Dos Son Mejor Que Uno

Jesús envió a sus discípulos de dos en dos en muchas ocasiones:
1. Cuando envió a los 12 a predicar.
2. Después, cuando envió a los 70 a predicar.
3. En varias oportunidades envió a dos de sus discípulos a ejecutar órdenes, como cuando fueron por el burrito y cuando prepararon el aposento alto para la última cena.

En la iglesia primitiva vemos que los primeros discípulos también iban de dos en dos:

1. Pedro y Juan, sanando al enfermo en el templo y ante el concilio.

2. Pablo, predicando junto a Bernabé en su primer viaje misionero.

3. Pablo, luego que se separó de Bernabé, siempre estuvo acompañado por Silas o Timoteo.

Dos son mejor que uno

Dice Eclesiastés 4:9-12 que “dos son mejor que uno”. He aquí por qué:

1. “Porque tienen mejor paga de su trabajo”. Dos trabajando juntos son más productivos. Por eso existen las asociaciones, las sociedades y las fusiones entre empresas y bancos.

2. “Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”. Se ayudan y levantan mutuamente. Un ejemplo es la ayuda que se tiene en un equipo deportivo; por muy bueno que un atleta sea, siempre necesitará de alguien que lo apoye como equipo.

3. “También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo?” El mejor ejemplo de esto es el matrimonio: una pareja de esposos viviendo de común acuerdo.

4. “Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”. Hay mayor fortaleza y determinación cuando trabajamos a la par de otro. Aún los policías trabajan en parejas.

Dios dijo del hombre que no tenía pareja: “No es bueno que el hombre esté solo…” (Gn.2:17). Aún a él le hizo una ayuda idónea.

Bendiciones de trabajar en pareja

1. La presencia de Dios habita en la unidad; “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (Mt. 18:20).

2. Dios responde a las oraciones de dos en común acuerdo. “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”. (Mt. 18:19).

3. Victoria sobre el enemigo. “¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiese vendido, y Jehová no los hubiera entregado?” (Det. 32:30).

Caminar de común acuerdo

Dice Amos 3:3 “Cómo andarán dos juntos, si no estuviesen de acuerdo”. Un acuerdo es un encuentro o ensamble con otro; es la unidad de dos personas en una sola voluntad. Si no hay un acuerdo entre los dos, será muy difícil caminar o si lo hacen, será imposible hacerlo juntos.

Caminar con otra persona en el servicio al Señor es cuestión de principios y actitudes correctas. Es el corazón propio el que determina la unidad y compromiso hacia la otra persona. La Biblia nos enseña qué actitudes debemos guardar: Estimar al otro como superior a uno mismo (Fil 2:3-4). Si guardamos esto, no habrá problema en quién manda o quién dirige.

Romanos 12:9-18 señala varios principios, entre los cuales está el amor sincero, la honra y respeto que nos debemos y el hacer el bien sin importar lo que se nos hizo. Guardando esto evitaremos un sinnúmero de problemas.

El acuerdo a la manera de Dios

Mateo 18 nos habla cómo lograr un acuerdo: orando juntos delante de Dios, buscando su voluntad. (Mt 18.19-20). Un acuerdo es encontrar la voluntad de Dios para ambos.

No hay acuerdo si no hay arrepentimiento y perdón. El apóstol Pablo dijo que era necesario que hubiera disensiones para ver quién salía aprobado, al ejercer el arrepentimiento y el perdón. No hay cristianismo si no hay perdón, pero éste no se da si no hay errores.

Para que haya acuerdo, debemos humillamos y volvernos como niños. El orgullo endurece nuestro corazón para buscar la voluntad de Dios. La unidad de la pareja se refleja en el grupo y en la red. Dios bendice donde hay acuerdos.

Algunos pensamientos sobre el trabajo en pareja

No hay “pareja perfecta”; la unidad y comprensión son reflejo de sanas actitudes hacia la otra persona.

La unidad y amistad no es necesariamente el ensamble de dos personalidades que encajen. Dios puede moldear el temperamento de cualquiera y debemos tener un buen corazón para comprender y relacionarnos con otro.

“¿Quién de los dos decide?” Esta es una pregunta que usualmente cruza por la mente. La actitud correcta es estimar al otro como superior y ejercer con responsabilidad mi trabajo. Cuando estamos preocupados por quién manda, muy probablemente tenemos orgullo o deseos de ser el mayor. Recordemos: “quien quiera hacerse el mayor, será vuestro servidor”.

Relacionarnos con otra persona hace que salga a luz lo mejor y lo peor de uno. Por lo que debemos saber dar el enfoque correcto a esto: Dios está permitiendo que seamos formados a través de otro (Pr 27.17).

El ejemplo de Jesús y el Espíritu Santo

El Espíritu anunció varias veces la venida del Mesías a través de profetas, y cuando Jesús vino, habló sobre el derramamiento del Espíritu Santo.

Jesús esperó a que el Espíritu lo llenara para iniciar su ministerio, y éste lo ungió para realizar milagros, maravillas y señales.

Jesús vino al mundo al ser engendrado por el poder del Espíritu, pero dijo que convenía que Él se fuera para que viniera el Espíritu Santo.

Jesús es quien derrama al Espíritu Santo y Él lleva al hombre a exaltar a Cristo.

El Espíritu guía al pecador a recibir a Jesús y una vez se convierte, Jesús lo bautiza con el Espíritu Santo.

Ambos hablan lo que oyen decir al Padre.

Ambos interceden por nosotros delante de Dios

Ambos son llamados nuestros consoladores.

Ambos habitan en nuestro corazón.

Apostol: Cash Luna – www.CashLuna.org

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