Rev. Julio Ruiz, Pastor 1 de Pedro 4:5-11 v.8
Introducción: Con mucha razón se ha llamado al león, el rey de la selva. Su sólo rugido provoca estampida en cualquier animal o persona que esté a su alrededor. ¿Ha visto en las películas que se han filmado en el corazón de la selva la cara de asombro de los animales cuando oye el rugir de un león? Es impresionante como corren, pero finalmente algunos de ellos caerá en las profundas fauses de un león hambriento.
Me llama la atención que la Biblia utiliza la figura del león para referirse a dos seres completamente distintos, en naturaleza y propósito: Jesucristo y satanás. A Jesús se le llama el “León de la tribu de Judá”, seguramente para describir la profecía tocante a su descendencia y mesianismo. Cuando Juan tuvo sus visiones en la isla de Patmos, dice que vio un libro escrito por dentro y por fuera
pero sellado con siete sellos. Fue tremendamente conmovido hasta el punto de llorar en abundacia porque no se halló, “ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra” a alguien que pudiera abrir el libro. Pero allí mismo se le mostró quién había vencido y por qué él era digno de abrir el libro y sus sellos. Su nombre: “el león de la tribu de Judá”. Aquí el león representa el poder vencedor, y paradójicamente Jesús fue el cordero inocente. ¿Cuál es la idea? Mientras el león representa el poder, el cordero representa el sacrificio. El secreto del poder de Cristo son Sus sufrimientos. Su majestad se halla en su mansedumbre. Pero cuando a satanás se describe como “león” es todo lo opuesto al Señor Jesucristo. El es el león al acecho. El terrible animal que busca calmar sus instintos a través de las “presas inocentes”. Satanás es el adversario del creyente. Es su oponente principal, por lo tanto es real y su ataque no tiene tregua ni “cesan sus bombardeos”. Al comparársele como “león rugiente” es porque es perverso y salvaje que no selecciona a sus víctimas para devorarlas. Este será nuestro tema para hoy.
ORACION DE TRANSICION: Conozcamos a nuestro adversario el diablo.
I. CONOZCAMOS SU NATURALEZA DESTRUCTIVA v. 8
1. El Diablo posee Orgulloso Absoluto. Cuando Pedro usó la figura del diablo como león, a lo mejor tenía en su mente las características de este fiero animal. Aun en un simple zoológico se puede ver que él sobresale a los demás animales con su caminar erguido, con su terrible belleza y su rugido espeluznante. Esto le hace ser presuntuoso y orgulloso. Cuando buscamos el origen o la naturaleza del diablo, la Biblia nos cuenta que el orgullo fue la causa de su caida. El profeta Ezequiel hace una descripción impresionante una vez que fue creado, así dice: “Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura..Tú querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios..Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad..” (Ez. 28:12-17). Su hermosura despertó el orgullo y esto fue causa de su caida.
2. El Diablo posee Perversidad Absoluta. Cuando Pedro utiliza esta figura tan gráfica, está diciendo que eldiablo no tiene sentimientos que le puedan detener a hacer lo malo. Como león rugiente sale a destruir. Satanás no se va a encontrar con usted y le va a poner a elegir entre lo bueno y lo malo. El no tiene sentido de decencia. No hay en él integridad ni es poseedor de la más mínima virtud. Su conciencia es un mundo de maldad. Se endureció y se cauterizó, lo que no le permite distinguir entre lo malo y lo bueno. Por lo tanto, no hay en el tal cosa como sentimientos de compasión cuando sale con su rugido buscando la presa. Tiene una mente maestra que trabaja sin descanso en preparar todos los planes malvados para destruir al hombre. Si usted lee, oye o ve estas noticias: guerrillas, suicidios, crímenes, hurtos, guerras, hambre, drogas, aborto, infidelidad, homoxesualismo, lesbianismo, agnosticismo y todo lo que rechaza el amor de Dios, allí verá como trabaja esa mente perversa. Porque no hay nada de Dios en su mente.
