Algunos cristianos tienden a pensar que el apóstol Pablo era un súper humano a causa de sus poderosos escritos y su maravilloso ministerio. Sin embargo, si Pablo no fuera hecho de la misma carne y sangre que nosotros – si él no estuvo sujeto a las mismas tentaciones y pruebas – él no tendría nada que decirle a la iglesia. Todas sus epístolas hubieran sido escritas en vano.
La verdad es, que Pablo escribió muchas de sus cartas durante los tiempos más difíciles de su vida. Él confeso abiertamente a la iglesia en Corinto que él experimentaba tiempos de profundos problemas y angustia mental. “… sino que en todo fuimos atribulados: de fuera, conflictos, y de dentro, temores. (2 Corintios 7:5). Cuando él escribió esto, el gran apóstol estaba en Macedonia, donde el se sentía abatido, ineficaz y totalmente rechazado por la iglesia.
¿Como había llegado Pablo a este punto? Miremos el fondo de su situación. Pablo acababa de escribir su primera epístola a los corintios, una picante reprobación para corregir una situación inmoral en la iglesia. A pesar de que su carta contenía un mensaje difícil, Pablo la había escrito a través de lágrimas y angustia de corazón.
La ocasión para esta carta era por un acto vergonzoso de fornicación que estaba siendo pasado por alto. Pablo le escribió a los corintios: “Ustedes están henchidos de orgullo, rehusando dolerse por ese pecado abierto en sus medios. Ustedes no han juzgado esta situación rectamente. Ustedes debieron poner al perpetrado fuera de su reunión, hasta que vieran verdadero arrepentimiento.” Pablo entonces los instruyo “el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.” (1 Corintios 5:5).
Fue un mensaje fuerte y duro. Y por un tiempo después, Pablo se arrepintió de haberlo enviado (vea 2 Corintios 7:8). Ciertamente, desde ese día Pablo se contristo, preocupándose como los corintios responderían. ¿Mal interpretarían su motivación? O sabrían que él lo escribió en amor, con una preocupación profunda por la dirección que tomaba la iglesia? Mas tarde él les escribió, “No lo digo para condenaros…’ (7:3).
Yo sé como Pablo se sintió. A través de los años, tuve que dar lo que algunos llamarían mensajes duros por instrucción del Señor a través de su Palabra. Después caí sobre mi rostro en angustia, orando, “Dios, ¿me pase de la raya? Tu Palabra dice que no debemos reprender a los justos ni bendecir a los malos. Dime, ¿herí a tus justos con este mensaje?”
Pablo también supo que falsos profetas estaban entrando a la iglesia de los corintios y haciendo que otros ‘despreciaran” sus sufrimientos. De hecho, esta gente estaba diciendo de él, “Si Dios verdaderamente esta con este hombre, entonces ¿por qué todo este reproche vergonzoso se acumula sobre él? ¿Por qué Pablo esta en la prisión? Y ¿como puede cualquier hombre de Dios decir que él ‘desespero de vivir’? No entendemos como un hombre de oración puede ser atacado tan a menudo y llevado tan bajo. Si Pablo tuviera fe de verdad, él no estaría experimentando estos problemas.”
Tales acusaciones todavía son lanzadas a siervos piadosos quienes soportan sufrimientos y reproche. Cuantas veces ha escuchado a un cristiano decir de otro, “¿Debe haber algo malo en su vida para que pase tanto sufrimiento”? En el caso de Pablo, era cuestión de que sus críticos querían cortar su autoridad espiritual.
Aun así, Pablo dijo que no se arrepentía de enviar la carta a los corintios. Al contrario, él instruyó a Tito, su hijo espiritual, a ir a Corinto y explicar el propósito detrás de su mensaje: “Dile al pueblo que los amo y que no deseé dañarlos, sino que esta situación debe ser enfrentada. Entonces encuéntrate conmigo en Troas y dime que tipo de efecto tuvo mi carta.”
había aun mas causa para su espíritu atribulado.
Después de enviar a Tito en su misión, Pablo partió para Troas, deteniéndose de paso en Éfeso. Dios se movió poderosamente a través de Pablo allí, y su predica ungida conmovió a multitudes. Muchos de los que escucharon su mensaje corrieron a su casa para buscar sus libros de ocultismo, luego se reunieron en el centro de la ciudad para quemarlos en una enorme fogata.
