para obtenerlo?, no lo sabemos. Pero, ninguna otra historia del NT nos presenta la extravagancia del amor hacia Jesús, como esta.
DESARROLLO:
¿Quien era Maria? ¿ Cuales fueron sus características? ¿Por qué lo que hizo fue tan grande que el Señor la inmortalizo a través de este acto?
Maria era la hermana de Lázaro, y de Marta. Luc. 10:38-42.
1.-) Maria se sentaba a los pies de Jesús a escuchar sus enseñanzas. Una de las características de ella es que sabia que era lo mas importante y ponía orden en sus prioridades. Mientras su hermana se afanaba con muchos quehaceres, ella se dedicaba a recibir la Palabra de Dios.
Cuantas veces nosotros nos encontramos como Marta, envueltos en los afanes de este mundo, el trabajo, el dinero, el estudio, las preocupaciones, y nos olvidamos de lo mas importante que es buscar de Dios primeramente y lo demás vendrá por añadidura. Ojala hagamos como Maria entendamos que debemos poner a Jesús primero y recibiremos la bendición.
“ Marta, afanada y turbada estas con muchas cosas, pero solo una cosa es necesaria; y Maria ha escogido la mejor parte, la cual no le será quitada.”
2.-) Luego en Jn. 11: 1-38. vemos la muerte y resurrección de su hermano Lázaro. Este fue un suceso demasiado doloroso y a la vez glorioso en la vida de Maria. Mientras su hermana Marta al escuchar que llegaba Jesús después de muerto su hermano enseguida corrió a reclamarle al Señor esperando también que el hiciera algo. Sin embargo Maria no, ella se quedo, estaba resignada y aceptaba la voluntad de Dios, aunque con dolor y tristeza, solamente corrió al Maestro cuando el la llamo y entonces lo primero que hizo fue postrarse a los pies del Señor, a desahogar su dolor.
Lo que mas me impresiona de esto es que la Biblia nos relata, como el Señor Jesús al ver a Maria llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y lloro.
Jesús no lloro por la muerte de Lázaro, porque el sabia que iba a resucitar, sino de ver el corazón y la actitud de Maria
Ojala nosotros podamos llegar ante el Señor, no con reclamos y quejas, sino con un espíritu contrito y humillado, aceptando la voluntad de Dios y que nuestra actitud de amor a pesar de todo, pueda conmover el corazón de nuestro Señor.
3.-) Y finalmente en Jn. 12 la vemos de nuevo a los pies de Jesús ungiéndolo con perfume que tiene el precio del sacrificio mas costoso. No solamente era quebrar y derramar un perfume sobre el maestro, sino su corazón y su alma delante de su salvador y entregarse ella por completo en humillación y adoración con lagrimas y agradecimiento.
UN ACTO QUE CONTIENE EL PRECIO DEL SACRIFICIO
Hay una gran satisfacción cuando sentimos que las cosas que tenemos, sean: estudio, trabajo, casas, hijos, alguna profesión, etc., han tenido el sello del sacrificio.
Las cosas que se obtienen sin mucho esfuerzo parecieran no poseer tanta importancia y las tomamos a la ligera.
María es un ejemplo para la vida de todo seguidor de Jesús. En ella vemos el verdadero concepto del valor del sacrificio para el Señor. Su amor hacia él no se quedó en palabras y anhelos. El perfume que ella trajo a Jesús estaba lleno no sólo de “nardo puro” —el mejor de los perfumes—sino del puro afecto de su sacrificio.
María sentía que había recibido mucho de su Señor y que ahora era tiempo para dar. En anteriores ocasiones se había sentado a sus pies para recibir, pero ahora se sienta a sus pies para dar. Había preparado lo mejor de su vida para entregárselo al salvador.
En ese perfume estaba el precio del sacrificio del tiempo, del dinero, del desprendimiento. El corazón de María tenía un peso de gratitud. La salvación de su alma y el milagro de la resurrección de su hermano Lázaro, eran pruebas demasiadas visibles para permanecer en una actitud pasiva y sin agradecimiento.
Cuando hablamos de que Jesús dio su vida en sacrificio por nosotros, debemos pensar de que el es digno de que nosotros ofrezcamos ante el un sacrificio de amor, y que no deberíamos dar a Jesús algo que no nos cueste nada.
Si nosotros de verdad conocemos al Señor y hemos tenido un encuentro personal con el, El impacto de su salvación en nuestras vidas debería impulsarnos al más caro sacrificio. Tenemos que reconocer que muchas veces con nuestra actitud estamos diciendo que nuestro Señor no es digno de entregarle lo mejor. Con marcada frecuencia no le damos lo mejor de nuestro tiempo. Puesto que él no es lo más importante en mi vida, me da igual si le sirvo o no a través de su cuerpo que es la iglesia, y muchas cosas mas.
VEA LOS ELEMENTOS DEL AUTÉNTICO SACRIFICIO QUE MARÍA HIZO POR SU SEÑOR: de acuerdo con el v.3. Por las referencias de Mateo 26:7 y Marcos 14:3, ella tuvo que “quebrar el alabastro”; luego derramarlo sobre su cabeza y finalmente “ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos”
v.3. Quebrar el vaso de alabastro implica el sacrificio del desprendimiento.
Muchas veces tenemos que quebrantar nuestras vidas, nuestra voluntad, nuestro orgullo y deshacernos de aquellas cosas que no agradan a Dios, como el pecado, los malos hábitos, las malas actitudes, etc. Para que el pueda obrar en nosotros.
