Del Lodebar al Palacio

Cuenta la historia que Roberto Bruce fue coronado rey de Escocia en 1306 y reinó hasta 1370. Pero poco después de ser coronado, el rey de Inglaterra envió su ejército a luchar contra él. El resultado de esa guerra se mantuvo indeciso durante algún tiempo. Unas veces vencía Bruce; otras era vencido.

Sin embargo, llegó a una situación en que pareció derrotado definitivamente y se vio obligado a refugiarse en uno de los tres islotes llamados Rathlin (Rathlin O’Birne) que se hallan mar adentro a unos dos kilómetros del Cabo Teelin.

Un día mientras caminaba a través de la isla pensando en que su trono se había perdido para siempre su vista se fijó sobre una araña. La vio luchar mientras trataba de unir su tela en la rama de un árbol. La vio fracasar seis veces hasta que por fin logró su objeto al intentarlo por séptima vez.

Roberto Bruce, que también había fracasado seis veces, al ver cómo aquella araña en el séptimo intento lograba lo que se proponía, sintió que eso era un aviso del cielo. Poco después abandonaba la isla para agrupar a su lado unos 300 hombres que le eran fieles.

Con ellos desembarcó en Carrick y a media noche sorprendió a la guarnición inglesa en el castillo de Turnberry. Enseguida derrotó al conde de Gloucester y siguió triunfando hasta que reconquistó toda Escocia y con ello su trono.

Cuando leí la historia de Mefi-boset mi corazón se animó a desafiar a todos aquellos que hasta hoy han vivido una vida de fracaso y derrota. Pero Dios nos ha dado oportunidades a cada uno y es nuestra decisión aceptarla.

El destino de un rey

David fue ungido para ser rey cuando Saúl todavía estaba en el reinado. Dios le había dado la oportunidad a David de matar a Goliat y eso le abrió unas puertas increíbles. Dios tiene maneras y formas de abrir las puertas cuando están cerradas. Aún puede utilizar a una pequeña araña para despertar en nosotros la inquietud a no detenernos. Dios ha preparado un Goliat para cada uno de nosotros y de esa manera abrirnos las puertas y así movernos al destino que él nos está llamando.

Lo único que David sabía era pastorear ovejas. Sin embargo, tiempo después se encontró en medio de un palacio. Él mismo dijo: «Yo no sé vivir en un palacio. No tengo la gracia ni el porte para vivir en un lugar así».

David era un joven muy humilde y permanecía al lado del rey Saúl porque sabía tocar el arpa y cuando lo hacía, los espíritus malos que atormentaban a Saúl se calmaban. Debes saber que el Enemigo es alérgico a la alabanza del pueblo de Dios.

En ese trayecto, mientras David hacía su trabajo conoció al hijo de Saúl, el joven llamado Jonatán. Desde el momento que se vieron se convirtieron en grandes amigos y sellaron un pacto de profunda amistad. El pacto era entre el hijo del rey y un siervo del rey. Dios le dio gracia a David y se hicieron grandes amigos.

Saúl, que había sido desechado por Dios, estaba peleando en la batalla de Gilboa cuando murió junto a su hijo Jonatán. Para ese entonces Jonatán tenía un hijo de cinco años. Cuando la noticia de la muerte de Saúl y su hijo llegó al palacio, la nodriza que cuidaba al hijo de Jonatán salió corriendo llena de horror y resbaló con el niño en sus brazos. El nombre de ese niño era Mefi-boset y quedó lisiado de sus piernas para el resto de su vida.

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