Esto molestó a los plateros de Efeso, quienes ganaban la mayor parte de sus ingresos de idear ídolos de la diosa Diana. Repentinamente, ellos vieron su vida hacerse en humo ante sus ojos. Así que se levantaron iracundos contra Pablo, acusándolo de fanatismo religioso y diciendo que él quería destruir su forma de adoración. Las acusaciones incendiaron un disturbio masivo, y Pablo apenas escapo con su vida. Cuando él después escribió que “desesperaba por la vida,” el estaba diciendo de este incidente, “Pensé que me iban a matar.”
No podemos estar seguros de que otra cosa paso en Efeso, porque Pablo no nos cuenta. Todo lo que sabemos es que su experiencia allí le hizo estar “abrumado en gran manera mas allá … que perdimos la esperanza de conservar la vida” (2 Corintios 1:8). Ciertamente, Pablo hablo de ser perseguido, perplejo, abatido en espíritu. Ahora, mientras se dirigía a Troas, el ansiaba ver a Tito, su piadoso hijo en Cristo, quien podía levantar su animo. Pablo podía aliviar su corazón con Tito y conocer el impacto de su carta.
Sin embargo, cuando Pablo llego a Troas, Tito no estaba allí. El espero que su hijo espiritual regresara, pero Tito no llegaba. Mientras tanto, puertas de ministerio se abrieron para Pablo en Troas, pero para este tiempo el corazón del apóstol estaba cansado. Pablo escribe de la experiencia, “Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor, no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi hermano Tito. Por eso, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.” (2:12-13).
Pablo hizo algo que nunca había hecho en su vida, algo contrario a todo lo que predicaba. A pesar de estar ministrando cuando las puertas se abrieron, Pablo se retiro. En lugar de eso, el deambuló inquieto hacia Macedonia. Qué imagen de un soldado de la Cruz herido, el gran apóstol estaba golpeado, desmayando e incapacitado, cayendo en debilidad mental, corporal y espiritual. ¿Por qué? ¿Qué había llevado a Pablo a tal punto? El apóstol mismo explica: “No tuve descanso en mi espíritu, porque no encontré a mi hermano Tito.” El estaba solo, y desesperadamente necesitaba consuelo de alguien.
que Satanás le lanzo a Pablo.
Escucho al enemigo susurrando: “Ya Dios no esta contigo, Pablo. Has sido rechazado por todos en Asia. No queda uno que te respalde. Hasta tu hijo espiritual, Tito ha sido infestado con dudas por tus oponentes en Corinto.
“Acéptalo, Pablo, has perdido tu unción. Considera a Apolos, las predicas del cual atraen a grandes muchedumbres. Todos hacen alarde de cuan efectivo es su ministerio, mientras que tu solo alcanzas a pequeños números. Has comenzado disturbios cuando predicas, y los avivamientos que diriges terminan cerrándose, tal como en Efeso. No eres amado, Pablo, y ya no eres necesitado. Es claro que estas siendo castigado por el Señor. Has contristado al Espíritu Santo de alguna manera, y Dios ha levantado su mano de sobre ti.”
Si has caminado con el Señor en intimidad, tú sabes muy bien lo que Pablo estaba enfrentando. Satanás es el padre de mentiras, y de hecho ahora mismo puede estar mandándote las mismas mentiras que lanzo sobre Pablo: “Eres rechazado por todos. No tienes ministerio, ningún lugar en la obra del reino de Dios. Solo estas tomando espacio.” Eso es del fondo del infierno.
David sabía lo que era ser abrumado por mentiras demoníacas. En el Salmo 140, el escribe de estar en un “tiempo de guerra” tanto físico como espiritual. Este piadoso hombre oro al Señor, “Los malos están reuniéndose continuamente contra mi para hacer guerra. Ellos afilan sus lenguas como una serpiente y se han propuesto derrocar mis caminos. Ellos han puesto una trampa para mi, buscando atraparme” (Salmo 140:1-5, parafraseado).
Pero, a pesar de esta situación, David se regocijo, “Jehová, Señor, potente salvador mío, tu pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla.” (140:7). Aquí esta el testimonio de David, en esencia, “Dios, has cubierto mi mente, protegiéndome de mentiras demoníacas. Poderes infernales han afilado sus lenguas contra mí. Pero tu has cubierto mis pensamientos para que las mentiras de Satanás no derroquen mis entradas y salidas.”
su pueblo en sus tiempo de abatimiento?
