Dios quiere sanar su vida

Por Fernando Alexis Jiménez
Jamás imaginó que aquél día marcaría una diferencia para siempre en su existencia. El sol brilló con igual intensidad en oriente y el calor se tornó insoportable al mediodía. Los niños corrían a su lado jugando. A lo lejos, la gritería de los vendedores. La ciudad se desenvolvía como por años, con la misma parsimonia.
Lo que hizo diferente ese atardecer fue la visita de Jesús, de Nazaret. Se lo dijeron al oído: “El maestro está aquí”. ¡Cuánto hubiese deseado verlo! Había escuchado tanto de él, se había extasiado al escuchar las descripciones no solo sobre su fisonomía sino sobre sus enseñanzas, que no quería perder la ocasión.


Pero no tuvo que hacer mayor esfuerzo. Fue Jesús mismo quien vivo a él. “Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista.” (Juan 9:6-11).

Dios quiere transformar su existencia

Un pasaje que llama la atención. Sencillo, pero sin duda, impactante. Y revela un hecho que sigue latente hoy: Dios quiere obrar un milagro en su vida. El anhela transformar su existencia.

Segundo, él utiliza métodos que son diferentes en cada persona. Por ejemplo en el relato lo hallamos untando al ciego con lo. ¿Qué tenía que ver el lodo con el restablecimiento del nervio y tejidos ópticos?. Nada, sin duda. Pero Dios tiene su propia forma de obrar.

Un tercer elemento es creer. Ese constituye el eje de toda sanación. La duda debe desecharse. Albergarla en nuestra mente y en nuestro corazón, trae problemas. Levanta una enorme barrera que impide los milagros. La fe implica creer por encima de las circunstancias.

Para concluir, un tercer aspecto. Obedecer. Creer es la antesala de dar pasos en fe. Y cuando creemos que seremos sanos, se abren puertas para el mover extraordinario de nuestro amado Hacedor.

No se desanime, simplemente tenga fe

Es probable que esté orando a Dios por un milagro. Y se ha sentido desanimado. ¡Es hora de que se levante en victoria! No renuncie. El Señor está de su lado. Siga orando. Adelante. Para El nada es imposible.

Ps. Fernando Alexis Jiménez – Website www.demiami.org/mensajesdepoder

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