Dios tiene lo mejor para ti

Sus pensamientos e intenciones son de bien para tu vida. Demuestra que estás dispuesto a verlas cumplidas.
Dios dice vino para darnos vida en abundancia (Juan 10:10). Abundancia significa poseer lo máximo, no tener mucho almacenado Significa tener para satisfacer tus necesidades y más, vivir en tu máximo potencial, según Dios te lo permita. Hay persona millonarias que no tienen lo máximo porque no desarrollan su potencial, no tienen lo principal que es disfrutar la vida que Dios quiere, aquella que te hace sentir pleno y feliz. De nada sirve tener muchos autos si tú solamente puedes manejar uno, así como sólo puedes tener una esposa y dormir en una cama. ¿Para qué quieres diez televisores o celulares? Mejor es vivir a lo máximo de ti mismo con lo que tengas.

Claro que a veces debemos afrontar dificultades, eso no lo podemos evitar, pero siempre debemos creerle a Dios por lo mejor. Su voluntad para nuestra vida es perfecta y santa, por eso es necesario que renovemos nuestro entendimiento y le creamos, tal como dice Romanos 12:2. Sólo de esa forma viviremos al máximo, aprovechando todo nuestro potencial.

Yo vivo según la voluntad de Dios y eso me relaja. Mi esposa se altera cuando yo le digo que se relaje ya que no gana nada con ese nivel de ansiedad. Si yo también me dejo dominar por la ansiedad, se me puede subir la presión y se va a quedar sola. Existen cosas que no puedes arreglar por más que te alteres, así que lo mejor es tranquilizarte.

Hay cuatro elementos que provocan una buena vida. Lo primero es creer que Dios tiene lo mejor para nosotros. La Escritura dice que Su deseo e intención es hacernos bien porque Él es nuestro Padre. Si nosotros, padres humanos, bendecimos a nuestros hijos sin ningún motivo, mucho más desea hacerlo nuestro Señor. Es como si nos dijera: “Mis intenciones son hacerte bien a ti a todas tus generaciones, los levantaré y no los abandonaré nunca, quiero darles lo mejor”. Esa es la razón para tener esperanza. Si Dios quisiera eliminarnos, ya lo hubiera hecho y no existiríamos, pero, Él desea darnos vida en abundancia. Por eso debemos levantarnos y alegrarnos diciendo: “¡Qué rica es la vida, qué maravilloso gozarla!


El segundo elemento para vivir bien es creer que las circunstancia actuales son pasajeras. Yo pasé la mitad de mi vida sufriendo sin Cristo, pero ahora no me muero del susto por cualquier prueba que debo afrontar. Definitivamente a la gente buena también le suceden cosas malas. Lo que necesitamos es paciencia para enfrentar el proceso. Hace poco, superamos una terrible prueba con mi familia. Nuestro hijo de 35 años murió de cáncer y fue extremadamente difícil afrontar la pérdida. Pero en todo momento comprendí que mi Padre Dios nunca nos abandonó, Él hizo lo correcto, nunca dudamos de Su bondad y misericordia, Él fue nuestra fortaleza. No lo comprendía como humano, pero sí como cristiano, porque Su sabiduría me dio entendimiento sobre lo bueno y justo. Siempre debemos decir: “Las circunstancias adversas actuales son pasajeras, lo mejor está por venir”. Dios cumplirá contigo al pie de la letra, no lo dudes.

El tercer elemento es preparar nuestra mente para lo que viene. El fracaso no debe condicionarte. Renueva tu mente y mira siempre hacia delante. Un amigo había fallado al desarrollar cuatro empresas, pero debía continuar intentando con la quinta porque el éxito debe buscarse sin descanso. Debes cambiar tu pensamiento, escuchar y decir lo correcto porque la Palabra de Dios es verdadera. Tu bendición está en las manos de Dios quien actúa de acuerdo a lo que dice. Él es fiel y verá que estás sobre la marcha, actuando bien y esperando lo que te corresponde.

El cuarto elemento para vivir feliz es pedirle a Dios que te convierta en persona de bendición donde te encuentres. Entrégate en tu familia, tu grupo y trabajo. Empieza por lo que puedas dar, ya verás que luego tendrás más en tus manos para ti y para otros.

Convéncete, da el paso de fe, acércate a Dios y comprobarás que Sus intenciones son las mejores. Ábrele tu corazón para que toque tu vida y comienza a obrar en tus pensamientos y acciones. Sólo de esa forma verás el cambio que vendrá tarde o temprano. Pídele que te comparta Sus planes porque anhelas hacer realidad esas buenas y perfectas intenciones en tu vida.

Por: Joe Rosa