¿Cómo trajo el Espíritu Santo consuelo a Pablo? El apóstol mismo nos cuenta: “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito,” (2 Corintios 7:6). Tito llegó a Macedonia con un espíritu refrescante, y de repente el corazón de Pablo se animo. Mientras los dos hombres compartían, una inundación de gozo fluyó por el cuerpo, mente y espíritu de Pablo, y el apóstol escribió, “Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en medio de todas nuestras tribulaciones. (7:4). Pablo estaba declarando, “Aun enfrento problemas, pero el Señor me ha dado lo que necesito para la batalla. El me ha refrescado a través de Tito.”
A través de mis años de ministerio, he visto a hombres y mujeres de Dios llegar a los finales de su fuerza, abatidos y completamente confundidos. Me he angustiado por estos amados hermanos y hermanas en su dolor, pidiéndole al Señor, “Padre, ¿cómo podrán estos siervos tuyos salir alguna vez del hoyo del sufrimiento? ¿Dónde esta el poder que los sacara? ¿Qué puedo decir o hacer para ayudarlos?”
Yo creo que la respuesta se encuentra aquí mismo, en el testimonio de Pablo. Aquí tenemos a un hombre profundamente agotado que ya no era el mismo. Pablo estaba en el momento mas oscuro de su ministerio, tan abatido como nunca estuvo. Pero dentro de cortas horas, el estuvo completamente fuera de ese hoyo oscuro y deleitándose en gozo y alegría. Una vez más, el amado apóstol se sintió amado y necesitado.
¿Cómo sucedió todo esto? Primero, miremos lo que sucedió en Corinto. Cuando Tito llego allí a reunirse con los lideres de la iglesia, el recibió su propio refrigerio glorioso. Un despertar estaba tomando lugar en la iglesia porque ellos habían escuchado la instrucción de Pablo, y ahora Dios los estaba bendiciendo poderosamente.
Si el Señor tan solo hubiera corrido la cortina en ese momento, y le hubiese mostrado a Pablo lo que realmente estaba pasando. Si tan solo el hubiera sido testigo del avivamiento que estaba tomando lugar a causa de su mensaje. El hubiera visto las mentiras de Satanás expuestas y se hubiera recordado que los pensamientos de Dios hacia el eran buenos, que todo era parte de su plan.
Ahora Tito llega a Macedonia con noticias de animo: “¡Pablo, los hermanos en Corinto te mandan su amor! Han quitado el pecado que estaba en sus medios y trataron con los falsos profetas. Ya ellos no desprecian tus sufrimientos sino que se regocijan en tu testimonio.”
Esta palabra refrescante, traída por un querido hermano en el Señor, inmediatamente levanto a Pablo de su hoyo: “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos [me] consoló con la venida de Tito,” (2 Corintios 7:6). ¿Puedes ver los ejemplos aquí? Dios usa gente para refrescar gente. El no mando un ángel para que refrescara a Pablo. El consuelo que este hombre recibió vino a través del refrigerio del espíritu de Tito, quien a cambio refresco el espíritu de Pablo
que aparece a través de la Escritura.
En Hechos 27, Pablo estaba en un barco camino a Roma cuando la nave se detuvo en Sidón. Pablo le pidió permiso al centurión encargado para visitar algunos amigos en la ciudad, y “Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuera a los amigos para ser atendido por ellos.” (Hechos 27:3). Aquí tenemos aun otra instancia donde Dios usa a creyentes para refrescar a otros creyentes.
También vemos esto en 2 Timoteo, donde Pablo le escribe a cierto creyente: “Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó y no se avergonzó de mis cadenas, sino que, cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló.” (2 Timoteo 1:16-17).
Onesíforo también fue uno de los hijos espirituales de Pablo, y amaba a Pablo tan profundamente e incondicionalmente que lo busco en sus sufrimientos. Una vez, cuando Pablo estuvo encarcelado, Onesíforo camino por toda la ciudad hasta que lo encontró. Su única motivación era, “mi hermano esta dolido. El ha sufrido los terrores de un naufragio, y ahora esta siendo zarandeado por Satanás. Tengo que animarlo.”