Tenemos que derramar todo lo que llevamos dentro y ponerlo ante el altar, humillarnos en su presencia, decirle todo lo que sentimos, lo que pensamos, y entregarnos por completo a el, sin reservas, para que el nos transforme, nos limpie, nos consuele y nos levante.
Tenemos que ungirlo con ese aceite fresco de nuestra adoración y alabanza, para que llegue delante de su presencia como un olor fragante, y sea llena toda la casa de la gloria de nuestro Dios.
UN SACRIFICIO QUE CONTIENE EL RIESGO DE LA CRITICA.
Muchas veces los cristianos nos dicen que somos raros o diferentes porque no andamos en los mismos afanes de esta vida y nos critican.
A las personas les parece raro tener fe y confianza cuando todo sale mal, y cantar con alegría cuando nos sentimos tristes.
Romanos 12: 1-2. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en SACRIFICIO VIVO, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
La Biblia nos dice que “la casa se llenó del olor del perfume” al momento que María quebró el vaso y lo derramó sobre el Señor.
Pero tal acción en lugar de despertar los elogios y los reconocimientos por parte de los presentes, despertó murmuraciones, y a lo mejor celos y envidias.
Las grandes obras y los nobles gestos que se realizan con las mejores intenciones y hasta con sacrificios para el Señor, suelen ser malinterpretados y hasta censurados por las personas.
Esta historia nos enseña que el “sacrificio” del servicio que prestamos al Señor no busca el reconocimiento de los hombres, sino del mismo Señor Jesucristo. No buscamos los aplausos del mundo por lo que hacemos, sino la aprobación y el reconocimiento divino.
La osada actitud de María nos recuerda a todos los seguidores de Jesús que no basta tener buenas intenciones para servir al Señor. Es necesario correr los riesgos, pagar el precio y hasta quedar expuesto a la crítica si con esto logramos derramar el “perfume” que agradará al Señor.
El verdadero amor no mide, ni calcula lo que se puede hacer por la persona amada. Ni lo que puedan decir los demás.
A María de Betanía se le recordará por el precio del “perfume” de su amor, sacrificio y entrega. El veredicto de nuestras acciones debe ser hecho por nuestro Señor Jesucristo. Nosotros no debiéramos buscar lo pasajero sino lo que puede ser memorable y eterno.
CONCLUSION:
Muchas veces venimos a la iglesia y escuchamos esa gran historia de amor y sacrificio y si, aceptamos la salvación que el nos regala, pero como es algo por lo que no nos hemos sacrificado, muchas veces lo tomamos en vano.
Venimos a Dios esperando recibir algo. Señor necesito sanidad, necesito dinero, necesito que me resuelvas este problema, y esto es bueno, Dios nos oye y nos concede muchas cosas, PERO QUE LE DAMOS NOSOTROS AL SENOR.
La Biblia dice que es mejor dar que recibir, y si ya hemos recibido la salvación que nos ha dado el Señor, el solo nos pide que lo amemos de todo corazón, con toda nuestra alma, y con toda nuestra mente.
María es un ejemplo de vida cristiana en lo que respecta al amor y la consagración que se merece nuestro Señor.
Nuestro amor por el Señor debe tener el “perfume” del sacrificio de amor mas sincero. Cristo es digno de nuestra mejor entrega.
El precio de nuestro sacrificio no es cuanto ofrendamos, ni cuanto tiempo oramos, sino como nosotros mismos nos entregamos ante el.
Dios no nos esta pidiendo que nos lancemos de un puente o algo por el estilo, el nos esta pidiendo aquello que parece tan sencillo, pero que para nosotros es tan difícil entregar, NOSOTROS MISMOS, NUESTRA VIDA, NUESTRO CORAZON Y NUESTRA VOLUNTAD.
MARIA ENTREGO ALGO MUY COSTOSO EN SU TIEMPO, PERO A DIOS NO LO CONMOVIO LO CARO DEL PERFUME, LO QUE A EL LE AGRADO, FUE EL ACTO DE SACRIFICIO Y DESPRENDIMIENTO, DE AMOR INCALCULABLE, QUE NO SE PUEDE EXPRESAR CON PALABRAS, TAN SOLO CON EL CORAZON.
Nuestro Dios no es un dios ordinario, ni común, el es grande, excelso, todopoderoso. A el le gusta lo mejor siempre. Cada vez que hace algo, lo hace totalmente fuera de lo común, y luego quiebra el molde. Así que porque no quebrar el vaso de alabastro que somos nosotros y derramarnos ante el.
Vengamos hoy como María y ofrezcamos ante Dios lo único que tenemos, nuestra voluntad y rindámonos completamente a el, para que el obre en nosotros como el quiera.
Ojala que cuando vengamos a ofrecer nuestro sacrificio a Dios, no nos pase como a Cain, sino como Abel. Dice la Biblia: «Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto aún habla por ella.» (Hebreos 11:4)
A mi Dios no me sano, ni me rescato de un hogar infeliz, o matrimonio con problemas, ni tengo traumas o complejos, ni fui alcohólica ni drogadicta, ni perdida, sin embargo en esos momentos de la vida en que uno se pregunta quien es Dios, quien soy yo, cual es el propósito en mi vida, y al contemplar el cielo, la naturaleza, puede darme cuenta de lo grande y maravilloso que es Dios, y cuando decidí que quería conocerlo el me toco con su poder y su amor y desde entonces me enamore de el, lo amo y a pesar de cualquier cosa no lo podría dejar, eso soy yo, ahora cuanto mas aquellos en que Dios ha hecho algún milagro.
2 Cronicas 7:14 –15. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este lugar…”