3. El Diablo posee un Poder Extraordinario . Una de las cosas que no pueden ser ignoradas en nuestra lucha con este adversario, es la que tiene ver con su poder. Es cierto que él no es omnipotente pero satanás es poderoso. Es verdad que un león puede enfrentarse a otro animal parecido a él o más grande, pero todos ellos le tendrán miedo y respeto. Satanás retiene su poder a pesar de su caida. Los demonios que comanda tienen mucho más poder que el hombre. Pedro lo define como nuestro adversario, y de un enemigo no se puede confiar. La Biblia habla de él como la “ serpiente antigua”. Ninguna cosa es tan temida que los cormillos de una serpiente venenosa. He visto a hombres encorvarse por el terrible dolor que causa su mordedura. La Biblia le llama “Apolión” para describir su fuerza. También le llama “Beelzebú”, “dios de este mundo”, “príncipe de la potestad del aire” y “ángel del abismo”. Tanto es su poder que cuando Miguel se disputaba el cuerpo de Moisés (sería interesante saber por qué satanás quería ese cuerpo) con él, no entró en un debate abierto, sino que dijo: “El Señor te reprenda”. En esto es bueno reflexionar, ¿si un ángel de la magnitud de Miguel no entró en pelea con satanás, podremos hacerlo nosotros? Pero su poder es relativo, de allí que el no triunfará para siempre. La muerte de Cristo le venció y le exhibió públicamente. Ciertamente él es nuestro adversario, pero podrá estar bajo nuestros pies y finalmente irá al infierno, su lugar final.
II. CONOZCAMOS NUESTROS RECURSOS PARA RESISTIRLO v.9.
¿Se ha dado cuenta que la Biblia cuando habla de nuestra defensa contra satanás se refiere a resistirlo y no tanto a atacarlo? La naturaleza de este adversario sugiere, que tanto su poder, como por ser un enemigo derrotado, la pelea debe plantearse desde una posición de victoria, resistiendo sus ataques. Cuando Pablo habló del arma de defensa contra el enemigo, utilizó “el escudo de la fe” y esto es lo mismo que recomienda Pedro al hacerle frente a sus ataques. En este mismo contexto podemos esgrimir nuestras propias armas. Pedro recomienda usar los recursos necesarios para resistirlo.
1.Manteniéndonos bajo Autoridad Espiritual. v. 5. Pedro exhortó a los jóvenes a mantenerse bajo autoridad espiritual, especialmente la que tenía que ver con los “ancianos”. Este término se aplicaba no sólo a una persona avanzado en en edad, sino a alguien que poseía una autoridad espiritual dada por Dios; fuera pastor, diácono o algún otro lider. Y esta recomendación no sólo fue a los jóvenes sino para toda la iglesia, así dice el texto: “..y todos, sumisos unos a otros”. El principio de rebelión está en el corazón del “león rugiente”. El no quizo estar bajo la autoridad de su Creador. No quizo vivir en el Paraiso y se hizo acreedor de vivir en el infierno con todos sus seguidores por la eternidad. Todo el que rechaza la autoridad espiritual está bajo la misma actitud de nuestro adversario. Pero todos los que se mantienen bajo la autoridad espiritual, “revestíos de humildad”, serán levantados por Dios, pues él “da gracia a los humildes”. Este es un recurso poderoso para hacerle frente a nuestro adversario el diablo. Quien vive bajo autoridad espiritual queda libra de la autoridad del diablo.