El ministerio de refrigerio claramente incluye buscar al que esta herido. Escuchamos mucho acerca de poder en la iglesia estos días: poder para sanar a los enfermos, poder para ganarse a los perdidos, poder para vencer el pecado. Pero yo digo que hay gran poder de sanidad que fluye de una persona refrescada y renovada. Depresión, angustia mental o un espíritu atribulado puede causar toda clase de enfermedades físicas, pero un espíritu refrescado y animado – uno que se hace sentir aceptado, amado y necesitado – es el bálsamo sanador necesitado por la mayoría.
Encontramos este ministerio de refrigerio en el Antiguo Testamento también. Cuando David era cazado por el Rey Saúl, el estaba agotado y dolido, forzado a correr día y noche. Durante ese tiempo, el se sintió rechazado por los lideres de Dios y su pueblo. Entonces, en un momento crucial, el amigo de David, Jonatan vino a el: “Jonatan hijo de Saúl se levantó y vino adonde estaba David, en Hores, y lo reconfortó en Dios diciéndole: –No temas, pues no te hallará la mano de Saúl, mi padre; tú reinarás sobre Israel y yo seré tu segundo.” (1 Samuel 23:16-17).
Esta palabra de refrigerio no pudo haber llegado a mejor tiempo para David. Acababa de soportar un horrendo rechazo después de hacer un acto de bondad. David y sus hombres habían arriesgado sus vidas para salvar al pueblo de Keilah, y por un tiempo tomaron refugio allí. No obstante, después, cuando Saúl estaba al acecho, David oro, “Señor, me entregaran esta gente a Saúl?” Dios le contesto, “Si, te rechazaran. Vete del pueblo ahora.”
Los Salmos revelan cuan baja estaba la condición de David en ese tiempo. Su alma estaba abatida y lloraba continuamente, “Dios, ¿dónde estas?” Considera también la dolorosa prueba de Jonatan por su padre malo y poseído. Sin embargo, este piadoso amigo “fortaleció la mano de David en el Señor,” diciéndole, “El Señor esta contigo, David, y aun eres amado en Israel. Quizá no lo sientas así ahora, pero tú vas a ser rey. Tu trabajo solo ha comenzado.”
Eso era todo lo que David necesitaba escuchar – “Dios aun esta contigo” – e inmediatamente su espíritu fue refrescado para seguir adelante. Vemos este ejemplo vez tras vez en las Escrituras: Dios no envía un Ángel ni una visión, sino a un creyente para refrescar a sus amados.
glorioso en nuestras muchas tribulaciones.
Es posible que en medio de nuestras tribulaciones giremos a un vacío sin fe, perdiendo toda esperanza y dándonos por vencidos. Si esto sucede, terminaras amargado y con corazón endurecido, a no ser que enfrentes tu situación con verdad. En efecto, nunca saldremos de nuestros tiempos de confusión y sentimientos de rechazo a no ser que entendamos por que Dios permite estos problemas en nuestras vidas. Estoy convencido que para muchos lectores, esta es la palabra de Dios de sanidad.
Cuando Pablo se sentó a escribir su segunda carta a los corintios, el vio ante el una multitud que enfrentaba las mismas clases de sufrimientos que el. El les dijo, “Yo quiero que sepan, estas aflicciones que estoy soportando tienen todo que ver con ustedes y sus propios tiempos de tribulación.”
“Pero si somos atribulados es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados es para vuestra consolación y salvación, la cual se realiza en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.” (2 Corintios 1:6). Pablo estaba diciéndoles, “Dios esta usando mis pruebas para enseñarme los caminos del consuelo. Así que cuando enfrenten sus propias aflicciones, ustedes sabrán que mis palabras a ustedes tienen poder, porque yo lo he pasado también.”
Fue una maravillosa revelación del Espíritu Santo. Pablo se dio cuento, “Por eso es que Dios ha permitido este zarandeo. El Espíritu Santo va a callar mi alma y me va a sanar a través de esto, para que yo pueda salir a consolar y refrescar a otros en sus tribulaciones. El nos consuela en nuestras tribulaciones, para que podamos consolar y refrescar aquellos que también están soportando tribulaciones, con el consuelo con el cual nosotros también fuimos consolados.”
