La proclamación de este mes la encontramos en Isaias 51:2. “Dios me llamo, me bendijo y me multiplico”.
El Señor pone el ejemplo de Abraham y Sara para que fijemos nuestra atencion en la manera como Dios los escogió, y por causa de su obediencia, ellos bendijeron a todas las familias de la tierra.
Debemos ser concientes que los días que vivimos son demasiado dificiles, y que se requiere el esfuerzo de la Iglesia para mantener los ojos abiertos, sin permitir que el letargo y las presiones de las tinieblas de este mundo, adormezcan nuestros sentidos espirituales. Pablo dijo: “La noche está avanzada, y se acerca el día.
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”. Ro. 13:12. La noche es una representación de la obra de las tinieblas; donde antes de que venga Jesús, quien es el lucero de la mañana, cuando todas las cosas se van a esclarecer; la pesades de las tinieblas, serán mucho mas fuertes.
Muchos de los que se consideraban como fieles, van a tropezar, pues la extrategia del enemigo, es nublar los sentidos de la iglesia, para que los que no se han apercibido, sean doblegados por la pesades de las tinieblas que conllevan al letargo. Jesús en la parábola de las diez virgenes dijo: «Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.» Mat 25:5. De las diez virgenes, sólo cinco fueron precavidas y tomaron el suficiente aceite en sus manos, y esto fue lo único que les ayudo en el momento de crisis.
La iglesia tiene que abrir sus ojos, entender el tiempo que estamos viviendo e ir a buscar los perdidos y despertarlos del letargo espiritual en el que se encuentran. Más ¿Qué podra hacer un creyente o una iglesia que aún duerme? Creo que Dios nos está llamando en este momento a que nos despertemos del sueño y anunciemos el mensaje de salvación a aquellos que aún están sumergidos en las tinieblas del pecado.
No debemos esperar a que sea la misma gente la que nos tenga que despertar del sueño como sucedió con Jonás, cuando los marineros le dijeron: «¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.» Jonas 1:6.
Fueron los mismo incrédulos los que tuvieron que levantar a Jonás de su sueño y si ellos no lo hubieran hecho, habrian perecido todos. Como iglesia tenemos que despertarnos, y clamar a Dios, para que Él nos de la gracia y así poder influenciar las naciones con el mensaje de poder.
Poco antes de ascender al cielo el Señor Jesús le dijo a sus discipulos: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”.
Jesús para darnos el poder, primero tuvo que haberlo recibido; y Él lo recibió después de que venció a la muerte; por el Espíritu de santidad que habia dentro de Él. Razón por la cual después de que resucitó le dijo a sus discípulos: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones.» Mat 28:18,19. Jesús nos comisionó como embajadores del Reino de los Cielos.
Cuando mi esposa estuvo como embajadora de Colombia en el Brasil, pude entender con mayor claridad lo que es el concepto de un embajador; pues este debe ser la voz del Gobierno en el país que representa, por tal motivo no puede hablar por su propia cuenta, sino que tiene que transmitir fielmente el sentir del Presidente de su nación.
Jesús nos envió como sus embajadores y la presencia del Espíritu Santo dentro de nuestras vidas, es lo que nos da el derecho legal, aquello que nos da el poder para representarle fielmente en esta tierra.