2. Humillándonos bajo la Mano de Dios v. 6. Me encanta esta figura antropomórfica que Pedro usa al referirse a la “mado de Dios”. Hay manos poderosas en este mundo que esclavizan, que torturan, que matan, que roban y son muchos los que viven físicamente tocados o sicológicamente torturados por tales manos. Son humillaciones degrandantes y de una gran verguenza para nuestra sociedad. Pero la “poderosa mano de Dios” no infunde terror ni miedo sino amor, protección, provisión y hasta exhaltación. Cuando nos humillamos bajo esa mano divina no estamos degradando nuestra personalidad o poniéndola bajo un servilismo que nos anula. Más bien estamos considerando su gran poder para ayudarnos y conducirnos. La humildad la definió un poeta como “la virtud más alta, la madre de todas ellas”. La humildad nos recuerda que no somos dueños de nuestros propios destinos ni capitanes de nuestras propias almas. La humildad y la mansedumbre son la antítesis de la soberbia y el orgullo. Dios resistió la soberbia de satanás y calló. Una persona soberbia está bajo esa mano enemiga. Recuerda lo que nos aconseja Pablo: “ni deis lugar al diablo”. Pero una persona humilde está bajo la mano divina y de esta manera se puede resistir al diablo y huirá de nosotros. El feliz resultado de “humillarse bajo la poderosa mano de Dios”, es que él nos “exhaltará cuando fuere tiempo”. La humillación de Jesús fue el gran secreto de su victoria.
3. Echando toda Ansiedad sobre El. La enfermedad de este siglo se llama “ansiedad”. La falta de un empleo, la falta de salud, la falta de paz, la falta de ser amado, la falta de comprensión, la falta de significado y la falta de Dios produce en mucha gente esta enfermedad. Algunos creen que es el “stress” el causante principal de este mal en el individuo, de allí que hoy abunda cualquier tipo de terapia para traer un relajamiento mental o sicológico. La sicoterapia es el gran negocio de este tiempo y los pacientes que acuden allí aumenta considerablemente. Pero sin tener que forzar la hermeneútica, siento que el causante principal de la ansiedad en las personas, es el adversario a quien le estamos dedicanto tiempo en este mensaje. Su naturaleza y ataque corroboran esto. Vea estos simples ejemplos. El ataca la armonía de una familia. Crea allí una situación de división. La pareja se separa, los hijos son alcanzados por este efecto y en todos los miembros comienza un estado de ansiedad para recuperar lo perdido. Una persona es tentada a tener relaciones fuera del contexto matrimonial; consume el acto, pero después una carga de culpabilidad le invade generando un terrible estado de ansiedad por haber hecho lo malo. ¿Qué decir de los borrachos, los drogadictos, los ladrones u homicidas? La ansiedad es un estado donde convergen las faltas, no solo por la ausencia de las cosas sino también por la presencia de la culpa. La Biblia nos presenta tres casos de ansiedad donde estuvo presente la intervención del adversario. Cuando Eva y Adán cedieron a la oferta del tentador cayeron en el tal estado de ansiedad, que procuraron esconderse de la presencia de su Dios. El tratar de cubrir su desnudez reveló una profunda perturbación interna. El tentador presentó a David una gratificación de sus deseos carnales. Cuando él fue seducido y consumió el apetito de su carne, una profunda ansiedad comenzó a manifestarse en el hombre “conforme al corazón de Dios”. Los salmos 32 y 51 son tremendas revelaciones del ataque de ese “león rugiente”. ¿Qué decir de Pedro? Cuando él habla del diablo como “león rugiente”, seguramente estaría recordando las palabras de Cristo cuando le dijo: “satanás os ha pedido para zarandiaros como ha trigo” (Luc. 22:31b). Después que Pedro negó al Señor, la Biblia lo describe llorando amargamente. Y estos son los resultados del trabajo del adversario. Pero la Biblia recomemienda venir en oración y echar toda vuestra ansiedad sobre El porque “él tiene cuidado de vosotros”. Mientras dejamos que la ansiedad nos domine, damos lugar al adversario e ignoraremos los cuidados de Dios. Pero al echar la ansiedad a Dios, Dios echará de nuestra vdia al adversario.
CONCLUSION: La recomendación que Pedro nos da tocante a nuestro adversario el diablo, es resistirlo. La palabra griega es de “pararse firme en contra”. Entonces nuestra resistencia es pararnos firmes contra sus acechanzas, bajo una fe sólida y no vacilante. La poderosa arma de nuestra fe a través de la oración nos ayudará a “apagar los dardos de fuego del maligno” (Ef. 6:16).