Hoy hay una avalancha de libros, casettes, y videos acerca de “como enfrentar.” Este mensaje es muy necesitado y muchos materiales hacen cierto bien cuando son enseñados por ministros sinceros y rectos. Pero yo creo que Pablo nos esta tratando de decir: “Las únicas palabras que traen verdadero refrigerio y sanidad perdurable vienen de lo que se ha aprendido de muchas aflicciones y tribulaciones.
Recibí una carta no hace mucho tiempo de una mujer que fue monja quien hoy es una ministro ordenada. Esta mujer tiene 59 años de edad, y después de sufrir un infarto recientemente, cayo en una profunda depresión. Mirando sobre su vida, ella decidió planear su funeral y escribió el siguiente obituario de si misma:
La esposa de nadie. La madre de nadie. Apartada de su familia a partir de su salvación. No ha logrado nada de importancia con su vida. Vivió en pobreza. Una verdadera perdedora ha muerto.” Mi corazón se quebranto cuando leí esto, mientras pensaba sobre lo triste de ir a mi Señor sin nada. Pero un pastor le dio a esta mujer una copia de mi mensaje, “He trabajado en vano,” y ella me escribió, “Hermano David, sus palabras me animaron y refrescaron.”
No se equivoque: Dios usa a la gente para refrescar a otra gente. El ama tanto esta clase de ministerio que el movió al profeta Malaquías a hablar de el como la obra mas necesitada en los últimos días. Malaquías describió como, en su día, el pueblo de Dios se levantaba a través de edificación mutua. “Entonces los que temían a Jehová hablaron entre sí.” (Malaquías 3:16).
¿Cuando sucedió esto exactamente? Las palabras de Malaquías llegaron durante un tiempo de impiedad desenfrenada, cuando el “devorador” había destruido mucho fruto en la tierra. El pueblo de Dios estaba cansado y comenzó a dudar si caminar con el Señor valía la pena. Ellos pensaron: “Nos dijeron que vale la pena servir al Señor, obedecer su Palabra y llevar sus cargas. Pero miramos a nuestro alrededor a los orgullosos y los que están en compromiso, y ellos son los que parecen felices. Ellos persiguen la prosperidad, viven descuidadamente, y disfrutando la vida al máximo.”
El Espíritu Santo comenzó a moverse en Israel, y pronto el temor del Señor vino sobre un pueblo hambriento de Dios. Repentinamente, todos en Israel, joven y viejo, se convirtieron en misioneros de uno a otro. Por el mover del Espíritu, la gente se abrió una a otra, edificándose mutuamente y consolando aquellos a su alrededor.
Estoy convencido que la palabra de Malaquías acerca de este ministerio es una imagen que refleja el día presente. El nos ha dado una imagen del derramamiento del Espíritu Santo en los últimos días, cuando el pueblo de Dios deja de chismosear y quejarse y en vez de eso ministra refrigerio. Esta sucediendo por teléfono, por carta, por email, y cara a cara. Y Dios esta tan complacido con este ministerio, que nos dicen que el esta tomando nota de esto.
Cada palabra pronunciada, cada llamada, cada carta escrita, cada esfuerzo por consolar a los caídos es grabada en un “libro de recuerdos.” Y la Biblia dice que cada uno de nosotros por quien la obra ha sido escrita será precioso para el: “Serán para mí especial tesoro,” (Malaquías 3:17).
Dios ayude a aquellos que se quejan diciendo que no tienen un ministerio o no tienen puertas abiertas al ministerio. Yo digo a tal persona: Quita tus ojos de tu situación y deja de preocuparte de ser acosado. Deja de tratar de agradar a Dios planeando alguna gran obra de sacrificio. En vez de eso, levántate, busca y refresca a tu hermano o hermana.
Se un Tito a alguien que esta abatido en espíritu. Ora para tener un espíritu de Onesíforo, quien busco al herido para llevarle sanidad. Piénsalo: se te ha dado todo el poder del cielo para refrescar a un creyente herido, alguien que necesita la consolación que Dios te ha dado a ti en forma extraordinaria. Si, hay gente que te necesita, y la intención del Señor es que tus consolaciones pasadas lleven refrigerio a otros. Llame a ese alguien y diga: “Hermano/a, quiero orar por ti y animarte. Tengo una buena palabra para ti.”
Por David Wilkerson.
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